En Francia una mina de tungsteno contaminada por asbesto no se volverá a abrir

En Couflens (Ariège, Pirineos franceses) una mina de tungsteno, cuyo mineral contiene amianto, tanto actinolita como tremolita, se operó de 1972 a 1986. En ese momento Henri Pézerat y Annie Thébaud-Mony habían estado luchando con los mineros por el reconocimiento de enfermedades profesionales para algunos de ellos que padecían asbestosis y cáncer. Treinta años después, desde 2015, un proyecto para reabrir esta mina fue apoyado por las autoridades públicas, en particular por Emmanuel Macron, entonces Ministro de Economía e Industria.
 
En octubre de 2016 se otorgó el permiso de exploración a la empresa Variscan-Mines. Durante casi cuatro años, la ciudad de Couflens y un colectivo de asociaciones se movilizaron en contra de este proyecto, llevando varios casos ante el tribunal administrativo de Toulouse.
El tribunal finalmente dictaminó, el 28 de junio de 2019.
Según su comunicado de prensa, "el tribunal considera que, de conformidad con las disposiciones del Artículo L. 122-1 del Código de Minería, es responsabilidad de la autoridad competente, bajo la supervisión del juez del exceso de poder, garantizar que , antes de emitir un permiso exclusivo de investigación, que los candidatos para tal autorización poseen, directa o indirectamente, las capacidades técnicas y financieras que les permitirán realizar el trabajo de exploración y asumir las obligaciones mencionadas en los decretos adoptados para proteger los intereses mencionados en los Artículos L. 161-1 y L. 163-1 a L. 163-9 del Código de Minería".
Por lo tanto, el Tribunal Administrativo de Toulouse señaló la evidente deficiencia de la situación financiera de Variscan-Mines, por lo que es ilusorio llevar a cabo trabajos de exploración minera de una manera que respete la salud de los trabajadores, los residentes y el medio ambiente, porque, según el artículo L. 161 -1 del código minero, citado en la sentencia, "La investigación o las operaciones mineras deben cumplir, de acuerdo con las normas establecidas en el Código Laboral, sobre salud y seguridad en el trabajo, con los requisitos y obligaciones necesarios para preservar la seguridad pública y la salud, la fortaleza de los edificios públicos y privados, la conservación de caminos, la mina y otras minas, las características esenciales del ambiente circundante, ya sea tierra o agua, y más en general, la protección de áreas naturales y paisajes, fauna y flora, balances biológicos y recursos naturales ".
Esta decisión es muy bien recibida por el municipio de Couflans y las asociaciones, con gran alivio.
Más allá del aspecto financiero, sabemos que la mina de Salau presentaba riesgos de lesiones fatales, en particular debido al asbesto, pero también al arsénico y al radón.
Sabiendo que se necesitan décadas para que aparezcan las consecuencias para la salud de la exposición a carcinógenos, si el trabajo de exploración tuviera que continuar, allanando el camino para una posible actividad minera futura, los trabajadores habrían estado expuestos a estos peligros.
¿Cuántos de ellos habrían perdido su salud y luego sus vidas?
Esperamos que, al abandonar los empleos que matan y un proyecto perjudicial para la salud pública y el medio ambiente, desde el nacimiento hasta el río Salat, hasta la comunidad del valle del Haut Salat y más allá, la región de Couserans, desarrollen actividades que sean una fuente de vida para todos.

30 de Junio de 2019

Asociación «Henri Pezerat»
Alcaldía de Couflens
Asociación «Couflens-Salay Deman»
Comité Ecológico «Riégeois»


Nota del traductor, Francisco Báez Baquet:
La concurrencia, en tiempo y lugar, de dos importantísimos factores de riesgo -el amianto, y el radón-, que representan la circunstancia agravante, de un potencial efecto sinérgico, para lo que constituye la patología asbesto-relacionada, con el mayor número de víctimas: el cáncer de pulmón. En esta ocasión, además, con el añadido del arsénico, como adicional factor de riesgo.
La eventualidad de tal combinación de los dos primeros factores, viene siendo últimamente nuestro personal mantra, insistiendo en la conveniencia y oportunidad de una comprobación, que resultaría de fácil y económica implementación, con ocasión de la advertida presencia de amianto, en los túneles, talleres e instalaciones subterráneas, y en las estaciones de parada, en los metros de Madrid, Barcelona, Bilbao y Buenos Aires (Argentina).
 
Fuente: Rebelión - Imagenes: ‪La Vanguardia‬ - ‪Recemsa‬

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