Clamor mundial contra la venta de animales vivos en mercados de Asia

Diversas organizaciones científicas, grupos de defensores de los animales y otras instituciones han emprendido campañas internacionales para pedir que se prohíban los mercados de animales vivos en todo el mundo. El llamamiento se está dirigiendo a las diversas instituciones que conforman el sistema de la Naciones Unidas. En este tipo de mercados se produce la venta tanto de animales vivos como de restos de ejemplares recién sacrificados in situ, listos para ser consumidos por clientes que desean comer carne de especies sacrificadas. Muchos especialistas han señalado a estos mercados húmedos como origen de algunas de las epidemias de los últimos años.

Antonio Cerrillo/ Lorena Farràs

La organización WWF exige el fin de estos mercados para prevenir otra crisis sanitaria, social y económica como la del coronavirus, y apoyará a los gobiernos nacionales que lo deseen con su experiencia técnica y de conservación. Una encuesta realizada en marzo entre 5.000 participantes de Hong Kong, Japón, Myanmar, Tailandia y Vietnam revela que el 82% de los encuestados está extremadamente o muy preocupado por el brote.
La encuesta también concluye que el 93% de los encuestados en el sudeste asiático y Hong Kong apoyaría la acción de sus gobiernos para eliminar los mercados ilegales y no regulados. El gobierno chino ya anunció una prohibición del consumo de animales salvajes el 24 de febrero y ahora la investigación de WWF muestra que los ciudadanos apoyarían acciones similares de carácter permanente de otros gobiernos de la región.
“China ha dado grandes pasos al prohibir la caza, el comercio, el transporte y el consumo de animales salvajes y Vietnam está trabajando en directivas similares”, dijo Christy Williams, directora regional del programa Asia-Pacífico de WWF.
“Otros gobiernos asiáticos deben seguir cerrando sus mercados de vida silvestre de alto riesgo y poniendo fin a este comercio de una vez por todas para salvar vidas y ayudar a evitar que se repita una crisis sanitaria, social y económica como la que estamos experimentando en la actualidad en todo el mundo”, añade.
La organización internacional de protección de los animales Igualdad Animal ha dirigido su petición a Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, a quien reclama la prohibición de estos mercados vivos, especialmente presentes en China, India o Vietnam, entre otro países.
Los mercados húmedos reciben su nombre en parte por el cúmulo de sangre, tripas, visceras, escamas y agua con que se cubre el suelo.
“Los científicos nos dicen que estos mercados son un foco clarísimo de enfermedades”, dice Silvia Barquero, directora ejecutiva de Igualdad Animal.
La campaña, que ha sido lanzada simultáneamente en 8 países, incluye imágenes inéditas grabadas por Igualdad Animal durante investigaciones realizadas en los mercados húmedos de China, Vietnam e India; en ellas se muestran cómo ciervos, mapaches, cocodrilos y perros viven en condiciones insalubres, y sufren deshidratación, hambre y enfermedades.
En estos mercados no regulados se originaron enfermedades como el SARS, y los científicos creen que en uno de ellos comenzó también el Covid-19.
Los animales exóticos y los criados tradicionalmente se mezclan en minúsculas jaulas y recintos infectos, creando el perfecto caldo de cultivo para el desarrollo de enfermedades zoonóticas.
“Los animales han sido transportados a grandes distancias y están amontonados en jaulas. Están estresados e inmunosuprimidos, y excretan cualquier patógeno que tengan en ellos”, dice Andrew Cunninghan de la Sociedad Zoológica de Londres.
“La gran cantidad de personas en el mercado y el contacto íntimo con los fluidos corporales de estos animales crea un caldo de cultivo ideal para la aparición de este tipo de enfermedades”, concluye.
“Los mercados húmedos de animales no tienen cabida en nuestra sociedad y deben cerrarse inmediatamente. No sólo son extremadamente crueles con los animales, sino que las investigaciones científicas han demostrado su conexión con los brotes de enfermedades de origen animal, y demostrado que también son una amenaza global para la salud y la seguridad públicas””, añade Silvia Barquero.
La Fundación Franz Weber, con sede en Suiza -y con una amplia implantación en Europa y América del Sur especialmente–, reclama que la secretaria de la Convención Internacional de Comercio de Especies (Cites) se implique en la protección de estas especies con las que se trafica en los mercados.
Al estallar la crisis del coronavirus, la secretaría de la Cites quiso mantenerse al margen con el argumento de que “las cuestiones relativas a las enfermedades zoonóticas quedan fuera del mandato de la Cites”.
Sin embargo, una carta dirigida a la Cites replica esta postura. En ella se afirma que la Convención “tiene por objeto la protección de ciertas especies de fauna y flora silvestres contra su explotación excesiva mediante el comercio internacional”, recuerda Anna Mulà, de la Fundación Franz Weber.
“Dicho de otro modo -dice la carta-, su papel no es solo regular el comercio, sino también y, de manera muy especial, proteger las especies que forman parte de los ecosistemas naturales de la Tierra. La secretaría parece olvidar que la Cites no es solo un acuerdo comercial, sino que también forma parte del derecho medioambiental internacional”, señala la carta en la que se subraya que la Cites “no puede ignorar su responsabilidad ante una enfermedad zoonótica”.
Christian Walzer, veterinario jefe de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (Wildlife Conservation Society), con sede en Nueva York, felicitó hace unas semana al gobierno chino por su decisión de eliminar temporalmente el consumo como alimento de los animales silvestres en mercados y restaurantes. Sin embargo, deseó que esta media sea definitiva.
“La prohibición de tales ventas ayudará a poner fin a la posibilidad de brotes futuros de enfermedades zoonóticas, como el coronavirus de Wuhan”, dijo.
“Aprendimos esta lección con el brote de otra enfermedad zoonótica, el SARS, en 2002. El patrón seguirá repitiéndose hasta que prohibamos, no solo en China, sino en otros países, la venta de vida silvestre, específicamente para alimentos y en mercados de alimentos”.
“Si el gobierno chino no es capaz de controlar las condiciones higiénicas ni sanitarias en las que se encuentran los animales ni si estos proceden del tráfico ilegal, es mejor que los prohíba de una vez por todas”, opinó Gema Rodríguez, responsable del programa de Especies Amenazadas de WWF.
El director del Zoo de Barcelona, Antoni Alarcón, pone sobre la mesa dos argumentos de peso para defender la prohibición definitiva de estos mercados.
“Más del 60% de las enfermedades infecciosas tienen un origen zoonótico, es decir, proceden de un animal y son siempre animales salvajes, aunque los domésticos pueden actuar de intermediarios”.
Las zoonosis causan millones de enfermedades y muertes cada año.
Por todo ello se considera que las zoonosis transmitidas por animales silvestres podrían representar la amenaza más importante para la salud de la población mundial en el futuro.
El segundo argumento de Alarcon es que “en menos de 20 años hemos sufrido tres pandemias por culpa de la venta de animales salvajes vivos en estos mercados”.
El biólogo se refiere a la Covid-19, el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS) y la gripes aviar (H5N1). Si miramos más atrás, más del 70% de las enfermedades humanas en los últimos cuarenta años han sido transmitidas por animales salvajes. Algunas de ellas tan letales como el ébola o el sida.
Sin embargo, ni Rodríguez ni Alarcon son optimistas al respecto. “Será difícil porque la venta de animales salvajes vivos está muy arraigada en su cultura”, reconoce el director del Zoo. Del mismo modo, la experta de WWF opina que es “una tradición que forma parte de la alimentación y medicina populares, incluso los usan como motivos ornamentales”.
En estos mercados “se pueden encontrar todo tipo de animales”, asegura.
“Los más vendidos son pájaros, murciélagos, reptiles, tortugas, civetas y, por supuesto, el pangolín”, señala Rodríguez.
“Algunos de ellos, como es el caso del pangolín y algunas especies de tortugas, se encuentran en peligro de extinción”, añade la portavoz de WWF.
Se estima que el 20% del comercio ilegal de fauna salvaje corresponde a este mamífero muy preciado por sus escamas y que se cree podría ser el huésped intermediario que permitió el salto del coronavirus de un murciélago a un humano.
“Los mercados de animales vivos, frecuentes en diversos países asiáticos y africanos, son desde un punto de vista ético muy crueles; y desde un punto de vista sanitario, una fábrica de patógenos. Animales salvajes y domésticos de las especies más diversas, desde reptiles hasta pequeños monos, perros o pájaros, se amontonan moribundos, sangrando, defecando unos encima de otros”, dice Marta Tafalla, doctora en Filosofía, profesora de Estética y Ética en la Universidad Autònoma de Barcelona.
“Estamos degradando y destruyendo ecosistemas naturales. Ejercemos una presión insostenible sobre los ecosistemas y la vida salvaje, y favorece que algunos virus puedan saltar a la especie humana. No olvidemos que también el sida y el ébola surgieron de comer animales salvajes”, sostiene.
“La lección es sencilla: el maltrato que causamos a los animales se vuelve contra nosotros. La mayoría de las enfermedades infecciosas que han surgido en las últimas décadas provienen de comer animales. Sociedades que basaran sus dietas en productos vegetales, y que dejaran de ejercer tanta presión sobre los ecosistemas y la vida salvaje, se liberarían de estos terribles problemas sanitarios”, añade Tafalla.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/natural/20200506/48285282802/mercados-de-animales-igualdad-animal-anna-mula-sito-alarcon.html - Imagenesa: (IGUALDAD ANIMAL) - (EP)

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