Chile: ¿Por qué Santiago sigue viéndose contaminado tras un mes semiparalizado?

Si bien varias mediciones reconocen una baja en los niveles de contaminación en la capital, la ciudad sigue exhibiendo su habitual nube negra. Chile es uno de los 25 países más afectados por coronavirus a nivel mundial. Esto ha significado tomar medidas drásticas, para evitar así la propagación del virus, que ya registra 5.972 casos y 57 personas fallecidas. Mirando el vaso medio lleno, estas medidas han traído beneficios desde el punto de vista medioambiental. Según mediciones de calidad del aire en las últimas semanas, ha disminuido el índice de material particulado en Santiago, debido a la cuarentena impuesta en determinadas comunas de la capital. Estas cifras se repiten a nivel mundial. Sin embargo, aún existe smog y contaminación, pese a que parte importante de la ciudad no está activa, totalizando casi un mes de semiparalización.

Raúl Cordero, académico de la Universidad de Santiago y experto en cambio climático, explica que este fenómeno ocurre porque “los índices de contaminación dependen no solamente de las emisiones, sino también de la meteorología, es decir, de la ventilación y las precipitaciones».
Si bien ha disminuido la contaminación debido a la cuarentena, muchas industrias aún continúan en funcionamiento.
Rodrigo Seguel, investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, explica que en la atmósfera existen contaminantes que “son emitidos directamente desde fuentes antropogénicas, llamados primarios (automóviles o industrias) y otros que son formados mediante procesos químicos y físicos, es decir, secundarios (por ejemplo el ozono)”.
«La reducción de las fuentes de contaminantes primarios tiene un efecto directo en la concentración ambiental de dicho contaminante. Es decir, una disminución de fuentes móviles se ve inmediatamente reflejada en los niveles de óxidos de nitrógeno presentes en la atmósfera”, señala Seguel.
«Se ha registrado una baja moderada en las emisiones producto de las restricciones a la movilidad impuestas por la cuarentena, pero si las condiciones meteorológicas son las adecuadas, mantendremos niveles bajos de contaminación durante esta temporada, en comparación con temporadas previas, pero altos respecto al mundo desarrollado”, señala Cordero.
Según Seguel, durante las últimas dos semanas, la reducción de fuentes no ha sido homogénea, lo que ha permitido que algunos contaminantes como ozono y partículas finas no solo mantengan sus niveles acostumbrados para este período del año, sino que aumenten en algunas localidades de Santiago que han estado bajo cuarentena total.
Otro punto a tener en cuenta según Cordero, es que “las restricciones a la circulación impuestas por la cuarentena, afecta mayormente a particulares. Es el tráfico particular el que se ha reducido entre un 30% y un 50 %. Estos vehículos generan precursores de material particulado fino PM2,5. Sin embargo, no se ha restringido la actividad industrial (fuentes fijas), ni tampoco el transporte público. Si se mantienen en este nivel las restricciones, no se espera mayores caídas en las emisiones”.
“Los satélites ya muestran la caída en la contaminación por la cuarentena en Santiago, que es de -30%. Algo menos que lo que se ve en Buenos Aires, pero similar a la que vimos en Norteamérica. El NO2 (dióxido de nitrógeno) resulta del uso de combustibles fósiles (diésel, bencina, entre otros) y es precursor del material particulado fino (PM2.5). Usamos datos del Satélite Sentinel 5 de la ESA», añade Cordero.
“Los satélites ya muestran la caída en la contaminación por la cuarentena en Santiago, que es de -30%. Algo menos que lo que se ve en Buenos Aires, pero similar a la que vimos en Norteamérica. El NO2 (dióxido de nitrógeno) resulta del uso de combustibles fósiles (diésel, bencina, entre otros) y es precursor del material particulado fino (PM2.5). Usamos datos del Satélite Sentinel 5 de la ESA», añade Cordero.
El fenómeno de la contaminación es universal.
Santiago enfrenta problemáticas que están relacionadas con las emisiones del sector transporte, que ocurren a lo largo del año y con las fuentes residenciales concentradas en los meses de invierno, «las que se han visto agravadas por la expansión urbana, por el aumento de la población y por los efectos del cambio climático. Bajo este complejo escenario se deben reducir de forma balanceada todas las fuentes contaminantes relevantes. La reducción de solo una de ellas puede tener efectos nulos para la calidad del aire como se ha visto estos días”, señala Seguel.
Para mejorar los indices de calidad de aire, “se podrían imponer restricciones temporales mayores a la circulación y a las fuentes fijas, como aquellas asociadas a las emergencias ambientales por ejemplo. Sin embargo, la experiencia indica que aún esas medidas tienen un efecto acotado», explica Cordero.
De cualquier manera, aún con las restricciones actuales durante los próximos meses, esta será la temporada más limpia en términos de emisiones que Santiago tendrá en décadas. Esperemos que la meteorología también colabore”, añade el académico de la Usach.

Fuente La Tercera

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