El crossover que no sabías que necesitabas: ¿Qué pasa cuando cruzamos a Borges con la sexta extinción masiva?

El 24 de agosto, se celebró el 125° aniversario del nacimiento de Jorge Luis Borges, autor de El Aleph, El Sur, La Biblioteca de Babel y tantos otros relatos que lo elevaron a la categoría de leyenda literaria mundial. Su obra ha dejado una huella imborrable en la literatura y ha inspirado innumerables novelas, cuentos, series y películas.

Leyendo uno de los grandes cuentos de Borges se hizo inevitable reflexionar sobre los laberintos reales que estamos creando en nuestro jardín global. La pérdida de biodiversidad, una tragedia silenciosa, amenaza con borrar de la existencia a especies únicas e irrepetibles. Rápidamente, estamos entrando en lo que el biólogo Edward Wilson llamó “La era de la soledad”: un mundo donde la vida natural queda simplificada al extremo, llevada su existencia a la dependencia por su valor instrumental. Cada acción y decisión tiene consecuencias profundas, nuestras elecciones hoy afectan directamente en nuestra calidad de vida. Aprovechamos el genio de Borges para comunicar, para hablar de que hay varios porvenires frente a nosotros, ¿Cuál vamos a elegir?

SALIR DE LO INMEDIATO:
"Pensé que un hombre puede ser enemigo de otros hombres, de otros momentos de otros hombres, pero no de un país: no de luciérnagas, palabras, jardines, cursos de agua, ponientes"

Nuestro jardín está frente a senderos que se bifurcan
En 1941 el escritor y cuentista Jorge Luis Borges escribía “El jardín de senderos que se bifurcan”, un cuento donde extendía los límites de la fantasía hacia el campo de una física cuántica que aun no se había desarrollado, explorando la existencia de múltiples líneas temporales que se abren en cada momento del presente. En el relato se habla de “diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan”.
En la actualidad nos encontramos en una encrucijada similar, con múltiples senderos bifurcándose ante nosotros. El sendero que hemos elegido para nuestro jardín global, el único hogar habitable que conocemos, nos lleva hacia una extinción masiva de la vida en la Tierra. Este evento, comparable a las cinco extinciones masivas anteriores en la historia de nuestro planeta, es único porque, por primera vez, está siendo provocado de manera consciente por una sola especie: nosotros. Además, está ocurriendo a una velocidad sin precedentes. Para demostrar que no es una exageración, proporcionamos sólo algunos datos que evidencian la amenaza de ingresar en la llamada “sexta extinción masiva”¹
    •    La proporción de especies evaluadas actualmente amenazadas de peligro de extinción se acerca al millón².
    •    Las acciones humanas han llevado a la extinción al menos a 680 especies de vertebrados desde el siglo XVI³.
    •    La tasa global de extinción de especies ya está en, al menos, decenas a cientos de veces por encima del promedio durante los últimos 10 millones de años y se está acelerando.
    •    Cerca del 40% de las especies de plantas en el mundo está en peligro de extinción⁴.
    •    Se calcula que, con un aumento de 1,5°C en la temperatura global, casi el 90% de los arrecifes de coral podrían estar extintos para el 2050⁵.

      Ejemplo sobre el deterioro de la naturaleza en el mundo.

¿Cómo llegamos a un panorama tan desolador? ¿En qué momento la especie humana se convirtió en un arma de extinción masiva? ¿Es toda la especie, solo una parte de ella, o los sistemas sociales, políticos y económicos disfuncionales los que llevan al planeta a un punto de no retorno? Qué difícil encontrar explicaciones a estas preguntas. Al menos, podemos esbozar algunas ideas basandonos en informes como los de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) y, a partir de ahí, explorar posibles márgenes de acción.
A grandes rasgos, existen impulsores directos e indirectos de la pérdida de biodiversidad⁶. Los impulsores indirectos incluyen el desarrollo económico, las tendencias demográficas, los avances tecnológicos, la gobernanza y las instituciones, así como diversos aspectos socioculturales, como las visiones del mundo y los valores. En otras palabras, hemos construido un mundo sostenido principalmente por tres mitos: el mito del progreso, el mito de la separación de la naturaleza, y el mito de la centralidad humana⁷. Estos mitos han dado lugar a una serie de creencias que estructuran el mundo tal como lo conocemos:
    •    La naturaleza está a nuestro servicio: Hemos desarrollado una relación utilitaria con la naturaleza, viéndola solo como una fuente de recursos a explotar, olvidando su valor intrínseco⁸.
    •    Producir y avanzar, sin importar cómo ni para qué: La producción industrial y agropecuaria, junto con los avances tecnológicos, han ignorado su impacto en la degradación de los sistemas naturales.
    •    Nuestra religión es el crecimiento infinito, con el PIB en su altar: Desde hace más de 50 años, el desarrollo y crecimiento económico han sido la prioridad en la visión occidental del mundo, adoptada de manera acrítica, sin considerar la justa distribución de ese crecimiento⁹.
    •    Todo daño puede ser compensado: Los impactos en la naturaleza se minimizan, externalizan o compensan con dinero.
    •    Seamos más, consumamos más. El efecto derrame llegará a todos: El consumo y el crecimiento demográfico continúan en aumento, exacerbados por una marcada desigualdad en la distribución de recursos. El 1 % más rico de la población emite más del doble de carbono que la mitad más pobre de la humanidad¹⁰.Los multimillonarios generan 3 millones de toneladas de carbono al año, más de un millón de veces el promedio emitido por el 90 % más pobre de la humanidad¹¹
No es de extrañar que todos estos mitos o impulsores indirectos hayan llevado a desequilibrios en los sistemas biofísicos de la Tierra, manifestándose a través de impulsores directos¹². De todos ellos, el que mayor impacto ha tenido en la biodiversidad terrestre y marina es el cambio en el uso de la tierra y los mares. Le sigue la explotación directa de organismos, tanto animales como plantas. Además, la contaminación del aire, los suelos y los océanos mediante emisiones (incluidas las de combustibles fósiles), fertilizantes químicos, plásticos y otras sustancias nocivas, junto con la introducción de especies invasoras exóticas, ya sea de forma accidental o intencional, constituyen las otras dos grandes causas de la pérdida de biodiversidad.

Deterioro de la naturaleza a nivel global con énfasis en pérdidas de biodiversidad.
Dentro de ese popurrí de problemas, uno destaca como el principal. A medida que las temperaturas siguen aumentando más allá de 1.5 y 2 grados, el cambio climático, además de exacerbar los efectos de otros impulsores, emerge como un impulsor clave de pérdida de biodiversidad en este siglo¹³. La pérdida de biodiversidad y el cambio climático se retroalimentan, intensificando los problemas. Por eso, enfatizamos que la crisis ecológica y la climática están profundamente entrelazadas.
Las consecuencias de estos fenómenos impactan directamente en la salud o resiliencia de los ecosistemas, lo que a su vez, impacta en las “contribuciones”, “bienes” o “regalos” (como prefieran llamarlos) que la naturaleza nos otorga. También conocidos como servicios ecosistémicos, IPBES los divide en:
    •    Contribuciones materiales: se refieren a los beneficios físicos que las personas obtienen de la naturaleza, como alimentos y energía.
    •    Contribuciones no materiales: contribuciones intangibles de la naturaleza a las personas. Incluyen aspectos como el goce estético, la inspiración, el sentido de identidad y el arraigo local.
    •    Contribuciones de regulación: son formas en que la naturaleza regula los ecosistemas y el medio ambiente para beneficio de las personas. Incluyen servicios como la polinización, la regulación del clima y la calidad del aire.
Muchas de estas contribuciones no pueden ser reemplazadas por tecnologías o infraestructuras. Incluso aquellas que pueden ser compensadas implican una pérdida para miles de otras especies. Recordemos una vez más que la Tierra, la biosfera, abunda de vida más que humana. A medida que estos servicios disminuyen, también lo hace la calidad de las experiencias culturales, junto con el bienestar y la salud de la humanidad y de las demás especies. Esto provoca una disminución en la calidad de vida que afecta tanto a humanos como a no humanos, aunque de manera desproporcionada. Aquellos que menos han contribuido a la degradación ecológica son, irónicamente, quienes tienen menos herramientas para adaptarse a los daños.
Hasta ahora, hemos centrado nuestra atención en los impulsores y las causas que nos han llevado a la situación actual. Vivimos en una época peculiar: somos conscientes del problema, comprendemos su gravedad y sabemos que las consecuencias no solo afectarán a las generaciones futuras, sino que también impactarán en nuestras vidas. De hecho, ya estamos experimentando algunos de estos efectos.
Popularizado por el escritor y sociólogo Malcolm Gladwell, en el uso cotidiano un punto de inflexión o no retorno es el momento en el que un pequeño cambio provoca una gran diferencia en un sistema. Es decir, un punto de no retorno es un umbral. A nivel planetario, los sistemas complejos como el climático también pueden atravesar puntos de no retorno, cuando un pequeño cambio termina por hacer una gran diferencia y modifica para siempre el destino de ese sistema¹⁴. Es como la gota que rebalsa el vaso, el momento en el que te das cuenta que esa pieza del jenga va a terminar de derrumbar todo, pero ya es inevitable.

Puntos de no retorno globales.
Se han llegado a identificar 26 puntos de no retorno en el sistema climático, abarcando la criosfera (capas de hielo, permafrost y glaciares), la biosfera (bosques tropicales, sabanas, lagos y arrecifes de coral), y el océano y las corrientes atmosféricas. Otros estudios han señalado nueve puntos de inflexión críticos donde el calentamiento global podría desencadenar efectos en cascada irreversibles¹⁵. Una investigación reciente sugiere que incluso un aumento de 0.1°C por encima del umbral de 1.5°C podría incrementar significativamente el riesgo de alcanzar estos puntos de inflexión¹⁶. Es evidente que siguiendo el camino del status quo no hay ninguna luz al final del túnel. Entonces, ¿por qué no logramos cambiar el rumbo?

Nueve puntos de inflexión climáticos en los cuales el aumento de la temperatura podría llevar a partes del sistema de la tierra hacia cambios irreversibles. Fuente: Carbon Brief

Nuestro cerebro, evolucionado para enfocarse en lo inmediato, no está naturalmente inclinado a considerar eventos futuros, especialmente cuando esas consideraciones implican realizar sacrificios en el presente¹⁷. Este fenómeno psicológico, conocido como aversión a la pérdida, describe cómo tendemos a sentir la pérdida con mayor intensidad que la ganancia¹⁸. Así, el costo de actuar ahora para evitar una crisis mayor en el futuro puede parecer más doloroso que las posibles ventajas de la acción. Sin embargo, la necesidad de actuar no se limita a razones ecológicas o económicas. Ya hemos visto cómo las crisis graves pueden alimentar movimientos y fenómenos extremos, monstruos que aprovechan la "oportuncrisis" para su propio beneficio, disfrazándose de soluciones.
Los senderos son múltiples
Este horizonte hacia el que transitamos se forma con visiones del mundo, discursos y prácticas que se reproducen a través de la cultura, educación y sistemas productivos y de consumo. Transicionar de un status quo profundamente insostenible hacia procesos regenerativos, circulares y que disminuyan la desigualdad requiere de emprender un nuevo sendero donde todo, desde la narrativa cultural hasta la lógica económica se rija por nuevas reglas. Para tal fin son útiles los puentes que ofrecen ciertas medidas e innovaciones, muchas de las cuales ya están sucediendo.
Podríamos decir, en línea con el marco de los “3 horizontes de innovación” desarrollado por Bill Sharpe, que existen diferentes tipos de innovaciones capaces de modificar en mayor o menor medida el status quo actual¹⁹. Estas innovaciones actúan como puentes que nos permiten transitar del futuro al que nos estamos precipitando hacia uno al que debemos aspirar. En este sentido, funcionan como una base para las posibilidades visionarias del horizonte deseado.
Fuente: Wahl, D. (2020; p.72)

Imagen: Andrzej Krauze

Lejos de ser utopías, los caminos que se presentan para detener la pérdida de biodiversidad, mitigar los impactos del cambio climático y adaptarnos a sus consecuencias, a la vez que mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas, se entrelazan, se retroalimentan y resultan simplemente necesarios. No se trata de opciones, sino de imperativos. Pero para mantener el misterio, vamos a profundizar en esos horizontes y senderos en la próxima edición dentro de dos semanas.

1 Ceballos, G., Ehrlich, P., Barnosky, A., García, A., Pringle, R., & Palmer, T. (2015). Accelerated modern human–induced species losses: Entering the sixth mass extinction. Science Advances, 1. https://doi.org/10.1126/sciadv.1400253.
2 IPBES (2019): Summary for policymakers of the global assessment report on biodiversity and ecosystem services of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services : P.12.
3 Dirzo, R., Young, H., Galetti, M., Ceballos, G., Isaac, N., & Collen, B. (2014). Defaunation in the Anthropocene. Science, 345, 401 - 406. https://doi.org/10.1126/science.1251817.
4 https://www.theguardian.com/environment/2020/sep/30/world-plant-species-risk-extinction-fungi-earth
5 IPBES (2019): Summary for policymakers of the global assessment report on biodiversity and ecosystem services of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services: P.40.
6 Ibid. P.14
7 Riechmann habla del mito del progreso, de la separación y de la centralidad del ánthropos. (Simbioética: P.36)
8 The Economics of Biodiversity: The Dasgupta Review. (p.310); Tafalla, M. (2021). Filosofia para la crisis ecologica;
9 “En las últimas décadas, la erosión del capital natural ha sido precisamente el medio que la economía mundial ha utilizado para disfrutar de lo que habitualmente se celebra como “crecimiento económico”.The Economics of Biodiversity: The Dasgupta Review: p.5.
10 Heubl, B. (2021). News - Briefing. The Graphic: Local carbon footprints revealed. Engineering & Technology. https://doi.org/10.1049/et.2021.0717.
11 Dabi, N., Maitland, A., Lawson, M., Stroot, H., Poidatz, A., & Khalfan, A. (2022). Carbon billionaires: The investment emissions of the world’s richest people. . https://doi.org/10.21201/2022.9684.
12  IPBES (2019): Summary for policymakers of the global assessment report on biodiversity and ecosystem services of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services (P.40)
13 Ibid. P.13
14  global-tipping-points.org/what-is-a-tipping-point/
15  Mc Kay et al. (2022). Exceeding 1.5°C global warming could trigger multiple climate tipping points
16 Molle et al. (2024) Achieving net zero greenhouse gas emissions critical to limit climate tipping risks. Explicado en Carbon Brief
17 Duhainne, A.Minding the Climate: How Neuroscience Can Help Solve Our Environmental Crisis: P.90.
18 https://www.newscientist.com/article/mg22329820-200-understand-faulty-thinking-to-tackle-climate-change/
19 Desarrolllado en Wahl, D. (2020). Diseñando Culturas regenerativas
Fuente: ¿AHORA QUÉ? - https://www.blogger.com/blog/post/edit/1387791365583552535/6620369117729162692
- Imagen de portada: Imagen: Andrzej Krauze

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