«Ahora o nunca. Entender tu planeta y la urgencia de actuar»

El Resumen para responsables de políticas del Grupo de Trabajo II del IPCC, Cambio climático 2022: Impactos, adaptación y vulnerabilidad, aprobado el pasado 27 de febrero de 2022, como viene siendo habitual llega a conclusiones lapidarias. «La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático constituye una amenaza para el bienestar de la humanidad y la salud del planeta. Si se sigue retrasando la puesta en marcha de una acción concertada a nivel mundial, se agotará el plazo breve —y en rápida disminución— del que disponemos para asegurar un futuro digno.» El informe hace hincapié en adoptar con urgencia las medidas necesarias, inmediatas y más ambiciosas para hacer frente a los riesgos climáticos, con verdadera contundencia y abandonando las medias tintas. En otras palabras, es ahora (o nunca) el momento de actuar. Es necesario un esfuerzo extraordinario de consenso y cooperación internacional para actuar de forma global y local de modo que podamos evitar los peores escenarios en lo que probablemente será la última oportunidad que tenemos de conformar un futuro para toda la humanidad en un planeta medianamente habitable.

Elena Krause

En Nueva ilustración radical Marina Garcés aborda lo que ella llama la “condición póstuma de nuestro tiempo” y escribe literalmente: «junto al hasta cuando se despierta también el impulso del ‘ahora o nunca’, del ‘si no ahora, ¿cuándo?'».
Expresiones como «se nos acaba el tiempo», «puntos de inflexión», «puntos de no retorno», «urgencia climática» o «declaración de emergencia climática» se multiplican por doquier en medios no solo especializados sino también generalistas a medida que avanza este siglo y que la ciencia nos confirma que el clima del planeta está cambiando.
Y en este contexto Ahora o nunca – Entender tu planeta y la urgencia de actuar es justamente el título del ensayo que me ocupa. Un perfecto ensayo escrito desde y para los ciudadanos de las sociedades más opulentas, pero que atesora todas las claves de la buena divulgación científica, un lenguaje asequible, vocabulario sencillo, una clara vocación didáctica y un respeto profundo por la ciencia y el conocimiento. El autor, Xavier Soler Bartomeus, es profesor en la universidad autónoma de Barcelona, doctor en ciencias geológicas y escritor. Y con toda esa trayectoria vital nos traza desde la primera página del libro un viaje por el pasado y por el futuro del planeta y de la humanidad. Como él mismo dice, «un libro nunca cambió el mundo, pero muchos ayudaron a trazar el camino».
En el siglo de las redes sociales y de la inmediatez, en una época en la que nuestras civilizaciones humanas tienen unos niveles de complejidad e interconexión jamás experimentados, nos enfrentamos a desafíos planetarios que pueden transformar radicalmente las condiciones que nos permiten la propia existencia. Y es muy importante entender, en el sentido estricto de esta palabra, para romper las inercias del sistema y actuar. Pero ¿cómo vamos a explicarlo en 140 caracteres? Es imposible abordar la complejidad desde el aforismo, el tuit y la síntesis. Hoy más que nunca se hace necesaria, obligatoria, la divulgación científica en torno a las múltiples crisis ecológicas y sociales que se entrelazan y nos atenazan y este libro es una excelente muestra de esta buena divulgación.
Así pues, el autor hace un recorrido completo y a la par sintético por la historia del planeta, nuestra propia historia y condición hasta llegar a este presente decisivo de translimitaciones ecológicas, de modo que podríamos dividir los capítulos en tres (imaginarios) bloques temáticos.
La gran historia
Cuando un libro hunde sus raíces en la remota historia de la formación del planeta con esa visión sistémica que conecta los hechos del pasado geológico remoto con la vida del presente, podemos decir sin duda alguna que este libro pertenece al campo de la Gran Historia. Y de esta manera, Xavier Soler nos lleva desde la spernova, a la formación del planeta, a la importancia de las placas tectónicas y los fondos oceánicos en la evolución, pasando por Lynn Margulis y su microcosmos —el verdadero centro de la vida en la Tierra— hasta llegar a Gaia. En un recorrido importante porque como él mismo afirma: “La vida y la Tierra han evolucionado juntas durante casi 4.000 millones de años y comprender esta simbiosis es esencial para encontrar nuestro lugar en el sistema sin destruir los mecanismos de regulación que se ha establecido entre ambas”.
En este libro el autor, al esbozar esa historia viviente de la Tierra, aborda un tema central: la enorme complejidad de las interconexiones entre el planeta y la biosfera y a la par, la enorme importancia de la vida —de la biodiversidad— en los ciclos bioquímicos, esos ciclos que impulsan la propia vida. Es imposible abordar un cambio de conciencia, políticas públicas y socioeconómicas tanto a nivel individual como colectivo si esto no se explica y si no se entiende. Y ese es el objeto del primer bloque del ensayo.
Nosotros
Pero como el propio autor afirma también es necesario entendernos como especie, abordar la historia de la humanidad y conocer nuestras propias limitaciones. Aquellas que nos vienen dadas por el sistema socioeconómico del que dependemos, pero también por las limitaciones intrínsecas a nuestra condición de primates. Y por supuesto, resalta, la necesidad de trascender esa narrativa antropocéntrica que nos pone en el centro de la evolución y de la vida en el planeta. Asumir que nuestra tecnosfera ha evolucionado mucho más rápido que nuestra condición de primates. Y abordar con honestidad y realismo nuestros límites antropológicos como especie: nuestra capacidad para la violencia, pero también nuestro portentoso don para la cooperación, el altruismo y la empatía, rasgos esenciales en la construcción de una nueva cosmovisión que, como el autor señala, «fortalezca nuestros vínculos para poder hacer frente al mayor problema que amenaza nuestro futuro».
La emergencia
Y así el autor nos lleva al tercer bloque de capítulos en los que aborda en primer lugar el funcionamiento del clima global como sistema complejo, el papel del ciclo de la materia, el papel de la cinta transoceánica y las terribles consecuencias del calentamiento global. Además, no olvida abordar la responsabilidad que han tenido en esta desidia civilizatoria cosmovisiones tan arraigadas como el creacionismo, la fe en el progreso, el profundo antropocentrismo y una marcada (y preocupante) visión nihilista de la naturaleza del ser humano y del futuro de la humanidad como especie. Y especialmente la negación del cambio climático, destacando en esto la responsabilidad que han tenido los grandes lobbies petroleros que, como nos relata Xavier Soler, de forma criminal y durante décadas no solo han ocultado a la opinión pública la evidencia de los efectos de los gases de efecto invernadero (GEI) en el termostato del planeta, sino que además han financiado e impulsado una atroz campaña de negacionismo que ha calado en la opinión pública, dificultando la asunción y comprensión de las implicaciones que tiene el calentamiento global en nuestras sociedades humanas y para todos los seres vivos. Todo ello reforzado por la enorme resistencia de cada uno de nosotros (añado yo: los que vivimos en este Occidente opulento, el gran responsable histórico del cambio climático) a asumir las implicaciones que tiene descarbonizar la economía para poder amortiguar los efectos de un cambio global y planetario que ya está en marcha.

Ahora o nunca
El 4 de abril volvió a resonar en la prensa la publicación de la tercera parte del VI informe de evaluación del IPCC dedicada a la mitigación del cambio climático. El mensaje sigue siendo el mismo: si no se actúa drásticamente será imposible contener el aumento de la temperatura global. En palabras del codirector de la investigación, Jim Skea: “Es ahora o nunca. Sin esas reducciones en todos los sectores implicados será imposible”.
Ahora o nunca, dos adverbios que aparecen una y otra vez y que resumen la importancia de actuar de forma inmediata para mitigar los efectos del calentamiento global y evitar los peores escenarios. Pero actuar con la necesaria determinación es una cuestión de voluntad institucional que compete no solo al poder político sino también a las distintas instancias socioeconómicas. Contener las emisiones GEI supone en la práctica decrecer y contraer la economía. No obstante, tomar las medidas necesarias para abordar un decrecimiento planificado y una verdadera transición energética a economías más agrarias y solares, desde el punto de vista de la política mundana, es arriesgado e impopular porque afecta a la vida de millones de personas. El crecimiento económico es una trampa estructural que nos envuelve a todos. El cambio ha de venir desde arriba sí, pero debe ser impulsado desde abajo. Así que, en una sociedad individualista, desconectada del planeta y de espaldas a la preciosa complejidad del Sistema Tierra, comprender de qué manera todo está íntimamente interrelacionado se convierte en uno de los asuntos centrales de nuestra época. Es el sustrato necesario (aunque no suficiente) para construir una nueva conciencia que nos constituya, como dice el autor, en agentes de cambio. Y es que una sociedad se define no solo por lo que crea, sino por lo que se niega a destruir, Xavier Soler nos lo recuerda con otras palabras: “no renunciar a nada es renunciar a todo”.
Un libro no cambiará el mundo, pero ilumina el camino. Encontrar las claves para comunicar la complejidad, alumbrar el conocimiento, divulgar son actos esenciales en este siglo de agitación climática. Por eso para “entender el planeta y la urgencia de actuar” se hacen imprescindibles muchos ensayos como este, didácticos, multidisciplinares que abren las puertas de la curiosidad, escritos desde el amor, la fascinación por la Tierra y el asombro. No dejen de leerlo, no dejen de regalarlo.

Fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2022/04/14/resena-de-ahora-o-nunca-entender-tu-planeta-y-la-urgencia-de-actuar/ - Imagen de portada: Casdeiro after Geralt & ELG21 (Pixabay).

 

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