Las muertes por contaminación atmosférica exponen los retos de la industria brasileña

Los municipios situados en regiones de gran actividad industrial registran algunas de las tasas de mortalidad más elevadas de Brasil relacionadas con la contaminación atmosférica, según muestran los datos de una nueva plataforma de monitoreo gubernamental: Varias ciudades que albergan una importante actividad industrial en São Paulo, el estado más desarrollado del país, encabezan la clasificación nacional en Painel Vigiar, lanzada por el gobierno federal en 2024 para supervisar la contaminación y sus impactos en el país.

Thiago Lima

Por ejemplo, São Caetano do Sul, situada en la región industrial ABC Paulista, al sur de la capital del estado, registró 320 muertes directamente atribuibles a la contaminación atmosférica por cada 100.000 habitantes entre 2021 y 2023, mientras que la media brasileña para el periodo fue de 83 por cada 100.000 habitantes. Otras ciudades con índices notablemente elevados son Osasco, Guarulhos y la propia capital, São Paulo, que también se encuentran entre las ciudades más contaminadas del país, según la plataforma World Air Quality.
En Brasil, los mayores emisores de gases de efecto invernadero son las actividades agrícolas y los cambios en el uso de la tierra, que incluyen los incendios forestales relacionados con la deforestación en la Amazonía, y en conjunto representan casi el 80% de las emisiones nacionales. Sin embargo, los datos del Painel Vigiar subrayan que el mayor impacto sobre la salud humana es generado por la contaminación de las industrias. Otros factores, como las emisiones de los sistemas de transporte, también podrían influir en el resultado.
“Yo diría que ambos tipos de contaminación [la de los incendios y la de las industrias] son malos, pero la contaminación industrializada y la del transporte tienen un efecto a largo plazo, es continua”, declaró Ethel Maciel, secretaria de vigilancia sanitaria y medioambiente del Ministerio de Sanidad, que fue la encargada de poner en marcha el panel.
La plataforma contabiliza las muertes asociadas a la contaminación atmosférica, incluidos los casos de cáncer de pulmón, enfermedades pulmonares que afectan a los sistemas circulatorio y respiratorio, así como infecciones de las vías respiratorias inferiores. Entre otros factores, estas afecciones están relacionadas con la exposición a partículas finas conocidas como PM2,5, liberadas por vehículos, procesos industriales, incendios forestales y otras actividades humanas.
Nota: Los municipios con alta actividad industrial se identificaron en base a datos oficiales sobre la contribución de la industria al valor agregado bruto del municipio, así como la clasificación de los cien municipios más grandes por valor agregado bruto en la industria.
Hasta el año pasado, Brasil carecía de una política para abordar el problema. Tras 35 años de debate, el país instituyó finalmente la Política Nacional de Calidad del Aire en mayo, que incluye iniciativas como la creación del panel.
“El monitoreo permite crear políticas públicas”, dijo Maciel, destacando como ejemplo la ciudad de París, que adopta medidas como la restricción de la circulación de vehículos cuando los niveles de contaminación alcanzan niveles críticos. “Todo esto [debe ser] debatido con la sociedad e implementado a través de leyes”, añadió.
Las muertes por contaminación y la tarea de la descarbonización
Un estudio de 2022 publicado en The Lancet mostró que la contaminación atmosférica era responsable de 6,7 millones de muertes en todo el mundo en 2019.
Paulo Saldiva, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y especialista en contaminación atmosférica, explica que la exposición prolongada a la polución puede causar graves daños a la salud. Describe las partículas que se acumulan en el cuerpo actuando como un “tatuaje pulmonar”, extendiéndose por los tejidos y desencadenando una inflamación crónica. “Esto hace que nuestro tiempo biológico corra más rápido”, afirma.
Aunque el sector industrial ha avanzado en la reducción de sus emisiones, la contaminación sigue siendo elevada. Las industrias química, del cemento, el acero, el vidrio, el aluminio, el papel y la celulosa lo tienen más difícil, ya que necesitan utilizar altas temperaturas en los procesos industriales, lo que requiere un mayor uso de energía que se traduce en mayores emisiones.
“Hay sectores que ya han invertido mucho en descarbonización, como el del cemento, y otros que aún deben evolucionar”, afirma Davi Bom tempo, director ejecutivo de Medioambiente de la Confederación Nacional de Industria (CNI).
Un estudio de la Universidad Federal de Río de Janeiro, publicado en 2017, reveló que la contaminación atmosférica en Volta Redonda ―la ciudad que alberga al gigante siderúrgico Companhia Siderúrgica Nacional (CSN), parte del mayor sector industrial del país― supera los límites de la legislación brasileña. Los índices fueron establecidos en 1990 por el Consejo Nacional de Medioambiente (CONAMA), responsable de normalizar la política medioambiental en Brasil.
La autora del estudio, la ingeniera ambiental Náthaly Tonon, afirmó que, siete años después de su publicación, no se han producido avances significativos en Volta Redonda. De hecho, dijo, “se aprecia un recrudecimiento de los problemas de calidad del aire, ya que la contaminación ha llegado ahora a barrios más alejados”.
Según Tonon, CSN tenía hasta septiembre de 2024 para cumplir un acuerdo de ajuste de conducta con el gobierno estatal que le obligaba a modernizar sus equipos para reducir las emisiones contaminantes. Sin embargo, las medidas solo se cumplieron parcialmente, lo que llevó a las autoridades a ampliar el plazo hasta 2026.
Tonon subraya que los contaminantes industriales causan tantos impactos en la salud como en el medioambiente. Entre las afecciones a la salud se incluyen las monitoreadas por el Painel Vigiar, como asma, bronquitis crónica, enfisema pulmonar, entre otras. En términos de impactos ambientales, la contaminación del aire está asociada a la lluvia ácida, al daño a la biodiversidad y a la intensificación del cambio climático.
El ingeniero medioambiental también describió la contaminación del aire como creadora de islas urbanas de calor, además de afectar a la circulación del viento y a los regímenes locales de precipitaciones.

En septiembre de 2024, la ciudad de São Paulo estaba cubierta por un humo negro procedente de los incendios forestales, una de las principales fuentes de emisiones de carbono en Brasil. La ciudad más grande del país también registra una de las tasas más altas de muertes relacionadas con la contaminación (Imagen: Paulo Lopes / ZUMA Press / Alamy)

La eficiencia reduce la contaminación
Venilton Tadini, presidente de la Asociación Brasileña de Infraestructuras e Industrias Básicas, declaró a Dialogue Earth que, para reducir la contaminación industrial, es esencial aumentar la eficiencia del sector, un reto para el que los fabricantes buscan cada vez más soluciones en la innovación digital y la inteligencia artificial. Sin embargo, esto puede tener un efecto secundario: el aumento de la demanda de electricidad.
“Cuanto mayor sea la capacidad de automatización y la eficiencia de su industria, mayor será el consumo energético de los servidores”, explica Tadini.
Explicó que es posible mejorar la eficiencia de una acería adoptando nuevos hornos o modernizando la estructura del tren de laminación, por ejemplo. Sin embargo, estos cambios también exigen más energía a los centros de procesamiento de datos.
Impulsada por los sectores de la inteligencia artificial y las criptomonedas, la demanda mundial de energía  de los centros de datos podría duplicarse de aquí a 2026, según un informe de 2024 de la Agencia Internacional de la Energía.
Bomtempo, de la CNI, destaca que para atender a ese aumento de la demanda de electricidad Brasil necesita planificar la expansión de su capacidad instalada, evitando el uso de centrales térmicas que dependen de fuentes fósiles para generar energía.
La mayoría de los servidores de datos se encuentran actualmente en Estados Unidos y Europa. Esto significa que, para que las industrias brasileñas sean más ecológicas, también tienen que tener en cuenta el consumo de energía de estos servidores internacionales, que suele ser suministrada por fuentes fósiles.
La logística industrial también contamina
La logística en torno a los parques industriales y el transporte de mercancías plantean otros retos al sector. Un informe con datos de 2019 del Foro Económico Mundial destaca que Brasil ocupa el puesto 85 de 141 países en cuanto a la calidad global de sus infraestructuras de transporte. Esta posición refleja sus dificultades para modernizar la logística, lo que compromete sus esfuerzos para reducir la huella de carbono del sector.
Alrededor del 65% del transporte de mercancías en Brasil se realiza por carretera, y la mayoría de los camiones funcionan con combustibles fósiles.
El gobierno brasileño intenta reducir las emisiones del transporte mediante la Ley de Combustibles para el Futuro, que entró en vigor en octubre de 2024. Su objetivo es aumentar el porcentaje de biodiésel ―derivado de aceites vegetales― incluido en los gasóleos hasta el 20% en 2030. Esta mezcla obligatoria está fijada en el 15% para 2025 . Mientras tanto, Brasil lucha por ampliar su red ferroviaria, que se utiliza predominantemente para transportar mineral de hierro.
El experto João Victor Marques, del centro de investigación FGV Energía, cree que la ley es un paso importante para reducir las emisiones del país: “Hacía tiempo que no teníamos una política tan ambiciosa para el mercado de los biocombustibles. Sin duda hay mejoras en la inclusión de nuevas alternativas verdes. En general, la considero una política positiva para reducir las emisiones en la matriz de transporte brasileña”.
En 1989, el CONAMA puso en marcha un programa para controlar la calidad del aire en Brasil. El plan preveía la creación de una red de vigilancia de la contaminación del aire, con equipos para las mediciones, así como estrategias para hacer frente a los episodios críticos. Pero el monitoreo aún no cubre todo el país. El estado de Río de Janeiro cuenta con más de 120 estaciones, seguido de São Paulo, con casi 80 puntos. Sin embargo, en la región norte del país, que alberga el bioma amazónico, no hay ninguna estación de este tipo.
“En el norte de Brasil y en algunos otros estados no hay monitoreo oficial, solo lo que llamamos monitoreo de bajo costo”, explica Helen Sousa, investigadora del Instituto de Energía y Medioambiente (IEMA).
Otro problema importante es que la calidad del aire no se evalúa ni se tiene en cuenta adecuadamente durante el proceso de autorización de nuevas industrias, añadió Sousa: “A menudo no se tiene en cuenta que la zona puede estar ya saturada de altas concentraciones de contaminantes”.
A nivel más general, es probable que las emisiones y los planes de descarbonización de Brasil atraigan la atención mundial este año, ya que el país será la sede de la cumbre climática COP30 de las Naciones Unidas en la ciudad de Belém, en el norte. Brasil ha sido uno de los primeros países en presentar su contribución nacional determinada actualizada (el plan que detalla sus compromisos y objetivos hasta 2035 en el marco del Acuerdo de París), aunque ha tenido una recepción desigual entre los ecologistas, que han expresado su preocupación por su nivel de ambición y por los planes del país para aumentar la producción de petróleo y gas.

Thiago Lima es un periodista brasileño con base en São Paulo especializado en la transición energética. Es licenciado por la PUC-SP y becario de Climate Tracker.
Fuente: https://dialogue.earth/es/polucion/muertes-contaminacion-atmosferica-industria-brasil/ - Imagen de portada: Humo industrial en una planta de etanol en el área metropolitana de Ribeirão Preto, estado de São Paulo, Brasil. Los estudios demuestran que la exposición prolongada a la contaminación puede causar graves daños a la salud, como cáncer de pulmón y muertes prematuras (Imagen: Ricardo Funari / BrazilPhotos / Alamy)

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