Shaka Ponk: las primeras «rockstars» que se retiran de los escenarios por razones ecológicas

Es probable que el nombre Shaka Ponk, normalmente abreviado SHKPNK, no les suene de nada. Pero les aseguro que en Francia los conoce todo el mundo, tras veinte años de carrera musical, muchos hits, videoclips muy bien producidos y una fanbase entregadísima que les garantiza llenar pabellones con hasta 20.000 personas en cada concierto, y eso que se niegan a tocar en estadios para no perder la cercanía con su audiencia. En su reciente tour, agotaron entradas en más de 60 actuaciones, sumando millón y medio de entradas vendidas.

Metello

Foto © Eric Canto https://www.rocksound.fr/, amablemente cedida para su publicación en 15/15\15.

Musicalmente pueden gustar o no, pero eso da igual. A mí personalmente me encantan, y aunque no suelo apasionarme por bandas mainstream y raras veces he acudido a conciertos multitudinarios, cuando supe que iba a ser su última gira vencí mi pereza y me animé a ir a verles en directo, aprovechando que estaba de paso por Marsella.
Ya me había fijado que, entre canciones intimistas, o vacilonas en plan «mira que sexy que soy», tenían también unos cuantos temas engagés: con letras animalistas, antibelicistas, ecologistas y por los derechos LGTBIQ+… Pero vamos, todo dentro de los límites simplistas y muy potables de un repertorio pegadizo y apto para todos los públicos.  Por eso quedé positivamente sorprendido al ver en el escenario la bandera de Sea Shepherd, y que la banda pidiera explícitamente al público dar su apoyo a Paul Watson en su lucha en defensa de las ballenas y los ecosistemas marinos… Aunque eso también podría haber sido anecdótico y quedarse en mero postureo conservacionista.
Un poco después, sin embargo, la formación dedicaba el concierto a todo el público presente (faltaría más) pero sobre todo al ausente: en particular «a las personas activistas que no han podido acudir porque están subidas a los árboles para frenar el avance de una obra inútil y ecocida: la construcción de la autopista A69.» Eso sí que me sorprendió: eso era ya un posicionamiento mucho más radical, que olía incluso a Soulevements de la Terre!
Con todo, la guinda del pastel llegó hacia la última parte de la actuación, cuando el carismático frontman François Charon —conocido por su garrulísimo diminutivo Frah— soltó un llamamiento biocentrista y anticonsumista de este palo (cito de memoria):
Me alegro de que hayáis venido tantos y de las más diversas generaciones… me encanta que allí en las gradas haya varias familias con niños… Es muy importante pasar tiempo de calidad con nuestros hijos… Les estamos dejando en herencia un planeta malherido, y es nuestra responsabilidad enseñarles a cuidarlo y amarlo. Es fundamental que aprendan lo antes posible a darle la debida importancia a la Naturaleza, a la Vida, y no a los objetos. Por culpa de querer acumular objetos, solemos ir siempre con prisas y no prestar atención a nuestros allegados, estamos siempre trabajando y así la felicidad se nos escapa, porque pensamos que seremos felices cuando hayamos comprado tal coche, o que seremos felices cuando hayamos realizado tal viaje, o que seremos felices tras terminar de pagar la hipoteca de la casa… Y de esta manera se nos va la vida… Pero esta noche, señores, esta noche somos Shaka Ponk y os vamos a hacer felices AQUÍ y AHORA!
(ovación entusiasta mientras empieza temazo molón, arranca un pogo salvaje, y posterior stage diving del cantante que se tira de espaldas en la platea abarrotada)

Foto © Nicolas Patault @nicolaspatault, amablemente cedida para su publicación en nuestra revista.

Sí, reconozco que puede parecer un discurso facilón, que recuerda al famoso «tenemos trabajos que odiamos para comprar mierdas que no necesitamos» de la mítica novela/película El Club de la Lucha. Aun así, se notaba que no era hablar por hablar… se notaba que detrás había una conciencia muy clara de la encrucijada en la que nos encontramos, y en ese momento pensé «este pavo ha leído a Aurélien Barrau, y probablemente a Pablo Servigne… esto no es postureo, este es de los nuestros». Había ido al concierto porque llevaba años escuchando sus discos en bucle, estaba flipando por la calidad de la producción, la iluminación, los vídeos… pero tras este discurso todo eso ya me daba igual, ahora me derretía de entusiasmo porque de repente la potencia y la autenticidad del sonido se conjugaba con la potencia y la autenticidad del mensaje.
Volví a casa con mucha curiosidad por saber más sobre las ideas de Frah y Sam (la cantante de color que desde 2010 le acompaña al frente de la banda), pues sus inquietudes y su visión me habían parecido muy afines a las mías. Vi en Internet alguna entrevista, y descubrí algo increíble (con imperdonable retraso, ya que lo venían anunciando desde principios de 2022): el motivo oficial de la disolución de la banda es «porque la industria del espectáculo es insostenible ecológicamente». O sea, esta gente, que cobraba un caché de 150.000 € por una hora de actuación en un festival, abdica de su exitosa vida de rockstars porque le parece incoherente con sus principios. Porque en los conciertos se tiran toneladas de vasos de plástico de un solo uso, y el transporte de miles de personas hacia al evento supone una enorme huella de carbono. ¡Vaya! ¿No es algo digno de una profunda admiración?
Corinne Morel Darleux, en su libro Más vale hundirse con dignidad que flotar sin gracia, cita varios ejemplos de personas que abrazaron este tipo de renuncia como acto de coherencia y dignidad, un tipo de renuncia que es a la vez reapropiación de tu vida, abstención de perpetuar el papel que el sistema espera de ti y deserción del business as usual.
No digo que estos músicos parisinos no tengan la vida más que solucionada, pero saber decir «basta», renunciar a acumular más dinero y más éxito, es algo muy valiente, sobre todo cuando tienes la coartada perfecta: tu voz llevaba a las masas un mensaje muy necesario y una parte del dinero recaudado iba a causas benéficas.

Cartel de la última gira.

Porque esa es otra: aparte de financiar a Sea Shepherd France, SHKPNK acudieron a UNICEF y apadrinaron una campaña de ayuda a los niños de Gaza, a la que aportaron 100.000 €. En una Francia institucionalmente volcada desde el minuto uno con el derecho a defenderse de IsraHell, donde las primeras manifestaciones propalestina fueron prohibidas por «antisemitas», Frah y Sam fueron de los primeros en defender en un debate televisado la obviedad de que, por muy abominable que hubiera podido ser el ataque del 7 de octubre, los niños y niñas de Gaza no son terroristas. Que los niños no son de ningún bando, son simplemente niños y como tales hay que protegerlos.
¡Qué opinión tan naïf! ¿no? Será por eso que no ha sido tomada muy en serio y un año después siguen asesinando menores cada día, ya sea con bombas o por frío y desnutrición, y no solo en Gaza sino también en Cisjordania, Líbano y Siria.
Para SHKPNK, como para el ecofeminismo, hay que poner la vida en el centro. Y eso obviamente supone posicionarse contra todas las guerras, tanto las mediatizadas como las olvidadas. Pero la vida (los gabachos usan más bien la expresión «le vivant», el viviente) incluye a todos los seres vivos, sin distinción. Incluye al reino animal al completo y también al vegetal.
Por ejemplo, en el concierto que hicieron en la plaza de toros de Nîmes, Frah dio un speech —seguido de un catártico ritual colectivo— no solo para pedir disculpas a todos los toros torturados en esa plaza, sino al planeta entero:
No hace falta ir tan alto ni tan lejos, amigos, para encontrar la magia y la belleza… no hace falta inventar nada, para encontrar la magia y la belleza. La magia y la belleza ya están aquí, están ya alrededor de nosotros, solo que se nos escapan, que ya no las vemos. Por ejemplo, la Naturaleza, esta sí que es una magia. Esta es una magia y una belleza que ya no vemos. Por ejemplo, este jodido planeta, esto sí que es una magia y una belleza que ya no vemos. Y cada ser vivo, cada ser vivo es una belleza y una magia que ya no vemos, y que merece nuestro respeto, nuestra benevolencia, nuestra humildad. Cada ser vivo, cada animal, incluso un toro, necesita nuestra benevolencia, nuestra humildad y nuestro respeto. Por cada luz que tenéis encendida hay un toro que merece el respeto, la humildad y la benevolencia, amigos… por cada una de estas luces, somos SHKPNK, y estamos aquí en la plaza de toros de Nîmes para ofrecer un espectáculo que celebre la vida y no la muerte! Entonces por estos toros que han caído aquí, haremos una gran danza, una danza de perdón, una danza circular, para pedir a estos toros, y para pedir a la Tierra, un mísero perdón.
En las redes sociales de Frah, se pueden encontrar un montón de vídeos en los que refleja sus ideas. También ha publicado alguna foto emblemática, como un selfie con Paul Watson y Lamya Essemlali, y otra donde está sentado en su sofá al lado de Aurélien Barrau. Para mí esa foto en particular es mítica… más allá de que confirma mi intuición inicial, es como una manera de cerrar el círculo. El medio y el mensaje, la música y la filosofía. Me dan ganas de hacerme un póster y colgarlo en la habitación. Como si el cantante de Rage Against the Machine se hubiese fotografiado con Ted Kaczynski, o, para hacer un parangón más ibérico, como si el Robe de Extremoduro se sacara un selfie con Jorge Riechmann y Antonio Turiel.
En su entusiasmo biocentrista, Frah se ha juntado hasta con Thomas Brail, un activista que se hizo muy famoso en Francia por sus huelgas de hambre y de sed encaramado en lo alto de árboles que algún macroproyecto amenazaba con talar. Fundador del Groupe National de Surveillance des Arbres (GNSA), Thomas fue y sigue siendo una de las caras más visibles de un movimiento popular dispuesto a la ocupación de espacios naturales (como las ZAD = zonas por defender) con tal de prevenir su destrucción.
Para un artista, hacer apología de la acción directa ecologista no es barato, pues puede cortar el rollo a muchos seguidores… por ejemplo, un hater hizo este comentario a su reel con Thomas Brail: «Para ya con eso de Thomas Brail, no es siendo un criminal como se mejorarán las cosas. Me hartáis los bufones que creéis saberlo todo sobre la sociedad. El vandalismo no ha solucionado nunca nada». Al cual él contesta en otro vídeo:
Para empezar, no es verdad… a veces el vandalismo es una buena solución. De todas formas, hay que puntualizar, querido amigo: Thomas Brail no es un criminal. Está fuera de la ley, que no es lo mismo. A día de hoy, ser un criminal ya no tiene nada que ver con estar fuera de la ley. Te das cuenta de que, visto lo que pasa en este planeta a causa de las derivas de los industriales y los políticos de nuestros tiempos, son más bien los que hacen las leyes, los verdaderos criminales, no? Ya que esas leyes sirven solo para contrarrestar la voluntad de la mayoría, lo cual no es del todo correcto en una democracia… Y debido a que esas leyes sirven cada vez más para favorecer la expansión exponencial de un sistema que está basado en el expolio de los recursos y la desaparición del viviente, pues vaya mierda de leyes, no? Por lo tanto, una de las formas de proteger el viviente y la naturaleza es estando fuera de la ley. Es la única posibilidad que nos queda, en principio, para evitar lo peor y contrarrestar las aberraciones ecocidas que están aconteciendo. La desobediencia. De hecho actuar fuera de la legalidad se ha vuelto un bien de utilidad pública, a causa de los políticos de hoy en día. En este momento de la historia, creo que nuestro deber es resistir. Eh, sí, no lo teníamos previsto, teníamos otras agendas, otros planes en la cabeza… Pero es lo que hay, porque si continuamos todos calladitos, siguiendo las reglas y los dogmas de los políticos y de los industriales de hoy en día, si todos continuamos haciendo como los demás, muy pronto sobre este planeta no quedará ya nadie para hacer lo que sea.
Además el pavo se sube a unos árboles para evitar que los corten: hay vandalismos peores, ¿no? Hay Total Energies, por ejemplo, y el Gobierno que trabaja para Total Energies, que esos sí que son el número uno de los vándalos, ¿no? Al menos en mi opinión…
Y en respuesta a una fan que le reprocha que sus discursos son «culpabilizantes», contesta:
Estamos de acuerdo que la inacción política y la hiperactividad industrial son responsables de la catástrofe en curso, pero si llamo por teléfono a Macron, o a Total Energies, o a McDonald’s, no creo que me vayan a atender. En cambio, estos políticos y estos industriales que se cargan el planeta y nos llevan hacia el apocalipsis, han sido elegidos por la gente, y es la gente quien consume mayoritariamente productos industriales que contaminan, en vez de productos sostenibles. Es un hecho: es gracias a que a la gente se la suda, que políticos como Macron o cadenas como McDonald’s saquean el planeta con total impunidad. Dicho sea de paso, McDonald’s no es un restaurante, un McDonald’s o un Burger King no sirven comida: si comes allí 40 días seguidos, te mueres… ¡en serio! Ningún restaurante hace eso… En fin, por eso no pararé nunca de repetir lo mismo a la gente —ya que a Macron le da igual— a los consumidores, que paren de comprar los productos que ven en los anuncios de la tele, y que boicoteen dentro de lo posible a las industrias no éticas; a las personas influyentes y los medios de comunicación, que paren de prostituirse con las marcas y los patrocinadores, ya que por mucha pasta que les ofrezcan, no compensará nunca el daño sobre la inconsciencia colectiva de sus seguidores y —por trasposición— el daño ambiental que de ello deriva. Y por supuesto, a los electores, que voten a las personas correctas, y los lobbies se caerán. Ves que al fin y al cabo la gente tiene cierta responsabilidad, en todo eso…
Hemos aprendido muchas cosas en este mes de octubre 2023: por ejemplo que proyectos ecocidas como la A69 se van a multiplicar con total impunidad, aunque se haya demostrado que son ecológicamente catastróficos y totalmente inútiles para la comunidad (aparte de para enriquecer a ciertos accionistas, entre los cuales hay unos cuantos financiadores de la campaña electoral de Macron). Ahora la vida es así… Hemos aprendido también que la Agencia para la Transición Ecológica financia Total Energies con nada menos que de 5 millones de euros… Hemos aprendido que el glifosato, en Francia, será utilizado diez años más porque ha sido juzgado ‘sin contraindicaciones’ por una filial pagada por Monsanto. Y sobre todo, y eso lo quiero subrayar porque es muy importante, hemos aprendido que si decidierais manifestaros contra la desaparición del viviente, digamos unas repentinas ganas de protestar frente a la aceleración exponencial del colapso ecológico, pues en ese caso Macron os enviará unos antidisturbios a partiros la cara. Por cierto, queridos antidisturbios, con el debido respeto, que sepáis que al pegar a las personas que se manifiestan para la protección del viviente, en realidad estáis pegando a unos niños, y más exactamente, a vuestros hijos.
Es la gente que ha votado a un tipo que está en guerra contra todos —menos los lobbies y los ultrarricos— y son los medios los que se olvidan de informar a la gente de que la Sexta Extinción Masiva está sucediendo, porque hablar de eso no es rentable. Los periodistas les tienen miedo a sus jefes de redacción, que le tienen miedo a su patronal, que quiere satisfacer a sus accionistas, que quieren complacer a los lobbies y a los políticos que en última instancia son los responsables del ecocidio. Es un círculo vicioso que corrompe a los medios de información transformando a los periodistas en comerciantes, que transforma a los políticos ya no en protectores sino en criminales, y transforma a los industriales en amos y financiadores de ambos. Este círculo vicioso es posible solo porque nosotros, como electores y consumidores, lo permitimos…

Paul Watson (fundador de Sea Shepherd) y Lamya Essemlali (directora de Sea Shepherd France) con Frah y Sam.

En fin, ahora ya conocéis a SHKPNK. Solo les ha faltado invitar a Greta Thunberg a dar un discurso en su último concierto o meter el reloj de arena de XR en la carátula de su último disco. Una pena que ya no vuelvan a tocar. A ver si su huelga de música consigue promover una reflexión seria sobre el estado de las cosas. Ojalá hubiera más artistas que fueran así de conscientes de la dramática situación de este planeta y capaces de lanzar un mensaje tan contundente y con tanta coherencia. Es cierto que ya hay algunos profesionales de la música que se dedican a difundir un mensaje de alarma eco-social, como los ingleses Foals, Oli Frost, o el rapper Xiuhtezcatl… hay incluso algunos, como el músico estadounidense Grey Filastine con la cantante indonesia Nova, que han dejado de hacer giras normales, y ahora se desplazan por el mundo en un velero que es también el escenario de sus performances para concienciar sobre las crisis sistémicas. Más allá de estos artivistas —a medio camino entre artistas y activistas— también existen colectivos como Music Declares Emergency, y un abanico de proyectos como Musicians for Sustainability, Music Climate Pact, ClimateMusic o The Freaks. Al mismo tiempo, cada vez más artistas afirmados dedican algún que otro tema a tratar de la crisis climática (Neil Young, Paul McCartney, Billie Eilish, Lana del Rey, entre otros), y la industria musical se tiñe de verde con iniciativas tipo EarthPerC­ent (una idea de Bian Eno para que una parte de los derechos de autor se destinen a la protección de ecosistemas y mitigación del cambio climático). Aún así, todas estas voces juntas siguen lejos de alcanzar el vuelco cultural que sería necesario, en un mundo donde la mayoría de las estrellas de la música y del deporte sigue considerando el jet privado y el yate de lujo como símbolos del éxito. Sin ahondar en el inquietante contexto político (francés y europeo, pero también de ese País donde la libertad es una estatua): la ventana de Overton ha escorado tan peligrosamente hacia al autoritarismo que cualquier mensaje con algo de sentido común es tachado de extremismo zurdo, al neoliberalismo salvaje se le considera el nuevo baricentro del consenso, mientras el fascismo de pura cepa se ha normalizado como una opinión más, al igual que se blanquean genocidios y golpes de Estado mientras idolatramos a los faraones del oligopolio high-tech.
Siempre que veo un videoclip rodado con coches de lujo, que reitera a la santa trinidad dinero/motores/belleza estandarizada como baremo de la afirmación personal y único valor al que aspirar, me indigno del asco y fantaseo sobre los contenidos que abordaría yo si fuera un cantante famoso. Ahora por fin tengo un ejemplo de banda valiente que se ha atrevido a centrar su discurso en lo que realmente importa. Lo cual es extremadamente necesario, porque la gente que lee libros y asiste a conferencias sobre decrecimiento o cambio climático, lamentablemente, es una minoría. Se ha comprobado que no son los datos los que mueven a las masas, por eso los importantísimos esfuerzos de divulgación científica tienen el alcance que tienen. Y puesto que los políticos padecen de ceguera ecológica (o mala fe institucional), tendría que ser tarea de artistas e influencers, quienes saben tocar las fibras del gran público, trabajar en aras del urgente cambio de paradigma necesario para la conservación de la Vida en la Tierra.
PS: En la actualidad, SHKPNK se dedican al proyecto The Freaks, un colectivo de artistas que ellos mismos fundaron en 2018, comprometidos con la protección del planeta.

Fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2025/01/31/shaka-ponk-las-primeras-rockstars-que-se-retiran-de-los-escenarios-por-razones-ecologicas/ Imagen de portada: Shaka Ponk. Imagen diseñada por Cesare Metello: Velerista apátrida y políglota. Cofundador de la Cofradía de Navegantes Anarquistas. Desde 2020 asentado con su familia en la isla de Flores, Azores, donde han montado una pequeña granja ecológica en aras de promover la soberanía alimentaria local, y un modus vivendi sostenible y resiliente.
        


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