Costas vacías, mares estériles





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Lograr el acceso a las aguas territoriales de numerosos países en desarrollo ha sido uno de los objetivos de la expansión mundial del capital en años recientes. Ese proceso reviste formas diferentes y adquiere distintos nombres, pero el objetivo es obtener ganancias para las grandes empresas. Los acuerdos de colaboración en el sector pesquero permiten a la Unión Europea (UE) mantener su lucrativa industria pesquera y exportar sus problemas de sobrepesca a otras partes del mundo —África, el Caribe, el Pacífico— provocando consecuencias desastrosas para los pequeños pescadores locales. La ue incursiona hoy en aguas asiáticas. Analizamos la situación de los pequeños pescadores de Asia frente al tratado de libre comercio (TLC) propuesto entre la ue y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (asean).
La cámara recorre lentamente una extensa franja de playas de arenas blancas sin urbanización. Chozas de palma de nipa definen el borde de la comunidad costera, una multitud de barquitas descansan en la orilla del mar. Pero en esta pequeña comunidad de pescadores en la zona insular de Mauban, en la provincia de Quezon, Filipinas, la calma desaparece cuando los residentes hablan de sus luchas. La captura cayó abruptamente, obligando a muchos a abandonar la pesca o, en casos más desesperados, a recoger las especies que quedan en el mar luego de la pesca con dinamita y cianuro. La mayoría de los pescadores denuncia que la proliferación de esta práctica ilegal, sumada a la instalación de una central térmica en las cercanías de la zona continental de Mauban, ha dejado a las aguas municipales de la isla casi sin peces. La impunidad es un factor decisivo. Muy esporádicamente se localizan buques de pesca taiwaneses, pero ni la guardia costera local ni las autoridades pesqueras hacen algo al respecto. Los pescadores ven en ello el resultado de la política nacional de acceso casi libre a sus aguas, del arrasamiento provocado por la liberalización de la pesca de la década pasada. Los residentes son desalojados de la zona, mediante un hostigamiento policiaco, militar y legal, porque los planes son transformar la isla en un balneario turístico.
La situación se reitera por toda Asia: las poblaciones de peces disminuyen, los buques extranjeros practican pesca de arrastre en aguas soberanas y diversas formas de “desarrollo” amenazan la subsistencia de las comunidades costeras. La expansión mundial del capital bajo el disfraz del “libre comercio” vuelve realidad cotidiana este modelo de extracción y explotación. La ola de liberalización que recorrió las industrias pesqueras de Asia en las últimas décadas convirtió las aguas territoriales de Filipinas, Tailandia o Indonesia en sitio de pesca industrial accesible a naciones ricas y poderosas, a expensas de los pequeños pescadores locales. Y eso no es todo: con la firma de acuerdos bilaterales de comercio, los países seguirán entregando sus océanos y sitios de pesca.
En 2004, el Comisionado Europeo de Comercio en ese entonces (ahora director general de la OMC), Pascal Lamy, subrayó la importancia de utilizar las “herramientas disponibles” para relacionarse con el resto del mundo. Ponía énfasis en la naturaleza complementaria de las negociaciones bilaterales con respecto a acuerdos multilaterales como la omc, y relanzaba un acuerdo bilateral de libre comercio que se negoció durante varios años entre la ce y la Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Al igual que su competidor, Estados Unidos, la ue quiere mayor liberalización y apertura de las economías de los países en desarrollo a sus corporaciones transnacionales. No obstante, desde el colapso de la omc en Cancún en 2003, parecería como si todo el sistema multilateral de comercio se hubiera hundido, y cuestiones como el acceso a los mercados y las inversiones se negocian ahora sobre bases bilaterales. La ue no puede permitirse ignorar un mercado de inversiones con gran potencial como la asean, hoy dominado por Estados Unidos, Japón y China.
En mayo de 2007, la asean y la ue acordaron dialogar con el objetivo de concluir un TLC en tres años. El TLC propuesto apunta a liberalizar todos los bienes y servicios, eliminando prácticamente todas las formas de protección y obstáculos al comercio de modo que nada se interponga a la inversión extranjera. Con este TLC, la ue planea asegurarse un lugar en la región de la asean, en su visión de una Europa Global, un modelo post-colonial de dominación del mundo a través del libre comercio. La pesca constituye un sector que el TLC procura liberalizar aún más, para abrir el mercado de la asean a productos y tecnologías de la ue, y asegurar el suministro de productos del mar a la ue, y materia prima para su floreciente industria de la acuicultura.
Mientras la ue negocia un TLC con la asean como bloque de países, también realiza negociaciones paralelas con países individuales: Unión Europea-Filipinas, por ejemplo. Mientras por un lado ofrece apoyo financiero para la integración de la asean, por otro amplía ese apoyo a países individuales para que éstos incrementen su comercio con la ue. Algo a tener en cuenta es lo que ocurrió en otras regiones del mundo: el interés de la ue no es tanto promover el libre comercio sino controlarlo.
Enormes intereses en juego en el comercio mundial. En los últimos años, la creciente demanda de pescado y productos pesqueros ha impulsado un aumento de la producción mundial, que alcanzó un récord de 144 millones de toneladas en 2006. Las importaciones y exportaciones combinadas representan 176 mil millones de dólares, dominadas por China, Japón y Estados Unidos. La parte de la ue no es pequeña. Sus exportaciones en 2006, valuadas en 21600 millones de dólares, representan 25% del total mundial (85900 millones de dólares) de ese año. Entre los mayores exportadores del mundo, encabezados por China y Noruega, figuran miembros de la ue: Dinamarca, España y Holanda, con exportaciones por 9600 millones de dólares —44.4% de las exportaciones totales de pescado de la ue (y 11.2% del total mundial). Para la Unión Europea, mantener su industria pesquera es clave para asegurar sus intereses en el comercio pesquero mundial. Sin embargo, sus propios recursos pesqueros experimentan una brusca reducción, lo que ejerce presión en sus 27 países miembros para aplicar cupos sobre ciertas especies y reducir el número de flotas pesqueras. La ue es uno de los mayores mercados de alimentos marinos del mundo; dos tercios de su consumo de productos pesqueros son importados. El consumo anual per capita promedio es de unos 21 kilos. De hecho, la ue figura entre los principales importadores, luego de Japón y Estados Unidos; las importaciones —dominadas por España, Francia, Italia, Alemania, Reino Unido y Dinamarca—alcanzaron en 2007 la cifra de 41 800 millones de dólares, 43.5% de un total mundial de 96 mil millones de dólares. Por supuesto gran parte de las importaciones de la ue provienen de otros países europeos.
En la actualidad, las exportaciones de pescado de la asean a la ue son mínimas, de ahí que algunos gobiernos vean al TLC como oportunidad de aumentar sus exportaciones al mercado europeo. Las exportaciones combinadas de Tailandia y Vietnam alcanzaron tan sólo los 8 600 millones de dólares en 2006, 10% del total de las exportaciones mundiales (en comparación con un 25% de la ue). Si bien el bagre de Vietnam se vende cada vez más en Europa, casi todos los camarones exportados por Tailandia (30% del mercado mundial de camarones) tienen como destino Estados Unidos. La ue podría ofrecer un mercado muy grande para las exportaciones de la industria pesquera de los países de la asean, pero impondría un régimen de reglamentación tan restrictivo que tal vez sólo las grandes compañías podrían cumplirlo.
Para poder exportar a la ue, el país exportador debe tener una legislación de sanidad pública y controles para el sector pesquero, equivalentes a los aplicados en la legislación de la ue. Por supuesto, Lamy se abstuvo de decirle a su público en Yakarta que el esfuerzo por aumentar las exportaciones a la ue implicará grandes pérdidas para los pescadores artesanales y en pequeña escala. En 1997, Bangladesh perdió no menos de 14.7 millones de dólares en el corto plazo, cuando la ue decidió imponer una moratoria de cinco meses a las importaciones de camarones a raíz de que los exportadores de Bangladesh no observaron las normas de seguridad de la ue.
Los verdaderos ganadores de este TLC bilateral entre la Unión Europea y la asean no son, por supuesto, los gobiernos sino las compañías transnacionales, que sonríen en silencio mientras los gobiernos les aseguran el acceso a las aguas territoriales, a mercados lucrativos y a condiciones de inversión ideales.
La UE exporta su problema de sobrepesca. Con sus 90 mil embarcaciones (de un total mundial de 1.3 millones de embarcaciones con cubierta) la ue se ubica entre quienes cuentan con las mayores flotas pesqueras y es en parte culpable de la sobrepesca que provoca la desaparición de las poblaciones mundiales de peces. Se calcula que cerca de 80% de todas las especies que habitan sus aguas territoriales de la ue son víctimas de la sobrepesca. España y el Reino Unido encabezan los países con mayor número de flotas pesqueras fuera de Europa. Algunas estimaciones sugieren que un 60% de la captura desembarcada en la ue proviene de aguas territoriales de otros países.
Durante años la ue intentó aplicar un cupo a la captura de peces y reducir sus flotas activas. Sin embargo, las subvenciones estatales (o “primas de partida”) otorgadas a los propietarios de las embarcaciones se utilizan por los países de la ue sobre todo para pagar el acceso a otras zonas de pesca más que para reducir su flota. Las subvenciones gubernamentales —calculadas entre 15 mil y 20 mil millones de dólares por año— representan un 20% de los ingresos de la industria pesquera mundial y constituyen un factor de promoción del exceso de capacidad y fomentan la sobrepesca. Debido a los acuerdos de asociación pesquera, las flotas europeas pueden pagar el acceso a las aguas territoriales de otros países y explotar sus recursos marinos casi sin restricciones. Esto no sólo permite al gigantesco mercado europeo tener un abastecimiento constante de pescado sino que mantiene activas sus flotas pesqueras industriales. Una asociación de compañías de pesca españolas considera que el pago por el acceso es la clave para preservar la vitalidad económica de la industria pesquera en Europa. En esencia, los acuerdos de asociación pesquera no hacen más que exportar los problemas de la sobrepesca de la Unión Europea a otros lugares.
La ue firmó más de 20 acuerdos bilaterales de pesca, la mayor parte de ellos en África, pero también en el Caribe y el Pacífico. Entre los socios figuran Mauritania, Senegal, Marruecos, Nigeria, Gabón, Cabo Verde, Seychelles, Islas Salomón y Micronesia.
En Filipinas, los grupos de pescadores desconfían del TLC con la Unión Europea. Kilusang Mangingisda (movimiento de pescadores en Filipinas) piensa que el TLC permitirá a los países europeos tener acceso y explotar los recursos marinos de Filipinas y de todo el sudeste asiático.
“Si los buques de pesca europeos obtienen el acceso a las aguas marítimas de Filipinas y la asean, eso intensificará la sobrepesca y perjudicará a las poblaciones de peces, en la medida que no existen reglamentaciones y políticas comunes en materia de pesca a escala regional. Si la asean no aplica una política de pesca común, los buques pesqueros europeos podrían operar en sus aguas casi sin restricciones”, advierte la asociación. Según esos pescadores, las especies muy migratorias como el atún, la macarela o caballa y la sardina, que frecuentemente se encuentran en aguas de países de la asean, sufrirán sobrepesca. El atún y la caballa figuran entre las especies más capturadas del mundo.
Otra asociación, Pamalakaya (Federación Nacional de Pequeños Pescadores de Filipinas) considera que un acuerdo con la Unión Europea es peor aun que el controvertido Acuerdo de Asociación Económica entre Japón y Filipinas (conocido como jpepa por sus siglas en inglés). Este acuerdo abriría totalmente los recursos marítimos de Filipinas a las compañías japonesas, provocando mayor sobrepesca, lo que a su vez tendría un impacto enorme sobre los pequeños pescadores. “Si el Acuerdo de Asociación Económica con Japón es una pesadilla, el pacto de asociación y cooperación entre Filipinas y la ue es una tragedia nacional que pronto afectará a esta nación de pobres y hambrientos. En la confabulación de la mayor traición del siglo, la Unión Europea revela su verdadero objetivo: pasar todo el peso que sufre por su crisis económica y la crisis mundial a los pueblos oprimidos de países como Filipinas”, dice el grupo.
Un mar de beneficios para las empresas. Los TLC representarán cuantiosos beneficios para las grandes compañías pesqueras, y no solamente por las capturas. En momentos en que las existencias de peces decaen en todos los océanos del mundo, la marea mueve hacia la acuicultura, una práctica que tradicionalmente fue manejada en pequeña escala por los pescadores locales. Con los años, el comercio mundial del pescado transformó la acuicultura en una industria gigantesca. Ahora se considera el sector de producción de alimentos con mayor crecimiento mundial. La acuicultura representa cerca de la mitad de los productos pesqueros consumidos en todo el mundo. En 2007 se produjeron 53 millones de toneladas, con un valor de 75 mil millones de dólares. La industria está dominada por una pocas compañías integradas verticalmente, y las empresas europeas son de las mayores.
Un comunicado reciente de la Comisión Europea brinda un esbozo de la dirección que está tomando la ue en la acuicultura mundial. Para la Comisión, el futuro de la industria de la acuicultura europea abarcará “toda la cadena de abastecimiento, en especial productos innovadores y de alto valor que satisfagan las necesidades de los consumidores europeos y extranjeros, y la producción de equipo de alto nivel para la acuicultura”. También argumenta en favor de que la ue invierta en el mercado mundial vendiendo su tecnología y experiencia para ayudar a enfrentar los desafíos de la sustentabilidad y la seguridad sanitaria.
No obstante, aunque se supone que la acuicultura alivie la presión de los océanos, en realidad está contribuyendo de manera creciente a su destrucción. La rápida expansión de la cría de camarón, salmón y otras especies carnívoras de alto valor, como el bacalao, la lubina y el atún, hace que la captura busque ser la base de la producción de alimento industrial en vez de elemento nutricional para las personas. Esto entra en conflicto directo con la seguridad alimentaria local, ya que se necesitan de 2 a 5 kilogramos de captura en el mar, procesada luego como harina y aceite de pescado, para producir tan sólo un kilo de carne de pescado de cría. En 2006, el sector de acuicultura consumió una cifra cercana a 23.8 millones de toneladas de pequeños peces pelágicos (que viven en mar abierto) suministrados en forma de insumos alimenticios, lo que representa cerca de 26% del total de la pesca mundial de captura. De esa cantidad, 3.72 millones de toneladas se utilizan para hacer harina de pescado, 830 mil toneladas para hacer aceite de pescado que se usa en alimentos industriales compuestos, y otros 7.2 millones de toneladas de peces de escaso valor comercial o de descarte se emplean como alimento directo o para la fabricación de alimentos artesanales de la piscicultura.
La tabla 2 muestra las mayores empresas de alimentos del mar de hoy. Su posición les garantiza una gran ventaja sobre sus competidores más pequeños. Esas empresas están detrás de algunas de las actividades de pesca de mayor alcance y más extractivas del planeta.
Para maximizar sus ganancias, esas empresas compran otras más pequeñas y la élite de los grandes actores corporativos de la industria obtiene mayor control. Un TLC calza muy bien en este esquema pues ofrece la oportunidad de subcontratar la producción en otros países e integrar sus diferentes etapas —cultivo, procesado y distribución. Una gran proporción de las granjas piscícolas de Escocia son ahora de la gigantesca multinacional Marine Harvest, la compañía acuícola más grande del mundo y fabricante de otros alimentos de origen animal y parte de la multinacional noruego-holandesa Nutreco. A la vez, una fusión entre los grupos pesqueros noruegos —Cermaq con 60%, Fjord Seafood con el 40% restante, y Domstein con 26% del capital accionario de Fjord— apunta a crear la segunda mayor operación de cría de salmón en el mundo (después de Nutreco). Se prevé que la fusión acumulará 12% del mercado mundial de cría de salmón y 40% del mercado del alimento para criarlo.
Mientras algunas empresas se fusionan para crear compañías más grandes, otras se dedican a comprar cupos. Pescanova, de España, compró la compañía de pesca de arrastre Pesquera Vasco Gallega por su cupo de merluza en Argentina, que viene con las dos embarcaciones de la compañía que trabajan la pesca de la merluza en aguas argentinas. La adquisición es parte de la estrategia de expansión de Pescanova, que comenzó con la absorción de Pescafina, una empresa con dificultades financieras pero que tenía acceso a la pesca en aguas cubanas. Pescanova era dueña de Argenova, un operador argentino de traineras, con 12 buques para la pesca de langostino, merluza negra y calamar. En 2008 Pescanova adquirió Novahonduras sa, por 5 millones de euros, para la cría de camarón en Honduras. Pescanova es uno de los mayores actores de la acuicultura, con inversiones en España (camarón), Chile (salmón), Brasil (tilapia), Portugal (rodaballo) y Nicaragua (camarón), entre otras.
La segunda mayor compañía de Asia, China Fishery Group Ltd., es un ejemplo de la manera en que una empresa integrada verticalmente maximiza sus ganancias. A través de sus subsidiarias, la empresa funciona como una compañía de pesca industrial integrada. Sus actividades comprenden la pesca propiamente dicha, la venta de pescado y capturas marinas, y el alquiler de cupos de pesca no utilizados, así como la producción de harina y aceite de pescado. Sus ventas en 2008 tuvieron un valor de 3 200 millones de dólares, más de un tercio del valor del total de las exportaciones pesqueras de China. Desde el año pasado adquirió Epesca Pisco sac, Pesquera Ofelia srl y Pesquera Mistral sac; es propietaria de una flota peruana de 39 buques de pesca con redes de cerco y ocho plantas procesadoras de harina de pescado.
En sus inicios en 1920, Nippon Suisan Kaisha (Nissui), la empresa que captura la mayor cantidad de pescado en Japón y en el mundo, fue la primera institución nacional de investigación del sector privado dedicada al estudio de la vida marina. Para ampliar la línea de productos marinos de la empresa y conseguir mercados nuevos, Nissui comenzó a formar empresas mixtas con compañías extranjeras durante los setenta, comenzando por compañías de Indonesia, España, Chile y Argentina. Ahora tiene filiales en todas las regiones del mundo. Si bien la empresa se describe a sí misma como una “compañía de alimentos del mar de integración vertical”, también produce, procesa y comercializa productos agrícolas y ganaderos y ha creado una línea de productos farmacéuticos.
Un mar de ironía. Pero mientras las grandes empresas recaudan enormes ganancias con sus actividades, lo que le queda a los pequeños pescadores no es más que costas vacías y mares estériles.
Tailandia puede ser el mayor exportador de camarón cultivado del mundo, pero la cría de camarón ha sido responsable de la conversión masiva de tierras agrícolas fértiles del país (previamente dedicadas a arrozales), que es la principal causa de la contaminación costera. También hay pérdida de diversidad biológica y seguridad alimentaria. En el sur de Tailandia, cerca de la bahía Phang Nga, los residentes locales señalan que, tras la introducción del camarón blanco del Pacífico, las especies locales de camarón usadas para fabricar la pasta de camarón que es parte de su cultura, han desaparecido. Esa especie es promovida por Charoen Pokphand, el gigantesco cultivador de camarón.
Las actividades de pesca en por lo menos cuatro provincias cercanas a Phang Nga atraviesan “reestructuraciones” en el marco del proyecto de gestión de recursos y hábitat costeros (conocido como charm por sus siglas en inglés). Este proyecto es implementado por el departamento de Recursos Marítimos y Costeros, con respaldo financiero de la ue. Incluye crear una red de mercados de pescado y movilizar la producción para exportarla, dentro de un sistema normativo muy estricto. Se regula la cantidad de pescadores por área, que deben registrarse para ser parte de la red de mercados. Ahora, no se puede simplemente pescar y vender el pescado sin pertenecer a la red. Los habitantes de Phang Nga dicen que esto agrega más control a los pequeños pescadores tailandeses.
Vietnam es el octavo mayor exportador de alimentos marinos del mundo y sus ingresos por exportaciones ascendieron a los 4 270 millones de dólares en 2008 (en 2007 estos ingresos sumaron 3 750 millones de dólares). No obstante, su sector de productos del mar está en ruinas porque sufrió a la vez un exceso de oferta y falta de abasto. El auge de la industria de productos del mar vietnamitas desencadenó la colocación de una enorme cantidad de pescado mal reglamentado. Los procesadores no pudieron absorber toda la producción, pese a la proliferación de modernos establecimientos de procesado. Así, numerosos acuicultores entraron en bancarrota, y un 40% de las piscinas para la cría de bagres en la región del delta del Mekong hoy está abandonada. Si bien hubo un aumento reciente de los precios del bagre, pocos acuicultores quisieron retomar su actividad. Muchos de ellos, en especial los criadores de camarón, que sufrieron una serie de cosechas malas, terminaron vendiendo su tierra para pagar las deudas. Según la Asociación Vietnamita de Exportadores y Productores de Alimentos del Mar, las exportaciones vietnamitas seguramente caerán entre 15 y 20% en 2009.
Indonesia tal vez esté entre los países más ricos en recursos marinos, pero éstos son explotados casi sin límites por buques extranjeros. El ministerio de Pesca y Asuntos Marítimos calcula que cada año Indonesia pierde unos 3 200 millones de dólares por la pesca furtiva de Tailandia, China y Filipinas. Una medida estatal de 2007 extiende a más de 20 años la duración de las concesiones al sector privado (que comprende entidades extranjeras) en las zonas costeras y las pequeñas islas de Indonesia, lo que podría legitimar aún más la sobrepesca practicada por intereses comerciales extranjeros.
No se apropian solamente de los mares. Un programa nacional de industrialización de las piscinas camaroneras para 2006-2013, del orden de los 30 millones de dólares y financiado por el Banco Asiático de Desarrollo, ha causado estragos en los humedales y las comunidades ribereñas. Las inundaciones en 12 mil aldeas está ligada a la pérdida de ecosistemas de humedal y manglares provocada por las actividades industriales de la acuicultura. La expansión de las granjas camaroneras en la provincia de Lampung provocó una escasez de peces en toda la costa, obligando a los pescadores locales a pescar en mar abierto, lo que les significó un aumento de los gastos de combustible. Así, no tuvieron más remedio que abandonar la pesca porque las ganancias apenas si cubrían sus costos de operación. En toda Asia la tendencia es la misma.
Las poblaciones de peces de Camboya disminuyen y eso afecta la seguridad alimentaria de las comunidades pesqueras que dependen de ellas. Bangladesh, que se convierte rápidamente en la capital camaronera del mundo, está perturbada por el desplazamiento de comunidades locales y la consiguiente violencia. Miles de pescadores de Malasia sufrieron un enorme desplome en sus capturas pesqueras debido al incremento de la acuicultura y las piscinas instaladas a lo largo de la costa de ese país. Éstas son las realidades que forman el telón de fondo del TLC que la asean quiere negociar con la Unión Europea, y no hay señales de que mejorarán en el futuro cercano. La reciente interrupción de las negociaciones podría ser oportuna, dando tiempo no sólo a que ambas partes retrocedan sino especialmente para que los gobiernos de la asean puedan cuestionarse los méritos de ese TLC.
Paremos el TLC, defendamos a los pequeños pescadores. El incremento del comercio mundial de pescado ha sido el principal desencadenante de la disminución de las poblaciones de peces en todo el mundo. Profundizar la liberalización de las actividades pesqueras para aumentar aún más el comercio resulta, por lo tanto, desacertado, pues podría provocar sobrepesca y a fin de cuentas el colapso de la pesca mundial. Las perspectivas en materia de ganancias son enormes, pero de continuar la concentración de la industria pesquera, la prosperidad seguramente irá a parar a los cofres de unas pocas grandes compañías. Este crecimiento será a expensas de todos esos numerosos pequeños pescadores artesanales cuya supervivencia continúa dependiendo de una biodiversidad marina invaluable pero en vías de rápida desaparición. A medida que pierden sus costas, los pequeños pescadores pierden también sus medios de subsistencia y una opción de futuro.
Es necesario revertir esta tendencia. Todavía es tiempo de actuar en conjunto —pescadores, acuicultores, todos— y parar un TLC entre la Unión Europea y la asean. La suspensión de las negociaciones ofrece la oportunidad de enterrarlo. Las comunidades de pescadores poseen numerosas alternativas en cuanto al manejo de los recursos y la promoción del comercio. No obstante, si no se las protege contra los ataques de las grandes empresas, no tienen opción alguna de sobrevivir.

http://www.grain.org/biodiversidad/?id=469

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