El ejército estadounidense podría colapsar en 20 años debido al cambio climático, según el Pentágono

Según un nuevo informe del Ejército de los EE. UU., los estadounidenses podrían enfrentar un futuro terriblemente sombrío debido al cambio climático que incluiría apagones, enfermedades, sed, hambruna y guerras. El estudio ha revelado que el propio ejército estadounidense también podría colapsar, y señala que todo esto podría suceder en las próximas dos décadas. Los altos funcionarios del gobierno de EE. UU. que han redactado el informe pertenecen a varias agencias clave, incluyendo el Ejército, la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa y la NASA. El estudio insta al Pentágono a prepararse urgentemente ante la posibilidad de que el país pueda ver colapsados sus sistemas energético, de suministro de agua y los alimentarios, debido a los impactos del cambio climático a medida que nos aproximemos al ecuador del siglo XXI.

Nafeez Ahmed

El informe, titulado “Implicaciones del cambio climático para el ejército de EE. UU.”, fue presentado en Washington el pasado mes de mayo por el U.S. Army War College en cooperación con la NASA.
Dicho informe fue encargado por el general Milley durante su anterior función como Jefe de Estado Mayor del Ejército y se puso a disposición del público en agosto a través del Center for Climate and Security, sin recibir mucha atención en aquel momento.
Los dos escenarios más destacados del informe se centran en el riesgo de un colapso de la red eléctrica en “los próximos 20 años” y en el peligro de enfermedades epidémicas. Ambos podrían ser desencadenados por el cambio climático a corto plazo, señala el informe.
El “aumento de las necesidades energéticas” provocado por los nuevos patrones climáticos, como los períodos prolongados de calor, sequía y frío, podría acabar por desbordar “un sistema ya de por sí frágil”.
El informe también advierte de que el ejército de los EE. UU. debe prepararse para nuevas intervenciones en el extranjero en conflictos al estilo sirio, que se desencadenen debido a los impactos relacionados con el clima. Bangladesh en particular se destaca como el país del mundo más vulnerable al colapso climático.
“El desplazamiento permanente de una gran parte de la población de Bangladesh sería una catástrofe regional con el potencial de aumentar la inestabilidad global”, advierte el informe. “Este es el resultado potencial de las complicaciones del cambio climático en un solo país. A nivel mundial, más de 600 millones de personas viven a nivel del mar”.
El aumento de este nivel, que podría superar los 2 metros para 2100 según un estudio reciente, “desplazará a decenas (si no cientos) de millones de personas, creando una inestabilidad masiva y duradera”, añade el informe.
Por lo tanto, los Estados Unidos deberían estar preparados para actuar no sólo en Bangladesh, sino también en muchas otras regiones, como el rápido derretimiento del Ártico, donde el informe recomienda que el ejército estadounidense aproveche sus recursos en hidrocarburos y las nuevas rutas transitables para repeler una usurpación rusa.
Pero sin reformas urgentes, el informe advierte que el propio ejército de EE. UU. podría terminar efectivamente colapsando mientras intenta responder al colapso climático. Podría perder capacidad para contener las amenazas en los propios EE. UU. y podría precipitarse en una “misión fallida” en el extranjero debido a un suministro inadecuado de agua.
Colapso total de la red eléctrica
El informe dibuja el retrato aterrador de un país que se desmoronará en los próximos 20 años debido a los impactos del cambio climático en “sistemas naturales como océanos, lagos, ríos, aguas subterráneas, arrecifes y bosques”.
El informe dice que las infraestructuras actuales en los EE. UU., están lamentablemente mal preparadas: “La mayoría de las infraestructuras críticas identificadas por el Departamento de Seguridad Nacional no están construidas para soportar estas condiciones alteradas”.
Alrededor del 80% de las exportaciones agrícolas de Estados Unidos y el 78% de las importaciones se realizan por vía marítima. Esto significa que los episodios de inundación debidos al cambio climático podrían producir un daño duradero a la infraestructura de transporte marítimo, lo que supondría “una gran amenaza para la vida y las comunidades de Estados Unidos, su economía y para la seguridad alimentaria mundial”, señala el informe.
Existe un riesgo particular para la red eléctrica nacional, que podría caer debido a “los factores estresantes de un clima cambiante”, especialmente los niveles cambiantes de precipitación:
“La red eléctrica en funcionamiento en Estados Unidos está envejeciendo y continúa operando sin una inversión coordinada y significativa en infraestructuras. Existen vulnerabilidades para las centrales eléctricas, las infraestructuras de transmisión eléctrica y los componentes de los sistemas de distribución”, afirma.
Como resultado, el “aumento de las necesidades energéticas” provocado por los nuevos patrones climáticos, como los períodos prolongados de calor, sequía y frío, podrían acabar por desbordar “un sistema ya de por sí frágil”.
La sombría predicción del informe ya ha comenzado a cumplirse, con la empresa de servicios públicos PG&E cortando el fluido eléctrico a más de un millón de personas en California para evitar que las líneas eléctricas generen otro incendio catastrófico. Si bien el cambio climático está intensificando la estación seca y aumentando el riesgo de incendio, PG&E ha sido criticada por no poder reparar la red eléctrica del Estado.
El informe del ejército estadounidense advierte de que el corte de energía en California podría ser una muestra de lo que está por venir, presentando un escenario verdaderamente distópico de lo que sucedería si la red eléctrica nacional fuera derribada por el cambio climático. Un párrafo particularmente desgarrador enumera las consecuencias sin rodeos:
Si la infraestructura de la red eléctrica colapsara, los Estados Unidos experimentarían un impacto significativo:
    •    Pérdida de alimentos y medicamentos perecederos.
    •    Pérdida de sistemas de distribución de agua y aguas residuales.
    •    Pérdida de sistemas de calefacción / aire acondicionado e iluminación eléctrica.
    •    Pérdida de sistemas informáticos, telefónicos y de comunicaciones (incluidos vuelos de aerolíneas, redes satelitales y servicios de GPS).
    •    Pérdida de los sistemas de transporte público.
    •    Pérdida de sistemas de distribución de combustible y tuberías de combustible.
    •    Pérdida de todos los sistemas eléctricos que no tienen energía de respaldo.
Aunque el informe no se detiene en las implicaciones, reconoce que una falla en la red eléctrica nacional conduciría a una tormenta perfecta que requeriría respuestas militares de emergencia que eventualmente debilitarían la capacidad del ejército de los EE. UU. para continuar funcionando:
Los actividades de socorro, agravadas por los efectos climatológicos estacionales, podrían acelerar la gravedad de la situación en desarrollo. Los efectos en cascada de la pérdida de energía…. desafiarían rápidamente la capacidad del ejército para continuar las operaciones.
También están en “alto riesgo de cierre temporal o permanente debido a las amenazas climáticas” las instalaciones de energía nuclear de Estados Unidos.
Actualmente hay 99 reactores nucleares operando en los Estados Unidos, que suministran casi el 20% de la energía [eléctrica] de las instalaciones públicas del país. Pero la mayoría de estos, alrededor del 60%, se encuentran en regiones vulnerables que enfrentan “riesgos mayores”, incluido el aumento del nivel del mar, tormentas severas y escasez de agua.
Contención
Los autores del informe creen que serán necesarias operaciones militares nacionales para contener futuros brotes de enfermedades. No hay un cronograma claro para esto, excepto la noción de estar preparados para sorpresas inminentes: “El cambio climático está introduciendo un mayor riesgo de enfermedades infecciosas en la población de los Estados Unidos. Cada vez más, no se trata de si se producirá un gran brote, sino de cuándo.”
Las áreas en el sur de los EE. UU. verán un aumento en las precipitaciones de entre 0,5 y 0,8 mm por día, junto con un aumento en las temperaturas anuales promedio de 1 a 3 grados Celsius para 2050.
Junto con inviernos más cálidos, estas nuevas condiciones impulsarán la proliferación de mosquitos y garrapatas. Esto, a su vez, estimulará la propagación de enfermedades “que pueden no haberse visto antes en los Estados Unidos”, y acelerará el alcance de enfermedades que actualmente son anecdóticas, como el zika, el virus del Nilo Occidental, la enfermedad de Lyme, y muchas otras:
“El Ejército de los Estados Unidos será solicitado para ayudar, tal como fue solicitado en otros desastres. Una coordinación detallada con las agencias locales, estatales y federales en las regiones de mayor riesgo acelerará el tiempo de respuesta y minimizará el riesgo para la misión”.
Una nueva era de guerras sin fin
El nuevo informe es especialmente significativo dado el negacionismo climático de la administración Trump. Comisionado por el general Mark Milley —actualmente el oficial militar de más alto rango en los Estados Unidos— el informe no sólo concluye que el cambio climático es real, sino que está en camino de crear una catástrofe sin precedentes que podría conducir al colapso total de la sociedad estadounidense en ausencia de inversiones serias en nuevas tecnologías e infraestructuras. Sin embargo, aunque se centra en los impactos climáticos proyectados, el informe no analiza las causas del cambio climático por las emisiones antropogénicas generadas por los combustibles fósiles.
El informe ha sido elaborado por un equipo interdisciplinario activo a través de varias agencias del gobierno de los Estados Unidos, incluyendo la Oficina de Innovación de la Casa Blanca, el Grupo de Trabajo de Protección de Tecnología Crítica del Secretario de Defensa, el Consorcio de Cosechas de la NASA, la Dirección de Meteorología del Cuartel General de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, la Guardia Nacional, y el Departamento de Estado. El US Army War College no respondió a una solicitud de comentarios.
Su informe no solo describe la necesidad de una infraestructura militar permanente y masiva en suelo estadounidense para evitar el colapso climático, sino que augura nuevas intervenciones extranjeras debido al cambio climático.
Los autores sostienen que la guerra civil siria podría ser una muestra de futuros conflictos internacionales provocados por disturbios inducidos por el clima. Exponen que: “No hay duda de que el conflicto estalló coincidiendo con una gran sequía en la región que obligó a la población rural a ir a las ciudades sirias a medida que llegaban un gran número de refugiados iraquíes”.
El conflicto resultante “reavivó la guerra civil en Irak” y aumentó las tensiones militares entre Estados Unidos y Rusia.
“La población siria ha disminuido en aproximadamente un 10% desde el comienzo de la guerra, con millones de refugiados huyendo del país, aumentando la inestabilidad en Europa y avivando el extremismo violento”, concluye el informe.
Sin embargo, el caso más urgente para una posible intervención de EE.UU. está situado en el sudeste asíático: Bangladesh.
Con la mitad de su población de 160 millones de habitantes viviendo actualmente a nivel del mar, unos 80 millones de bangladesíes serán desplazados a medida que grandes áreas del país se vuelvan “inhabitables” debido a los impactos climáticos: “¿Cómo afectará este desplazamiento a gran escala a la seguridad global en una región donde vive casi el 40% de la población mundial y con varias potencias nucleares antagónicas?
Con una población ocho veces mayor que la de Siria, el informe explica que “el desplazamiento permanente de una gran parte de la población de Bangladesh sería una catástrofe regional con el potencial de aumentar la inestabilidad global”.
Los autores recomiendan que el Ejército de los Estados Unidos trabaje con el Departamento de Estado y la USAID para “fortalecer la resiliencia de las agencias gubernamentales [de Bangladesh] y proporcionar capacitación para el ejército de Bangladesh”.
La escasez de agua desestabilizará a las naciones… y al ejército USA
Si bien el aumento del nivel del mar genera un tipo específico de riesgo, existe otro que proviene de la escasez de agua debido al cambio climático, el aumento de la población y la mala gestión hídrica. El informe describe la escasez de agua como un riesgo a corto plazo que generará disturbios civiles e inestabilidad política.
Para 2040, la demanda mundial de agua dulce superará la disponibilidad, y para 2030 un tercio de la población mundial habitará las “regiones con escasez de agua” del norte de África, África meridional, Oriente Medio, China y los Estados Unidos, señala el informe.
La disminución de la disponibilidad de agua en las próximas dos décadas llevará a un aumento de la “perturbación social” en las regiones pobres y vulnerables.
La escasez de agua es también una de las causas del posible fracaso del sistema alimentario mundial, que podría desencadenar nuevos “brotes de conflicto civil y malestar social”.
El informe describe un sistema alimentario mundial cada vez más perturbado por los “rápidos ciclos de congelación y descongelación en primavera y otoño, la degradación del suelo, el agotamiento de los acuíferos de agua fósil, la intensificación de la propagación de plagas y enfermedades agrícolas, y los daños a la infraestructura de transporte como consecuencia de las inundaciones”.
Tal inestabilidad del sistema alimentario resultará en “aumentos significativos en la mortalidad en lugares vulnerables, que son aquellos en los que será más probable la intervención humanitaria apoyada por el Departamento de Defensa”.
Pero las intervenciones militares extranjeras, particularmente en las regiones con escasez de agua de Oriente Medio y África del Norte, podrían no ser viables a menos que el ejército estadounidense invente o adquiera tecnologías radicalmente nuevas para distribuir niveles adecuados de agua a los soldados.
El problema es tan grave y tan caro, según el informe, que el Ejército “está de repente muy cerca del fracaso de sus misiones en lo que respecta a la hidratación de la fuerza en un ambiente árido y en disputa”.
En la actualidad, el agua representa entre el 30 y el 40% de los costes necesarios para mantener una fuerza militar estadounidense que opera en el extranjero, según el nuevo informe del Ejército. Se necesita una gran infraestructura para transportar agua embotellada para las unidades del Ejército. Por lo tanto, el informe recomienda nuevas e importantes inversiones en tecnología para recoger agua de la atmósfera localmente, sin las cuales las operaciones militares de los Estados Unidos en el extranjero podrían resultar imposibles. El mayor obstáculo es que esto está fuera de las actuales prioridades de financiación del Pentágono.
En busca de petróleo en el Ártico
Sin embargo, el punto ciego más grande del informe es su agnosticismo sobre la necesidad de una rápida transición de toda la sociedad para abandonar los combustibles fósiles.
Curiosamente para un informe que se centra en la promoción de la gestión ambiental en el Ejército, el informe identifica el Ártico como un lugar estratégico crítico para la futura participación militar de EE. UU.: para maximizar el consumo de combustibles fósiles.
Observando que el Ártico se afirma que contiene alrededor de un cuarto de las reservas de hidrocarburos aún por descubrir en el mundo, los autores estiman que alrededor del 20% de estas reservas podrían estar dentro del territorio de los EE. UU., señalando un “mayor potencial de conflicto” sobre estos recursos, particularmente con Rusia.
El derretimiento del hielo marino del Ártico se presenta como un desenlace previsible en las próximas décadas, lo que implica que se abrirán nuevas e importantes oportunidades económicas para explotar los recursos petroleros y gasísticos de la región, así como para establecer nuevas rutas marítimas: “El ejército estadounidense debe comenzar inmediatamente a expandir su capacidad de operar en el Ártico para defender los intereses económicos y asociarse con aliados en toda la región”.
Los altos funcionarios de defensa en Washington anticipan claramente un papel prolongado para el ejército de los Estados Unidos, tanto en el extranjero como en territorio nacional, a medida que el cambio climático cause estragos en los sistemas críticos de alimentos, agua y energía. Además de causar un daño fundamental a nuestros ya tensos sistemas democráticos, el mayor problema es que el ejército USA es, con mucho, el principal impulsor del cambio climático al ser el mayor consumidor institucional de combustibles fósiles del mundo.
La perspectiva de un papel permanente en constante expansión del Ejército en suelo estadounidense para abordar los crecientes impactos del cambio climático es un escenario sorprendentemente extremo que va en contra de la tradicional separación del ejército estadounidense con respecto a los asuntos internos.
Al presentar esto, el informe ilustra inadvertidamente lo que sucede cuando el clima se ve a través de una estrecha lente de “seguridad nacional”. En lugar de alentar a los gobiernos a abordar las causas profundas a través de “cambios sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad” (en palabras del informe del IPCC de la ONU del año pasado), el informe militar exige más dinero y poder para las agencias militares al tiempo que permite acelerar las causas de la crisis climática. Tal vez no sea sorprendente que se pronostiquen estos escenarios terribles, cuando las soluciones que podrían evitar esos escenarios no se exploran seriamente.
En lugar de esperar a que el ejército estadounidense intervenga después del colapso del clima —momento en el cual el propio ejército podría correr el riesgo de colapsar—, sería mejor que nos ocupáramos de la causa fundamental del problema, eludida en este informe: la dependencia crónica de Estados Unidos del petróleo y del gas que impulsan la desestabilización de los ecosistemas del planeta Tierra.

Fuente: https://www.15-15-15.org/webzine/2019/12/06/el-ejer

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