¿Por qué seguimos comerciando con el futuro de la biodiversidad?

Cada día se comercia, legal y ilegalmente, con especies de animales y vegetales para cubrir la demanda de millones de personas de todo el mundo. En los últimos años se han dado pasos importantes para regularlo, pero aún queda mucho por hacer.

Tania Alonso       
    
Existen muchas maneras de hacer vino de tigre. Una de las más habituales es machacar los huesos de este animal hasta convertirlos en un fino polvo y mezclarlos después con licor de sorgo. Aunque puede sonar extraño, lo cierto es que el vino de tigre es un producto muy demandado en algunos países de Asia, en donde las botellas pueden valer cientos e incluso miles de dólares.
Los tigres han sido traficados desde la antigüedad, tanto vivos como en forma de productos que se usan como medicinas o de forma ornamental. Esto ha puesto en riesgo la supervivencia de muchas poblaciones, como ha sucedido también con las de pangolines, elefantes o algunas especies de serpientes.
Al pensar en el tráfico de especies, solemos centrarnos en las más icónicas. Nuestras mentes viajan hasta otros continentes e imaginan pieles de tigre, cazadores en busca del marfil de los elefantes o mercados en los que se venden medicinas creadas con las escamas de los pangolines. Sin embargo, no hace falta ir tan lejos.
Cada día, se comercia con especies de animales y vegetales para cubrir la demanda de millones de personas de todo el mundo. La madera de nuestros muebles o los ingredientes de nuestros cosméticos son, también, un ejemplo de este comercio que mueve millones de millones de dólares cada año y que es una de las grandes causas de la crisis de biodiversidad.
El lado legal: las cifras del comercio de especies
En la actualidad, se explotan hasta 50.000 especies silvestres para cubrir las necesidades de miles de millones de personas tanto de países ricos como de aquellos en vías de desarrollo. Se utilizan, entre otras cosas, para obtener alimentos, energía, materiales o medicamentos.
De acuerdo con el informe de evaluación sobre el uso sostenible de las especies silvestres, de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), una de cada cinco personas depende de especies silvestres para alimentarse y generar ingresos, y una de cada tres necesita la leña para cocinar.
“Miles de millones de personas en todas las regiones del mundo dependen y se benefician del uso de las especies silvestres”, explica la doctora Gabriela Lichtenstein, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en Argentina y miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“Esto es especialmente importante para muchas personas en situación de vulnerabilidad: miembros de comunidades indígenas y locales, mujeres y jóvenes que obtienen beneficios no solo económicos, sino también socioculturales”.

Entre 2011-2020, se notificaron cerca de 3,6 millones de
transacciones de 12.028 especies diferentes, la gran mayoría
vegetales. Fuente: Informe de la CITES sobre el comercio mundial de fauna y
flora silvestres.

Además, muchas de estas especies animales y vegetales dan la vuelta al mundo a través de redes de comercio, tanto legales como ilegales. Las primeras están reguladas e involucran a miles de especies que se venden y se compran con una gran variedad de objetivos. De acuerdo con CITES (la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), entre 2011 y 2020 se registraron más de 3,5 millones de transacciones legales que involucraron más de 1.300 millones de organismos.
Las grandes protagonistas fueron las plantas. Tal y como señalan en el informe World Wildlife Trade Report, de estos 1.300 millones de organismos, 1.260 fueron especies vegetales. La madera es, sin duda, la mercancía de vida silvestre más valiosa en el comercio legal internacional. De acuerdo con CITES, el valor de las exportaciones mundiales de productos forestales se ha estimado en casi 250000 millones dólares anuales.
En este mercado hay dos grandes protagonistas: Asia y Europa. Entre 2011 y 2020, ambos continentes sumaron más del 30% de las transacciones de importación y exportación de especies animales y vegetales.
Los millones del tráfico ilegal
El comercio ilegal, por otro lado, mueve miles de millones de dólares cada año, aunque es imposible dar una cifra concreta. “Es un crimen que enriquece a unos pocos y destruye la biodiversidad de todos al esquilmar los recursos y empujar a miles de especies hasta la extinción”, señala Silvia Díaz, técnica del Programa de Especies de WWF España y Coordinadora del proyecto SWiPE (Successful Wildlife Crime Prosecution in Europe).
“Alrededor de 100 tigres, 30.000 elefantes y más de 1.000 rinocerontes son asesinados cada año para traficar con sus huesos, piel, colmillos y cuernos. Es un negocio rentable y cuyo riesgo ‘compensa’ a los traficantes al estar menos perseguido y penado que otros, como el de las drogas o el de las armas”, señala.
De nuevo, se trata de un problema global que afecta a numerosas especies e involucra a personas de diferentes puntos del mundo. El informe World Wildlife Crime Report, de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), señala que entre 1999 y 2018 se incautaron ejemplares de más de 6.000 especies diferentes. Ninguna protagonizó más del 5% de todas las incautaciones y ningún país concentró más del 9% de las capturas.
Entre los motivos, se repiten los del tráfico legal: usar las especies como fuente de alimento o de materiales, por ejemplo. Se suman, además, la venta de animales como compañía o el uso de algunas de sus partes para elaborar productos de lujo, como joyas o artículos de cuero.
En muchos casos, el comercio legal e ilegal se mezclan y favorecen la sobreexplotación. Un ejemplo está en el tráfico de la anguila europea, una especie muy demandada que se encuentra en peligro crítico de extinción de acuerdo con la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN.
“El tráfico legal e ilegal de la anguila europea es alarmante. Fuentes de Europol estiman que en 2017 y 2018 se exportaron ilegalmente 100 toneladas desde la Unión Europea a China, donde es muy demandada”, indica Díaz. “Si no se toman medidas urgentes, esta especie, una de las más misteriosas que existen, se extinguirá antes de que logremos conocerla”.
Al igual que la anguila europea, un millón de especies están en peligro de extinción, y su comercio legal e ilegal está entre las causas. En los últimos años se han dado pasos importantes para regularlo, pero aún queda mucho por hacer. Conseguir un modelo de comercio basado en la planificación, la sostenibilidad, los conocimientos locales y la ciencia puede ayudar a mantener una biodiversidad sana y hacer frente, así, a uno de los grandes retos de la actualidad.

Este reportaje se publicó originalmente en el Magazine 2023. Fuente: https://climatica.coop/por-que-seguimos-comerciando-futuro-biodiversidad/ Imagen de portada: Foto: nature-animal-wildlife-wild-horn-africa_Dominio Publico_CMYK

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