Argentina y los insultos de Milei: "Brotes de irracionalidad administrada”
El presidente argentino, Javier Milei, ocupó los titulares internacionales por sus insultos a opositores durante un discurso de campaña, el 26 de junio de 2025: "Kukas inmundos": así insultó Javier Milei a la oposición política y a los empleados públicos de Argentina el 26 de junio de 2025, en un discurso de apertura de campaña de su partido, La Libertad Avanza, para ganar votos en el distrito electoral clave de la Provincia de Buenos Aires, con miras a los comicios legislativos nacionales del 26 de octubre. Con "kukas" se refiere a los kirchneristas (los "k"), pero ese apelativo también alude en Argentina a las cucarachas. En un país donde a menudo se dicen palabras ofensivas en el ámbito público, Milei, sin embargo, como presidente, ha cruzado la línea roja...
Cristina Papaleo (DW)
Agresiones verbales de quien detenta el máximo poder político
"Milei siempre se expresó de esta forma, ya cuando era un ciudadano que buscaba ser diputado. Pero otra cosa es cuando este ciudadano detenta el máximo poder político en un país. Entonces las palabras cobran otro sentido y tienen un impacto totalmente diferente", dice Enrique Stola, médico psiquiatra de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, especialista en violencia de género, agresiones sexuales a la infancia y masculinidades. Y habla de una "institucionalización de la violencia verbal".
Las descargas orales violentas de Milei combinan la descalificación y la deshumanización de sus adversarios con recurrentes alusiones a la violencia sexualizada. "Basuras", "ratas inmundas", "parásitos mentales", y frecuentemente habla de "romperles el culo”. De "burro eunuco" y "enano" tachó al gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Esos oprobios impregnan el lenguaje en el ámbito público de Argentina.
"Esos ataques verbales tan violentos tienen el elemento de la irracionalidad de la personalidad de Milei, una personalidad explosiva y desequilibrada, sobre la base de la cual construyó su personaje público", sostiene Philip Kitzberger, analista político y de medios de comunicación, y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.
¿Qué busca Milei con su discurso violento?
Los seguidores de Milei, al menos, en las redes, parecen estar de acuerdo con la humillación pública. ¿Hay detrás de esto una estrategia política? "Son brotes de irracionalidad racionalmente administrada, cuando les sirven a Milei o a su entorno", puntualiza Kitzberger. "Pienso que el presidente siente eso que dice, que se 'traga' su propio personaje".
"Algunos sectores que lo han votado —un poco 'con la nariz tapada', porque creían que era la única alternativa para que no volviera el kirchnerismo— toleran esto, a pesar de considerarlo desquiciado y vulgar, y hacen la vista gorda, a veces con una doble vara, porque eran muy críticos cuando el kirchnerismo usaba formas agresivas que, comparativamente con esto, han sido menos intensas".
Para Stola, sin embargo, las agresiones de Milei implican "una metodología fascista que va creciendo cada vez más, de un poder único que trata de anular así los demás discursos, en este caso, a través del lenguaje". Si bien descalificar con el racismo, el clasismo y el sexismo heterosexual a través del lenguaje es parte del discurso de la nueva extrema derecha, Milei: "Llevo registro de sus episodios de desestabilización en público. Hay que tener un nivel de desestabilización interna para poder ejercer ese tipo de liderazgo político".
Demonización de opositores, clima de miedo y ataques a periodistas
El Gobierno quiere, "por un lado, controlar la agenda y desviar la atención de otros problemas, y, por el otro, promover el silenciamiento y el enfrentamiento", dice Kitzberger. "Ser crítico con el Gobierno conlleva el riesgo de ser atacado, con el aval del presidente, por toda una milicia digital muy violenta. Eso propicia un clima de miedo", afirma. Incluso periodistas de medios más conservadores, y de algunos afines a Milei, además de los medios opositores, sufren ataques verbales del presidente en discursos y en sus redes sociales, detalla.
El docente universitario Stola advierte que en las palabras agresivas del presidente "hay una gran asimetría de poder, y estas habilitan a los sectores que también son agresivos para hacer cualquier cosa". "El lenguaje que usa Milei nos quita a cada persona reconocimiento como sujetos de derecho. Ha atacado verbalmente a niños —en un caso, a un niño autista—, al colectivo gay y a las mujeres, sosteniendo, junto con sus teóricos, una mirada absolutamente misógina, machista y violenta", subraya. "El estilo de Milei atrae a un sector de su núcleo duro, particularmente masculino, donde hay resentimientos relacionados con una masculinidad cuestionada", coincide Kitzberger.
Caracterizar a personas como insectos y roedores es también lo que hizo el régimen nazi, indica el psiquiatra Stola. Calificar de "enemigo" a quien piensa diferente también fue distintivo de la represión de la junta militar durante la dictadura en Argentina (1976-1983).
"Este cruce de límites en la esfera pública es inédito, nunca ha habido algo semejante en Argentina", destaca Kitzberger. "Todo esto implica una cuota de violencia y agresión que, sin poder prever sus consecuencias, contribuye a que haya un clima muy áspero y rígido en el país", agrega.
¿Hasta dónde puede llegar este comportamiento verbal de Milei?
"El hecho de que se castiguen las posturas críticas desde las redes hace que mucha gente prefiera guardarse sus opiniones. Eso es una forma de cercenamiento de la libertad de expresión", dice Philip Kitzberger. "No creo que esto sea un fenómeno propiamente argentino. Estamos en una nueva avanzada del neoliberalismo con este experimento muy radical de la ultraderecha, incentivado por Trump", según Enrique Stola. "Argentina todavía tiene algunas instancias institucionales que sirven de freno, pero cada día se avanza más en instalar una sociedad autocrática, autoritaria, fascista", evalúa. "en amplios sectores de la población hay resistencias, pero faltan líderes que puedan unirlas".
Fuente: https://www.dw.com/es/los-insultos-de-milei-brotes-de-irracionalidad-administrada/a-73111585
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Los insultos de Milei al Gobernador de la Provincia de Buenos Aires Axel Kicillof
• El soviético suma con dificultad, no puede sumar ni con un ábaco. Si me corren un poco creo que (Kicillof) hasta tiene dificultades para hacer un cero con un vaso.
• Nunca se le pasó por la cabeza a este pelotudo bajar el gasto público, además de tener una cosmovisión soviética, la disonancia cognitiva del pichón de Stalin es tremenda.
• La provincia de Buenos Aires es el último bastión de este credo miserable e infeliz, que ha sido el modelo del Estado omnipresente en la Argentina: una promesa de igualdad que nos convirtió a todos en esclavos desposeídos. Kicillof es el último zar de la miseria, el heredero de un modelo condenado al fracaso, que destruyó todo lo que tocó. Está escondido en su Kremlin, que es el gobierno provincial, un monarca diminuto que priva a la gente de libertad por miedo a que ganen autonomía.
• Él se dedica a gastar lo que no tiene. Todo esto resumido en la estupidez supina de Kicillof de declarar, desde una postura francamente infantil de que más Estado siempre es mejor. Nada puede venir de alguien con razonamientos tan limitados.
• Son burros sin el atributo: Kicillof es el burro eunuco.
• Uno les suele decir que estas ideas socialistas —porque en el fondo son todos socialistas, pero de distinto color, de distinto pelaje— lo único que hacen es igualar para abajo. Y ellos jamás dicen eso: no dicen que quieren igualar para abajo, ellos dicen que quieren igualar para arriba. Esto lo voy a hacer, entonces, con un ejemplo bien básico, digamos, lo que se diría APB —o sea, apto para boludos—, es decir, creo que, si lo explico bien, lo va a poder entender hasta Kicillof. Bueno, no sé, porque tiene problemas para entender la restricción de presupuesto. Vamos a terminar con todos estos parásitos mentales del partido del Estado.
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Fingir demencia o recuperar cordura
Por Nora Veiras
En los últimos años en Argentina se naturalizó la expresión "finjamos demencia". Un escudo protector ante la barbarie. La barbarie de las políticas y la barbarie de las palabras. Día a día venimos conviviendo con discursos odiantes, descalificadores, soeces que emanan de boca del Presidente.
Un tipejo entronizado por el voto popular. Legitimado en la elección de un sistema al que desprecia, se ufana de su "crueldad" mientras un séquito de serviles lo ovaciona. Apela al eficaz artilugio de apropiarse del sustantivo para vaciar de contenido las críticas de quienes se horrorizan ante sus decisiones y sus acciones.
No será momento de recuperar cordura.
Es cierto que una mirada hacia los poderosos del mundo no anima demasiado el ejercicio. Cientos de miles de gazatíes sometidos al exterminio, Trump actuando de decadente sheriff de occidente, un supermillonario apropiándose de Venecia para festejar su boda, son apenas las últimas expresiones de una descomposición que nos excede.
La tarea aparece desmesurada porque desmesurada es la barbarie.
Fingir demencia es, paradójicamente, tranquilizador. Es un refugio en el que creemos aislarnos de ese odio que horada mentes y cuerpos. Un refugio en el que queremos creer. Pero no hay cúpula de hierro infranqueable.
La cordura es, a veces, agobiante. Hay que hacerse cargo y empezar a tejer una trama que recupere la humanidad. Una trama que repela a seres rotos que manejan el odio como arma de sometimiento. Inventar puntadas que zurzan heridas y creen un nuevo bordado.
Fuente: Página 12