HidroAysén y la participación ciudadana


Hace poco se abrió el plazo de participación ciudadana en el marco de la evaluación ambiental del proyecto de mega represas impulsado por HidroAysén. Desde esa fecha y hasta fines de noviembre próximo, organizaciones y ciudadanos podrán exponer a la autoridad su opinión acerca del proyecto que la empresa impulsa en la Patagonia.
Sin embargo, HidroAysén presentó a evaluación ambiental sólo la construcción de las cinco megarrepresas, con lo que se omite en la práctica que el proyecto es parte de uno mayor que incorpora las líneas de alta tensión que partirían en dos buena parte de los paisajes más hermosos del centrosur del país. La Comisión de Medio Ambiente avaló este sin sentido, interpretando la norma en favor de la empresa y permitió, hasta ahora, la evaluación parcial del proyecto.
Esta conducta hace evidentes las grietas de un sistema frágil, sensible a las presiones del empresariado y sordo a la aspiración de la comunidad afectada. Un sistema que no se pronuncia sobre los méritos del proyecto; que permite que su evaluación se efectúe sobre la base de estudios que fueron pagados por la empresa interesada; que no consulta los estudios independientes y que además se hace cómplice del "fraccionamiento" de la iniciativa -escondiendo la gravedad de sus impactos globales- sólo puede favorecer a la empresa y marginar a las personas.
A pesar que el esquema descrito permite el ocultamiento de los impactos del proyecto, ellos siguen pareciendo -a los ojos de muchos- escalofriantes. La empresa reconoce que producirá 111 impactos, 99 de los cuales son calificados de negativos, notoriamente entre ellos la pérdida de flora, fauna y recursos patrimoniales, la disminución de hábitat para especies nativas, la inundación de un parque nacional y el aumento de problemas sociales en la zona. Todo esto sin evaluar ni siquiera el primer metro de los dos mil 300 kilómetros de líneas de alta tensión, que se calcula dañarían una decena de parques y reservas.
Entre los impactos positivos se cuenta la generación de 140 empleos permanentes. Considerada esta dimensión del proyecto, HidroAysén es al empleo de la región lo que una pyme, cuyos puestos no necesariamente serán surtidos con mano de obra local. Esta ha sido una de las expectativas abrigadas por la población regional y, prácticamente, el único argumento que sostiene la débil adhesión de algunos de sus ciudadanos. Intuyo que con estos datos, tal expectativa comienza a desmoronarse.
Consideradas así las cosas, sólo queda en pie la necesidad energética -cuya estimación es variable- que debe ser surtida. La pregunta obvia es cómo y a qué costo. La respuesta que da HidroAysén es la construcción de cinco mega represas en la Patagonia, la generación de 99 impactos ambientales concentrados en el corazón de la Patagonia y dos mil 300 kilómetros de tendidos que afectarían a ocho regiones del país y cuyo impacto real no ha sido transparentado.
Si existían dudas sobre la entidad del proyecto y la dimensión de sus impactos, ello debiera considerarse aclarado: si 90% de sus externalidades son negativas, el proyecto desde el punto de vista ambiental es, como mínimo, muy malo. Todo esto hace indispensable que las organizaciones y las personas tomen parte activa en el proceso de participación ciudadana y sumen esfuerzos a las numerosas organizaciones que buscan un mejor destino para la Patagonia. Es urgente, justificado y nos compete a todos. Por Felipe Meneses, abogado
Fuente: http://www.lanacion.cl

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