1973 y la desnacionalización de las aguas de Chile



Por Juan Pablo Orrego*
Mientras los derechos de agua eran patrimonio de la nación eran gratuitos. Una vez privatizados valen millones de dólares. En un remate reciente de derechos de agua en el río Manso, Región de los Lagos, 190 metros cúbicos por segundo, registrados gratuitamente, fueron adjudicados por 46 millones de dólares.
La intención de explotar los ríos del sur de Chile y construir enormes represas para hacer frente a la supuesta estrechez energética tiene su peor expresión en el proyecto HidroAysén (Endesa y Colbún), que se pretende justificar por la situación creada por 35 años de criterios y actuaciones equivocadas en torno al desarrollo energético nacional.
Sin una política energética consensuada, democrática y de largo plazo, sólo se pueden analizar las razones y acciones que desde 1973 han permitido la expropiación y explotación de nuestras aguas, que de "bien nacional de uso público" pasaron a ser una mercancía y el "combustible" gratis de las empresas hidroeléctricas.
El abuso de las aguas de Chile y de las cuencas hidrográficas se debe al meganegocio para beneficio corporativo gradual y sistemáticamente instalado durante la dictadura. Un hito de esta historia es la incursión del empresario José Yuraszeck, quien llegaría a ser el "zar de la electricidad", en la Región de Aysén, ejerciendo como seremi de Planificación desde 1979 a 1982.
Este es uno de los hechos, nada fortuitos, que se entretejen con la promulgación de la Constitución de 1980, que consagró la propiedad privada de los derechos del agua en su artículo 19 N 24. En 1981, la dictadura promulga lo que ha sido llamado "el Código de Aguas más neoliberal del mundo", que permitió registrar los derechos gratis, a perpetuidad, sin justificar el uso pretendido para el recurso y separando aguas de tierras. Y en 1982 es promulgada la Ley General de Servicios Eléctricos, que entrega potestades desmedidas al sector hidroeléctrico. Claramente, el sistema jurídico chileno fomenta y subsidia la megahidroelectricidad, en detrimento de las fuentes renovables.
Si bien el Código de Aguas fue modificado en 2005, imponiendo el pago de patentes por no uso de los derechos acaparados, una negociación a puertas cerradas de funcionarios del Gobierno de Lagos, parlamentarios y Endesa, resultó en que los derechos registrados desde Palena a Magallanes quedaron exentos de este pago hasta 2012, lo que permite a Endesa avanzar en su intento por construir un complejo hidroeléctrico en Aysén sin pagar las millonarias patentes proporcionales a los derechos que otorgan a la empresa el monopolio absoluto del río Baker, el más caudaloso de Chile.
En 1989, último año de la dictadura, esta penosa historia sigue con la oscura y masiva "privatización" del sector eléctrico, aglomerado en el consorcio Enersis-Endesa en la generación, Transelec en la transmisión y Chilectra en la distribución, que en los noventa controlaba el 90% del mercado energético nacional. Según un poco conocido informe de la Contraloría, sólo con la privatización de Endesa, adquirida a un precio irrisorio, el país habría perdido mil millones de dólares de la época. Así, los derechos de agua de todo Chile fueron traspasados gratis a manos privadas.
A comienzos de 1990, sin que nadie se percatase, la empresa registra los derechos ya mencionados en los ríos Baker y Pascua, que le entregan el dominio de esos ríos y un concreto poder de ocupación de sus cuencas.
En 1997, Yuraszeck y sus boys venden Enersis a Endesa-España, incluyendo también las inversiones en Argentina, Perú y Brasil. Los derechos de agua de nuestro país pasan a manos transnacionales. A través de su subsidiaria Endesa-Chile, hoy Endesa-España, la italiana Enel y Acciona, también de España, son propietarias del 80% de los derechos de agua no consuntivos a nivel nacional, y del 96% de los mismos en la Región de Aysén.
Finalmente, una presti-digitación y una paradoja que se dan en torno a esta tragedia del bien común. La prestidigitación: mientras los derechos de agua eran patrimonio de la nación eran gratuitos. Una vez privatizados valen millones de dólares en el mercado de aguas, promocionado en su página web por la DGA. En un remate reciente de derechos de agua en el río Manso, Región de los lagos, 190 metros cúbicos por segundo, registrados gratuitamente, fueron adjudicados por 46 millones de dólares. La paradoja: el Estado chileno, definido como subsidiario en la Constitución, está limitado para emprender actividades económicas; pero, si se le diese el vamos a HidroAysén, el Estado italiano, copropietario de Enel (a su vez controlador de Endesa-España), recibiría jugosas ganancias por usar un bien nacional de uso público de todos los chilenos. Así como se lee, tan surrealista como indignante. //LND

* Coordinador nacional e internacional de Ecosistemas.
Fuente: http://www.lanacion.cl

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