DECLARACIÓN DE VALCHETA





Con motivo de la situación socio económica política que atraviesa el país en general y la Patagonia norte en particular el Movimiento político 27 de Octubre reunido en la localidad de Valcheta,  se dirige a la opinión pública para manifestar su visión y posición al respecto.
 
¿LA PRIVATIZACIÓN DEL USO DE LA TIERRA?
 
El anuncio por parte del gobierno Provincial acerca de las gestiones que está realizando en la China vinculadas con la posibilidad de poner en producción sojera  200.000 has de tierra en Río Negro, recorrió los medios y fue motivo de expresiones al respecto, en general, sumamente críticas.
Sin embargo, ya se viene haciendo soja al sur del Río Negro, en la zona de Valle Medio. Se hace con riego por pivot, cubriendo aproximadamente 80 hectáreas, en círculo. Previamente se desmonta la vegetación nativa (es zona de monte jarillas). Se hace sobre tierras arrendadas. Como máximo al tercer año el suelo fértil se agota, con lo que la solución es "correr el sapito" y encarar otras 80 hectáreas.  El negocio funciona por cuanto la zona es de una productividad muy baja con ganadería extensiva, entonces los dueños de campo arriendan y se hacen de unos mangos, los "inquilinos" sacan su ganancia, aunque los rindes sean un poco más bajos que en otros pagos, la rentabilidad sojera permite margen de maniobra. El resultado es el desierto avanzando.
Evidentemente la que se viene ahora tiene otra escala y se vincula a la necesidad de llegar a 150 millones de toneladas. 
Nos preguntamos ¿a quién o a quiénes  les atribuimos  esta responsabilidad?.
El Plan Agroalimentario y Agroindustrial (definido como estratégico por el Gobierno Nacional), define aumentar el volumen de producción de granos, desde las actuales 85 millones de tn a 148 millones de tn. Como meta para el 2016, y en lo que hace a la soja pasar de 41,5 a 67 millones de tn. Prevé además un "fuerte impulso a los agrobiocombustibles": Este discurso es bajado por el Ministerio de Agricultura a través del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial Participativo y Federal” (PEA) y es refrendado por la presidenta.
Se considera que se abre una oportunidad para los países abastecedores de materia prima desde un mundo necesitado de alimentos. Es decir una vez más el granero del mundo.
Este Plan, en el marco del capitalismo globalizado asigna a la estructura agropecuaria nacional el rol de ser productora de comodities al mundo transformando las ventajas comparativas de las tierras del país en fuente de negocios que tienen en las necesidades alimenticias de una humanidad en crecimiento su base de maximización de ganancias.
Un capítulo de esta historia son los biocombustibles. La decisión política de avanzar en este sentido es muy fuerte. Hoy ya somos los primeros exportadores mundiales, y el 4to. productor. Además genera 10.000 puestos de trabajo!!!. O sea, ¿cómo hacemos para volver, ahora que además asociamos al tema al movimiento obrero?. Destacamos que veníamos alimentando las vacas chinas con la soja, con esto ahora alimentamos los autos alemanes.  No parece un avance, sobre todo si consideramos el costo adicional: el biocombustible ata a los alimentos al precio del petróleo, luego,  cómo el petróleo será cada día más escaso y de más difícil extracción, la cuenta es clara: cada vez más costosos los alimentos que después deberían asegurar nuestra seguridad alimentaria. Y la soberanía??
Expresamos que esto es política oficial, política de estado.  Y de toda la oposición, de punta a punta. Lo dicen también todos los gobiernos provinciales, los municipales, (a quienes les llega la coparticipación),  la mesa de enlace, el grupo Clarín, Monsanto, los Grovo.  Se compran utilitarios, se construyen salas de atención primaria de la salud, a costa de la pérdida de la salud de otras regiones del país. Qué estamos coparticipando entonces?
En la década del 90 las privatizaciones fueron una ola poderosa que desarticuló toda la presencia del estado. Sin embargo de las privatizaciones podemos volver, pero no de la degradación de un recurso estratégico como la tierra el agua y las familias rurales.
Existen sin embargo expresiones de rechazo a este modo de producción y sus consecuencias, que son pocas pero se incrementan: los médicos que denuncian los crecientes problemas de salud, el colectivo "paren de fumigar", el grupo de reflexión rural, muchos grupos ambientalistas, algunas organizaciones de la agricultura familiar, comunidades de pueblos originarios, pueblos enteros del interior del país, destacando también las valiosas y valientes denuncias de investigadores científicos como el Dr. Carrasco y su equipo del Conicet.
Rescatamos el carácter de justicia de algunas medidas adoptadas por el gobierno nacional, tales como ley de medios, asignación universal por hijo y aumento a los jubilados, la propuesta de modificación de la ley de entidades financieras, la participación de los trabajadores en parte de la renta empresaria, pero al mismo tiempo  no podemos dejar de manifestar nuestra preocupación  sobre los costos sociales, económicos y ambientales. La mejora social que emana de las medidas enunciadas son posibles únicamente como consecuencia de una política agropecuaria altamente dependiente,  y como tal vulnerable, además de resultar no sustentable desde el punto de vista ambiental.     
Porque está claro que llegar a las metas previstas (150 millones de tn.) no se puede hacer si no es con mucho más glifosato, y más fertilizantes, más insecticidas, menos productores,  más concentración, más agresión al medio ambiente, con mucho desmonte, con la contaminación de las napas,  modificando severamente pautas culturales del interior y lo que es peor  la salud de la gente.
A pesar de todo esto, hoy avanzan en Río Negro, como hace poco en Córdoba, donde liberaron 1.900.000 hectáreas de monte nativo para ser arrasado y sembrado con el aburrido verde de la soja, y también otros cultivos (que la soja no es el demonio sino como se usa). O sea,  aunque parezca paradójico: menos interés para el turismo, menos trabajo para la gente, menos diversificación productiva, más monocultivo, más monopolio, más dependencia., más vulnerabilidad social. Esto seguramente va a consolidar una tendencia a promover políticas sociales con presupuestos millonarios destinados a familias expulsadas de su medio, intentando contener ahora en lo urbano la frustración de no haber podido elegir desarrollar su vida en el campo.
 
¿Qué pasa con las tierras fiscales en Río Negro?
 
Serias denuncias de maniobras irregulares en la adjudicación de tierras fiscales por parte del gobierno provincial, han sido una vez más motivo de presencia en los medios regionales.
Más allá que no son tampoco cosas nuevas y de la necesidad imperiosa de que sean aclaradas por la ilegalidad flagrante que suponen, el hecho pone en evidencia una vez más una cuestión de fondo: no hay una política de estado que a partir del manejo del principal recurso que tiene la provincia y su gente, permita planificar su uso y contribuir a enfrentar el problema de la desertificación, estimular diversificación de producción revertir la migración y promover el arraigo para finalmente producir una mayor integración del territorio provincial.
Son similares en un punto al planteo sojero: ambas políticas son una sola, orientadas a la concentración, a un uso no sustentable de los recursos naturales, a la expulsión de los productores.
Es de alguna manera lo mismo que pasa con la fruticultura. No hay plata que alcance para subsidiar año a año a un sistema que día a día se concentra, expulsa, contamina, enferma y no tiene, como esta planteado, posibilidad alguna de sustentabilidad en el tiempo.
 
¿Qué proponemos?
 
Los militantes políticos populares, los intelectuales, los trabajadores, los estudiantes, las organizaciones de base y finalmente la sociedad en su conjunto se enfrenta a un dilema: ¿vamos a seguir mirando para otro lado? ¿vamos a seguir echando la culpa a otros? o vamos a asumir que nos toca el rol de replantear a fondo este paradigma , para que se lo ponga en discusión, y que entonces sea del todo verdad que se oponen dos modelos de país de cara a nuestro futuro.
El INTI está tratando de medir la "huella ecológica" para tratar de definir de manera científica lo que ya en líneas generales sabemos: este modelo no es sustentable. Derrama, y el gobierno organiza y distribuye, pero se termina y es devastador, arrasa con la geografía y con la gente.
Desde nuestro movimiento creemos que hay posibilidades de pensar el modo de producción de otra manera y es necesario y vital hacerlo. Muchas voces en el mundo, desde todos los órdenes, lo están diciendo y tenemos que sumarnos a ello. Lo primero es  ponerlo en discusión, terminar con la idea de que no existe otra posibilidad.  Luego las cabezas pensando, la gente sintiendo  y moviendo, puede y va a encontrar caminos. Proponemos la organización política como la forma de encontrar esos caminos y única manera de modificar la relación de fuerzas para hacerlo posible.
 
En ese sentido, algunos de nuestros aportes:
 
• Trabajamos en la construcción de una organización política (contemplando la diversidad política y cultural) en torno a un proyecto que tenga como base de sustentación un modo de producción alternativo al vigente;
• Trabajamos en la organización de los productores familiares convencidos que la Agricultura Familiar cumple un rol estratégico para el desarrollo del conjunto de la sociedad como abastecedor de alimentos, garantizando la soberanía y la seguridad alimentaria;
• Trabajamos en promover una manera nueva y distinta  de organizar el uso de la tierra, diversificando, cuidando el recurso del que dependemos y somos parte, asegurando su uso para las generaciones actuales y futuras;
• Creemos que en ese marco se debe discutir el modo de uso y el destino de la tierra en general y en particular de las tierras fiscales bajo administración de los gobiernos provinciales y nacional;
• Para esto es indispensable promover la organización de los productores tanto en los espacios específicos que abarcan la producción, la transformación, la comercialización, como en los aspectos gremiales del sector, de manera que pueda estar en condiciones de defender su tierra y los frutos de su trabajo;
• Trabajamos en la integración de lo urbano y lo rural como expresiones de un modo de producción y consumo alternativos;
• Promovemos el cooperativismo como modo de organización alternativo al individualismo vigente. Como forma distinta de relacionamiento humano y con la naturaleza en torno a valores esenciales como justicia, equidad, igualdad, solidaridad y democracia
• Trabajamos promoviendo la integración de la Patagonia a través de buscar la complementariedad y potenciación  de regiones que son ecológica y productivamente diferentes y hoy funcionan como unidades separadas e internamente divididas. El objetivo de esta iniciativa política es neutralizar los efectos negativos que tiene  esta actual división política en provincias;
• Trabajamos para contribuir que la sociedad en su conjunto comprenda esta necesidad, la haga suya y defienda estos intereses de manera activa;
• Promovemos que se efectivicen los vínculos entre los sectores sociales, como el movimiento obrero, las organizaciones de productores, las organizaciones sociales, ambientales, etc.. Llevamos adelante esta iniciativa convencidos que debe ser un eje permanente de trabajo, en busca de la unidad alrededor de propuestas que de manera ambiciosa aspiren a modificar profundamente las actuales estructuras de producción y de poder;
• Todas estas acciones tienen como fin acumular la fuerza suficiente para que el estado se transforme en una herramienta al servicio del pueblo y traduzca en políticas públicas la voluntad de la mayoría
• Finalmente creemos que las respuestas no van a salir de ningún grupo de esclarecidos: son claramente una construcción social y política. En tal sentido como Movimiento 27 de Octubre nos expresamos, nos ponemos a disposición del conjunto social y ofrecemos NUESTRA historia y  EL PRESENTE DEL compromiso militante.
 

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