La contaminación sónica o acústica

El sonido se convierte en contaminación cuando interfiere con las actividades normales, tales como dormir o hablar, o bien cuando interrumpe o disminuye la calidad de vida del individuo. Quienes viven en una ciudad están tan acostumbrados al ruido que incluso les resulta extraño llamarlo contaminación. El ruido parece estar en todas partes, todo el tiempo. Pero tan pronto como nos alejamos de una zona urbana, el ruido comienza a disminuir y comenzamos a distinguir lo normal de lo sano. De acuerdo con la Cruz Roja Española:

La contaminación acústica constituye uno de los principales problemas medioambientales en Europa, a pesar de la falta de atención que se le presta. España es el segundo país con mayor nivel de contaminación acústica del mundo (después de Japón); el 50% de los ciudadanos españoles soporta niveles de ruido superiores a los 65 dB.

La Pérdida de la audición inducida por ruido es el efecto sobre la salud más común de la contaminación acústica, pero no es el único efecto negativo de la exposición a niveles constantes o altos de ruido. De acuerdo con el estudio Noise pollution: non-auditory effects on health, tanto en estudios industriales como comunitarios, la exposición al ruido está relacionada con una elevada secreción de catecolaminas, hormonas producidas por las glándulas suprarrenales, liberadas en la sangre durante momentos de estrés físico o emocional.

En los niños, la exposición crónica al ruido de los aviones afecta la comprensión lectora y la memoria a largo plazo, y puede estar asociada con una elevada presión arterial. En España, el Sistema Básico de Información sobre la Contaminación Acústica constituye la base de datos necesaria para la organización de la información relativa a la contaminación acústica, y en particular, la referente a los mapas estratégicos de ruido y planes de acción.

Vía | www.epa.gov
Fotografía | Jens Schott Knudsen