Panamá: Cambio Climático, hidroeléctricas y deforestación: Se seca el país de las aguas

Por Luis Manuel Arce Isaac

Para los ecologistas hay falta de previsión de este y otros gobiernos que no han dado la debida atención al problema ni han diversificado el proceso de generación con fuentes de energías alternativas como la eólica o solar que han llegado lentas y tardes, y sin la abundancia requerida. Según numerosas organizaciones ambientalistas, en Panamá se ha descuidado la preservación del entorno y los ecosistemas han sufrido mucho con una expansión urbana caótica y una pasión desenfrenada por las hidroeléctricas que han alterado el sistema hídrico nacional.
Con un régimen pluvial privilegiado por su condición de istmo favorecido por los dos principales océanos del planeta, en Panamá históricamente llueve nueve meses del año y sus caudalosos ríos y abundantes lagos siempre están saturados.
Sin embargo, el cambio climático se está sintiendo en las cuencas de toda su geografía y pocas escapan a una escasez de lluvias pronunciada, mientras ecologistas y ambientalistas como Raisa Bansfield alertan que a ese fenómeno contribuye la acción del hombre.
De hecho, señala, el hombre es el gran culpable del cambio y en el caso concreto de Panamá la práctica de deforestación, la quema y el mal uso del agua son causas de sequías como la actual, que tiene al país al borde del colapso energético porque el sistema de generación eléctrica está basado en hidroeléctricas.
Para los ecologistas hay falta de previsión de este y otros gobiernos que no han dado la debida atención al problema ni han diversificado el proceso de generación con fuentes de energías alternativas como la eólica o solar que han llegado lentas y tardes, y sin la abundancia requerida. Según numerosas organizaciones ambientalistas, en Panamá se ha descuidado la preservación del entorno y los ecosistemas han sufrido mucho con una expansión urbana caótica y una pasión desenfrenada por las hidroeléctricas que han alterado el sistema hídrico nacional.
Los indígenas, en particular los ngöbe buglé, han sido los principales defensores del entorno con su firme oposición a la construcción de hidroeléctricas que alteren los ecosistemas cuando el Estado no explota con la intensidad necesaria otras formas de generación.
El hecho concreto es que el fuerte verano actual, caracterizado por una fuerte sequía que ha provocado la peor crisis energética del país en 15 años, tiene secos a numerosos ríos y quebradas como se observa en las provincias de Herrera, Los Santos, Coclé y otras donde el ganado muere por falta de alimentos y deja de ser comerciable.
La gravedad del caso la expuso el propio ministro de Desarrollo Agropecuario, Oscar Osorio, quien alertó que el sol ha secado más los pastos, los calores son más intensos y el agotamiento de las fuentes de agua es más fuerte. "Cada día el recurso agua se está acabando", fue su lacónico comentario.
Ilustró la situación con el inquietante dato de que en el año 2012 se perforaron 120 pozos en la provincia de Los Santos y sólo en 22 se encontró agua, y que se ha constatado en toda la región de Azuero un agotamiento de las fuentes de agua subterránea.
Ahora empresarios y comerciantes están en ascuas ante el temor de apagones programados que les pueden costar millones de dólares que, contraproducentemente, no han invertido en fuentes alternativas. Ojalá no ocurra lo que advirtió Raisa Bansfield: cuando empiece a llover se olvidan las medidas de ahorro.
Prensa Latina


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