La radiación en un radio de 40 kilómetros alrededor de la central nuclear de Fukushima es 400 veces más alta que la habitual




Fukushima ya ha liberado una décima parte de la radiactividad emitida en Chernóbil

Fuente: Carlos Bravo, campaña Anti-Nuclear de Greenpeace-España
Poco a poco se van conociendo más datos sobre el alcance del accidente nuclear en la central de Fukushima, a pesar del secretismo del Gobierno japonés y de los lamentables esfuerzos por ocultar y minimizar su gravedad por parte del lobby nuclear.

Un accidente que ya es reconocido como más grave que el ocurrido en la central de Three Mile Island, en Harrisburg, EE.UU., en 1979, el cual hasta ahora ostentaba el dudoso honor de ser el segundo peor después del desastre de Chernóbil. 

En España, resulta lamentable escuchar afirmaciones de determinadas personas vinculadas con la industria nuclear totalmente carentes de rigor como que la cantidad de radiactividad que se ha emitido en este accidente es mínima o que en ningún caso esta radiactividad va a tener efectos perceptibles sobre la salud. 

En Francia (país cuyo Gobierno no es nada sospechoso de antinuclear), el Instituto de Protección Radiológica y Seguridad Nuclear ha calculado que la radiactividad liberada hasta el momento por la siniestrada central nuclear de Fukushima alcanza ya una décima parte de la emitida durante la catástrofe nuclear de Chernóbil. Se calcula que en ésta se liberó al medio ambiente una cantidad de radiactividad equivalente a más de 200 veces la liberada en las explosiones de Hiroshima y Nagasaki. 

Estos últimos días se ha dado a conocer por parte del Ministerio de Salud japonés que los niveles de radiación en las prefecturas de Fukushima (donde está la central nuclear accidentada) y de Ibaragi están por encima de los estándares de seguridad. A su vez, el portavoz del Gobierno, Yukio Edano, ha confirmado que se han detectado niveles de yodo-131 radiactivo por encima de lo permitido en la leche de cuatro lugares de la prefectura de Fukushima y en espinacas y otros vegetales en Ibaragi. La leche y otros productos alimenticios procedentes de estas zonas no podrán venderse al público. 

También se ha reconocido por parte de las autoridades niponas que se ha detectado la presencia de yodo-131 radiactivo en el agua potable de Tokio (más de 8 millones de habitantes) y parte de su área metropolitana (donde viven más de 35 millones de personas), aún en niveles bajos. 

Seguramente iremos conociendo más datos en breve. Evidentemente, cualquier cantidad de radiación que se libere a la atmósfera pone en riesgo la salud de las personas, incluso en zonas alejadas. El accidente de Fukushima tendrá sin duda un impacto negativo sobre la salud pública y el medio ambiente. En breve se sabrá lo que haya podido suceder a los trabajadores de la central (un buen número de ellos han recibido altas dosis de radiación y han tenido que ser hospitalizados), pero la mayor parte de las consecuencias sanitarias se conocerán a medio y largo plazo, como ha comprobado la ciencia en los casos de Chernóbil o de Hiroshima y Nagasaki. 

La situación en la central de Fukushima parece que ha mejorado estos últimos días, pero, hoy lunes 21 de marzo, aún dista mucho de estar controlada. Lo que ya está claro es que en la central Fukushima ha fallado claramente el sistema de “barreras múltiples” diseñado por la industria nuclear para aislar la radiactividad del medio ambiente en caso de accidente.

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Los niveles de radiactividad detectados en un radio de 40 kilómetros en torno a la central nuclear de Fukushima-1, la más afectada por el terremoto de nueve grados en la escala de Richter que el 11 de marzo sacudió la costa noreste de Japón, superan en 400 veces los habituales, según ha informado el Ministerio de Ciencia del país asiático.


La televisión estatal NHK recoge que las autoridades han registrado 43.000 becquerelios de yodo radiactivo y 4.700 de cesio radiactivo apenas a cinco centímetros de profundidad en el suelo ubicado a esta distancia de la planta, en dirección oeste-noroeste. El yodo y el cesio radiactivos exceden así 430 y 47 veces los límites normales de radiación, respectivamente, según aseguró Keigo Endo, profesor de la Universidad de Gunma. Esto significa que los residentes en los alrededores de la central podrían estar expuestos a lo largo de un año a una radiación cuatro veces superior a la establecida legalmente. No obstante, descartó que suponga un riesgo inmediato para la salud humana. 

El Gobierno de la ciudad de Tokio también ha pedido a la población que no se suministre agua del grifo a los bebés, después de detectar en las plantas potabilizadoras de la capital nipona niveles de radiactividad superiores a los considerados saludables para los niños. Las autoridades metropolitanas han registrado 210 becquerelios de yodo radiactivo en el agua tokiota, cuando lo habitual es encontrar 100 becquerelios en su composición. La contaminación afectaría al suministro de la capital y al de cinco distritos suburbanos. 

Operarios de la Agencia de Seguridad Nuclear de Japón realizan desde ayer controles de los niveles de radiación en el agua marina que baña las costas de Fukushima, donde se ubica la central más afectada por el terremoto de nueve grados en la escala de Richter que el pasado 11 de marzo azotó la costa noreste del país. La radioactividad en el mar podría deberse al agua utilizada para enfriar los reactores de la planta o por las partículas expulsadas desde sus instalaciones, señaló el subdirector general de este órgano, Hidehiko Nishiyama.

Fuente: RP

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Autoridades austriacas publican informe independiente sobre la radiación emitida por la planta de Fukushima

Mientras conocemos el avance de la nube de radioactividad que pasará sobre Europa hoy, científicos austríacos han dado a conocer lo que, según Deutsche Welle (DW), parecen ser los primeros datos claros e independientes sobre los niveles de radiación en el período inmediatamente posterior a la fuga de radiación de la planta nuclear de Fukushima. Importante resaltar que ha sido observado que una estación de la Organización del Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (OTPCEN) en Islandia, como os informamos antes, ha detectado muy pequeñas cantidades de yodo-131, el cual constituye un riesgo para la salud.
Gracias a los datos de dos estaciones de monitoreo de la OTPCE situadas en Japón y California, los investigadores del Instituto Central de Meteorología y Geodinámica de Viena han hecho un calculo en retrospectiva para determinar los verdaderos niveles de radiación liberados en Fukushima. Los términos fuente estimados para el yodo-131 son muy constantes, es decir, 1,3 x 10 ^ 17 becquerelios por día durante los primeros dos días (estación de Estados Unidos) y 1,2 x 10 ^ 17 becquerelios por día para el tercer día (Japón), según consta en un comunicado publicado el miércoles en la página web del instituto y citado por DW.
En cuanto al cesio, DW señala que la estación de California midió 5 x 10^15 bequerelios, mientras que la estación de Japón midió mucho más cesio en su aire. Un becquerel es la unidad que mide la cantidad de núcleos radiactivos que se descomponen por segundo, y el término fuente se refiere a la cantidad y el tipo de material radiactivo liberado en un ambiente. La estimación de los términos fuente de Fukushima son por lo tanto el 20% de lo medido en Chernobyl para el yodo, y entre 20% y 60% de lo medido en Chernobyl para el cesio.
Hasta ahora, este tipo de información tan detallada parecía importante sobre todo para quienes viven en e extremo más occidental de Asia, es decir, en los países cercanos a Japón. Sin embargo, el movimiento de la nube de radioactividad a través del océano Pacífico, sobre América y hasta Europa, ha despertado la alarma de los ciudadanos europeos.
Vía | www.dw-world.de

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