Japón admite que es difícil decir que la situación en Fukushima esté mejorando





Alerta nuclear en Fukushima

La central nuclear de Fukushima Daiichi sigue emitiendo radiación, aunque no se sabe exactamente de dónde. Así lo ha dicho este martes el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que ha expresado además su preocupación por la situación de las piscinas de desechos nucleares en la central de Fukushima, dañada el pasado 11 de marzo por un terremoto y posterior tsunami.
"Seguimos viendo que la radiación sale del sitio.... y la pregunta es ¿de dónde procede exactamente? ¿Viene de las estructuras de contención de los reactores o de las piscinas de combustible nuclear gastado?", explicó James Lyons, alto cargo del organismo, durante una rueda de prensa.
El ministro de Comercio de Japón ha admitido que es difícil decir que la situación en la central nuclear de Fukushima esté mejorando. Mientras el Gobierno nipón sigue intentando controlar los reactores afectados, los medios japoneses siguen informando al minuto de la cambiante situación en la central.
Esta madrugada se ha observado otra columna de humo saliendo del reactor 3 y también se ha registrado humo blanco en el reactor 2, que podría procder de la piscina donde se almacena el combustible usado, según la Agencia de Seguridad Nucklear de Japón.
El domingo un humo negro comenzó a salir de la unidad 3, una de las que más dañadas y que más preocupa a los ingenieros, lo que obligó a evacuar a los trabajadores de ese área y detener parte de los trabajos en la planta.
Por otra parte, los operarios de Tokyo Electric Power (Tepco) conectaron la noche del lunes el reactor 1 de la central nuclear de Fukushima Daiichi a una fuente de energía externa, según ha confirmado la propia compañía.
Con este nuevo avance, son ya cuatro los reactores que tienen acceso a energía externa de los seis que tiene la central: las unidades 1, 2, 5 y 6, aunque ya han logrado extender cables al 3 y al 4, en un nuevo paso para restaurar la electricidad en todas las unidades, según el canal NHK.
El reactor 1, uno de los que se cree que ha sufrido fusión parcial del núcleo, podría próximamente reactivar sus sistemas de refrigeración y paneles de control para mejorar la situación de las instalaciones.
Los trabajos para restablecer la electricidad en la central y volver a poner en marcha los sistemas de refrigeración quedaron suspendidos debido a ello, al igual que las operaciones para lanzar agua y enfriar los reactores, especialmente el 3 y el 4, pero se han reanudado este martes.
En cuanto a las emisiones de radiactividad, el jefe del Gabinete japonés, Yukio Edano, ha dado instrucciones a distintas agencias del Gobierno para que redoblen los análisis en las aguas niponas, donde el lunes se detectaron, cerca de la central de Fukushima-1, niveles de radiación anormalmente altos.
Edano hizo hincapié en que no se trata de niveles que puedan afectar a la salud aunque se beba agua marina durante un año. No obstante, pronosticó que si la radiación en las aguas continúa siendo elevada, podrían darse efectos dañinos, informa la cadena pública NHK.

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La verdadera historia de los 'liquidadores' de Fukushima

Columna de humo saliendo ayer del reactor 3 en la central de Fukushima. | Efe
• Uno de ellos es obrero de la construcción y fue reclutado a última hora
• Los familiares de los 'samurais' denuncian que no tienen cualificación
The Guardian | El Mundo.es |

En estos días posteriores a la catástrofe natural y nuclear que afecta a Japón, hay una figura, la de los 'liquidadores', que se ha convertido en foco de atención de medios y lectores.
Estos trabajadores arriesgan sus vidas para limpiar la zona de Fukushima de residuos radiactivos que ponen en peligro la de los demás. No obstante, según refleja el diario británico 'The Guardian', la historia de estos liquidadores no es tan romántica como parece.
Shingo Kanno es uno de esos 'samurais nucleares', como les han bautizado algunos medios de comunicación. Para el mundo que no lo conoce, Kanno es un héroe desinteresado que trata de salvar a su país de un 'holocausto nuclear'. Para su familia, es un padre que se juega el tipo para ganar algo de dinero extra haciendo trabajos no cualificados en Fukushima.
El tío abuelo de este 'héroe nuclear' muestra sus reparos ante esta supuesta hazaña. "La gente únicamente ensalza el lado épico de sus perfiles, porque están sacrificando sus vidas para tratar de arreglar la fuga, pero la gente como Shingo es 'amateur'... realmente no sé en qué pueden ayudar. Los que solucionen este tema no deberían ser personas como él", explica Masao Kanno.
Masao es uno de los 500 individuos que se ha refugiado en el polideportivo de Yonezawa. La mayoría de los evacuados residían a 19 millas de la planta de Fukushima, un enorme edificio en el que apenas reparaban de camino a la escuela o a sus trabajos y que ahora gobierna sus vidas.
Labores de construcción
Shingo Kanno era un obrero que se dedicaba a labores de construcción en la planta nuclear hasta que fue liberado de sus funciones en Fukushima tan pronto como se declaró la alerta nuclear. A medida que ésta se extendía y el Gobierno japonés ampliaba la zona de evacuación, se vio obligado a trasladarse con su mujer, su hija y sus suegros a un lugar más seguro.
También ayudó a evacuar a su familia de la localidad de Minamisoma, dentro de la zona de exclusión de 30 kilómetros cuadrados alrededor de la central. En ese momento, fue cuando recibió la llamada para participar como liquidador en la planta nuclear.
Toda su familia intentó convencerle para que rechazara la petición y trataban de hacerle entender que él era poco más que un campesino, no un ingeniero nuclear, y que carece de las habilidades y los conocimientos necesarios para manejar una crisis de semejante envergadura. Apelaron a sus responsabilidades hacia su mujer, sus padres y su hija, pero Shingo regresó a la central y sus parientes no tienen noticias de él desde entonces.
A lo largo de este tiempo, la leyenda de los 'samurais nucleares' no ha parado de crecer. La televisión japonesa emitió una entrevista a uno de los trabajadores de Fukushima que, con el rostro oculto describía las sirenas, las explosiones, el agua de la piscina de residuos atómicos... en el momento de la catástrofe y que también narró sus propias emociones.
"Me siento mal por los que están en la planta; pero había que salir de allí", explica el empleado. Este reportaje ha encendido los ánimos de los refugiados en los polideportivos. "Les han lavado el cerebro", apostilla Keiichi Yamamoto, "los japoneses están entrenados para enfocar su vida al buen funcionamiento de las empresas y sus compañías acaban teniendo prioridad sobre sus propias vidas", resume.
Un inspector afirma que jamás contemplaron la opción de que hubiera un desastre nuclear de tal magnitud
A raíz del accidente de Fukushima, son muchos habitantes de la zona los que se están planteando su relación con la planta nuclear antes de regresar a sus casas cuando todo haya pasado.
Algunos incluso se cuestionan si son culpables del desastre. Yoshizo Endo se trasladó a vivir a las inmediaciones de la planta en 1970, cuando entró a formar parte de la plantilla de la recién inaugurada planta nuclear de Fukushima.
Durante más de 20 años fue inspector de las instalaciones, sometidas a ejercicios regulares para comprobar la seguridad en caso de incendio, terremoto... pero jamás contemplaron la posibilidad de que hubiera un desastre nuclear de semejante magnitud. "Ahora es fácil decir que deberíamos haber pensado en ello", se justifica.
Su mujer dice sin tapujos que toda esta crisis se le hace cada vez más cuesta arriba. Durante años, su marido llevó a cabo un buen trabajo en la planta y que gracias a ello ahora tienen una pensión que les permite vivir cómodamente. "Me siento culpable", afirma.
Endo también fue llamado para trabajar en uno de los equipos como liquidador, igual que Kanno, pero "realmente no puedo hacer nada en esta clase de situaciones; lo único que sé hacer es sostener un termómetro", concluye.

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Detectan altos niveles de radioactividad en el agua del mar cercano a Fukushima


Los niveles de yodo y cesio son respectivamente 126,7 y 24,8 veces superiores a las normas establecidas por las autoridades japonesas.
Realizarán nuevas mediciones en los próximos días con muestras de hasta 8 lugares.
Se plantean la prohibición de la venta de productos marinos procedentes de la zona.
 
www.20minutos.es

El Gobierno japonés ha detectado elevados niveles de radioactividad en el agua marina cercana a la central nuclear de Fukushima, según ha informado la operadora TEPCO.

Los niveles de yodo y cesio son respectivamente 126,7 y 24,8 veces superiores a las normas establecidas por las autoridades niponas. No obstante, estas cifras no suponen un riesgo inmediato: "Se tendría que beber esta agua por un año entero para acumular un millisievert", asegura un funcionario de TEPCO.
El jefe del Gabinete del Gobierno japonés, Yukio Edano, se ha visto obligado a mandar realizar mayores análisis en las aguas niponas, por lo que expertos de la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marino-Terrestre (Jamstec) realizarán esas mediciones en los próximos días mediante muestras de agua marina en ocho lugares.
A continuación, estas muestras serán analizadas por la Agencia Japonesa de Energía Atómica (JAEA) y los resultados serán publicados el jueves, 24 de marzo.
Según un comunicado del OIEA, los análisis incluirán la concentración de radionucleidos en el agua marina y el índice de su dosis, una información que ese organismo con sede en Viena difundirá también.
Miedo a la contaminación de alimentos
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mostrado su preocupación por la venta de algunos alimentos procedentes de áreas cercanas a la planta, por tener niveles excesivos de radiación.
El lunes el Gobierno japonés prohibía la venta y distribución de leche fresca y espinacas en la prefectura de Fukushima y de las vecinas Gunma, Ibaraki y Tochigi tras el anuncio del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de que que la radiación en algunas muestras de estos productos era “significativamente superior” a los niveles que Japón aprueba para consumo.
Las sospechas se centran ahora en el pescado y Noriyuki Shikata, director de comunicación de la oficina del primer ministro japonés, ha tenido que asegurar este martes a través de Twitter que "no hay posibilidades de que los productos marinos de la región fueran distribuidos en el mercado después del terremoto".

Fuente: Elmundo.es

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