Comportamiento animal: La naturaleza explica por qué el distanciamiento social es tan difícil

En 2018 La Vanguardia se hacía eco de un estudio que revelaba que cuidar a individuos enfermos permitió a los primeros humanos prehistóricos controlar la expansión de enfermedades a medida que la complejidad social aumentaba. Para la elaboración del trabajo, los expertos simularon la evolución del cuidado en distintos sistemas sociales basados en comunidades de entre 50 y 200 individuos de Homo habilis, Homo erectus, Homo heidelbergensis, Homo neandertalensis y Homo sapiens. Gracias a ello vieron que los parientes compartían el coste tanto de cuidar como de exponerse a las enfermedades, lo que limitaba el riesgo individual de las infecciones. Además, la transmisión de patógenos quedaba limitada dentro del círculo familiar más cercano.

Elena Martínez Batalla

Sin embargo, ahora se habla del confinamiento como medida imprescindible para superar la crisis sanitaria provocada por el Covid-19, y la verdad es que a la mayoría la situación les parece del todo antinatural. De hecho, esto de aislarse del resto es para muchos lo más angustiante de esta especie de película de ciencia ficción que estamos protagonizando estos días. Pero, ¿por qué el distanciamiento social se nos hace tan cuesta arriba? Según explican en The Conversation las antropólogas Catherine Winder y Vivien Shaw, ambas investigadoras de la Universidad de Bangor (Reino Unido), la respuesta a esta pregunta tiene mucho que ver con nuestra historia evolutiva, es decir, con la forma en la que hemos evolucionado.

La clave de todo reside en el hecho de que pertenecemos al grupo de los primates, que a diferencia de otros mamíferos del mismo tamaño corporal, poseen cerebros mucho más grandes y sofisticados. A juicio de los expertos, esto explica que tanto la especie humana como el resto de primates exhiban niveles de cognición e inteligencia más elevados que el resto.
Hay varias hipótesis que explican por qué tenemos el cerebro tan grande. La teoría más extendida y compartida fue durante muchos años la que indicaba que debido a que somos animales hipersociables, es decir, cooperamos y competimos los unos con los otros para garantizar nuestra supervivencia como especie, necesitamos tener un cerebro muy grande.
Fruto de la evolución
Distintas teorías sostienen que el tamaño de nuestro cerebro es mayor por culpa de los desafíos sociales y ecológicos a los que debieron enfrentarse los primeros humanos
No obstante, un estudio publicado en 2018 en la revista Nature se oponía a esta teoría y constataba que fueron los desafíos ecológicos –el tener que buscar comida, encender un fuego o cocinar los alimentos- y no las dificultades sociales lo que motivó este cambio evolutivo en nuestra fisiología.
Sea como sea, lo cierto es que vivir en grupo requiere comprender tanto las relaciones amistosas como las conflictivas, ya que esto es esencial para nuestra supervivencia. Así, por ejemplo, la forma de actuar de una persona en el pasado puede ayudarnos a prever cómo actuará en el futuro, lo que nos permite alejarnos o acercarnos más a ella.
Según los expertos, el tamaño del cerebro de los primates está correlacionado positivamente con el del grupo social, pues el número de miembros del grupo con los que un primate puede relacionarse plenamente parece estar limitado por el tamaño de la neocorteza cerebral, especialmente desarrollada en el género Homo.
En concreto, los antropólogos usan el ‘Número de Dunbar’ para predecir el tamaño de los grupos sociales. En el caso de la especie humana, se estima que, para evitar conflictos y relacionarse de forma plena, los grupos no deben superar los 150 individuos.
Estrechamente relacionados
Los expertos aseguran que el tamaño del cerebro de los primates y el del grupo social están estrechamente relacionados, llegando el primero a determinar el segundo
Entre las ventajas de vivir en grupo figuran la mayor capacidad de encontrar comida, de defenderse, de reproducirse y de generar, retener y transmitir conocimiento de los individuos. Asimismo, los expertos aseguran que formar parte de un colectivo puede ayudarnos a acceder a recursos que serían inalcanzables a nivel individual, lo que puede marcar la diferencia entre la supervivencia y la muerte.
Todo ello explica que seamos tan dependientes de nuestro entorno social y que se nos esté haciendo tan cuesta arriba la situación actual. Sin embargo, no debemos ser pesimistas, pues las nuevas tecnologías nos permiten seguir manteniendo estos días el contacto con nuestro entorno, aunque sea a distancia, evitando así que nos aislemos socialmente.


Fuente: https://www.lavanguardia.com/natural/20200327/48116726597/por-que-distanciamiento-social-cuesta-arriba.html - Imagen de portada: Los primates son seres hipersociales y para ellos aislarse es algo antinatural (Shutterstock-Lightspring) -
Los primates tienen el cerebro más grande que el resto de mamíferos en relación a su tamaño corporal (Attila Balazs / EFE)

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