LA NUEVA PARODIA DE COPENHAGEN






Escrito por Por Esteban Estragó Queirolo   

Estamos dirigidos por un Gobierno mundial en la sombra, de unos cuantos miles de financistas, a quienes nadie eligió, ni nadie tiene el poder de revocarlos, la parodia de las votaciones, es solo eso. En la democracia liberal burguesa, el votante, vota pero no elige, la buena o mala financiación de la campaña política, es el verdadero y único medio para llegar al poder.

Acepte sin rebelarse el mensaje del mercado, no piense, déjese llevar por la ola del consumo, obtendrá dividendos y vivirá relajado. El sistema no es excluyente, los pobres también participan, deben capitalizar su miseria, su papel consiste en desear lo que nunca tendrán, pasear por los centros comerciales y proyectar su frustración deseando cambiar de estatus. Deben transformar su ahorro en bienes de capital, sus céntimos conseguidos en los semáforos vendiendo baratijas, si ahorran lo que no tienen se convertirán en empresarios del mañana y los niños tragafuegos serán los dueños del Circo de Moscú.

Deben proyectar su optimismo bajo el discurso de la igualdad de oportunidades y la movilidad social ascendente. Es el discurso ideológico de la perseverancia, acompañado de iniciativa, preparación (exclusivos de la clase dominante) y por sobre todas las cosas de Fe, factores presumiblemente suficientes para romper el círculo de la pobreza. El gran mito del capitalismo que tan buenos resultados brinda a sus ideólogos y acólitos.

También se a sumado al debate de la realidad, la contaminación ambiental y su consecuencia el calentamiento global, causado, mantenido y ahora aumentado, por el capitalismo salvaje. El mundo se enfrenta, como en el cuento de García Márquez, “Una muerte anunciada”, donde somos simples espectadores de nuestra propia destrucción.

Se repite en Copenhagen, la parodia de Kioto, donde supuestamente la Comunidad Internacional, se había puesto de acuerdo en la forma de controlar la contaminación ambiental. Donde los países que no reducían sus emisiones, estaban obligados a pagar multas económicas. Y esos fondos debían ser destinados a los países menos contaminantes y de mayor capacidad en recursos naturales renovables.

Para citar un ejemplo: España, desde el año de la firma del Protocolo, se comprometió a reducir sus emisiones en un 5%; pero, desde ese tiempo y hasta el año 2007, permitió un incremento del 36%, lo que representa una multa de 36.000 millones de euros.

Lo que Europa en general debe, es tres veces esa cantidad y si a eso le sumamos el 0,7% del PBI que deben pagar a los países pobres, estaríamos hablando de unos 200.000 millones de euros. Con esos fondos se haría desaparecer el hambre en el mundo.

Debemos rediseñar todos juntos una nueva sociedad, donde el respeto a los Derechos Humanos, de primero, segundo y tercer orden, sean consagrados verdaderamente, rescatando las buenas costumbres de las antiguas y diferentes culturas, utilizando la antropología en la búsqueda de una filosofía incluyente y en especial en los aspectos que se refiere al respeto a la naturaleza y el aprovechamiento sustentable de la tierra.

En esa futura sociedad, el sistema de Seguridad Social debe ser integral y universal, debiendo ser responsabilidad de unas Naciones Unidas reformada y democratizada. La educación será libertaria, responsable y solidaria, no dirigida a crear sólo mano de obra, que al final logra, la bestialización del hombre moderno, convirtiéndolos en consumidores compulsivos.

Fuente: medioymedio.com

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