La minería no es ni podrá nunca ser sostenible

Nuevos proyectos mineros o la reapertura de antiguos proyectos comienzan con la gestión de permisos y concesiones, prospecciones, de manera silenciosa y poco transparente, en medio de una ocultación de la información de parte de las empresas y lo que es peor, de las autoridades. Son las comunidades las que se ven obligadas de la noche a la mañana a bucear la información, muchas veces con grandes dificultades y trabas intencionadas. Muchas mineras están contribuyendo a fomentar la complicidad y la corrupción entre los políticos. El discurso de la minería sostenible y la pretensión de establecer estándares pretende anular las muchas críticas e invisibilizar la oposición a la actividad.
Guadalupe Rodríguez‬

Paralelamente, el sector minero está haciendo esfuerzos inconmensurables para redefinir su imagen de proveedor de materias primas sostenible y responsable. De ello depende su licencia para operar (LTO por sus siglas en inglés).
La minería a gran escala requiere (tendría que requerir) un consentimiento por parte de las comunidades afectadas. Aunque para dar consentimiento necesitan información completa y verídica sobre todos los aspectos y fases de los proyectos mineros.
Desde el punto de vista social, ningún proyecto minero cuestionado de alguna manera por las comunidades afectadas puede considerarse sostenible.
Pero en lugar de ir de frente con la verdad sobre los proyectos mineros, la industria está trabajando activamente para ser aceptada y auto otorgándose el sello de “minería sostenible”.
Algunas organizaciones incluso ecologistas adoptan un rol conciliador que acepta ciertos proyectos mineros o ciertos tipos de minería, invisibilizando en su argumentación y defensa más o menos velada de la minería a las luchas locales. Estas posturas legitiman en realidad el sistema extractivista: la defensa de la minería “sostenible”, la necesidad de las materias primas para la producción de los productos de consumo que todos queremos o la aceptación de ciertos proyectos mineros bajo el argumento de que las empresas son locales y que los beneficios se quedan en la comunidad, la región o el país. Esgrimen también estas organizaciones el argumento de los empleos que traerá la minería. Pero no se puede justificar una destrucción y contaminación ambiental con unos empleos que no están garantizados, cuyas cifras suelen ser fluctuantes y el propio empleo de baja calidad, peor pago y peligrosidad.
En todo caso podrían considerarse estos argumentos y someterse a discusión, pero son siempre inválidos desde el punto de vista ecológico, pues desde el mismo, la minería no es ni puede ser sostenible. Los impactos ecológicos de todo proyecto minero son completamente inevitables por las mismas características de la actividad que supone impactos sobre el agua, la tierra y el aire que se suman al impacto social que conlleva la minería.
Las actitudes que justifican la sostenibilidad de la minería apuntan entonces más bien y muy lamentablemente a hacer aceptables muchas mentiras y argumentos a menudo oscuros y tergiversados que se agrupan bajo el sino de la que llaman “minería del siglo XXI” que utiliza “tecnología punta” y que tiene -supuestamente- todo (contaminación, destrucción, accidentalidad) bajo control.
No hay duda. La actividad minera es en sí misma insostenible y sobre eso sí que no hay discusión posible.
Quien todavía tenga dudas puede simplemente documentarse a fondo con el reciente caso del accidente de Brumadinho en Brasil, con mayor perspectiva con el de Aznalcóllar en España o a medio plazo con el de Baia Mare en Rumanía y su impacto transfronterizo en Hungría, por nombrar tres ejemplos que muestran en manera clara y contundente todo lo que puede salir mal, y de hecho muy a menudo sale fatal. Incuestionable.
Son frecuentes además las violaciones de derechos humanos en relación a la minería y otros extractivismos, como la invasión y acaparamiento de tierras, agresiones físicas y psicológicas, intimidaciones, criminalización, división de las comunidades y se han llegado a dar hasta asesinatos de opositores. Todas suficientemente documentadas por las propias comunidades u organizaciones de derechos humanos.
Nuestro modo de vida, el problema
Sí, claro, nuestras sociedades también son cómplices participando del derroche con los modos de vida que llevamos. Todo esto llegará al límite tarde o temprano, pero participando y aceptando la destrucción no vamos a solucionar nada.
Particularmente la ciudadanía europea y en general del norte global lleva un modo de vida totalmente insostenible que permite a cada persona que habita el continente consumir de media anual 14 toneladas de materias primas. Cada vez somos más personas habitando el planeta, y actualmente, la necesidad de metales, minerales y materiales de construcción aumenta, no sólo en Europa, sino en todas partes. Muchos países encuentran dificultades para acceder a algunas materias primas.
Por su parte, la Unión Europea apunta al crecimiento como la solución a todos los males económicos y en este marco activó hace ya una década una estrategia europea específica para las materias primas no energéticas que considera vitales para su industria. Su objetivo: asegurarse el acceso directo y prioritario a los metales y minerales.
Hace ya rato viene contribuyendo a desatar el boom de exploración y extracción minera que produce los graves conflictos y cada vez son más las comunidades afectadas por la minería y se cuentan ya por muchos miles las denuncias públicas y los procesos de resistencia en todo el mundo.
Vale, pero qué pretenden los movimientos contra las minas
Pues desde los movimientos en contra de la minería queremos primero parar los proyectos mineros cuestionados por comunidades afectadas. Visibilidad, credibilidad, acabar con el negacionismo político y social. Información completa. Respeto. Educación ambiental para la población. Participación pública real y no consultas amañandas o plazos para alegaciones ridículos y casi imposibles de cumplir si es que logras enterarte de que en la puerta de tu casa están planteando abrir un mega proyecto minero. Cumplimiento de la legislación vigente en materia ambiental, urbanística, gestión de residuos, de aguas, etcétera. Atención de los medios de comunicación (muchos ya comprados de antemano por las mineras así que olvídate). En una palabra, una voz.
Queremos adquirir más conocimientos sobre la manera de proponer actividades y abastecimientos más sostenibles en torno al reciclaje y a la economía circular.
Mientras tanto, estamos estudiando el tema, creando redes de solidaridad mutua y trabajando para construir un mundo mejor para usted. Disculpe las molestias.

Fuente: Blog de la autora: https://medium.com/@ecologistadelno- Imagen de portada: Esto es lo más verde que alcanzo a ver a la minería - Fotos:  Bart van Dijk. Imagen de cierre:
No a la mina

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