El calentamiento global ‘amenaza’ los ecosistemas terrestres


El 80% de los ecosistemas del planeta sufrirán una transformación profunda en 2100.

Es justo lo que nos han advertido los expertos. A medida que la tierra se calienta, genera "puntos de inflexión" que aceleran el calentamiento de forma descontrolada. 
Con las subidas de temperatura, se derrite el hielo del océano Ártico, destruyendo el gigantesco "espejo blanco" que devuelve parte del calor hacia el espacio mediante su reflejo. Esto lleva a un mayor calentamiento del océano, que a su vez derrite más hielo, y así sucesivamente hacia un espiral desenfrenada. En 2013, la temperatura, las tormentas... todo parecía trastornado. Julienne Stroeve
Más del 80 por ciento de la tierra libre de hielo en el mundo está en riesgo de que sus ecosistemas sufran una transformación profunda en 2100, según revela un nuevo estudio del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático, en Alemania. Los investigadores explican en su estudio que “casi ninguna parte del mundo está libre” de una transformación sustancial de los paisajes por el cambio climático, a menos que se suavicen los límites del calentamiento en alrededor de 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Los cambios en los ecosistemas podrían incluir que los bosques boreales se transformen en sabanas templadas, los árboles crezcan en la tundra ártica helada o, incluso, una muerte progresiva de algunos de los bosques tropicales del mundo. Estas radicales transformaciones de los ecosistemas de la tierra tienen el potencial de afectar a la seguridad alimentaria e hídrica y, por lo tanto, perjudicar el bienestar humano con un aumento del nivel del mar y un daño directo de los eventos climáticos extremos, según resumen los expertos del estudio.
El nuevo sistema de estudio de la tierra dinámica indica que hasta el 86 por ciento de los ecosistemas terrestres naturales que quedan en todo el mundo podrían estar en riesgo de un cambio importante. Esto supone que la temperatura media global será de entre 4 y 5 grados más caliente al final de este siglo que en los tiempos preindustriales, dada la renuncia de muchos países a reducir obligatoriamente sus emisiones.
Los investigadores estudiaron más de 150 escenarios climáticos, analizando los cambios del ecosistema en cerca de 20 modelos climáticos diferentes para distintos grados de calentamiento global. El equipo midió los cambios simultáneos en la biogeoquímica de la vegetación terrestre y la abundancia relativa de las diferentes especies vegetales.
Los investigadores definieron un parámetro para medir cuánto cambiaría un ecosistema en el futuro bajo el cambio climático desde la situación actual. El parámetro incluye modificaciones en variables tales como la estructura de la vegetación (a partir de árboles que crecen en la hierba, por ejemplo), el carbono almacenado en los suelos y la vegetación y la disponibilidad de agua dulce.
Los autores esperan que los nuevos resultados puedan aportar información para las negociaciones en curso sobre los objetivos de mitigación del cambio climático, así como la planificación de la adaptación al inevitable cambio.
Enviado por: ECOticias.com
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Nubes de color azul sobre la Antártida avisan del calentamiento global


"Las nubes aparecieron sobre el polo sur antes de lo habitual este año", dice el miembro del equipo científico del AIM, Cora Randall , del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial en Colorado.

Datos recibidos desde la nave espacial AIM de la NASA han mostrado que las nubes noctilucentes que aparecen sobre la Antártida cada verano austral son como un gran "bombilla geofísica". Vuelven todos los años a finales de primavera, alcanzando su intensidad plena durante un período de no más de 5 a 10 días. A medida que avanza diciembre, un gran banco de nubes noctilucentes se inertiza sobre la Antártida. Comenzó este año el 20 de noviembre como una pequeña nube de color azul eléctrico y se expandió rápidamente para superponerse a casi todo el continente. AIM está monitoreando el progreso de las nubes a medida que se arremolinan y ondulan alrededor del polo sur.
"Las nubes aparecieron sobre el polo sur antes de lo habitual este año", dice el miembro del equipo científico del AIM, Cora Randall , del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial en Colorado. "Desde que se puso en marcha AIM , sólo en la temporada 2009 se produjo un inicio más precoz", dijo.
Las nubes noctilucentes son las nubes más altas de la Tierra. Sembradas de meteroides en desintegración, se forman en el borde del espacio 83 kilometros por encima de la superficie terrestre. Cuando la luz incide en los diminutos cristales de hielo que forman estas nubes, parecen brillar intensamente en un tono azul eléctrico. En el verano austral es cuando estas nubes están más brillantes y más extendidas. Las nubes se iluminan sobre el polo sur de noviembre a febrero, y se desplazan hacia el polo norte, entre mayo y agosto . Por qué en verano? La respuesta tiene que ver con los patrones de viento y el flujo de humedad en la atmósfera. El verano es el momento en el que un mayor número de moléculas de agua se cuela desde la atmósfera inferior para mezclar con el 'humo de meteoros' en el borde del espacio. Curiosamente, el verano es también la época en que la atmósfera superior es más fría, lo que permite que los cristales de hielo se formen.
En los últimos años se han intensificado y extenido estas nubes. Cuando las nubes noctilucentes se observaron por primera vez en el siglo XIX, había que viajar a las regiones polares para verlas. Desde el cambio de siglo, sin embargo, han sido vistos tan cerca de la línea ecuatorial como en Colorado y Utah. Algunos investigadores creen que esto es una señal de cambio climático. Uno de los gases de efecto invernadero que se ha vuelto más abundante en la atmósfera de la Tierra desde el siglo XIX es el metano. "Cuando el metano se abre paso en la atmósfera superior, es oxidado por una compleja serie de reacciones para formar vapor de agua ", explica el profesor de la Universidad Hampton James Russell, investigador principal de AIM . "Este vapor de agua adicional está disponible entonces para hacer crecer cristales de hielo".
Si esta idea es correcta, las nubes noctilucentes son una especie de advertencia para uno de los gases de efecto invernadero más importantes. Y eso, dice Russell, es una gran razón para estudiarlas.

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