Hielo Azul, el deslumbrante espectáculo natural escondido en los glaciares

Lejos de tratarse de una ilusión óptica o de un truco de la luz, el hielo azul con su tonalidad profunda y casi hipnótica responde a procesos físicos y químicos tan sorprendentes como bellos. Aparece en lugares remotos, donde el hielo ha permanecido intacto durante siglos y donde el tiempo parece moverse al ritmo de la presión, el frío extremo y la paciencia geológica. Pero ¿qué es exactamente el hielo azul, cómo se forma, dónde puede observarse y por qué se ha convertido en un inesperado aliado en la búsqueda de meteoritos?.

por Guillermo Carvajal Palao

Qué es el hielo azul
A diferencia del hielo común que encontramos en un congelador o sobre un charco helado, el hielo azul no es una simple congelación del agua líquida, es el resultado de un proceso prolongado y exigente que tiene lugar en el interior de los glaciares.

Una capa de hielo azul cubre el lago Fryxell en la Antártida. Crédito: Joe Mastroianni / National Science Foundation / Dominio público / Wikimedia Commons

Todo comienza cuando la nieve se acumula sobre un glaciar. Con el paso del tiempo y bajo el peso de capas adicionales, esa nieve se va comprimiendo lentamente hasta que todo el aire que había quedado atrapado en ella desaparece. En ese lento proceso llega por tanto un momento en que las diminutas burbujas que normalmente dispersan la luz —y hacen que el hielo o la nieve se vean blancos— ya no están.
Al ser privado de esas burbujas el hielo se vuelve cada vez más denso, los cristales se agrandan y se alinean de forma que permiten una mayor penetración de la luz. La magia de su color azul ocurre precisamente allí: cuando la luz blanca del sol entra en el hielo comprimido, sus longitudes de onda más largas —como el rojo, el naranja y el amarillo— son absorbidas por una vibración específica de los enlaces oxígeno-hidrógeno (O-H) del agua. Las ondas más cortas, como el azul y el violeta, rebotan de vuelta hacia nuestros ojos. Por eso, cuanto más espeso y puro es el hielo, más azul se ve.
No es Rayleigh, es absorción selectiva
Una confusión común atribuye el color del hielo azul al mismo fenómeno que tiñe de celeste el cielo: la dispersión de Rayleigh. Pero en este caso no es la dispersión sino la absorción selectiva la que tiene la última palabra.
El agua, tanto en estado líquido como sólido, posee una capacidad muy particular para absorber la luz en el extremo rojo del espectro visible, y es ese comportamiento lo que le otorga a grandes masas de agua —como los océanos— su color característico, y lo mismo ocurre con el hielo azul de los glaciares.
El fenómeno es tan exigente que no puede ser observado en pequeñas cantidades de hielo. Es necesario un volumen considerable y una pureza extrema para que la luz recorra una distancia suficiente y nos devuelva ese azul profundo y saturado que parece pintado a mano.

Un iceberg de hielo azul en Alaska. Crédito: Doug Knuth / Wikimedia Commons / Flickr

El momento frágil: cuando el azul desaparece
El hielo azul es una belleza efímera, pues tan pronto como se expone a temperaturas más altas o entra en contacto con el aire, comienza su transformación. Aparecen grietas y fisuras en su superficie, el aire penetra por esas aberturas y crea burbujas microscópicas que dispersan la luz de manera uniforme. En pocas horas, la superficie pierde su color y vuelve a parecer blanca como cualquier otro trozo de hielo.
Sin embargo, el espectáculo puede repetirse. Cuando un iceberg se voltea y deja ver por primera vez una de sus caras sumergidas —libre aún de contacto con el aire—, el hielo azul reaparece en todo su esplendor.
Esto fue precisamente lo que ocurrió en enero de 2011 en el glaciar Tasman, en Nueva Zelanda. Un iceberg recién desprendido se dio vuelta tras meses bajo el agua, revelando una pared de azul profundo que dejó sin aliento a los turistas que lo contemplaban.
Dónde ver hielo azul: de los glaciares a las pistas de aterrizaje
Aunque se puede encontrar hielo azul en muchos glaciares del mundo, es en la Antártida donde este fenómeno alcanza su máxima expresión. En determinadas regiones del continente blanco, llamadas “zonas de hielo azul” (blue-ice areas), la dinámica de acumulación y pérdida de nieve se encuentra en equilibrio perfecto: la escasa nieve que cae es removida por los vientos o se sublima directamente, sin derretirse.

Un iceberg de hielo azul en Islandia. Crédito: Andreas Tille / Wikimedia Commons

Allí, el hielo de los glaciares aflora a la superficie tras haber sido comprimido durante siglos. Este tipo de hielo, denso y sin burbujas, es tan resistente que incluso se ha convertido en pista de aterrizaje para aviones con ruedas en bases como Wilkins, Novolazarevskaya o Patriot Hills. No solo permite una operación segura, sino que ofrece una superficie tan lisa y firme como el asfalto, aunque con un toque glacial.
Cazadores de meteoritos en el hielo
Pero hay otro motivo por el cual estas zonas de hielo azul son extraordinarias: son el mejor lugar del planeta para encontrar meteoritos. No porque caigan más allí que en otras partes del mundo, sino porque la Antártida los conserva de manera única.
En otras regiones, un meteorito puede perderse entre las piedras, la vegetación o el agua. En cambio, en la Antártida, cualquier roca oscura que aparece sobre el hielo es inmediatamente visible, resaltando sobre el fondo azul claro. Además, el clima extremo actúa como un gigantesco congelador natural, preservando los meteoritos durante milenios.
Cuando una de estas rocas cae en la Antártida, es rápidamente cubierta por la nieve y acaba enterrada en el glaciar. A medida que el hielo se desplaza hacia el océano, si encuentra un obstáculo —como una cordillera—, puede detenerse o ser forzado a emerger. La capa blanca que lo cubría se evapora con el viento seco, dejando expuesto el hielo azul y los meteoritos que venía ocultando.
Equipos como ANSMET (Antarctic Search for Meteorites) recorren estos campos de hielo azul en motos de nieve examinando la superficie palmo a palmo. La tarea no es sencilla: el hielo es tan duro como la roca, su superficie está esculpida por el viento en ondulaciones que recuerdan al mar y, por si fuera poco, existen grietas que pueden alcanzar profundidades de más de 150 metros. Aun así, los frutos de esta búsqueda son invaluables: fragmentos del sistema solar primitivo, fósiles estelares conservados en hielo milenario.

FUENTES
J. Dasch, Blue Ice in Antarctica
Climate Change Institute, Glaciology of Blue Ice Areas in Antarctica
Sinisalo A, Moore JC. Antarctic blue ice areas – towards extracting palaeoclimate information. Antarctic Science. 2010;22(2):99-115. doi:10.1017/S0954102009990691
Vijay P. Singh, Pratap Singh, Umesh K. Haritashya, eds., Encyclopedia of Snow, Ice and Glaciers
Wikipedia, Hielo azul
Publicado en: https://www.labrujulaverde.com/2025/06/hielo-azul-el-deslumbrante-espectaculo-natural-escondido-en-los-glaciares - Imagen de portada: Hielo azul en Groenlandia. Crédito: www.camillahey.dk / Visit Greenland / Wikimedia Commons

 

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