PLANTACIONES DE ÁRBOLES Y AGUA






- Presión creciente en Kenia contra los eucaliptos, descriptos como
chupadores de agua

En Kenia actualmente está ocurriendo algo muy interesante. Por un
lado, el ministro de Medio Ambiente del país, John Michuki, ordenó
arrancar los eucaliptos de los humedales y prohibió plantarlos a lo
largo de ríos y cuencas. Por otro lado, la conocida ganadora del
Premio Nobel Wangari Maathai pide que se prohíba la plantación de
especies exóticas, particularmente eucaliptos. Mientras, los expertos
del Centro Internacional de Investigación sobre Agrosilvicultura
(ICRAF por su nombre en inglés), con sede en Kenia, alertan sobre la
naturaleza sedienta de los eucaliptos.

Cuando plantar eucaliptos era bueno

La situación antes mencionada hubiera sido impensable unos pocos
años atrás, cuando el gobierno promovía activamente las plantaciones
de eucaliptos en todo el país. Por ejemplo, en 2003, el Servicio de
Información Ambiental (ENS por su nombre en inglés) informó que se
había introducido a Kenia una nueva variedad de eucaliptos
genéticamente superiores, y que esto podría salvar los bosques
keniatas de una destrucción aún mayor. Basándose en la información
provista por los promotores de la iniciativa, el ENS declaró que
Para quienes viven en zonas semi-áridas, los eucaliptos están siendo
considerados como una oportunidad de percibir ingresos de otra
fuente, y agregó que los investigadores dicen que los nuevos
eucaliptos genéticamente superiores pueden llegar a ser la respuesta
para detener la deforestación en algunas de las zonas áridas de Kenia
y que, bien manejados, podrían salvar a los bosques del país de la
aniquilación.

Estos supuestos fueron apoyados por una cantidad de organismos
especializados y donantes involucrados en la promoción de los
eucaliptos en zonas áridas y semi-áridas del país.

En primer lugar, la producción de esos árboles superiores estaba
encabezada por el Programa Nacional de Extensión de la Agricultura y
la Ganadería  una iniciativa de extensión financiada por la Agencia
Sueca de Desarrollo Internacional. Por otra parte, la plantación de
eucaliptos genéticamente superiores formaba parte del Proyecto
Nacional de Investigación sobre Agrosilvicultura, un proyecto de
colaboración implementado conjuntamente por el Instituto de
Investigación Agrícola de Kenia (KEFRI por su nombre en inglés) y el
Centro Internacional de Investigación sobre Agrosilvicultura (ICRAF).

Una iniciativa similar para proveer de material clónico de calidad
superior a las comunidades rurales Maasai se lanzó a través del
proyecto Kajiado  un proyecto de transferencia biotecnológica entre
el Departamento Forestal del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos
Naturales en colaboración con el Instituto de Investigación Forestal
de Kenia, y Mondi Forests (una empresa sudafricana plantadora y
productora de celulosa). La fundación caritativa Gatsby del Reino
Unido financió este proyecto, mientras el Servicio Internacional para
la Adquisición de Aplicaciones de Agrobiotecnología  que cuenta con
Monsanto, Bayer Crop Science y CropLife International entre sus
donantes  facilitó el emprendimiento.

Con el consejo de los expertos

Se hizo creer a los pobladores locales que la plantación de esos
árboles superiores iba a contribuir con el objetivo nacional de
reducir la pobreza entre las comunidades agrícolas de bajos
recursos, como lo expresó Gabriel Ndungu, funcionario de la oficina
de Kiambu del Programa Nacional de Extensión de la Agricultura y la
Ganadería (NALEP por su nombre en inglés).

El gobierno asumió un papel muy activo en la promoción de estos
eucaliptos, cuyas semillas y clones fueron distribuidos por el
Instituto de Investigación Forestal de Kenia en el bosque de Karura,
cerca de la ciudad de Nairobi. La función del NALEP en esta
iniciativa era lograr que las organizaciones de agricultores
comprendieran el potencial que tenía plantar los árboles
genéticamente superiores en sus propias parcelas.

Les dijeron que podrían explotar comercialmente los árboles después
de unos seis años, pero que en dos años estarían listos para ser
usados como leña o para la construcción de cercas. También se les
dijo que los árboles tenían mejores vetas, que reducen la
posibilidad de rajaduras en la madera aserrada y que crecen
uniformemente, reduciendo así los costos de la tala.

¿Cómo no iban a creer los agricultores en los consejos de todos esos
expertos? ¿Cómo no iban a apoyar la iniciativa las mujeres rurales,
cuando durante años han sufrido la escasez de madera para uso
doméstico? La solución de plantar eucaliptos pareció razonable a los
pequeños agricultores y, en particular, a las mujeres.

Lo que ninguna de estas personas supo es que si bien estos árboles
podían hacerlos ganar dinero, al mismo tiempo agotarían los recursos
hídricos locales, dividiendo así la comunidad entre los que sufren el
impacto negativo de los eucaliptos y los que ganan por la venta de su
madera.

Tres años después: árboles de rápido crecimiento catalogados como
problemáticos

En agosto de 2006, una imagen diferente comenzó a revelarse en la
Semana Mundial del Agua, celebrada en Estocolmo. En dicha reunión,
algunos investigadores advirtieron que, si bien plantar las especies
correctas en las zonas adecuadas podría mejorar la eficiencia
hídrica, otras especies  como pinos y eucaliptos  podrían empeorar
mucho el problema.

La advertencia provino del ICRAF, el cual anunció sus hallazgos
sobre los volúmenes de agua que consumen los árboles, basándose en 20
años de investigación en Kenia. Como resultado de ello, los
científicos del ICRAF aconsejaron no plantar árboles perennifolios de
rápido crecimiento, como los eucaliptos y los pinos, debido a su gran
consumo de agua.

En un evento paralelo organizado por el ICRAF se presentó el video:
Árboles Sedientos: Y la Búsqueda de Mejores Alternativas
(traducción del título en inglés Thirsty Trees: And the Search for
Better Alternatives") (http://giip.org/content/view/104/37/). El
video muestra que tanto los funcionarios del gobierno como las
poblaciones locales coinciden en que los eucaliptos están afectando
los recursos hídricos. Un lugareño explica que el nivel de lo que
solía ser un río muy grande ha bajado como resultado de los
eucaliptos plantados a lo largo de sus márgenes. Explica asimismo
que, como de costumbre en tales casos, las mujeres y los niños son
los más afectados por la disminución del agua, porque ellos son los
proveedores de agua para sus familias y esto significa que deben
dedicar más tiempo para traerla de arroyos y lagos.

El video proporciona cifras sobre el consumo de agua y afirma que un
solo eucalipto de 3 años bebe 20 litros de agua por día. Durante los
siguientes años el consumo aumenta exponencialmente, y a los 20 años
¡el árbol beberá 200 litros por día!

El mito sobre la falta de evidencia científica

Tal vez una de las conclusiones más importantes de los
descubrimientos del ICRAF es que contradice uno de los principales
argumentos utilizados por los promotores de las plantaciones de
madera rápida, quienes dicen que no hay evidencia científica que
pruebe que tales plantaciones disminuyen los recursos hídricos.

Luego de casi dos décadas de investigación en su Estación de
Machakos, el ICRAF proporciona amplia evidencia sobre este asunto y
concluye que:

Las especies perennifolias de crecimiento rápido pueden extraer
cantidades importantes de agua del subsuelo, por lo cual despiertan
serias preocupaciones acerca de su impacto sobre los paisajes. Las
especies de árboles que requieren una cantidad de agua superior a las
precipitaciones deben tomar agua de otras fuentes, lo cual puede tener
graves efectos sobre los demás usos del agua de la zona y para quienes
habitan río abajo. Esto es un hallazgo particularmente importante para
los incipientes programas de almacenamiento de carbono que tienden a
favorecer los árboles de crecimiento rápido como el Eucaliptus, que
puede afectar gravemente el caudal del río.

Numerosas especies preferidas por su valor económico, se
caracterizan por su gran demanda de agua, y se las cosecha y
reemplaza de manera rotativa. Estas plantaciones de especies
sedientas sólo serán viables en zonas con altos niveles de
precipitaciones y escorrentías, donde el agua se acumula y donde se
accede con mayor facilidad al agua del suelo.

El promedio de precipitaciones en las zonas de captación de África
Oriental se encuentra entre 1200mm y 1800mm. Los Eucalyptus por sí
solos pueden consumir la mayor parte de esta agua. Entonces, en las
cuencas que tienen un promedio de precipitaciones inferior a los
1600mm, es prudente no plantar especies de hoja perenne como pinos y
Eucalyptus.

El ICRAF no sólo presenta pruebas sino que también creó una
herramienta simple para medir el consumo de agua de cualquier árbol,
facilitando así la obtención de evidencia científica en cualquier
debate sobre el consumo de agua de las plantaciones.

El aparato desarrollado por el ICRAF mide el flujo de savia
utilizando el método del pulso térmico para determinar a qué
velocidad se desplaza el agua en el tronco del árbol. A partir de
estas mediciones simples, es posible estimar el total de agua que un
árbol consume en una hora (ver
http://www.ictinternational.com.au/Spanish/brochures/HRM_es_1.3.pdf
.

El resultado en 2009: En Kenia se tiran abajo eucaliptos sedientos

Un artículo publicado el 30 de setiembre de 2009 informa que los
agricultores de Kenia central están talando las especies de
eucaliptos consumidores de agua que crecen cerca de los cursos de
agua al entrar en vigor una directiva del gobierno que busca ahorrar
este recurso. El ministro de medio ambiente, John Michuki, emitió la
directiva en un intento por disminuir el impacto de la sequía que
está asolando al país.

El eucalipto ha sido popular entre los agricultores porque crece
rápido y suministra grandes volúmenes de madera, pero también es un
peligro para los recursos hídricos.

Ahora, los eucaliptos que crecen a menos de 30 metros de los ríos,
pozos y otras fuentes de agua se están talando. Ya los agricultores
de Kenia central han derribado prácticamente todos los árboles que
crecían en estas condiciones.

Estamos de acuerdo con que los eucaliptos que crecen cerca de las
fuentes de agua han contribuido a secarlas, y es por ello que estamos
eliminando esos árboles, dice Joseck Gatitu, un agricultor de la zona
de Kamune, en Kenia central, que taló 15 árboles cerca de un arroyo
que llegó casi a secarse.

James Gitonga, un alto funcionario del Servicio Forestal de Kenia,
dice que si bien los eucaliptos eran una fuente de ingresos para los
agricultores, la reciente plantación rápida de Eucalyptus grandis y
Eucalyptus camaldulensis, dos especies de crecimiento rápido
introducidas en Kenia desde Sudáfrica varios años atrás, fue una
amenaza para el medio ambiente.

Se plantaron grandes cantidades de árboles, incluso cerca de ríos,
pantanos y otras zonas de captación y, al ser enormes consumidores de
agua, contribuyeron mucho a que ésta disminuyera, particularmente
durante la actual sequía, dijo.

Un Premio Nobel interviene en el debate

Wangari Maathai, ganadora del Premio Nobel de la Paz y reconocida
activista ambiental keniata, se opone activamente a la presión
agresiva a favor de las especies de árboles exóticos, promovidas en
exceso por razones comerciales, y apela a enfocarse en la plantación
de árboles indígenas que se adaptan mejor a las regiones donde se
supone que deben estar.

La profesora Maathai reclamó que se prohíban las plantaciones
comerciales de eucaliptos en el país. Sostiene que ese árbol está
contribuyendo al agotamiento del agua debido a su alto nivel de
demanda.

Maathai agrega que, aparte de su impacto negativo sobre los sistemas
hídricos, el eucalipto, al cual llaman chupador de agua (munyua mai)
en kikuyu, su lengua nativa, es hostil a otras especies y a casi toda
la diversidad biológica local.

Cuando uno entra en estos monocultivos, parecen bosques muertos
porque lo único que hay son eucaliptos. No se ven pájaros, mariposas,
otros árboles, animales  nada más que ellos, porque no permiten que
nada más crezca.

Durante su discurso de apertura en el 2º Congreso Mundial de
Agrosilvicultura, que tuvo lugar en Nairobi, Kenia, en agosto,
Maathai dijo a la audiencia  con todo respeto hacia los
australianos presentes- que no hay canguros en África y que no
necesitamos eucaliptos.

¿Plantar eucaliptos con el sistema shamba?

Sería erróneo asumir que el gobierno keniata está de acuerdo con
Maathai. El hecho de que el ministro haya prohibido los eucaliptos en
ciertas áreas no significa que las plantaciones comerciales de estos
árboles hayan sido prohibidas también. En este sentido, Maathai llama
la atención contra la idea de reintroducir el tan destructivo sistema
shamba en nuestros bosques clasificados. Este sistema, si bien parece
estar volviendo en un formato renovado, destruye la diversidad
biológica y reduce la capacidad de los bosques para recolectar el
agua de lluvia, retenerla y liberarla gradualmente a través de ríos y
arroyos. Ella enfatiza que sería suicida sucumbir a la presión de
las industrias de la construcción y la celulosa, y reintroducir un
sistema que fue en gran parte responsable de la destrucción de los
bosques en el pasado. Es totalmente insensato utilizar cuencas
hidrográficas como campos para plantar árboles con el objetivo de
mantener en funcionamiento a empresas privadas o empresas públicas
inviables.

En el sistema shamba de Kenia se alienta a los agricultores a
realizar cultivos básicos (maíz, bananas, porotos y mandioca) en
bosques públicos previamente desmontados, con la condición de que
vuelvan a plantar árboles. Desde mediados del siglo 19, Kenia adoptó
este sistema para establecer plantaciones de árboles con mano de obra
barata o totalmente gratuita, con el fin de satisfacer la demanda de
madera.

Además de prestarse a abusos, este sistema desemboca en el reemplazo
de los bosques indígenas por monocultivos de árboles exóticos. Las
especies exóticas plantadas en general en los bosques públicos son
los pinos y los cipreses. Dichas plantaciones, establecidas en
régimen de monocultivo, interfieren con el bosque disminuyendo su
diversidad biológica y sus cualidades como captador de agua. ¿Qué
sucedería si se plantara eucaliptos en el marco del sistema shamba?

La FAO al rescate

Ante toda la evidencia sobre los impactos de las especies de árboles
de crecimiento rápido, el lobby de los eucaliptos está intentando
minimizar y complicar el tema.

Como era de esperar, la Organización para la Agricultura y la
Alimentación (FAO) ha salido a defender su amado árbol. En un informe
reciente citado por los medios keniatas, la organización dijo que, a
pesar de la controversia, los eucaliptos podrían seguir siendo una
alternativa viable debido a su rápido crecimiento, sobre todo en los
países en desarrollo donde el aumento de la población va de la mano
con la demanda de madera para combustible, refugio y otras
necesidades.

Lo que la FAO no dice es que la mayoría de las plantaciones de
madera rápida del mundo no apuntan a producir madera para
combustible o refugio, y que las otras necesidades suelen ser
las de los países industrializados y/o sus empresas transnacionales,
que nada tienen que ver con el crecimiento de la población pero sí
están directamente relacionadas con el aumento del consumo excesivo
en el Norte.

La FAO insiste en equiparar los bosques nativos y las plantaciones.
En su informe estima que, en los trópicos, por cada diez hectáreas de
bosque natural talado sólo una hectárea está plantada, y dice que para
poder lidiar con esta situación, la opción es plantar especies
exóticas adaptables y de rápido crecimiento, como los eucaliptos, que
tienen múltiples usos. Esto significa que, para la FAO, ¡una hectárea
de monocultivo de eucaliptos es lo mismo que una hectárea de bosque
nativo!

Claro que la FAO olvida mencionar que el ICRAF ha identificado una
cantidad de especies nativas que podrían plantarse en Kenia en lugar
de los eucaliptos, y que estos árboles tienen efectos sociales,
ambientales y económicos positivos  mientras los eucaliptos impactan
negativamente sobre la diversidad biológica y los escasos recursos
hídricos del país.

Más importante aún: decir que una hectárea de monocultivo de
eucaliptos puede compensar la pérdida de una hectárea de bosque
tropical biodiverso es un absurdo ambiental que juega a favor de las
empresas de plantación ansiosas por transmitir una imagen verde y
disfrazar sus impactos.

El apoyo de los silvicultores convencionales

El Dr. Robert Brook, de la Escuela de ciencias forestales y
agrícolas de la Universidad de Wales, Reino Unido, es un típico
ejemplo de cómo reacciona un silvicultor convencional ante la
creciente evidencia acerca de los impactos de los eucaliptos. Según
un informe de la prensa keniata, él se pregunta por qué se insiste
en hablar de los eucaliptos, cuando existen tantos otros árboles que
extraen grandes cantidades de agua del suelo.

Creo que las críticas han sido exageradas, dice. Según mi
observación personal, la teca, un árbol exótico, extrae más agua.

La afirmación anterior es cuestionable pero, en el caso de que fuera
cierta ¿significaría que como la teca es peor, el eucalipto es bueno?

El Dr. Brook llega incluso a reconocer los impactos: Los he visto
plantados en bloques compactos en la India. Nada crece por debajo, y
cuando llegan las grandes lluvias monzónicas el suelo se lava
provocando la formación de cieno en los embalses.

A pesar de ello, él hace lo posible por defender los eucaliptos
diciendo que Cuando se los planta individualmente, de a dos, de a
tres, o en filas, no debería haber ningún problema.

Claro que nadie está hablando en contra de plantar unos pocos
árboles  y seguramente él lo sabe  pero con el argumento mencionado
anteriormente, el Dr. Brook apunta a dar cualquier apoyo posible al
vapuleado eucalipto.

De manera más disimulada, incluso el Director General del ICRAF (Dr.
Dennis Garrity), parece querer minimizar los hallazgos de su propia
organización. Él admite que los eucaliptos tienen efectos
destructivos sobre el medio ambiente debido a su gran necesidad de
agua, y dice que su adopción generalizada en África redujo la capa
freática, pero argumentó que los eucaliptos fueron adoptados en todo
el continente por sus características únicas como árbol de
crecimiento rápido y como buena fuente de madera y combustible.

¿Significa esto que él apoya o que se opone a que haya más
plantaciones de eucaliptos en África?

Un especialista en árboles anónimo, de una organización no
gubernamental keniata no identificada, ejemplifica el lobby más
radical a favor de los eucaliptos. Según los medios, él no está para
nada de acuerdo con el pedido de la Profesora Maathai, y dice que los
beneficios de este árbol sobrepasan en mucho sus aspectos negativos.
Dice que no representan ninguna amenaza para el medio ambiente si se
plantan en el lugar correcto.

Su argumento es que sólo es cuestión de adaptación al lugar, porque
las distintas especies son adecuadas para diferentes lugares, y de
hecho defiende la plantación de más eucaliptos en el país.

Claro que no proporciona orientación alguna acerca de cuál eucalipto
debería plantarse en qué lugar de Kenia para evitar sus aspectos
perjudiciales. Sin embargo, sí dice que sólo hay 100.000 hectáreas
de eucaliptos en Kenia y que necesitamos más árboles.

Aparentemente, el único árbol que considera digno de tal nombre es
el eucalipto.

Argumentos a favor de las especies nativas

Sin embargo, el hecho es que hay árboles nativos en Kenia que
conservan  en lugar de tragarse  el agua, y que pueden generar
múltiples beneficios para la gente y la economía, en especial la
provisión de leña para combustible. En este sentido, los científicos
del ICRAF recomiendan plantar árboles de hoja caduca en sistemas
integrados de árboles y cultivos, en los cuales la agricultura y la
silvicultura se practican en el mismo espacio.

Estos árboles pierden sus hojas durante seis meses del año, lo cual
reduce casi a la mitad la cantidad de agua que necesitan. Esto les
permite sobrellevar largos períodos secos y también significa que no
competirán con los cultivos por el agua.

El ICRAF recomienda determinadas especies de árboles para
determinadas regiones. Según este instituto, un pariente de la caoba
llamado Melia volkensii, que produce madera de alto valor, sería
provechoso en zonas semi-áridas como las del Este africano, por
ejemplo.

Mientras tanto, las zonas de captación de agua de África Central y
Occidental serían apropiadas para plantar Cordia africana, que
también es útil para los pequeños productores de miel ya que sus
flores son muy atractivas para las abejas.

Otra especie interesante es el bambú. Según el Dr. Chin Ong, un
especialista en fisiología vegetal del ICRAF, las zonas de acopio de
agua estuvieron alguna vez cubiertas de bambú pero, la mayor parte
de estos bosques fueron talados desde entonces. La Arundinaria
alpina, una especie de bambú nativa de Kenia, puede producir no menos
de 20.000 cañas por hectárea por año, de 12 metros de altura cada una.
Este volumen de producción podría representar un gran negocio para
Kenia. En 2002, el comercio mundial de bambú alcanzó los US$ 2.000
millones. El bambú tiene grandes posibilidades de retornar a Kenia,
para gran entusiasmo de las comunidades locales que cuentan con sacar
provecho de este cultivo comercial que, además, es bueno para el medio
ambiente.

El ICRAF intenta alentar a quienes definen las políticas y a las
comunidades que continúan plantando árboles de hoja perenne  por
ejemplo, como fuente de resina de pino o de celulosa para la
producción de papel  a que modifiquen sus prácticas.

En línea con lo antedicho, Wangari Maathai dice que Hemos aprendido
sobre todo a reconocer y respetar las prioridades del medio rural y a
enfocarnos en proveer no sólo una solución sino una corriente de
beneficios, como la plantación de árboles en el marco de la
agrosilvicultura. Sobre todo con árboles fertilizadores que mejoran
el suelo, proveen frutas, medicinas, forraje, madera, sombra y
belleza, sin mencionar los beneficios para el ecosistema, la
polinización, la diversidad biológica y la protección de las cuencas,
los ríos y los pantanos.

Ella enfatiza la necesidad de expandir las prácticas integradas
existentes y comprobadas, como combinar la agricultura de
conservación con la agrosilvicultura  lo que podríamos llamar
agricultura perenne. Esto haría posible obtener beneficios
ambientales así como seguridad alimentaria y medios de vida
sostenibles. Para lograrlo será necesario contar con mecanismos
sólidos de apoyo a las decisiones por parte de los investigadores  y
con el respaldo de las autoridades para lograr una implementación
efectiva  basados en el conocimiento, las asociaciones y la
capacidad.

El lobby del té

Un actor muy poderoso en la promoción del eucalipto para combustible
en Kenia es la industria del té, la cual quema madera de esta especie
para secar el té antes de empacarlo. Los eucaliptos de crecimiento
rápido les proporcionan una fuente de energía barata para esta
actividad. Según un silvicultor local que manejó las plantaciones de
eucaliptos para una empresa de té (Julius Kamau, comunicación
personal, 2009), se calcula que el consumo actual de madera de
eucalipto en la industria del té ronda los 5 millones de metros
cúbicos al año.

Unilever es una de las varias empresas que poseen plantaciones de té
en Kenia. En su página web la compañía dice que ha revisado la forma
en que produce y utiliza la madera como combustible, ya que la
demanda creciente de té amenaza con sobrepasar la producción de sus
plantaciones de eucaliptos. En este sentido, Unilever trabaja en
sociedad con el Instituto de Investigación Forestal de Kenia y
también ha consultado a expertos de Sudáfrica con el fin de definir
los mejores métodos para optimizar el consumo de madera. La empresa
sigue buscando los medios de lograr una mayor eficiencia, por
ejemplo explorando nuevas variedades de árboles de alto rendimiento,
que incrementarían la producción de la plantación de eucaliptos en un
15% aproximadamente.

Claro que esto resultaría en un aumento adicional del consumo de
agua de los árboles y en una nueva disminución de los recursos
hídricos locales.

Esta empresa, entre otras, debe entonces estar bastante preocupada
por la reciente decisión del gobierno (agosto de 2009), que obliga a
Nyayo Tea Zone Development Corporation (NTZDC) a dejar de plantar
eucaliptos en un área de 11.000 hectáreas. Romano Kiome, Secretario
Permanente de Agricultura, dijo que la empresa tenía hasta el mes de
junio del año próximo para arrancar todos los eucaliptos que plantó,
en un intento por conservar las zonas de captación de agua. Les
hemos pedido (a NTZDC) que no planten eucaliptos sino árboles
indígenas, dijo.

Dada la importancia de la industria del té en Kenia  país que
produce y exporta el famoso té Lipton  queda claro que tendrá que
encontrar una alternativa adecuada para suplantar al eucalipto como
combustible. Los impactos de esta especie sobre el agua son tan
obvios hoy en día que la industria deberá identificar los posibles
árboles nativos para producir madera para combustible, o cambiar por
otras fuentes de energía menos perjudiciales.

Ignorar o reconocer los hechos: ésa es la cuestión

En Kenia hay evidencia más que suficiente para demostrar que las
plantaciones de eucaliptos, incluso a escala relativamente pequeña,
tienen fuertes impactos sobre los recursos hídricos. Basado en tal
evidencia, el gobierno de Kenia impuso una prohibición sobre las
plantaciones de esta especie en pantanos y zonas de captación de
agua. La próxima etapa debería consistir en seguir el llamado de
Wangari Maathai: prohibir totalmente los árboles exóticos y recurrir
a las especies nativas en los planes nacionales de reforestación.

En base a lo antedicho, otros países que enfrentan problemas de
escasez de agua deberían aprovechar los hallazgos de Kenia, dejar de
promover la plantación de eucaliptos o de cualquier otra especie
exótica de crecimiento rápido, y comenzar a plantar árboles nativos.
Dado que el cambio climático puede causar sequías más prolongadas en
África y en otros continentes, habría que optar cuanto antes por
otras especies.

A pesar de toda la evidencia, organizaciones como la FAO y algunos
silvicultores importantes parecen más dispuestos a proteger los
intereses de las empresas que a reconocer que los impactos
ambientales de las especies de crecimiento rápido  particularmente
los eucaliptos  sobrepasan ampliamente sus ventajas económicas.

Lo único que el lobby de las plantaciones puede hacer es intentar
minimizar la evidencia, pero no pueden seguir diciendo que no existe.
Las especies de crecimiento rápido tienen impactos negativos sobre el
agua y éste es un hecho comprobado.

Dentro de este contexto, las comunidades locales y las
organizaciones de la sociedad civil tienen un papel importante a
cumplir en la generación de conciencia sobre los impactos de las
plantaciones de dichas especies y la presión que puedan ejercer sobre
los gobiernos para que introduzcan cambios en sus planes de
reforestación. Estos deberían basarse en especies nativas 
naturalmente adaptadas al medio ambiente local  capaces de mejorar
la conservación del suelo y la recolección de agua, así como de
recuperar la diversidad biológica. Las especies seleccionadas para la
plantación deberían proporcionar a la población local bienes y
servicios útiles como alimentos, medicinas, leña, fibras, etc.

De tener éxito, la presión de la sociedad civil no sólo servirá al
medio ambiente de Kenia y a su gente, sino que también puede servir a
muchos otros pueblos del mundo entero que luchan contra la expansión
del mismo tipo de monocultivos de especies exóticas que está siendo
restringido en Kenia.

Ricardo Carrere, Coordinador Internacional, WRM

Reconocimientos:

El autor quisiera agradecer a las siguientes personas que nos
enviaron sus comentarios para mejorar la versión original: Julius
Kamau, Gathuru Mburu y Nicholas Ngece.

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