Esclavitud moderna en contexto de fragilidad medioambiental

La explotación de la naturaleza, el cambio climático y los desastres naturales conllevan a un denominador común, la trata humana y según el Departamento de Estado de EE UU donde hay explotación ilegal del medio ambiente, la trata humana es aún más recurrente que en los sectores industriales autorizados. Las industrias más afectadas por este fenómeno son la agricultura, la pesca, la acuicultura y la minería.

Por: Adrian Lakrichi

El último informe del Departamento de Estado de EE UU sobre la trata humana publicado en junio de 2019 nos entrega una visión global sobre la situación de la trata en el mundo. En 2014, el mismo departamento hizo una discreta publicación donde se hacía el enlace entre un medio ambiente frágil y la trata humana, una constatación que hoy en día las organizaciones de protección medioambientales no suelen tomar en cuenta.
La esclavitud moderna se estima a 40,3 millones de personas. Expertos dicen que no hubo en toda la historia tanta esclavitud como la hay en el siglo XXI. Y esto hace de la trata humana uno de los sectores más ricos del mundo con ganancias equivalentes a 150.000 millones de dólares anuales, lo que representa la suma de lo que ganan las cuatro empresas más rentables del mundo.
La realidad de la explotación de la naturaleza es que una parte de los actores de su degradación al nivel mundial son a la vez los criminales y las victimas en un porcentaje aun no cuantificado por los buscadores. Las industrias más afectadas por este fenómeno son la agricultura, la pesca, la acuicultura y la explotación de minas, según el Departamento de Estado de EE UU. Estos sectores son considerados por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como las industrias con menos transparencia.
Es mayoritariamente en la explotación ilegal de la naturaleza en donde se encuentran más casos de trata. Efectivamente, donde haya explotación ilegal de bienes naturales se constata que esa explotación se ejerce al mismo tiempo que el trabajo forzado, tráfico de personas y explotación sexual. El Departamento de Estado de EE UU dice que donde hay explotación ilegal, la trata humana es aún más recurrente que en los sectores industriales autorizados.
Estas personas son a veces trabajadores ilegales, sin papeles, están considerados fuera de la ley a la vez al nivel de las leyes migratorias y después cara a la degradación de la naturaleza. Otras veces son personas forzadas en destruir su propio medio ambiente. Más allá, en la agricultura se encuentran sometidas a productos químicos muy peligrosos para su salud sin las reglas y protecciones adecuadas tanto para ellos como para el medio ambiente.
La criminalización de las víctimas de trata es un problema recurrente, como lo subrayan organizaciones como WI HER. La realidad es que muchas veces los sistemas de trata funcionan como las organizaciones criminales y encontrar los verdaderos responsables es un combate mucho más largo y complicado.
El informe del Departamento de Estado sobre trata humana de 2019 analiza que, en el caso de Irán, la degradación del medio ambiente es uno de los factores del fomento de la trata, sobre todo en las minorías étnicas, los refugiados, mujeres y niños. Degradaciones vinculadas con el cambio climático, escasez de agua, mala gestión y gobernanza deficiente. Mas países conocen estos fenómenos, según el informe, como Papúa Nueva Guinea. El mismo informe en su versión de 2012 demostró ya en su tiempo que hay un vínculo directo entre la pesca ilegal y la trata de pescadores sobre barcos involucrados en crímenes medioambientales.
Después de la explotación de la naturaleza, las catástrofes naturales y los cambios involucrados con el clima son factores que según el UNEP (Programa de las Naciones Unidas para el Ambiente) pueden hacer aumentar la trata entre un 20% y un 30%. Para la Fundación Shiva, la particularidad de las catástrofes naturales es que no solo fragilizan el medio ambiente, sino también todos los niveles de la sociedad, así como la gestión misma del Estado y de sus servicios. Países como Somalia, Haití, Indonesia y Pakistán conocen una trata bien establecida debida a catástrofes naturales.
En casi todas las etapas de una catástrofe natural se constata la presencia de trata, también en países occidentales. Después del Huracán Katrina en 2005, durante la reconstrucción de Nueva Orleans , expertos relevaron la presencia de trabajo forzado y, en un informe, el Modern Slavery Centre constató una desproporcionada subida de las llamadas telefónicas en su línea de ayuda a las víctimas de trata.
La otra cara que preocupa las organizaciones internacionales es el desplazamiento de personas debido al cambio climático. 
Los estudios de la Universidad de Columbia recuerdan que el vínculo entre los desplazamientos de poblaciones y el tráfico de personas debido, por ejemplo, a subidas de las aguas es un tema ya largamente estudiado entre los expertos y que aún espera grandes respuestas políticas. Interpol alarma también que las mujeres en países en desarrollo están en caso de catástrofe natural en una situación de vulnerabilidad muy grave ya que muchos estados no les proponen alternativas para acceder a une independencia económica, por lo cual les sería muy difícil encontrar equilibrio fuera del círculo familiar en situación de emergencia.
De esta forma, surge la pregunta aun no respondida de cómo se repartirían las personas desplazadas. Los desacuerdos aun persistentes que ya existen hoy someterían a millones de personas en un limbo de incertidumbre sujetos a la esclavitud moderna ya que legalmente los refugiados climáticos no existen, aunque su realidad es y será el cotidiano de millones de personas si no se piensan en soluciones.
En este contexto medio ambiental frágil, todos estos factores tienen una plaza primordial en la visión que hay que tener sobre las próximas décadas. Una de las causas que llevan a una explotación de la naturaleza descontrolada que destaca es la demanda de bienes siempre más baratos, que a la misma vez provocan grandes desastres sobre la naturaleza y fomentan la trata de personas.
Kevin Bales, experto en esclavitud moderna y uno de los primeros en establecer el vínculo entre un medio ambiente frágil y la trata, analiza que esta lógica se reproduce en todas las industrias, como en la moda y en las tecnologías. Lo ilustra un caso reciente que demostró que, para seguir los ritmos de producción pedidos por Amazon, una de las empresas que producen los Echo dot (Alexa) en China, utilizaron trabajo intensivo de menores de edad, hasta de 16 años, según publica The Guardian. Trabajadores ilegales de los cuales no se puede determinar las condiciones exactas de trabajo y productos de los cuales, tal y como en la telefonía, ya se conocen los impactos medioambientales.
La protección de la naturaleza debería siempre pensarse junto a la protección de los derechos humanos y de los trabajadores para que las víctimas no acaben siendo los grandes perdedores. Para el Departamento de Estado de EE UU, la falta de leyes y regulaciones son el mayor problema de este sistema ya que la mayoría de los países del mundo no tienen leyes medioambientales apropiadas y tampoco contra la trata, no entienden los mecanismos de estas economías subterráneas ni como interactúan entre ellas.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/mapas/esclavitud-moderna-de-fragilidad-medioambiental - Imagen de portada: Huelga global climática en Auckland, Nueva Zelanda. Foto: Nick Thompson - Otras imagenes: Primerahora - Solidaridad.net


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