Boicot al Atún en Lata





Autor: J. Galindo

Muchas especies de atúnidos están en peligro de extinción y contienen altas concentraciones de contaminación por mercurio. Además, la producción de envases de metal para alimentos y bebidas producen una contaminación excesiva pues este tipo de envase es ecológicamente el peor.

Los atunes corresponden a diversas especies de la familia o suborden de los escómbridos o escombroides (orden perciformes), un grupo de peces que son excelentes nadadores y que figuran entre los grupos más perseguidos por las flotas pesqueras. Tienen una cola muy característica en forma semilunar (o de hoz) que les permite alcanzar grandes velocidades. Se capturan con distintos nombres comunes, como el bonito, albacora, melva, listado, bacoreta, caballa o verdel, estornino, patudo... Uno de los más apreciados es el llamado atún rojo o atún azul (por el color de su carne o de su piel, Thunnus thynnus). Este pez alcanza los 72 Km/h de velocidad, gracias a las 10 flexiones de su cola por segundo. Aunque los peces son animales de sangre fría, estos peces son capaces de elevar su temperatura corporal para aumentar la potencia de sus músculos y para facilitar la digestión y obtener rápidamente la energía. 

La carne de los atunes es muy apreciada en todo el mundo, especialmente en el Mediterráneo y más aún en Japón por su sashimi, un plato de pescado crudo que suele incluir especies de atúnidos o de ballenas, especies que tienen todas ellas cierto riesgo de extinción en todos los mares. El mercado japonés se surte de atunes de todos los mares gracias al enorme precio que son capaces de pagar. 

En el Mediterráneo se pescan los ejemplares que cruzan el estrecho de Gibraltar para ir a las áreas de puesta, impidiendo la renovación normal de la especie. También se pescan los ejemplares jóvenes que nadan cerca de la costa. Todo esto hace que este grupo de peces esté seriamente amenazado y, a pesar de las prohibiciones internacionales se pesca sin control en todos los mares debido a que es un pescado muy demandado por los consumidores. Tengamos en cuenta que el 60% de las especies comerciales más importantes del mundo están sobreexplotadas o agotadas. 

Dentro de los escómbridos están también los peces vela, peces grandes y pelágicos que incluyen dos familias: el pez espada (Xiphiidae) y los peces navegante, lanza o marlines (Istiophoridae). Son muy apreciados por su carne y también por la dificultad de pescarlos en pesca deportiva, lo cual les hace ser muy perseguidos por pescadores de muchos países. Todo eso ha hecho que sus poblaciones hayan disminuido mucho y que algunas especies estén en serio peligro de extinción. Entre estos escómbridos está el pez más rápido de todos los mares, el pez navegante o pez vela, que alcanza velocidades de 110 Km/h, durante cortos periodos. Estos peces tienen la característica de poseer un largo pico en forma de espada como extensión de su mandíbula superior. El nombre de pez vela (como el Istiophorus platypterus) se debe a aquellas especies que tienen una enorme aleta dorsal que pueden plegar para nadar a gran velocidad. 

Al conocer las maravillas de estos animales nos entristece aún más saber que las especies más consumidas están en peligro de extinción. Este es el principal motivo por el que proponemos efectuar un boicot al atún en lata, como símbolo de nuestra sociedad insostenible. ¿Por qué no debemos comprar ni consumir atún en lata?. Las razones se resumen en 4: 

Primero porque, como hemos dicho, las especies más utilizadas están en peligro de extinción y sus poblaciones han decrecido extraordinariamente en los últimos 10 años. La Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA) no parece muy efectiva cuando se mueve tanto dinero alrededor de estos animales vistos como recursos. Algo similar ocurre con la Comisión Ballenera Internacional y la mal llamada caza científica de Japón. Tanto para las ballenas como para los atunes es urgente contar con una buena red de reservas marinas que proteja, al menos, las zonas de cría y alimentación. 
Se capturan (legal o ilegalmente) incluso atunes inmaduros que son engordados en jaulas, evitando su reproducción y necesitando para su alimentación que se capturen grandes cantidades de otras especies de peces. 
Además, de todas las formas de envasar alimentos, en envase "en lata" es el que consume mayor cantidad de energía, lo que conlleva una contaminación global ya muy conocida. A esto hay que añadir que, al no ser un alimento "fresco", provoca multitud de transportes (con la consiguiente contaminación añadida). 
Por si fuera poco, se ha constatado que todos los mares padecen contaminación por mercurio que afecta a todo el pescado que consumimos, pero muy especialmente a los peces depredadores (como los atúnidos y los tiburones) y a los peces de fondo. 
Estos dos últimos puntos merecen unas breves palabras. Respecto a los alimentos envasados en metal, hay que decir que no garantizan una conservación eterna y que tienen fecha de caducidad, cosa que al no ser tenida en cuenta desencadena casos de intoxicación. Por otra parte, las latas de comida y bebida se hacen con hojalata de acero, aluminio o mezcla de ambos. En la fabricación de 1000 latas de acero (con una media de reciclaje del 30%) se consumen 64 kg de hierro, 25 kg de carbón, 0,9 metros cúbicos de agua y se desprenden 170 kg de dióxido de carbono que van a parar a la atmósfera. La mejor solución es consumir productos frescos y rechazar un exceso de envases, especialmente si son de metal. La mejor solución no es el reciclaje, sino la reducción de este tipo de consumo. El reciclaje es la última opción ecológica. 
Respecto a la contaminación por mercurio, es un hecho real del que han alarmado numerosas organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) o la Dirección de Alimentos y Fármacos (FDA, Food and Drug Administration) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA, Environmental Protection Agency), ambas de EE.UU. La legislación española data de 1991 y es muy permisiva, admitiendo un máximo de 1 ppm (parte por millón), o sea, 1 miligramo de mercurio por cada kilo, mientras que la OMS propone un máximo de 0.5 ppm (véase el número 39 de la revista Ecologista, de Ecologistas en Acción: www.ecologistasenaccion.org). El mercurio se libera a la atmósfera en procesos químicos e industriales (minería, incineración de basuras...). En España no hay datos disponibles, pero en EE.UU. se encontró que las latas de atún blanco contenían 0.358 ppm de contaminación por mercurio. El mayor problema del mercurio es que, como todos los metales pesados (plomo, cadmio...) son acumulativos, es decir no se eliminan. Esa es la razón por la que los grandes depredadores marinos (atún, pez espada, tiburón...) tienen mayores concentraciones de mercurio, ya que ellos ingieren y acumulan todo el mercurio que acumularon todas sus presas. Los humanos que ingieren a estos depredadores están acumulando todos los metales pesados de éstos. Para responder a la pregunta de cuánto pescado podemos comer, no basta con saber la cantidad de contaminación de este pescado, sino que también es necesario saber el peso corporal y la cantidad de pescado que se come a la semana. Lo que no hay duda es de que el envenenamiento por mercurio es muy grave. 

El mercurio también se utiliza en la minería de oro y plata, en baterías y pilas, tubos fluorescentes, pesticidas y fungicidas... Estos productos y su producción liberan grandes cantidades de mercurio en la Naturaleza. Pero la mayor fuente de emisión de mercurio son las centrales térmicas de carbón. 

De todo lo dicho extraemos unas conclusiones claras: No debemos consumir mucho pescado y menos aún atún, por su conservación como especie y por nuestra salud. Además, por respeto al planeta tampoco debemos consumir alimentos o bebidas en lata. El atún enlatado tiene todas esas características que, unidas, les hace ser un alimento nefasto para nuestra salud y la de este pequeño planeta. Si a esto le sumamos que la población mundial está creciendo a un ritmo frenético, hay más conclusiones claras...

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