Glaciar Thwaites en Antártida: Una bomba de relojería con el nombre de Trump grabado

El glaciar Thwaites, en la Antártida occidental, es el más peligroso de mundo. El 15 de enero pasado, los científicos lo han catalogado como una “bomba de relojería del clima”. Los datos concretos son irrefutables: estudios llevados a cabo por la NASA en el marco de la Operación IceBridge han revelado la existencia de una cavidad descomunal, del tamaño de la ciudad del Nueva York, oculta bajo su superficie helada. Y mientras tanto, el glacial pierde 35.000 millones de toneladas de masa al año. Indiscutiblemente, “lo que le ocurre a Thwaites afecta a todo el casquete polar” (1).

Robert Hunziker

A fin y al cabo, el glacial Thwaites es la principal barrera de contención de toda la Antártida occidental, que contiene suficiente hielo como para elevar el nivel del mar unos tres metros y medio por encima de su nivel actual. Si Thwaites se viene abajo, desencadenará un derrumbe imperioso de proporciones monstruosas. Aunque nadie sepa cuánto tiempo pasará (décadas o siglos) antes de que se produzca el grave derrumbe, a juzgar por su comportamiento reciente, Thwaites está dando los suficientes avisos escalofriantes como para pararse y dedicar un tiempo a pensar seriamente en ello.
El glacial Thwaites tiene 160 kilómetros de ancho y 1.200 metros de profundidad y está derritiéndose mucho antes y muchísimo más rápido de lo que pronosticaban todas las proyecciones. Resulta raro, pues ha sido un rasgo permanente de la Antártida desde los inicios de la humanidad.
Al mismo tiempo, frente a los ecosistemas que se derrumban en la periferia de la civilización, allí donde primero se siente el impacto del calentamiento global, Estados Unidos, bajo la dirección del presidente Trump, se dedica a desmantelar décadas de leyes federales dirigidas a proteger la vida y los ecosistemas. Casi una centena de regulaciones diseñadas para contener el cambio climático, proteger la salud humana y limitar la destrucción de ecosistemas están siendo derogadas, dentro de lo que se conoce como “el gran desmantelamiento de las agencias federales” de Trump.
Las principales políticas ecológicas y de bienestar social se están destruyendo a marchas forzadas, lo mismo que ocurre con los ecosistemas debido al impacto del calentamiento global antropogénico. El permafrost del Ártico, por ejemplo, se está derritiendo 70 años antes de lo previsto. ¡Alerta! ¿El calentamiento global se está adelantando 70 años? Si así fuera, si está ocurriendo realmente, pronto se producirán terribles trastornos climáticos (2).
Para los científicos estadounidenses, Trump representa su peor pesadilla a todo color. Ningún presidente en toda la historia de Estados Unidos se acerca a su nivel de ignorancia pura y dura y a su absoluta incapacidad de entender los términos y conceptos científicos más rudimentarios. No por nada su propio secretario de Estado, Rex Tillerson, le definió como un “jodido imbécil” (Vanity Fair, 23 de mayo de 2019).
En cuanto a Thwaites, la buena noticia es que los últimos hielos de la Antártida tardarán cientos de años en fundirse. Pero la mala es que, mientras tanto, y posiblemente más pronto que tarde, se desencadenará un caos inimaginable en forma de daños duraderos que cambiarán las costas de todo el mundo, año a año, década a década y centímetro a centímetro, pero que con el tiempo llegarán a ser metro a metro. Se trata de un pronóstico extraordinariamente peligroso, repleto de todo tipo de desafíos para las metrópolis costeras del mundo.
Lo más significativo es el mensaje implícito en el nuevo artículo del NewScientist: alguien que posea una posición de autoridad en el mundo y grandes dotes de liderazgo (evidentemente, no Estados Unidos) debe asumir que el calentamiento global ha comenzado la cuenta atrás y ha puesto de rodillas a la civilización humana en las latitudes más remotas, allí donde su efecto ya es remarcable, por ejemplo en el derrumbe del hielo del núcleo del glacial Thwaites.
Dicho glacial, tan grande como Gran Bretaña, no es sino uno de los muchos ejemplos del inicio del colapso de los ecosistemas del mundo, pero en los lugares donde esto ocurre no vive nadie. Aparte de los científicos, ¿quién más es consciente de estas transformaciones?
La pérdida de hielo del Thwaites se ha duplicado de forma alarmante en los últimos veinte años, hasta alcanzar los 35.000 millones de toneladas anuales; ese mero dato nos trasmite un mensaje inquietante. Con el tiempo, el glacial Thwaites será responsable de un aumento de 60 centímetros del nivel del mar. Pero ese es solo el comienzo de un problema mucho mayor, pues ese glacial actúa como contrafuerte de todo el casquete polar de la Antártida occidental.
Hace tan solo cinco años los científicos afirmaban con seguridad que el casquete polar antártico había comenzado a derrumbarse, para añadir que “aunque el aumento del nivel del mar (de 3 a 4 metros) no pueda detenerse, todavía pasarán cientos de años, incluso mil, antes de que se haga totalmente efectivo”. Así que ¡no hay problema!
Pero ahora parece que sí estamos ante un grave problema.

Notas:
(1) Adam Vaughan, “Antarctica’s Doomsday Glacier is Melting. Can we Save it in Time?” (El glacial antártico del Día del Juicio se está derritiendo. ¿Podremos evitarlo a tiempo?) NewScientist , 15 de enero, 2020.
(2) Louise M. Farquharson et al, “Climate Change Drives Widespread and Rapid Thermokarst Development in Very Cold Permafrost in the Canadian High Arctic”, Geophysical Research Letters, 10 de junio, 2019).
Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/01/24/a-climate-time-bomb-with-trumps-name-inscribed/ Counterpunch - Traducido para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo - Foto: NASA, dominio público

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La Antártida se derrite
Estudio realizado por un equipo de la Universidad de Santiago (USACH) detectó que las corrientes cálidas que habitualmente están bajo de las aguas superficiales debido a los vientos están emergiendo y calentando los glaciares.

El 98% de la Antártica está cubierta por una gruesa capa de hielo, conocida como casquete polar Antártico. Estos hielos tienen hasta 45 millones de años de antigüedad, una altura promedio de 2.300 m. y un máximo espesor que sobrepasa los 4000 m. de altura. Debido al casquete polar que la cubre, la Antártica no sólo en el continente más alto en promedio, sino también en el más frío e inhóspito para el desarrollo de la vida.
Por lo mismo y debido a la preocupación que existe por la aceleración del derretimiento del hielo esta últimas décadas, es que un equipo de científicos liderado por los investigadores Pedro Llanillo y Raúl Cordero del grupo de investigación @AntarcticaCL de la U. de Santiago lograron detectar el principal mecanismo que está derritiendo la Antártica, también en el Territorio Antártico Chileno.
A través de mediciones en la Bahía Fildes (Isla Rey Jorge) en las temporadas de verano 2016 – 2017, observaron la intrusión de agua “cálida” proveniente de la Corriente Circumpolar Antártica (ACC, por sus siglas en ingles), una corriente marina que fluye de oeste a este alrededor de toda la Antártida. El agua más cálida de estas corrientes, surge a la superficie debido al aumento de la intensidad de los vientos en torno a la Antartica, relacionadas con el cambio climático..
Las mediciones se realizaron en varias docenas de puntos en la Bahía Fildes, también conocida como Bahía Maxwell, situada en la parte occidental de la Isla Rey Jorge, sector donde se encuentra el Instituto Antártico Chileno (INACH).
La surgencia hacia la superficie de aguas cálidas es el principal mecanismo que explica el derrtimiento de claciares costeros y plataformas de hielo flotante en la Antárica Occidental y la Península Antártica. Aunque ha sido reportado en otros puntos de Antártica Occidental, no se había detectado el ingreso de esta corriente a la zona investigada. Hasta ahora.
Según Cordero, “ese tipo de intrusión de agua cálida en la bahía se ha estado incrementando en toda la Antártica Occidental”, situación que tiene consecuencias.
La corriente cálida
Las mediciones permitieron describir la entrada y mezcla de aguas cálidas en subsuperficie en esta Bahía Antártica. Las aguas cálidas detectadas provienen de la Corriente Circumpolar Antártica (ACC). Esta poderosa corriente fluye ondulante hacia el este alrededor de toda la Antártica. Sin embargo, algunas ramificaciones de la corriente se separan y fluyen hacia el sur mezclándose con las aguas costeras de la Antártica que son más frías, menos salinas y están mejor oxigenadas.
El trabajo de la Universidad de Santiago muestra que el ingreso de aguas cálidas a Bahía Fildes produce un incremento en la salinidad y una disminución del oxígeno disuelto en las aguas subsuperficiales (aguas que van por varios metros bajo la superficie) de la Bahía. “La intrusión de aguas cálidas en subsuperficie es un fenómeno que está sucediendo en varias regiones costeras de la Antártica y que contribuye a acelerar la desintegración de las plataformas de hielo flotante y al retroceso de los glaciares de marea antárticos” explica Llanillo.
En la Antártica el agua tiene distintas temperaturas , “el agua que está en la superficie, en las costas de la Antártica es fría y el agua que está bajo la superficie en tormo a la Antártica es cálida”, agrega Cordero. El problema aumenta porque en las últimas décadas los vientos han incrementado su intensidad en torno a la Antártica y esto facilita que “el agua cálida que debiera estar bajo la superficie surja a la superficie derritiendo todo lo que está ahí, incluidas las plataformas de hielo flotante” añade el experto . “Bahía Fildes presenta numerosos glaciares que acaban en el océano y, por tanto, la intrusión de aguas cálidas en la misma puede afectar a la estabilidad de estos glaciares, cuyo derretimiento contribuiría al alza del nivel del mar”, insiste Llanillo.
Cambio climático
El cambio climático es el factor que más ha generado la intrusión de aguas cálidas al continente blanco en estos últimos años, daño que provoca que el nivel del mar aumente más rápido. “Es interesante porque el nivel del mar sube en todo el mundo cuando se derrite la Antártica y se distribuye, pero eel alza no se distribuye de manera homogénea, sino que la zona donde más sube el nivel del mar es la tropical”, cuenta Cordero.
En el caso de Chile, el nivel del mar está subiendo, pero donde subirá más será en las regiones de Arica e Iquique, que son las zonas que más se acercan al trópico. Por lo tanto, el problema afecta a territorios que no se creería que perjudica por la lejanía con la Antártica, por lo que no se puede considerar como un problema ajeno porque le influye al mundo entero.
Lo que sí está afectando al tercio de territorio de hielo que está siendo dañado por estas corrientes de agua caliente es que se está perdiendo cada vez más hielo. Estas  imágenes capturadas por un equipo de Antarctica.cl en septiembre de 2019, muestran la rapidez con la que la probable intrusión del agua cálida puede derretir el hielo marino en Bahía Fildes.
Los doctores de la Universidad de Santiago advierten que “la única manera de mitigar este problema es mitigando el cambio climático. Si no reducimos la emisión descontrolada de gases de efecto invernadero es imposible que este proceso se detenga” y el nivel del mar en todo el mundo continúe subiendo.

Fuente: Fuente La Tercera - Publicada en: ecosistemas.cl

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