«Tener una araña en casa es un servicio impagable»
El Entomólogo en la Estación Biológica de Doñana (España), J.M.-Cordero coordina un libro en el que 20 divulgadores desentrañan historias fascinantes sobre cómo los artrópodos han cambiado la historia (aunque casi nunca nos demos cuenta): Fabrican miel y polinizan nuestras plantas. Controlan las plagas (que muchas veces generan otros animales de su propio grupo). Nos dan medicinas y tinta. Y nos hacen estornudar. A lo largo de la historia humana, los artrópodos, ese gran grupo de invertebrados en el que están los insectos, los arácnidos o los crustáceos, entre otros, nos han acompañado sin hacer mucho ruido, pero influyendo de miles de maneras distintas en nuestro día a día.
Juan F. Samaniego
En Artrópodos. Las fascinantes criaturas que cambiaron la historia (Guadalmazán), el científico José Manuel Vidal-Cordero coordina a otros 20 divulgadores en un gran relato sobre un mundo desconocido con el que estamos más relacionados de lo que pensamos. Y no solo porque en el lugar en el que estás leyendo esto, probablemente, te estén acompañando millones de estos seres.
¿Son tan importantes los artrópodos para el ser humano?
Sí, punto. Así, con rotundidad.
¿Y por qué?
El libro tiene un montón de historias que respaldan esta afirmación tan rotunda. Muchos de los hitos de la historia humana no habrían sido posibles sin los artrópodos. Normalmente conocemos el hito, pero no la historia al completo ni a todos sus protagonistas.
Está el ejemplo de la tinta ferrogálica, que fue la tinta más usada durante siglos y cambió de verdad la historia de la humanidad. Proviene de las agallas de roble, formaciones naturales de este árbol que son inducidas por un tipo de avispilla. Pero como este hay muchísimos más ejemplos.
Son muchas las cosas que damos por sentadas de la naturaleza sin conocer cómo se producen o quién las produce, como pasa con los servicios ecosistémicos. ¿Ahí también podemos ver la huella de los artrópodos?
Normalmente, cuando pensamos en servicios ecosistémicos y artrópodos, lo primero que se nos viene a la cabeza es la polinización, la dispersión de semillas o la regulación de comunidades de otros bichos, el llamado control biológico. Pero esto es solo la punta del iceberg.
Tenemos, por ejemplo, servicios de aprovisionamiento. Hay muchos artrópodos que son comida, como el marisco, y otros son utilizados en biomedicina y en farmacia, como los cangrejos cacerola. Y después están los servicios de apoyo, a los que contribuyen la gran mayoría de artrópodos, como los ciclos de nutrientes del suelo, la descomposición de la materia orgánica, el ciclo del carbono… Sin olvidar los servicios culturales. Tenemos artrópodos desde en la película Bichos hasta en la Biblia.
Entonces, ¿por qué nos generan rechazo, miedo o asco?
Creo que esto se debe fundamentalmente a dos cosas. La primera es que los artrópodos con los que tenemos más contacto suelen ser aquellos que viven asociados al ser humano, aquellos que son nuestros compañeros de piso por el simple hecho de que nuestra casa mantiene una serie de condiciones de temperatura, humedad y alimento que son adecuadas para ellos.
Algunas de estas especies llamadas sinantrópicas tienen una mala fama inmerecida, como las arañas, pero en otros casos es bien merecida, porque por ejemplo pueden ser vectores de enfermedades, como las cucarachas o los mosquitos. Y digamos que, por su “culpa”, casi todos los demás artrópodos nos generan rechazo.
Por otro lado, creo que hay un componente genético y cultural importante. Cuando los seres humanos no estábamos tan aislados de la naturaleza, era importante estar atento para alejarse de las amenazas. Ese miedo se ha ido arrastrando hasta nuestros días.
¿Con cuántas especies artrópodos convivimos a diario?
No sabría decirte una cifra, pero son muchísimas más de las que queremos pensar. Las arañas, los mosquitos o las cucarachas son lo primero que se nos viene a la cabeza, pero tenemos a los peces de plata, que se esconden detrás de nuestros libros, o a las polillas ocultas en nuestros armarios.
Y no podemos olvidarnos del más abundante de todos: el ácaro del polvo. Ahora mismo, mientras hablamos, los tienes sobre la cabeza, en la silla y en el móvil que estás usando. Estos artrópodos son responsables del 30% de los estornudos de la población mundial. En un solo colchón se estima que pueden vivir más de 10 millones de ácaros.
Algunos artrópodos, como las garrapatas o los mosquitos, tienen mala fama porque son vectores de enfermedades. ¿Está aumentando el riesgo asociado a estos vectores?
Este riesgo, que depende de muchos factores, está aumentando en muchos casos por causa de este escenario de cambio global que vivimos. Por ejemplo, los casos de virus del Nilo, que se han dado en Andalucía, tienen que ver con un mosquito y con algunas aves. En el contexto actual, las masas de agua en las que se paran a reposar las aves se reducen, por lo que hay mayores aglomeraciones y mayores probabilidades de que haya un ave infectada en la zona en la que actúan los mosquitos.
Vamos a limpiar la imagen de dos de los artrópodos que peor imagen tienen. ¿Cómo nos benefician las cucarachas?
El autor de este capítulo del libro se reía porque decía que le había dejado la peor parte. Es mucho más fácil defender a una abeja que a una cucaracha. Lo cierto es que la mala fama de estos artrópodos se debe a las cinco o seis especies que viven con nosotros, pero en realidad hay más de 4.000 especies de cucaracha en el mundo.
Estos insectos han sido usados como modelos de estudio para un montón de avances científicos, contribuyen a la descomposición de la materia orgánica e incluso podrían contribuir a avances en alimentación. Sin querer destripar mucho del libro, existen especies de cucarachas que amamantan a sus crías con sustancias muy nutritivas que podrían inspirar nuevos alimentos para nosotros.
¿Y qué pasa con las arañas?
Las arañas, más que asco, nos dan miedo. Y puede llegar a entenderse: las arañas son uno de los grupos de depredadores más eficaces que existen en el mundo. Tener una araña en casa es un servicio impagable. La mayoría de especies de arañas sinantrópicas no nos molestan y solo salen para alimentarse de otros artrópodos que sí nos molestan. La mayoría ni siquiera fabrica telas de araña, solo vive detrás de un mueble y sale de noche a cazar.
Fuera de nuestras casas, las arañas son excelentes controladoras de poblaciones de otros bichos. Y además pueden tener otras utilidades, como las aplicaciones que se están desarrollando del estudio de la tela de araña.
Puede que no nos parezcan tan agradables como un oso panda o tan majestuosos como un león, pero muchos artrópodos también están en peligro de extinción. ¿Hasta qué punto están desapareciendo?
La población de más del 40% de las especies de artrópodos está disminuyendo. Un tercio está en peligro de extinción. Las principales causas de su desaparición son, y me gusta mucho la forma que tiene de nombrarlo Miguel Delibes de Castro, los jinetes de la apocalipsis ambiental: la destrucción de hábitat por la urbanización o por la deforestación, el uso intensivo de pesticidas, el cambio climático y la introducción de especies invasoras.
¿Cómo les afecta el cambio climático?
De muchas formas. Por ejemplo, favorece la proliferación de plagas, altera los ciclos vitales de los artrópodos y los desincroniza con los de otras especies de las que dependen (por ejemplo, las plantas florecen antes de que nazcan las larvas) e influye en la distribución de las especies. Imagínate un insecto que solo vive cerca de las cumbres de las montañas. A medida que sube la temperatura, otras especies de zonas más bajas se desplazan hacia arriba. Pero este insecto, ¿hacia dónde va a ir?
Hablando de distribución, ninguno de los artrópodos de los que hablan en el libro está en la Antártida. ¿Puede cambiar esto en el futuro?
Tienen sus razones para no estar allí: la Antártida es un lugar con una temperatura extremadamente fría, sin suelo y sin mucho alimento. Al igual que nos pasa a nosotros, prefieren vivir en otros sitios. Aun así, sí que hay artrópodos adaptados a la Antártida. Por ejemplo, hay una mosca que no tiene alas, Belgica antarctica, que puede soportar incluso la congelación de sus tejidos.
De todas formas, con el cambio climático y el retroceso de los hielos, sí que algunas especies invasoras podrían llegar a colonizar nuevas áreas de la Antártida.
Volviendo a la crisis de biodiversidad, ¿cómo se mide la desaparición de los artrópodos, cuando son seres tan pequeños y difíciles de ver?
Para medir su abundancia y su distribución hay que hacer censos y muestreos, para los que se usan muchas técnicas diferentes, como las trampas de succión o de luz que los capturan. En los últimos años se están desarrollando también sistemas automatizados con cámaras y con sensores ópticos, que permiten un muestreo en tiempo real. En la Estación Biológica de Doñana, en donde trabajo, ya se están probando algunos de estos métodos.
¿A qué se dedica en la estación biológica?
Trabajo como entomólogo de la infraestructura científico técnica de Doñana. Lo que hago básicamente es hacer monitoreos de poblaciones, desde censos de mariposas a muestreos de biota acuática. Y también saco tiempo para seguir haciendo investigación. Ahora estamos cerca de publicar un estudio sobre las interacciones entre hormigas y caracoles, de las que se sabe muy poco.
Porque lo suyo son las hormigas, ¿qué es lo que le llama tanto la atención de estos artrópodos?
Me parecen alucinantes, desde que era pequeño. Pero si tuviese que quedarme con algo que me llama la atención, sin pecar de antropocentrista, es todo lo que se parecen a nosotros. El ser humano no inventó la agricultura, ni la ganadería, tampoco el paracaidismo ni el buceo, ni siquiera una puerta. Las hormigas lo inventaron mucho tiempo antes. Tienen una cantidad de comportamientos y de interacciones con otros animales impresionantes. Son tan abundantes que comparten la vida con un montón de organismos y, en cierto sentido, dirigen su evolución.
Fuente: El Entomólogo en la Estación Biológica de Doñana, J.M.-Cordero coordina un libro en el que 20 divulgadores desentrañan historias fascinantes sobre cómo los artrópodos han cambiado la historia (aunque casi nunca nos demos cuenta).