Estudio confirma presencia de micro Plásticos en la sal de mesa marina
Los grupos ecologistas y la comunidad científica internacional ya llevan un tiempo advirtiendo sobre las miles de toneladas de plástico que se arrojan a diario al mar y sus posibles consecuencias. Un reciente estudio español, confirma una de ellas: la sal de mesa marina contiene ya microplásticos.
A través del análisis de las sales producidas en costas españolas, los investigadores concluyeron que todas ellas contienen distintas concentraciones de plástico. Un kilo de sala alberga de 60 a 280 micropartículas de sal, advierten.
La mayoría es PET (Tereftalatos de polietileno), que representa el 83.3 por ciento del total, seguido de PP (polipropileno) con un porcentaje de 6.7 y PE (polietileno) que alcanza el 3.3 por ciento.
Los expertos del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante analizaron la producción de sal de las costas españolas entre septiembre de 2016 y junio de este año.
Este estudio se suma a uno publicado en 2015, en el que científicos de Shangai, China, encontraron concentraciones mayores de plástico en sal marina.
Por otro lado, el grupo español analizó un estudio de universidades de Malasia que sostenía que la presencia de microplásticos en la sal marina era insignificante.
De acuerdo con los responsables del nuevo documento, los malayos utilizaron filtros que les permitían retener partículas de tamaño superior a 150 micras, situación que redujo de manera considerable el conteo de fragmentos, que miden hasta 30 micras.
Las empresas salineras emplean una técnica antigua para conseguir su producto: embalsan agua de mar en espacios de baja profundidad, el sol y el viento la secan hasta que se cristaliza.
El trabajo sugiere que una persona que respeta el consumo de sal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cinco gramos diarios, comería una cantidad teórica de 510 micropartículas.
La cantidad es baja con respecto a las concentraciones de otro productos, asegura el documento. Un mejillón puede contener hasta 178 microfibras de plástico, añade.
Pese a lo anterior, el plástico tarda siglos en degradarse de forma natural y tiene la capacidad de absorber contaminantes del medio ambiente para transferirlos a la cadena alimenticia.
El estudio se publicó en la revista "Scientific reports", del grupo "Nature".
Microplásticos convertidos en Megaproblema
Cada año se tiran al mar alrededor de ocho millones de toneladas de plástico. Una vez en el agua, el plástico se rompe en miles de diminutos fragmentos. Muchos de ellos acabarán siendo consumidos por los animales.
Los microplásticos son resultado de piezas más grandes que acaban desintegrándose por la acción del sol, las olas o porque algunos animales las muerden, como los tiburones, por ejemplo. El viento y la corriente del mar concentran estos desechos que flotan en los llamados giros oceánicos. El océano funciona, explican los expertos, como una licuadora que los sigue dividiendo una y otra vez. Su cantidad podría ser el doble en diez años. Además, mucho de este plástico, aseguran los investigadores, volverá a tierra tras haber recorrido miles de kilómetros por el mar. Todo este plástico amenaza a las aves y a los mamíferos marinos. Además, destruye los ecosistemas del océano. En concreto, los científicos estiman que unas 600 especies de animales marinos sufren directamente las consecuencias de la contaminación por plástico de los oceános y que el 90% de las aves marinas tienen trozos de plástico en su estómago.
Fuente: Ecoportal.net Con información de: - http://www.efeverde.com/ - http://es.euronews.com
A través del análisis de las sales producidas en costas españolas, los investigadores concluyeron que todas ellas contienen distintas concentraciones de plástico. Un kilo de sala alberga de 60 a 280 micropartículas de sal, advierten.
La mayoría es PET (Tereftalatos de polietileno), que representa el 83.3 por ciento del total, seguido de PP (polipropileno) con un porcentaje de 6.7 y PE (polietileno) que alcanza el 3.3 por ciento.
Los expertos del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante analizaron la producción de sal de las costas españolas entre septiembre de 2016 y junio de este año.
Este estudio se suma a uno publicado en 2015, en el que científicos de Shangai, China, encontraron concentraciones mayores de plástico en sal marina.
Por otro lado, el grupo español analizó un estudio de universidades de Malasia que sostenía que la presencia de microplásticos en la sal marina era insignificante.
De acuerdo con los responsables del nuevo documento, los malayos utilizaron filtros que les permitían retener partículas de tamaño superior a 150 micras, situación que redujo de manera considerable el conteo de fragmentos, que miden hasta 30 micras.
Las empresas salineras emplean una técnica antigua para conseguir su producto: embalsan agua de mar en espacios de baja profundidad, el sol y el viento la secan hasta que se cristaliza.
El trabajo sugiere que una persona que respeta el consumo de sal recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de cinco gramos diarios, comería una cantidad teórica de 510 micropartículas.
La cantidad es baja con respecto a las concentraciones de otro productos, asegura el documento. Un mejillón puede contener hasta 178 microfibras de plástico, añade.
Pese a lo anterior, el plástico tarda siglos en degradarse de forma natural y tiene la capacidad de absorber contaminantes del medio ambiente para transferirlos a la cadena alimenticia.
El estudio se publicó en la revista "Scientific reports", del grupo "Nature".
Microplásticos convertidos en Megaproblema
Cada año se tiran al mar alrededor de ocho millones de toneladas de plástico. Una vez en el agua, el plástico se rompe en miles de diminutos fragmentos. Muchos de ellos acabarán siendo consumidos por los animales.
Los microplásticos son resultado de piezas más grandes que acaban desintegrándose por la acción del sol, las olas o porque algunos animales las muerden, como los tiburones, por ejemplo. El viento y la corriente del mar concentran estos desechos que flotan en los llamados giros oceánicos. El océano funciona, explican los expertos, como una licuadora que los sigue dividiendo una y otra vez. Su cantidad podría ser el doble en diez años. Además, mucho de este plástico, aseguran los investigadores, volverá a tierra tras haber recorrido miles de kilómetros por el mar. Todo este plástico amenaza a las aves y a los mamíferos marinos. Además, destruye los ecosistemas del océano. En concreto, los científicos estiman que unas 600 especies de animales marinos sufren directamente las consecuencias de la contaminación por plástico de los oceános y que el 90% de las aves marinas tienen trozos de plástico en su estómago.
Fuente: Ecoportal.net Con información de: - http://www.efeverde.com/ - http://es.euronews.com