«Tenemos la peor ideología dominante en el peor momento posible»
El periodista británico George Monbiot, que lleva más de 30 años tomándole el pulso al planeta mezclando el análisis político y climático, publica 'La doctrina invisible', un libro que pretende ir al hueso de todas las crisis que afectan al planeta: el neoliberalismo, una ideología tan destructiva como invisible. «Imaginemos que los habitantes de la Unión Soviética nunca hubieran oído hablar del comunismo. Más o menos así es como nos encontramos nosotros en estos momentos: la ideología dominante de nuestro tiempo, que afecta a casi todos los aspectos de nuestras vidas, para la mayoría de nosotros carece de nombre. Si lo mencionas, es probable que la gente te ignore, o bien que reaccione con una mezcla de perplejidad y desdén: «¿Qué quieres decir? ¿Eso qué es?»».
Entrevista de Andrés Actis
El primer párrafo de La doctrina invisible. La historia secreta del neoliberalismo (y cómo ha acabado controlando tu vida), es una profunda daga, una incómoda pero necesaria interpelación a los millones de ciudadanos que se oponen a un capitalismo salvaje que, más que nunca, amenaza todos los pilares de las democracias modernas. Sus autores, el periodista británico George Monbiot y el cineasta estadounidense Peter Hutchison nos pegan varias bofetadas en las primeras veinte páginas. El mensaje sería: ¿cómo pretendemos detener el ascenso de los Trump o los Milei si ni siquiera conocemos la ideología –sus postulados, sus lobbies, sus mecanismos– que los aúpa?
«Las crisis se suceden, pero no comprendemos sus raíces comunes. No logramos reconocer que todos los desastres surgen o se ven agravados por la misma ideología coherente, una ideología que tiene, o al menos tenía, un nombre. ¿Qué mayor poder puede haber que operar sin nombre?», plantean.
Los autores definen al neoliberalismo como «una ideología cuya creencia central es que la competencia sería la característica que define a la humanidad». Es una doctrina que nos presenta como “codiciosos y egoístas”, algo nada malo, porque esa codicia y ese egoísmo “iluminan el camino hacia la mejora de la sociedad, generando la riqueza que acabará por enriquecernos a todos”.
Sentado en el escritorio de su casa en Londres, Monbiot –periodista, académico, escritor, ecologista y activista político, a quien Nelson Mandela le entregó un Premio Global de las Naciones Unidas por ser un destacado defensor medioambiental–, acepta la propuesta de Climática de seguir tirando del hilo conductor del libro. Admite que le preocupa la apropiación que han hecho los neoliberales de la palabra «libertad». También el autoritarismo en puerta para tapar que estamos ante un sistema económico «que conduce al colapso ambiental».
Pide poner el foco en el triángulo formado por el fascismo, el neoliberalismo y las redes sociales –«pensábamos que los medios tradicionales eran lo suficientemente malos, pero en comparación con Elon Musk o Mark Zuckerberg, los empresarios de los medios parecen estar dirigiendo una clínica de yoga», ironiza–, y llama a construir «contranarrativas efectivas» para luchar contra este enorme monstruo.
Pocas veces en la historia moderna hemos coexistido con tantas crisis simultáneas: crisis de las democracias liberales, crisis climática, crisis de desinformación, crisis de salud pública. ¿Hay alguna de estas crisis que no esté atravesada por el neoliberalismo?
Creo que el neoliberalismo ha contribuido a todas ellas. No es la única causa. Hay otros sistemas que también han contribuido a estas crisis. Pero, sin duda, el neoliberalismo las ha acelerado y exacerbado. El problema es que cuando más necesitamos de una acción política eficaz para enfrentar todas estas crisis, el neoliberalismo nos dice que los gobiernos no están para producir ninguna acción política eficaz. Todo lo contrario. Los gobiernos deben dar un paso al costado y no estorbar. Los gobiernos deben permitir que el poder económico haga lo que quiera. Los gobiernos deben derribar las protecciones públicas y todas aquellas regulaciones que molestan al poder económico. Tenemos la peor ideología dominante en el peor momento posible.
¿Por qué esta ideología dominante es tan invisible?
El neoliberalismo ha hecho un esfuerzo muy grande y deliberado por disfrazar sus ideas. Desde aproximadamente mediados de la década de 1950, los pensadores neoliberales dejaron de usar el término neoliberalismo. De hecho, no usaron ningún término para describirse a sí mismos porque querían crear la impresión de que lo que estaban describiendo era el orden natural. Así es cómo funciona el mundo, cómo funciona la selección natural.
Para el neoliberalismo, los seres humanos son egoístas y codiciosos. No solamente tenemos que aceptarlo, también tenemos que abrazarlo, porque este egoísmo y codicia harán que todos sean más ricos y que, por un efecto derrame, ese dinero va a llegar a los pobres. Sin embargo, lo que sabemos gracias a una amplia gama de estudios científicos es que los seres humanos no somos primordialmente egoístas y codiciosos, a excepción de una pequeña proporción a la que llamamos psicópatas. La mayoría de nosotros tenemos algo de egoísmo y codicia, pero otros valores son más importantes para nosotros, como la empatía y el altruismo, la comunidad, la familia, la pertenencia y la bondad hacia los demás. Queremos un mundo mejor para nosotros, pero también para otras personas. Sin embargo, el neoliberalismo nos dice que somos psicópatas y nos dice que esta es la única manera en que podemos ser.
¿Estamos entrando en una nueva fase del neoliberalismo? Argentina, por ejemplo, ha tenido en los 90 un gobierno con esta ideología, el de Carlos Menem. ¿Cómo encaja un personaje tan disruptivo como Javier Milei?
Milei es un ejemplo clásico del neoliberalismo. Llegó al poder con la ayuda de una red neoliberal, la Red Atlas, que coordina las actividades de los think tanks neoliberales de todo el mundo. Ellos proporcionaron gran parte de su política, de su mensaje y de su marketing. Lo que vemos es un esfuerzo coordinado a nivel mundial, apoyado por algunas de las personas y corporaciones más ricas del planeta, para implementar una forma particular de política. Argentina es ahora un ejemplo clásico de cómo funciona este sistema y Milei es un ejemplo perfecto de un político neoliberal que recorta el estado de bienestar, que destruye los servicios públicos, que abre los recursos a las corporaciones, que derriba las regulaciones que protegen a los ciudadanos de a pie. Su única preocupación es satisfacer al capital y a sus lobbistas. Milei representa el gran sueño neoliberal.
¿Necesita del autoritarismo para meter bajo tierra las desigualdad que ha generado?
Una de las grandes ironías del neoliberalismo es que quienes formularon por primera vez esta ideología, como Friedrich Hayek y Ludwig von Mises, dijeron que estaban salvando al mundo del totalitarismo. Afirmaban que cualquier intento de generar acción colectiva y toma de decisiones colectivas, de utilizar la política para cambiar la vida de las personas, era una pendiente resbaladiza hacia el estalinismo o el nazismo. Que esto nos llevaría al totalitarismo. Pero como estas políticas son extremadamente impopulares y afectan a la mayoría de los ciudadanos, los Estados tienen que volverse cada vez más autoritarios. Y mientras desregula la economía, oprime a quienes intenten interferir con su programa procapital.
Volvamos al ejemplo de Argentina. Milei dice defender la libertad, siempre está hablando de libertad. Pero es un presidente muy autoritario. La libertad es una palabra que el neoliberalismo usa como arma. Si te opones a lo que ellos piden, estás en contra de la libertad. Pero son muy cuidadosos de no especificar la libertad para quién, porque hay muy pocas libertades universales. La libertad para un grupo es cautiverio para otro grupo. La libertad del jefe para explotar a sus trabajadores es cautiverio para los trabajadores. La libertad de la corporación para arrojar productos químicos a un río es una pérdida de la libertad de las personas que viven de ese río. Lo que hace Milei, y tantos otros líderes políticos, es buscar la libertad para los ricos, lo que lleva al cautiverio de los pobres.
¿Cómo se contrarresta este triunfo narrativo? La palabra libertad es muy poderosa y movilizante.
Este triunfo narrativo es muy peligroso. Todos estamos a favor de la libertad. Todos queremos libertad. Y la libertad es un valor excelente. Es un valor que todos deberíamos perseguir. Pero tenemos que reconocer que la libertad general de la sociedad depende de restringir las libertades de personas extremadamente poderosas y destructivas.
Entonces, cuando Elon Musk es libre, las libertades en todo Estados Unidos se reducen en gran medida. Un caso clásico es el desmantelamiento que está haciendo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El hombre más rico del mundo quiere destruir esta agencia. Y el resultado de eso es que algunas de las personas más pobres del mundo tienen que quedarse sin comida, sin medicinas, sin la ayuda esencial que necesitan. Él es más libre. Como resultado, ellos son menos libres. Entonces, la libertad es siempre un equilibrio. Si quieres liberar a la población en su conjunto tienes que restringir muchas actividades del capital.
Julia Steinberger, una académica de referencia en el movimiento climático, dice que no hay victoria posible para el conocimiento científico si no se desenmascara a los tentáculos del neoliberalismo. ¿Coincide?
Estoy totalmente de acuerdo. Julia es una heroína para mí. Es una pensadora y científica maravillosa y una de las pocas que es capaz de contextualizar la ciencia climática políticamente. El neoliberalismo está fuertemente en contra de la ciencia climática y ambiental. Está constantemente tratando de denigrarlas, de quitarles fondos, de restringirlas. Ha ayudado a difundir escandalosas ficciones conspirativas sobre los científicos del clima, diciendo que investigan sólo por el dinero. Porque como todos sabemos, si quieres convertirte en multimillonario, conviértete en científico del clima, así algún día incluso podrías pagar tu alquiler. No te conviertas en ejecutivo petrolero porque no reciben dinero en absoluto. Ironía aparte, es todo tan ridículo que las personas que crean un valioso conocimiento por muy poco dinero son consideradas opresores. Simplemente por decirle a los neoliberales cosas que no quieren oír: que este sistema económico no regulado conduce al colapso ambiental.
¿Las redes sociales son el brazo comunicativo del neoliberalismo?
Tenemos que entender que el capitalismo es muy creativo en sus ataques a la democracia. Y ha encontrado dos herramientas muy poderosas: el fascismo y el neoliberalismo. Ahora estamos viendo un híbrido de fascismo y neoliberalismo en personajes como Trump, Milei o Victor Orban, y uno de sus instrumentos más poderosos son las redes sociales. Quiero decir, pensábamos que los medios tradicionales eran lo suficientemente malos. Veíamos a Fox News y a Rupert Murdoch como desproporcionadamente poderosos. Pero en comparación con Elon Musk o Mark Zuckerberg, los empresarios de los medios parecen estar dirigiendo una clínica de yoga. Ahora vemos surgir un conjunto de poderes mucho más peligrosos incluso que los medios tradicionales. Y la razón de eso es que las redes sociales penetran nuestras vidas en una medida mucho mayor que los medios tradicionales. Se meten con nuestras mentes de manera mucho más efectiva y nos reclutan como soldados rasos contra nuestros propios intereses.
Por lo tanto, más desinformación, más neoliberalismo.
La desinformación es esencial para cualquier sistema que actúe en contra de los intereses de la mayoría de la población. Se trata de un sistema diseñado y concebido deliberadamente para actuar en beneficio de las personas más ricas del mundo, intereses que son diametralmente opuestos a los intereses de la gran mayoría de los ciudadanos del mundo. Por lo tanto, sí: la única forma de mantener ese sistema vivo es mediante la desinformación. El neoliberalismo se siente muy cómodo en el terreno de la desinformación.
¿Qué papel juega la Inteligencia Artificial en esta ideología?
Estamos hablando de una tecnología que se puede utilizar de forma positiva y negativa, que no deja de ser una tecnología muy amenazante. En este momento, se puede utilizar para manipularnos en un grado aún más sofisticado, un nivel superior al que han utilizado hasta ahora las herramientas informáticas estándar. Esto representa una amenaza adicional. Esto hará que sea mucho más fácil hacer videos deepfake, por poner un ejemplo. Y que la reputación de muchas personas, de quienes luchan contra esta ideología, sea destruida por estos videos. En definitiva, la IA va a generar una proliferación de desinformación mucho mayor que la que hemos visto hasta ahora.
¿Cuáles son los elementos esperanzadores, si los hay, para pensar que se puede derrotar al neoliberalismo?
Una cosa que he aprendido en los 40 años que llevo trabajando como periodista y activista es que nunca se sabe de dónde va a surgir la esperanza. Hace unos años, me sentía muy deprimido por los problemas climáticos. Pensaba que nadie podía con esto, que nada iba a cambiar. Y de repente, una colegiala de 15 años se sienta fuera del parlamento sueco y todo empieza a cambiar. Los seres humanos somos infinitamente inventivos. Tenemos una amplia gama de herramientas a nuestra disposición. Lo que ha ido mal es que nos hemos vuelto muy pasivos. No hemos logrado desarrollar contranarrativas efectivas. No hemos logrado desarrollar una historia que explique a dónde vamos a ir y cómo vamos a llegar allí. Nos hemos quedado demasiado atrapados en el pasado, obsesionados con triunfos pasados. No se puede volver atrás con una política como esta. Tenemos que desarrollar nuevos sistemas, nuevos sistemas de pensamiento, nuevas ideologías. Y podemos aprender cosas de la forma en que operaron los neoliberales. Ellos entendieron cómo crear un cambio de sistema. Y el cambio de sistema es lo que debemos buscar. Nuestro libro es un aporte para pensar cómo hacemos para frenar todas esas crisis que nos atraviesan.
Fuente: https://climatica.coop/entrevista-george-monbiot-libro-neoliberalismo/ - Imagen de portada: George Monbiot. Foto: Guy Reece.