En Ausencia de una Cultura Profunda Andino-Patagónica: La Tragedia del Bosque Nativo




por: Lucas Chiappe


"Hay un increíble ignorancia sobre el valor de los bosques nativos y sobre la abundante pero frágil biodiversidad que depende de ellos". 

Erupciones volcánicas: Vientos, cenizas y desconcierto
Hace algunos años atrás escribí un breve ensayo referido a la ausencia de lo que llamé "Cultura de Montaña Andina", una reflexión relacionada con las sucesivas crisis socio-ambientales que provocaron la erupciones de los Volcanes: Hudson, el Chaitén, el Cordón del Caulle (Puyehue) y finalmente la más reciente provocada por el Calbuco… todos ellos ubicados en territorio Chileno, pero que provocaron grandes disturbios en nuestro país debido a la prevalencia de los vientos del Oeste… A lo que me refería, era al hecho que estas catástrofes naturales no son algo inédito, si no un fenómeno recurrente desde hace miles de años, por el simple hecho que hay más de 90 Volcanes activos y centenares dormidos, situados cerca de la frontera de ambos países…

La síntesis de lo que quise resaltar en ese momento, es que el problema no es la actividad cíclica de estos volcanes, si no la falta de prevención de quienes ocuparon valles y laderas al este de la cordillera, edificando pueblos y ciudades en una zona propensa a estas fenómenos, sin tomar en cuenta ese riesgo… Incluso sostuve en aquel entonces que, esta falta de memoria colectiva se debía en gran parte a la expulsión y al desarraigo forzado de las culturas originarias de esta Biorregión  y a la consiguiente pérdida de registro de quienes gradualmente se apropiaron de estos lugares. 

Como cuenta la Dra Patricia Sruoga, en el pasado, cuando el volcán de la región del Maule entraba en actividad, los indígenas que habitaban ese sitio en Mendoza se mudaban hacia otro lugar y se instalaban en diversas latitudes en búsqueda de recursos naturales apropiados. Sin embargo, vale destacar que eran habitantes que tenían otra percepción de la naturaleza y no desarrollaban esa cosmovisión contemporánea que conduce a creer que el ser humano tiene dominio total sobre lo natural.

De hecho con sólo haber prestado atención a los mitos y leyendas de la cultura Mapuche y Tehuelche, cualquiera habría podido notar las referencias constantes en sus relatos sobre los temblores del suelo y las erupciones frecuentes de los volcanes, con sus nubes de cenizas que invariablemente aterrizaban al Oriente de los cerros… y profundizando un poco esos relatos, también nos habríamos podido preguntar si era casual que de este lado de la cordillera no hubiera vestigio de comunidades arraigadas "viento abajo" de la mayoría de esos Volcanes…

Incendios Forestales Intencionales: Los Cordilleranos ¿somos tontos, suicidas o rehenes?
Hoy quisiera retomar esas reflexiones pero llevándolas al campo de los incendios forestales que, en un época anterior a la conquista blanca de la Patagonia tenían una recurrencia promedio de un incendio forestal de grandes dimensiones cada 300 años, mientras que hoy esas cifras se invirtieron dramáticamente arrojando un saldo de un promedio de 300 incendios por año.
Mi análisis sigue siendo parecido: El problema básico que enfrentamos en este caso también reside en la falta absoluta de una "Cultura Profunda del Bosque Andino-Patagónico"…
Y cuando menciono la ausencia  de una cultura profunda, me refiero a la falta de comprensión de sus procesos biológicos, a la falta de percepción de los incontables beneficios que nos brinda el bosque (mitigación del clima y de los vientos, abundancia de agua, tierra fértil, aire limpio), la falta de gratitud, de respeto y de amor por este entorno que mantiene a millones de seres en un equilibrio asombrosamente estable y auto-sustentable… y no quiero dejar de mencionar la profunda estupidez que significa ignorar las consecuencias a corto, mediano y largo plazo, debido a su desaparición constante y acelerada.
¿En que me baso para ser tan lapidario en mis conclusiones?: Antes que nada en el hecho incontestable de que, habiendo remplazado una cultura nómade o poco sedentaria que acudía a los bosques sobretodo para recolectar frutos y yerbas medicinales, con una cultura conquistadora criollo-europea-pampeana, llegaron a la cordillera hordas de ganaderos para los cuales el bosque solo significaba un estorbo y como primer medida se dedicaron a erradicarlo "a fin de abrir campo" para el pastoreo de sus animales domésticos y eventualmente para instaurar una serie de explotaciones madereras, agrícolas y frutícolas a costa de esos ecosistemas boscosos. 
Política fomentada por el Gobierno Central con el fin de poblar la Patagonia, poniendo especial énfasis en el sector fronterizo, como una forma de afianzar la soberanía nacional y contener los reclamos territoriales de los otros conquistadores blancos, que invadieron los territorios al Sur del Biobio, luego de 300 años de resistencia por parte de los pueblos nativos que habitaban ese territorio, que ellos llamaban Puelmapu, y hoy conocemos como las distintas regiones chilenas al Sur del Río Limari hasta la Isla de Chiloé, y en Argentina desde los Ríos Cuarto y Salado por el norte, hasta la zona de pampas y nor-patagonia por el sur.
Fieles a esos principios rectores de una cultura de dominación a hierro y fuego, al Sur de Bariloche desde 1910 a 1913 los colonos incendiaron intencionalmente más de 300.000 Has de bosques prístinos, en lo que podríamos calificar como el primer ecocidio de grandes dimensiones en la Patagonia Argentina. Situación que lamentablemente fue reproduciéndose (y en algunos casos sigue ocurriendo) a lo largo de toda esta estrecha pero larguísima franja cubierta por los bosques más australes del Planeta, que comenzaba al Norte de la Provincia del Neuquén y finaliza, 4000 km más al Sur, en La Isla de los Estados (Tierra del Fuego).
Por su parte, en el sector austral de Chile el proceso fue similar y aún más feroz y depredador: Según crónicas de la época, en 1870, colonos ingleses, yugoslavos y españoles, además de perpetrar su propio genocidio con los habitantes indígenas, quemaron 3.000.000 de hectáreas de Selva Vadiviana. Y con ese nefasto ejemplo se inició la conquista de la cordillera de la Costa, Collipulli y Traiguén, proceso que terminó con 5.500.000 hectáreas erosionadas. Y para rematar esa locura, a partir de 1937, el Gobierno transandino comenzó a entregar tierras con la única condición de que cada poblador eliminara un mínimo de 120 hectáreas de bosque de su predio, lo que obviamente se hizo a puro fuego… 
Así, a través de los incendios forestales, se colonizó la Patagonia en sus dos vertientes… con las mismas prácticas nefastas y las mismas consecuencias ambientales y sociales.

Las siguientes invasiones y saqueo: Madereros, forestadores y agentes inmobiliarios...
Pero a este primer avance des-forestador, a lo largo de todo el siglo XX se le agregó otro factor determinante para la desaparición de los pilares de la frágil biodiversidad que se cobija en los bosques templados: Luego de estos actos de barbarie inigualable, llegó la industria maderera como un supuesto factor de desarrollo, también favorecido por los sucesivos Gobiernos, que sostenían (como la mayoría de los dirigentes de la era industrial) que esta abundancia de materia prima (los mal llamados "recursos" naturales) eran una fuente de riquezas inagotable… 

Un craso error que provocó el enriquecimiento de unos pocos dueños de aserraderos, pero que no trajo ningún tipo de abundancia económica para el resto de los habitantes y, al contrario de lo augurado, implicó la pérdida de la mínima auto-subsistencia de colonos que habían migrado a estas tierras llenos de ilusiones, ya que la mayoría fueron empleados como mano de obra mal remunerada por la industria maderera, sin lograr mejorar su calidad de vida ni obtener cobertura social ni sanitaria para su entorno familiar.

Y, como si esto fuera poco, a medida que iba mermando el bosque y abundaban las sobre-dimesionadas concesiones forestales (no se conocen estudios que indicaran cuánto se podía cosechar sin perder el "capital" de árboles), irrumpió el tercer embate mortal para el sufrido bosque nativo Andino-Patagónico…. Aparecieron nuevamente los invasores, aunque esta vez, se trató de cuatro especies de árboles del Hemisferio Norte: Los malfamados pinos (Murrayana, Insigne, Ponderos y Oregón, esté último de la familia de los abetos). Paradójicamente estas especies tienen en su genética al fuego como la mejor forma de dispersar sus semillas...
En la vertiente oriental de la cordillera hay plantados 2.500.000 Has de pinos, las comunas de la provincia de Arauco tienen un 58% de su suelo cubierto de plantaciones forestales y en el caso de Curanilahue, la proporción llega a ser de un 82%, además, para el año 2010 se había registrado erosionada el 32% de la superficie de la Región del Bío-Bio a causa de las forestaciones de especies exóticas e invasivas. 
Enésimo error de los Ingenieros Forestales locales y astuto golpe de los dueños de las papeleras europeas, norteamericanas y asiáticas que, mirando a futuro, obtuvieron ingente cantidad de pulpa barata para sus industrias, pero como si eso no les alcanzara, lograron también que los Legisladores Nacionales de toda Latinoamérica, promovieran unos subsidios escandalosos para las corporaciones forestales, a fin de perpetrar esos reemplazos masivos de bosques nativos por especies exóticas. Situación que derivó en otro desastre ambiental de proporciones inimaginables en la Patagonia y en todo el Hemisferio Sur.
Insistiendo con esta evidente falta de cultura de bosque y de montaña, de quienes poblaron y siguen arraigándose en este maravilloso territorio sureño, quiero volver a subrayar que el peor enemigo de estos ecosistemas boscosos, el fuego, sigue siendo utilizado con saña y recurrencia hasta el día de hoy también para otros fines de lo más diversos: pleitos entre vecinos, búsqueda de rédito económico con la subsiguiente cosecha de hongos, como método de desmonte para expandir la urbanización y la abertura de caminos, para facilitar el acceso a a eventuales concesiones madereras o mineras… y últimamente, a esas modalidades "clásicas", también se le ha agregado lo que se suele denominar como el "curro verde": Una serie interminable de turbios negocios inmobiliarios, instigados por un grupos de empresarios, asociados con varios políticos corruptibles, a través de quienes intentan provocar el cambio de status de las Reservas Forestales y las distintas Areas Protegidas, con el fin de municipalizarlas, o directamente facilitar la venta de esas tierras fiscales, supuestamente bajo resguardo del Estado.
En definitiva la ecuación vuelve a ser la misma que podemos notar en cada desastre ambiental provocado o accidental: O aprendemos a valorizar el beneficio que proveen estos bosques en sus múltiples funciones y nos esforzamos en comprender su relación directa con la calidad de vida de todo su entorno... para amoldarnos a estos ecosistemas en cambio que intentar modificarlos según nuestros caprichos… o habremos dado otro paso para acercarnos a la primera extinción masiva provocada por el mamífero más idiota y desadaptado que jamás haya habitado este Planeta.

Las culturas que no reconocen que la vida humana y el mundo natural tienen una dimensión sagrada, 
se canibalizan hasta morir.  (Chris Hedges)




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