En 2012: 50 Millones de Hectáreas de Soja Transgénica

Por Juan Luis Berterretche (*)

En 2012 Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay sembraron 50 millones de hectáreas con soja transgénica, es decir 500 mil km2 de un único monocultivo. Una superficie 200 mil Km2 más grande que Italia o 150 mil Km2 mayor que la extensión de Alemania. Un “desierto verde” del tamaño aproximado del estado español
En la primera década del nuevo milenio, la emigración rural a los suburbios de las ciudades continentales se alimentó sobre todo con las expropiaciones, expulsiones o usurpaciones de tierras en las zonas rurales por parte de dos sectores que han crecido con consecuencias atroces en esos años. Nos referimos a la agroindustria de monocultivos favorecida por la especulación en commodities en el mercado de futuros y a las mineras a cielo abierto. Ambos sectores controlados por corporaciones imperialistas
En el extremo sur del continente cinco países acaparan la producción de soja transgénica bajo la injerencia directa de las transnacionales que producen semillas emponzoñadas y agroquímicos tóxicos, funcionales a los monocultivos.
En la cosecha 2010 la soja abarcó 66% de la tierra cultivada en Paraguay, el 59% en Argentina, el 35% en Brasil, el 30% en Uruguay y el 24% en Bolivia. Y los plantíos siguieron creciendo hasta la actual cosecha de 2013 con 50 millones de hectáreas ocupadas por un único monocultivo que destruye bosques, desplaza plantíos esenciales para la alimentación de sus poblaciones, expulsa agricultores familiares, indígenas y trabajadores rurales, a la vez que envenena el agua la tierra y el aire, con semillas biodegradadas y pesticidas.
Los gobiernos del Cono Sur se jactan del crecimiento de la producción de granos de estos países.
Pero el avance de los monocultivos con semillas transgénicas empeoró la realidad agrícola de la región. La ampliación de los costos productivos con la siembra directa provoca una alteración del tamaño mínimo factible para este tipo de plantíos de soja, maíz o algodón
Con eso, los menores establecimientos se tornan inviables lo que acelera la exclusión de los agricultores familiares. Y al reducir el número de productores reduce también el abanico de productos ofertados. Es una política de deterioro rural que excluye los humanos, exige una inmensa inversión en maquinaria agrícola (tractores, fumigadoras, cosechadoras computarizadas y drones (usados para control del crecimiento de los plantíos, medir necesidades de fertilizantes o fumigar) abastecidos por la gran industria imperialista) e insumos, amplía en forma sistemática el volumen de agro-tóxicos utilizados, amenaza la calidad de la vida de los que permanecen y de los pobladores de ciudades aledañas, consume más combustibles, etc.
Para los gobiernos“progresistas” el crecimiento del agronegocio tiene como consecuencia un relativo -en relación a las ganancias- aumento de los ingresos estatales lo que favorece el “asistencialismo” y por tanto una cierta calma social. Además de proveerlos de divisas, que permiten equilibrar las cuentas externas, infla el PBI, indicador económico perverso que engaña sobre un supuesto “progreso” de los países.Con esta estrategia se está procesando una acelerada extranjerización de la economía y en términos sociales, una verdadera contra-revolución agraria
Una situación emblemática de esa dependencia externa se evidencia en el mercado de semillas. En la primera mitad del siglo XX las semillas estaban indiscutiblemente en manos de los agricultores y en el sector público En las décadas posteriores, las monopolizan los gigantes genéticos: el poder corporativo. Y así marcan la frontera final en la mercantilización de la vida. El mercado de semillas patentadas representa el 82% del mercado de semillas comerciales en todo el mundo
“Las diez principales compañías dominan, el 67% del mercado mundial de semillas patentadas” /1. Las principales empresas de semillas son Takii (Japón), DLF-Trifolium (Dinamarca), Sakata (Japón), Bayer Crop Science (Alemania), KWS AG (Alemania), Land O’ Lakes (Estados Unidos), Groupe Limagrain (Francia), Syngenta (Suiza), DuPont (Estados Unidos) y Monsanto (Estados Unidos)
“En menos de tres décadas un puñado de corporaciones multinacionales ha creado un rápido y feroz cerco corporativo en torno al primer eslabón de la cadena alimentaria”,explica el Grupo ETC /2 y detalla que las patentes biotecnológicas de Monsanto intervenían de alguna forma en el 87% del área total mundial dedicada a semillas manipuladas genéticamente en 2007
Es importante saber que hay una relación directa entre plantación de soja transgénica y eliminación de bosques.“Mientras el área cultivada con soja incrementa rápidamente, las zonas de bosque se reducen” en todos los países
En Bolivia los bosques disminuyeron 8%, en Brasil 9%, en Argentina 14% y en Paraguay 15% /3. Y estos son datos hasta 2009, con certeza en 2013 la situación ha empeorado. Como alertan los investigadores: “La clave de la búsqueda de un camino de bajo contenido de carbono en Latino América y el Caribe se perfila a través de la implementación de políticas y programas para la conservación de sus grandes bosques y el mantenimiento de su matriz energética relativamente limpia”
Ambos aspectos se han degradado
En 2012 Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay sembraron 50 millones de hectáreas, es decir 500 mil Km2 con soja. Una superficie 200 mil Km2 más grande que Italia o 150 mil Km2 mayor que la extensión de Alemania o 50 mil Km2 más extensa que Suecia. Del tamaño aproximado del estado español Una superficie que se extiende por los cinco países del Cono Sur y donde las semillas modificadas genéticamente gozan de un“amplio apoyo político” de los gobiernos respectivos y de un “sistema regulatorio en funcionamiento” que ha sido diseñado por las corporaciones del agro-negocio. Condiciones indispensables -según los ejecutivos de Monsanto- para la expansión de esta “agricultura” nefasta
Las superficies plantadas con transgénicos, regidas por una tecnología perversa y una normativa que coloca al lucro por encima de la Naturaleza, constituyen un enclave independiente que utiliza la infraestructura (zonas francas, silos, carreteras, puertos, etc.) y las reservas de agua de las naciones de Sudamérica sin pagar por ellas, emponzoñado el aire y la tierra
Esos 500 mil Km2 de soja no responden a ningún plan ni proyecto de desarrollo nacional de ninguno de los cinco países. No cumplen ninguna función acerca de la soberanía alimentaria de ellos ya que producen alimento para ganado europeo o materia prima para aceites consumido por asiáticos
.La prueba es innegable “los principales países productores de soja en el Cono Sur han reducido su suministro local de alimentos desde 1996”, afirma el Centro para la Bioseguridad de Noruega, ya citado.Tampoco tienen como objetivo la conservación de la biodiversidad de nuestros territorios, menos aún la preocupación por proteger o mejorar el medio ambiente.
De cómo se despliega la escalada de guerra química
Los OGMs tuvieron en su inicio una modificación genética bautizada como Roundup Ready (RR), -lanzada por Monsanto en 1996- que tornaba a las semillas capaces de sobrevivir al pesticida glifosato. El plantío directo se realizaba sin desmatar y se fumigaba con glifosato la totalidad del plantío para matar todo lo que no fuera la planta transgénica.En Brasil, el transgénico RR está presente en 90% de la soja y en por lo menos el 75% del maíz. Hasta ahora esta tecnología era dominante, pero el problema es que el glifosato, que facilitó el control de las mal llamadas “hierbas dañinas”/9 en el campo, se viene tornandocada vez menos eficaz después de años de uso indiscriminado
La tales “hierbas dañinas” van adquiriendo resistencia a los herbicidas y lo mismo pasa con los insectos que se hacen inmunes a insecticidas cada vez más peligrosos
Debido a estas prácticas inadecuadas en los monocultivos, creció, por ejemplo, la incidencia de la lagarta Helicoverpa armígera, que tiene una estructura compleja y una alta capacidad de adaptación. En la agricultura familiar se pueden desenvolver los predadores naturales que combaten esa lagarta. No así en los extensos monocultivos que cada vez exigen fumigaciones con venenos más letales y semillas que los resistan
Frente a este escenario compañías como Dow, Bayer CropScience, Syngenta y la propia Monsanto invierten montañas de dólares en busca de semillas y pesticidas capaces de suceder al Round Ready
La CTNBio tiene en la actualidad, tres pedidos de autorización de la multinacional Dow: dos son de soja y uno es de maíz. La primera soja será resistente al herbicida 2,4-D y al herbicida glufosinato de amonio La segunda, a los herbicidas 2,4-D, glifosato e glufosinato de amonio. Por fin, el maíz será tolerante al herbicida 2,4-D y a determinados inhibidores del acetilo coenzimaEl 2,4-D era ingrediente del tristemente célebre Agente Naranja. En la gran prensa económica, ya se dan por aprobadas dichas autorizaciones, que se liberarían en octubre o noviembre de este añoEs decir antes que en EEUU, que es considerado el más permisivo de los países en términos de aceptar los absurdos de la biotecnología transgénica
El New York Times anunció en mayo pasado que el Departamento de Agricultura (USDA) decidió someter a estudios más rigurosos a las semillas resistentes al2,4-D y explicó que: la decisión provino del entendimiento que esa tecnología “puede afectar significativamente la calidad del ambiente humano” /10. En 2012 organizaciones como el Centro para la Seguridad Alimentaria de USA recogieron más de 400 mil peticiones contrarias a la aprobación de la soja y el maíz resistente al 2,4-D. Mientras en Australia, la autoridad gubernamental que controla los pesticidas -Australian Pesticides and Veterinary Medicines Authority – APVMA- prohibió la utilización de los herbicidas 2,4-D del tipo HVE (altamente volátiles) por los riesgos que representan para el medio ambiente. Y está en estudio la exclusión de todo tipo de 2,4-D en la agricultura
Monsanto se había adelantado a la competencia con la Tecnología Intacta RR2 PRO lanzada en 2011. Intacta RR2 PRO fue aprobada primero en Brasil en 2011, luego en Argentina en agosto 2012, en setiembre de 2012 fue aceptada oficialmente por el gobierno uruguayo y Paraguay fue el último de la región en darle el visto bueno a principios de 2013. El herbicida principal sigue siendo el glifosato con algunas modificaciones más intensivas de aplicación y lo que cambia es el supuesto poder del insecticida dirigido a las tres lagartas principales que atacan la soja. El costo por hectárea de la nueva tecnología se multiplica por más de 5: pasa de R$ 22 (10 US$ aprox.) para la actual RR, a R$ 115 (más de 50 US$ aprox.) para el Intacta RR2 PRO.
Al 2,4-D de Dow, Monsanto ya replicó con una transgénica futura bautizada de "Roundup Ready 2 Xtend" que estaría a disposición para 2015, que torna las plantaciones resistentes a los herbicidas glifosato y dicamba (un derivado del ácido benzoico descripto como insecticida, fungicida y herbicida). Es a esto lo que llamamos una verdadera escalada de guerra química contra el medio ambiente.
Y es en Brasil en la actualidad, que las multinacionales que protagonizan y conducen la escalada experimentan las nuevas tecnologías con absoluta anuencia del gobierno. Así como la población brasileña fue ya un campo de experimentación de las corporaciones farmacéuticas -no olvidar el desastre ocasionado en el país por la talidomida-, ahora una extensión de su territorio, mayor que la superficie de Alemania, es el escenario de pruebas imperialista de las armas químicas contra la Naturaleza.
Agrotóxicos y la desaparición de los enjambres de abejas
Brasil cayó de la 5ta. para la 10ª colocación mundial en exportación de miel en los últimos dos años. El motivo fue el abandono de las colmenas en la región productora más importante del país, el nordeste. En 2012 algunos estados registraron una reducción del 90% de la producción y el abandono de colmenas llegó al 60%. Cerca de 46 mil pequeños apicultores en nueve estados nordestinos vivían de la actividad y juntos respondían por el 40% de la producción de miel del país.
Márcio Freitas, coordinador general de la valoración de sustancias tóxicas del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y los Recurso Naturales Renovables (Ibama) indica que los “defensivos” agrícolas están entre las tres principales causas de la desaparición de abejas en Brasil. Esta afirmación no hace más que confirmar los varios estudios hechos en Europa y EEUU frente al mismo hecho. Los agroquímicos matan los insectos inmediatamente después de su aplicación o afectan si sistema sensor, haciendo que no consigan retornar a la colmena, debilitándola y terminando por hacerla desaparecer. Por eso en 2012 Ibama editó una disposición que restringe el uso de estas sustancias durante el período de floración. La desaparición de las abejas no afecta únicamente la producción de miel, ellas desempeñan un papel imprescindible en la agropecuariaCerca de 80% de todo lo que es consumido en el mundo es polinizado por las abejas Su ausencia se refleja en impacto directo sobre la agricultura y en la pecuaria, porque las pasturas requieren también de polinización.


(*) Fragmentos de la nota que usted podrá leer entera en: http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Salud/En_2012_50_Millones_de_Hectareas_de_Soja_Transgenica

Entradas populares de este blog

Francia: ‘Mi orina contiene glifosato, ¿y la tuya?’ Denuncia contra el polémico herbicida

Sobre transgénicos, semillas y cultivos en Latino América

Antártida: qué países reclaman su soberanía y por qué