Entrevista de Salvador López Arnal a Antonio Turiel: "La Crisis energética global y cómo (no) la vamos a solucionar" (Parte II): «El máximo posible por medios renovables es el 30-40% de la energía que se consume hoy»

Nos habíamos quedado en este punto. Habla en el libro con detalle pero me atrevo a pedirle un resumen: ¿por qué la energía solar, esta sí prácticamente inagotable durante millones y millones de años, no puede ser un camino transitable?
Es un camino transitable, pero quizá no exactamente al mismo sitio que se está vendiendo. Combinada con la eólica, la hidráulica y la biomasa, puede llegar a cubrir una parte de nuestro consumo energético actual, pero no todo. Todas estas fuentes tienen limitaciones: de espacios, material, capital, rendimiento y de máxima cantidad de energía que se puede producir con ellas. Yo estimo que el máximo que se puede obtener por medios renovables oscila entre el 30 y el 40% de toda la energía que se consume hoy en día, y eso asumiendo que todo se hace correctamente y que hay una gran cooperación internacional. El futuro es renovable, de eso no hay ninguna duda, y las renovables son el futuro. Pero no es ese futuro que se nos está vendiendo.
¿Y qué futuro se nos vende en su opinión?
El de una transición suave, progresiva y sin dolor, en la que todo se mantiene básicamente igual a como está ahora pero sustituyendo combustibles fósiles por renovables. No es cierto, se tendrán que hacer cambios mucho más drásticos y profundos, empezando por el consumo y siguiendo por redefinir el empleo.
¿No hay ya colectivos sociales que consumen muy poco en países del llamado Tercer Mundo? ¿Menos aún?
Obviamente, una buena parte del mundo no tiene que hacer ninguna transición porque ya están “transicionados”; más bien, deberían de avanzar a una posición de menor postración.
¿En qué tipo de redefinición del empleo está pensando?
Redefinir el empleo: no puede ser que la creación de empleo dependa del crecimiento económico, crecimiento que ya no va a ser posible por razones físicas. Así que necesitamos crear nuevos puestos de trabajo, y reconcebir los existentes, en el contexto de empresas no orientadas al beneficio creciente, que usen los materiales locales, que atiendan a las necesidades locales… Es una lista muy larga de cosas que merecería una discusión específica.
Afirma usted que dejemos el ahorro y la eficiencia en el cajón de la soluciones inútiles pero, en cambio, los científicos críticos y comprometidos de estas últimas décadas insisten mucho en esas coordenadas. ¿Dónde está su error?
No, yo digo que el ahorro y la eficiencia son útiles, pero no si el objetivo de la economía sigue siendo el crecimiento, porque como gastar energía tiene un valor económico, la energía que tú no gastes o ahorres la gastará otro para conseguir más dinero. El ahorro y la eficiencia, por sí mismos, no bastan: tienen que estar acompañados por una política de racionamiento, que impida que se gaste esa energía. Política de racionamiento que llegará por las buenas (planificación previa) o por las malas (cuando la energía empiece a escasear).

Política de racionamiento por las buenas, ¿desde cuándo? ¿Quiénes deben dictar y guiar esa política de racionamiento? ¿Los gobiernos de las naciones-Estado? ¿Algún organismo internacional?
Eso, me temo, es muy difícil de responder. Como mínimo deben ser los gobiernos quienes preparen esos planes de racionamiento. Si puede haber cierta concertación internacional seguramente sería bueno, pero siempre y cuando no se aprovechase para meter de rondón (como suele pasar) otras medidas, típicamente represivas.
Puede parecer extraño, tratándose de un científico como es usted, pero no parece confiar mucho en “soluciones tecnológicas”. ¿No podría ocurrir que una tecnología o unas tecnologías hasta ahora insospechadas se presenten en pocos años como una excelente solución en el futuro? En otras ocasiones históricas, la ciencia, la tecnología, nos han salvado de males que estaban a nuestro acecho.
Sí, y otras tantas veces no lo ha hecho –pero nuestra memoria es selectiva y en ésas no se fija. Mire, nunca se puede descartar que no se acabe produciendo una revolución tecnológica que todo lo cambie (aunque yo conozco bien el campo y le aseguro que nada de lo que se está investigando parece, ni de lejos, tan prometedor), pero al mismo tiempo tampoco se puede descartar, e incluso es bastante más probable, que nunca se produzca tal revolución. Ahora pongámonos desde el punto de vista de un gestor: ¿qué es lo más razonable? ¿No hacer cambios esperando que se produzca un milagro que nos salve (y que ya comenzamos a necesitar desesperadamente)? ¿O bien empezar ya a tomar medidas preventivas, y si luego se produce ese cambio – mayor o menor – pues utilizarlo para mejorar nuestra situación? Convendrá conmigo que la primera opción se puede calificar de totalmente irresponsable, en tanto que la segunda es más conservadora y lógica, teniendo en cuenta lo que hay en juego.
Tal vez me ubique en posiciones al utópicas (o incluso distópicas) pero, inspirándome en un autor que leí hace muchos años, Adrian Berry, el 4º vizconde Camrose nada menos, imagínese que sostengo: no importa, no importa nada, que la energía se agote un día u otro en nuestro planeta: ¡nos quedan los otros planetas del sistema solar, nos quedan miles de estrellas en nuestra galaxia! ¡No estamos condenados a ser siempre una especie viviente terrestre! ¡A la conquista del espacio, hacia el infinito y más allá!
Vivimos en un pozo de potencial gravitatorio. Por que es eso, un pozo de potencial gravitatorio, toda una sucesión de fenómenos y efectos protegen la vida de este planeta: la hidrosfera, la atmósfera, la capa de ozono, la magnetosfera, el cinturón de Van Hallen,… Al mismo tiempo, eso hace terriblemente difícil escapar de la atracción terrestre, muy costoso energéticamente. Encima, ningún otro planeta del sistema solar es habitable, ni es viable terraformar ninguno de ellos por la colosal (e indisponible) cantidad de energía necesaria. Y en cuanto a los otros planetas, están a distancias siderales, inabarcables para ninguna misión tripulada… Ad astra: qué bonito suena. Pero seguramente es la barrera de Hubbert nuestra cruda realidad. Algún día comprenderemos la profundidad de la frase de Carl Sagan: “nuestra responsabilidad de tratarnos mejor los unos a los otros, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido”. Y que será el único que conoceremos, añadiría yo. 
Me queda la pregunta del millón: usted sostiene en el libro, lo ha hecho también en esta entrevista, que existe una solución o un conjunto de soluciones. ¿Qué solución es esa? ¿Con qué contamos para su concreción práctica?
La solución pasa por la relocalización, el jubileo de la deuda, la reducción del sistema financiero, los cambios en los modelos productivos, de consumo y de posesión, el decrecimiento… Son muchas, muchas, muchísimas cosas. En el libro se apuntan algunas cuantas, seguramente quedan muchas más en el tintero. Es algo que tendrá que irse poniendo a punto con el rodaje, a base de ir probando. Y para llevarlas a la práctica debemos contar con una ciudadanía concienciada y una potenciación de lo local.
¿Y cómo conseguimos una ciudadanía concienciada?
Para empezar, abriendo este debate de manera honesta. Explicando la verdad. Explicando que la transición ecológica no va a ser rápida ni cómoda. Que no va a haber coches eléctricos para todos. Que muchas cosas se van a tener que reducir drásticamente. Que pasaremos momentos muy difíciles.
En suma, no tratando a la ciudadanía como si fueran niños y explicando directamente la verdad. Y luego discutiendo entre todos qué hacer y cómo hacerlo.
¿Qué significa potenciación de lo local? ¿Y si lo local no da para mucho?
Para mucho o para poco, lo local es lo que habrá, como así ha sido a lo largo de la Historia de la Humanidad. Potenciar lo local es dar prioridad a las necesidades locales, abastecidas con capacidades y bienes locales. La clave es que lo que se haga se pueda seguir haciendo de la misma manera indefinidamente: eso es la sostenibilidad, en suma.
¿Quieres añadir algo más?

Parafraseando a Wittgenstein, yo diría que cuando todo está dicho ya, es mejor no decir nada más.
Tomo nota y no digo más.

Fuentes: El viejo topo
Antonio Turiel (León, 1970) es científico y un conocido divulgador de los problemas de sostenibilidad de nuestra sociedad. Licenciado en Físicas, en Matemáticas y doctor en Física teórica, es investigador científico en el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, CSIC. Su investigación se ha centrado en la turbulencia y en la oceanografía por satélite, aunque también es experto en el ámbito de los recursos naturales. Su blog, The Oil Crash [https://crashoil.blogspot.com/], es una de las grandes referencias en castellano sobre el problema del cénit del petróleo.
Primera parte de la entrevista: Entrevista a Antonio Turiel sobre Petrocalipsis. Crisis energética global y cómo (no) la vamos a solucionar (I). «El Green New Deal es el último intento de seguir rodando la pelota del desarrollismo extractivista» https://rebelion.org/el-green-new-deal-es-el-ultimo-intento-de-seguir-rodando-la-pelota-del-desarrollismo-extractivista/
Imagenes: iElektro.es - Diario del viajero
 

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