Argentina: Un Congreso donde son prioridad la salud, lo social y el ambiente
El "VII Congreso de Salud Socioambiental" reúne a organizaciones sociales, pueblos indígenas y académicos de Argentina y países de la región. El italiano Gianni Tognoni y el diaguita Marcos Pastrana expusieron sobre la crisis climática, la diversidad de saberes y el ejercicio de derechos. Los territorios, las pueblos organizados y los triunfos para otros modo de vida.
Por Julieta Santo
Con representantes de organizaciones de Argentina y países de Latinoamérica, y más de 600 inscriptos, el VII Congreso Internacional de Salud Socioambiental reúne diálogos, debates y acciones que rechazan el extractivismo, proponen construcciones colectivas para otras formas de desarrollo (que no enfermen a la población ni violen derechos) y muestran acciones concretas: agroecología, respecto a la naturaleza, interculturalidad, ciencia digna y soberanía alimentaria, entre otros. “El extractivismo rompió con la comunidad, continuidad, integridad e integralidad de los territorios”, afirmó, y llamó a la acción, el abuelo diaguita Marcos Pastrana.
Foto: Sebastián Granta / Telam
Preguntas, propuestas y diálogos interculturales
En el espacio titulado “Crisis climática, salud y comunidades”, las preguntas estuvieron en el centro de la mesa. Se habló de sostenibilidad como objetivo a nivel global. “¿Sostenibilidad para quién? ¿Quién emplea esa palabra?”, se interrogó en voz alta Gianni Tognoni, epidemiólogo, médico y filósofo italiano. Sostuvo, también, retomando el eje de la actividad, que la salud no es sólo un problema médico, y que para abordarla es necesaria una “política cultural de alianzas”,donde es clave el diálogo y el reconocimiento de las comunidades originarias como productoras de conocimientos. Finalizó con la propuesta de trabajar una epidemiología general “contextualizada con indicadores que crucen a las enfermedades con sus determinantes socio-económicos”.
Marcos Pastrana, de la comunidad Diaguita de Tafí del Valle (Tucumán), también eligió la pregunta como elemento disparador. “¿Cuál es nuestra fuente de información? La realidad que viven los pueblos. Hay que ver lo que pasa en los territorios”, sostuvo. Y remarcó la falta de comprensión que desvincula e individualiza problemáticas. “Dicen: ‘pobres pueblos originarios, lo que les pasa’; pero lo que le pasa al pueblo originario le pasa también al pueblo urbano”.
Su exposición permitió tomar notas para pensar las consecuencias del extractivismo desde las cosmovisiones originarias. “Nos transformamos de hombres libres a esclavos; de hombres con territorio a hombres sin territorio. El extractivismo rompió con la comunidad, continuidad, integridad e integralidad de los territorios”, reflexionó. Afirmó que esa herida es una de las grandes causantes de la crisis climática.
Frente a un panorama complejo, de rupturas y futuros inciertos, Pastrana reivindicó el diálogo intercultural no sólo entre seres humanos, sino también con la naturaleza, con el entorno: “Se trata de respetar todo lo que nos rodea. Amar la vida en su integralidad”. Señaló dos componentes relevantes para las cosmovisiones de los pueblos originarios: tiempo y espacio. “El espacio que te toca ocupar, en el tiempo que te toca vivir”, resumió.
Resistir y re-existir en áreas de sacrificio
Investigadores, representantes de asambleas y defensores de territorios de Argentina, Paraguay y Ecuador protagonizaron un intercambio de experiencias que permitió conectar problemáticas y luchas de distintas geografías. Mauricio Cornaglia, de la Multisectorial Paren de Fumigarnos de Rosario, habló de cómo el modelo extractivista expone a las comunidades a diferentes formas de contaminación vinculadas entre sí y, en sintonía con lo que afirmaron otros expositores durante la jornada, cómo los efectos van más allá de la zona de sacrificio. “Aunque vivamos en el piso 23 (en una ciudad), estamos atravesados por el modelo”, sostuvo.
Cecilia Matta, integrante de Asambleas Ciudadanas Riojanas contra la Megaminería, compartió recorridos de lucha y señaló la importancia de construir legitimidad desde las organizaciones para fortalecer las decisiones de los pueblos en favor de los bienes comunes.
Una esperanza tejida de tiempo, lenguajes y cosmovisiones
Alicia Amarilla, de Paraguay, habló en guaraní y conectó palabras y territorio. Cuando el extractivismo arrasa una región, explicó que, por ejemplo, desaparecen plantas. Así se van olvidando, también, las palabras. No están las plantas, “y los hijos ya no saben nombrarlas”, afirmó. Siguió intercalando en su discurso frases en guaraní, y las mantuvo vivas.
Cristina Arnulphi, histórica militante de las asambleas de Córdoba, se dirigió a los asistentes: “Yo los miro y sé que cada uno vive en una región que es una zona de sacrificio”. Y eligió cerrar su exposición con un mensaje alentador: “Creo que sí hay esperanza, porque hemos ganado muchísimo los pueblos en este tiempo. Tenemos información, vamos comprendiendo lo que está pasando, nos encontramos, creamos un imaginario diferente”.
La ciencia digna y la universidad como lugar para nuevos saberes
La definición de salud propuesta por el Instituto de Salud Socioambiental (InSSA) de la Facultad de Ciencias Medicas de la Universidad de Rosario, compartida en el inicio de la jornada, dio el marco para pensar el eje del Congreso y habilitar los espacios de debate posteriores. “Entendemos la salud como el ejercicio del derecho a luchar por una vida digna, fortaleciendo las diversidades y deconstruyendo las hegemonías, así como bienestar individual, interés colectivo y condición esencial para vivir libre, como proceso de construcción social e histórica y como herramienta fundamental para la libertad de los pueblos”, expresaron Alejando Vallini y Facundo Fernández, representantes del InSSA, principal motor organizador del encuentro.
El concepto, que atravesó todas las voces y propuestas del Congreso, se compartió en el panel de presentación del libro “Re-cordar, resistir, re-existir”, un material que recupera experiencias y participaciones congresos anteriores.
El panel de apertura, realizado en el Espacio Cultural Universitario (una de las sedes del Congreso), estuvo a cargo de Franco Bartolacci (rector de la Universidad Nacional de Rosario), Ángela Prigione (presidenta del Colegio Médico de la Segunda Circunscripción), Arturo Quizhpe (coordinador de la organización regional ReAct) y Damián Verzeñassi (director del Instituto de Salud Socioambiental). Se marcó la importancia de asumir que la humanidad atraviesa un contexto de crisis civilizatoria, cuya complejidad debe ser abordada desde construcciones colectivas que den lugar a la diversidad de saberes. En ese marco, se sostuvo la necesidad de trabajar “para que la universidad pueda abrazar los problemas y las causas de su época”.
Reconocimientos a defensores de la vida
Por primera vez en la historia de los congresos de Salud Socioambiental, se decidió abrir la jornada con una valoración del aporte de defensores y defensoras de los territorios, la biodiversidad y la soberanía alimentaria. El reconocimiento, entregado en esta ocasión a Antonio Lattuca (ingeniero agrónomo, defensor de la agroecología e impulsor de los parques-huertas en Rosario) y Elizabeth Bravo (bióloga ecuatoriana, investigadora y activista, referente de la organización Acción Ecológica) no pasó desapercibido, ya que lleva el nombre de Carlos Vicente, militante, investigador y defensor de las semillas y la soberanía alimentaria, cuyo temprano fallecimiento en 2022 se convirtió, para muchos, en una siembra, en la evidencia de una historia y un legado que buscan mantenerse vivos.
Otra de las sedes es el Centro Cultural Fontanarrosa, donde continúan las actividades del Congreso. Allí, la muestra fotográfica “El costo humano de los agrotóxicos”, el póster “Cuerpo-Territorio” y los libros de la editorial Pachamamita atrajeron miradas y aportaron pistas para seguir reflexionando sobre el pasado, presente y futuro.
Con sus reflexiones y sus historias, expositores y asistentes se interpelan mutuamente para seguir organizándose en este tiempo que toca vivir. Luego de la pandemia y del VI Congreso (que tuvo que ser virtual), muchas caras se reencuentran, reconocen, se reparten abrazos y nacen re-existencias. Son días de de charlas, debates y pensar nuevas realidades.
Fuente: https://agenciatierraviva.com.ar/un-congreso-donde-son-prioridad-la-salud-lo-social-y-el-ambiente/ - Imagen de portada: Foto: Pedro Rinaldi