La ballena de aleta, el nuevo objetivo en el punto de mira de la pesca en Japón

 

El país nipón pretende ampliar la lista de especies permitidas en la caza de ballenas añadiendo al rorcual común, un cetáceo en peligro de extinción, a pesar de las prohibiciones internacionales: La caza de ballenas y otros animales marinos llevada a cabo por Japón es un tema controvertido. Se trata de un país que, a pesar de los acuerdos y las restricciones impuestas a nivel internacional, ha seguido realizando esta actividad a su conveniencia de forma continuada.

Berta Erill Soto

Concretamente, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) había prohibido la caza comercial de estos animales en 1986 para poder garantizar su conservación. Japón era uno de los países miembro de esta organización desde 1951, y aunque inicialmente respetaron la decisión de la comisión pensando que sería temporal, unas décadas más tarde su gobierno anunció su desacuerdo con esta medida, argumentando que parte de la tradición y cultura de la nación recaía en realizar esta actividad bajo cuotas de captura sostenibles.
Así, anunciaron que la caza comercial de ballenas volvería a tener lugar en Japón a partir de 2019, siempre dentro de sus aguas territoriales y zona económica exclusiva, y sólo con algunas especies concretas como el rorcual de Bryde (Balaenoptera brydei), el rorcual aliblanco o ballena de Minke (Balaenoptera acutorostrata) y el rorcual de Sei o ballena boba (Balaenoptera borealis).
Pero la caza realmente nunca cesó: Japón supo aprovechar una de las pocas excepciones a esta normativa, que permitía realizar la actividad con fines científicos y vender la carne sobrante tras el estudio. Así, la industria ballenera no llegó a estar en paro durante los más de 30 años de restricción.
Ahora, el portavoz del gobierno japonés Yoshimasa Hayashi ha anunciado que la lista de cetáceos permitidos se ampliará con la ballena de aleta, una especie que se encuentra en la lista de animales en peligro de extinción.
RORCUAL COMÚN, UNA ESPECIE AMENAZADA
La ballena de aleta o rorcual común (Balaenoptera physalus) es el segundo animal más grande del planeta, un cetáceo colosal que durante las primeras décadas del siglo XX estuvo a punto de desaparecer debido a un siglo de caza intensiva por todo el mundo que hizo descender significativamente su población.
Pudiendo alcanzar unos 27 metros de largo y un peso de 70 toneladas en su cuerpo estilizado, este rorcual solo es superado en tamaño por la ballena azul (Balaenoptera musculus), dos especies entre las cuales existe constancia de cruces ocasionales. Suele alimentarse de bancos de peces pequeños, de calamares, o de crustáceos como el kril, y dedican unas tres horas diarias a esta actividad.
El rorcual común tiene dos subespecies diferenciadas según su hábitat, una que se encuentra en el Atlántico Norte y otra en el hemisferio sur, principalmente en aguas de la Antártida. Por tanto, su área de distribución es amplia aunque suele concentrarse en aguas profundas de zonas templadas y frías, más alejadas del ecuador terrestre.

Barco ballenero japonés en el puerto de la ciudad de Kagoshima. SHUTTERSTOCK

¿POR QUÉ SE CAZAN BALLENAS EN JAPÓN?
Según las afirmaciones de Yoshimasa Hayashi en una rueda de prensa el pasado 9 de mayo de 2025, "las ballenas son un gran recurso alimentario para el país nipón y se deberán usar de forma sostenible porque es importante preservar la cultura alimentaria japonesa".
Sin embargo, aunque durante la segunda mitad del siglo XX la carne de ballena era un recurso alimentario considerable en un contexto de posguerra, las cifras de su consumo cayeron en picado en el siglo XXI. Según datos de la Agencia de Pesca nacional, la demanda de este alimento es inferior a las 2.000 toneladas al año, aproximadamente un 1% de lo que se consumía tan solo tres décadas atrás y el equivalente a unos pocos gramos de carne de ballena al año por persona.
Actualmente, la industria ballenera en Japón subsiste principalmente gracias a las subvenciones que recibe del gobierno debido a la poca rentabilidad de esta actividad. No obstante, las autoridades japonesas siguen apostando por mantener viva una tradición que pone en riesgo la población de algunos de estos animales amenazados, eso sí, con la intención de buscar mediante datos científicos una cuota de caza sostenible.
NO SÓLO ES JAPÓN: ESTAS SON LAS OTRAS NACIONES BALLENERAS
La Comisión Ballenera Internacional (CBI), principal organismo encargado de la conservación de este animal, consta de 88 países miembro en la actualidad, una cifra que ha ido variando a lo largo de su historia.
Países como Noruega, Islandia o Japón han sido parte de esta comisión en el pasado a pesar de su gran tradición ballenera, pero han terminado por retirar su relación con la organización debido a las prohibiciones impuestas sobre la caza de este animal.
Más allá del caso de Japón, tanto Noruega como Islandia han continuado practicando la caza de ballenas a menor escala, estableciendo sus propias cuotas de caza comercial.
Otro caso particular es el de las Islas Faroe, un territorio autogestionado que forma parte de Dinamarca. Allí se establecen leyes y normas propias, por lo que estas islas no están sujetas a las prohibiciones internacionales de caza de ballenas. No obstante, la legislación local establece que los cazadores deben estar licenciados y garantizar el menor sufrimiento posible del animal, además de compartir la carne con las comunidades locales en lugar de venderla. Aun así, esta tradición ha causado polémica a nivel internacional por las impactantes imágenes de los cientos de ballenas que mueren en cada temporada de caza.
El ejemplo de Alaska es también uno peculiar. Este país permite la caza de subsistencia de ballenas a las comunidades nativas, que tampoco tiene un fin comercial.

Fuente: https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-animal/ballena-aleta-nuevo-objetivo-punto-mira-pesca-japon_22277 - Imagen de portada: Ejemplar de Ballena de aleta (Balaenoptera physalus) cerca de la superfície. nationalgeographic.com.es/medio/ISTOCK

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