Hospitales interculturales: una forma de convivir entre mapuches y chilenos


En Los Lagos y la Araucanía
Por los pasillos o los boxs se ve transitar profesionales vestidos de blanco y machis de la cultura mapuche. Son lugares en donde se reúnen las miradas de los distintos pueblos. Andrés Paillaleo, director del hospital en Puerto Saavedra, explica que "la idea es que se vayan potenciando ambas medicinas".
Nicolás Massai (@nmassai)

La construcción de dos hospitales interculturales entró en tierra derecha este 2017. De Osorno hacia la costa, en la zona de Quilacahuin, se está levantando el centro médico Pu Mülen, y en el mismo sentido del mapa, ubicado en la región de Los Lagos, se ubicará el hospital Früta Srüka Lawenche Mapu Mo. La principal característica de estas dos construcciones de la salud será hacer un intento de convivencia entre la visión de medicina tradicional y la mapuche.
“El enfoque de equidad en Salud reconoce la existencia de mundos socioculturales diversos. Esto constituye una forma distinta de entender y enfrentar el proceso de salud-enfermedad; el sistema médico occidental y la visión holística de los pueblos originarios. Estas obras serán una manifestación concreta de ese modelo”, dijo la ministra de Salud, Carmen Castillo, el 15 de abril de 2016, cuando comenzó la construcción de ambos establecimientos.
Estos dos centros hospitalarios no son los primeros de su especie en Chile. A 40 minutos en auto desde Temuco se encuentra el Hospital Intercultural de Nueva Imperial. En este lugar se ven transitar machis de la cultura mapuche, además de profesionales vestidos de blanco. Sin ir más lejos, este fue el recinto en el que accedieron a internar a la machi Francisca Linconao, cuando la autoridad mapuche presentó problemas de salud en una de las tantas veces que fue enviada a prisión preventiva. En sus paredes tiene pinturas representativas de la cultura ancestral.
“Hermoso lugar del hospital… la oportunidad de estar aquí y que la gente haya conseguido atenderse con machi en box”, comentó una persona en la página que el hospital tiene en Facebook. El proceso de pertinencia también va acompañado de diversas capacitaciones. En Nueva Imperial, por ejemplo, instruyeron a los funcionarios del hospital para aprender mapudungún.
Esta política intercultural está amparada en el artículo 7º de la ley 20.584, del Ministerio de Salud (Minsal), donde se indica que “en aquellos territorios con alta concentración de población indígena, los prestadores institucionales públicos deberán asegurar el derecho de las personas pertenecientes a los pueblos originarios a recibir una atención de salud con pertinencia cultural, lo cual se expresará en la aplicación de un modelo de salud intercultural validado ante las comunidades indígenas”.
Muralla del Hospital Intercultural de Nueva Imperial. Foto: Facebook Carolina Moya Rojas
 Respecto a los nuevos recintos hospitalarios interculturales cerca de Osorno, el Minsal informó que se encuentran en un 50% de avance. La marcha blanca debería comenzar el tercer trimestre de 2017, mientras que a fines de año estaría disponible para toda la comunidad.
El caso de Puerto Saavedra
Puerto Saavedra es una comuna ubicada en la costa de la región de la Araucanía. En ese lugar existe hace cinco años el Hospital Intercultural Huincul Lawen. Andrés Paillaleo, enfermero de profesión y director del centro asistencial, comenta que la experiencia ha sido buena. “Nosotros hemos avanzado con una mirada más integral, de conservar la medicina mapuche, utilizando las plantas medicinales y los conocimientos espirituales de las machis y la relación que tenemos con las instituciones públicas, con el departamento de salud municipal. Es un trabajo que ha ido dando frutos muy positivos. Hoy a nivel local hemos llevado un equipo multidisciplinario”, dice en entrevista con El Ciudadano, y agrega que “hemos tenido muchos pacientes. Sobre un 40% de la población no mapuche confía y se atiende con nosotros”.
Hay tres formas de llegar a este hospital. La primera tiene que ver con la demanda espontánea, es decir, las personas que llegan al mesón de atención. La segunda opción es que al paciente se le derive desde otro hospital. La tercera es a través de algún tribunal: casos de violencia intrafamiliar o consumo de alcohol, por ejemplo.
“Todos los usuarios que vienen acá son del tramo de Fonasa. Son personas que no tienen accesibilidad a llegar a una comunidad que tiene un costo considerable. Este espacio es para aquellas personas que no tienen recursos para ir donde una machi de forma particular”, dice Paillaleo en referencia al tipo de pacientes que concurren al hospital.
Respecto a los tratamientos que se realizan con este tipo de medicina, el director cuenta que abarcan “enfermedades no conocidas en el sistema occidental: mal de ojo, concepto de daño por terceros, estabilizar a pacientes con diabetes, hipertensión, o reducir el consumo abusivo del sistema farmacológico”. Por último, afirma que debe haber una convivencia entre los tipos de medicinas. “No se puede dejar un tratamiento para tomar otro, la idea es que se vayan potenciando ambas medicinas”, termina.

Nicolás Massai (@nmassai)

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