El poder seductor de la mentira
Vivimos dentro de una burbuja oscura creada por la mentira. Su origen se remonta a los tiempos ancestrales de la creación de la humanidad, de la verdadera naturaleza de sus creadores y de la manipulación perfectamente diseñada para convertir a los seres humanos en una masa de borregos, de títeres, susceptibles de ser dirigidos al antojo de aquellos que heredaron de sus antepasados el arte de la transmutación de la verdad en mentira y del uso de ésta para conseguir sus propósitos, que no son otros que el poder absoluto a costa de lo que sea.
Podemos ver esta realidad en la historia de la humanidad, en sus guerras, en sus imperios de quita y pon, en sus personajes y, sobre todo, en las naturalezas corruptas y destructivas de todos aquellos que en el tiempo manejaron poder, dejando así muy patente que esa clase de poder contiene en si mismo el germen de la destrucción para quien lo maneja y para los pueblos que lo sufren.
La mentira, pues, tiene sus raíces en los orígenes de la humanidad y en "algo" que ocurrió que cambió radicalmente el rumbo de los acontecimientos, pero que también está próximo a su autodestrucción, porque todo lo que está sustentado, alimentado, por mentiras, nace con su destino marcado, y éste no es otro que su degradación y su muerte. La mentira es poderosa. Y cuando la mentira se asocia con el miedo el cóctel está servido.
Y, volviendo al origen, la eterna lucha entre la verdad y la mentira se escenifica en cualquier escenario, en cualquier momento, en cualquier aspecto de la vida cotidiana.
Está presente en los escenarios políticos internacionales, en cada gobierno de cada país, en los partidos políticos, en los poderes religiosos, económicos, en las organizaciones de cualquier tipo, en las relaciones personales, en las familias y, como no, en cada individuo.
Sus creadores la han revestido de mucho poder, la han convertido en atractiva, sensual y prometedora, pero su contenido es veneno puro para quien la usa.
El poder exige un precio, y ese precio es venderse a la mentira y utilizarla para seducir, convencer y engañar a los demás. Pero el precio a pagar es muy alto. No merece la pena.
Fragmentos de una nota de fondo Escrita por "Fusión", sobre la política española… e internacional - Imagen: elmejorestilodevida.com
Podemos ver esta realidad en la historia de la humanidad, en sus guerras, en sus imperios de quita y pon, en sus personajes y, sobre todo, en las naturalezas corruptas y destructivas de todos aquellos que en el tiempo manejaron poder, dejando así muy patente que esa clase de poder contiene en si mismo el germen de la destrucción para quien lo maneja y para los pueblos que lo sufren.
La mentira, pues, tiene sus raíces en los orígenes de la humanidad y en "algo" que ocurrió que cambió radicalmente el rumbo de los acontecimientos, pero que también está próximo a su autodestrucción, porque todo lo que está sustentado, alimentado, por mentiras, nace con su destino marcado, y éste no es otro que su degradación y su muerte. La mentira es poderosa. Y cuando la mentira se asocia con el miedo el cóctel está servido.
Y, volviendo al origen, la eterna lucha entre la verdad y la mentira se escenifica en cualquier escenario, en cualquier momento, en cualquier aspecto de la vida cotidiana.
Está presente en los escenarios políticos internacionales, en cada gobierno de cada país, en los partidos políticos, en los poderes religiosos, económicos, en las organizaciones de cualquier tipo, en las relaciones personales, en las familias y, como no, en cada individuo.
Sus creadores la han revestido de mucho poder, la han convertido en atractiva, sensual y prometedora, pero su contenido es veneno puro para quien la usa.
El poder exige un precio, y ese precio es venderse a la mentira y utilizarla para seducir, convencer y engañar a los demás. Pero el precio a pagar es muy alto. No merece la pena.
Fragmentos de una nota de fondo Escrita por "Fusión", sobre la política española… e internacional - Imagen: elmejorestilodevida.com
