Las 7 verdades que espantan sobre los TPP – Acuerdos TransPacífico y TransAtlántico
Violación de leyes, destrucción de puestos de trabajo, déficit del comercio, medicamentos caros, alimentos peligrosos para la salud, criminalización de las acciones civiles amparadas por las Constituciones, un ataque directo a los Derechos logrados en cada comunidad… No es el acabose, sino que son ‘los frutos’ de un acuerdo comercial negociado entre pocos.
En Octubre del 2015 el presidente de EE.UU., Barack Obama, elogió al TPP como “el acuerdo comercial más progresista en la historia”, manteniendo en secreto puntos claves alarmantes. Las organizaciones de interés público progresistas que tuvieron acceso al documento del acuerdo del TPP afirman que el texto final, fruto de siete años de negociaciones comerciales secretas entre EE.UU. y otros 11 países de la Cuenca del Pacífico, no solo sigue la mayoría de las características preocupantes de los acuerdos comerciales desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sino también abre nuevos caminos dudosos. Para orientarse mejor en este sistema engañoso el portal In These Times ha pedido a los expertos explicar los 7 puntos más alarmantes del tratado, tomando como base a uno de los líderes del acuerdo, EE.UU.
Algunos documentos filtrados sugieren que las grandes industrias y las empresas multinacionales, incluidas las grandes farmacéuticas que operan en América del Norte, América del Sur y Asia, obtendrían amplios poderes para desafiar las regulaciones, acciones y decisiones de los tribunales de gobiernos soberanos ante tribunales organizados bajo el Banco Mundial o las Naciones Unidas. Este sistema se denomina ‘arbitraje de diferencias inversor-Estado’, es decir, que las empresas de capital extranjero se sitúan al mismo nivel que los gobiernos soberanos.Un documento descubierto por WikiLeaks revela que el TPP fue diseñado para favorecer a las grandes corporaciones transnacionales, permitiendo a las mismas demandar a los gobiernos y solicitar millonarias indemnizaciones a cuenta de los contribuyentes. Incluso cuando los gobiernos ganan, bajo las reglas del TPP las multinacionales pueden pedir el pago de los costos de los procesos y honorarios de abogados, que promedian unos 8 millones de dólares por caso.
Lo más notable es que en las cerca de 6.000 páginas de texto del TPP ni siquiera mencionan las palabras “cambio climático”. El acuerdo da un paso atrás respecto a las protecciones ambientales de todos los acuerdos de libre comercio de EE.UU. desde 2007, al no exigir a los países del TPP cumplir con sus obligaciones en un conjunto de tratados ambientales internacionales centrales.
Aún más, las organizaciones ambientalistas como Greenpeace, Amigos de la Tierra, el Consejo de Defensa de Recursos Naturales, entre otras, han denunciado públicamente al TPP, argumentando que permitiría demandar a los gobiernos por tratar de limitar a las industrias que contaminen el aire.
Así, en 2013, la empresa minera estadounidense Lone Pine Resources demandó a la provincia canadiense de Quebec por aprobar la prohibición del ‘fracking’ en la zona, en la que se produjeron graves efectos contaminantes para la salud humana y el medioambiente, algo que, según los representantes de la compañía, le costó al Gobierno más de 250 millones de dólares.
Entre 1997 y 2014, EE.UU. perdió más de 5 millones de empleos en la manufactura. La gran mayoría, según el Instituto de Política Económica, desapareció como resultado del creciente déficit comercial con socios de tratados de libre comercio y la inversión-oferta de EE.UU. Unos 850.000 puestos de trabajo se perdieron en el TLCAN después de que entró en vigor en 1994.
Pero el pronóstico para los empleos que se perderán a causa del TPP es aún peor. ‘The Wall Street Journal’ ha calculado que para el año 2025, el acuerdo aumentaría el déficit comercial de EE.UU. en la fabricación, montaje de automóviles y piezas de automóviles en 55.800 millones de dólares al año. A ese ritmo, basado en la fórmula del Departamento de Comercio, el TPP llevaría a otros 323.000 trabajadores manufactureros estadounidenses al paro. Eso es casi un millón de empleos cada tres años.
Y eso es una estimación conservadora, ya que los negociadores del TPP no incluyeron métodos aplicables para detener los abusos laborales extranjeros, incluidos los salarios miserables y las condiciones de trabajo peligrosas.
El déficit comercial actual, por ejemplo, de EE.UU. ronda los 500.000 millones al año, o un 3% del PIB del país. Estas cifras, por su parte, dependen de la creación de la demanda y el empleo en otros países e implican la pérdida de cerca de 3 millones de empleos en EE.UU. al año. Esto importa enormemente en el contexto de una economía frente a un déficit en la demanda, o “estancamiento secular”. En tiempos normales, la pérdida de demanda al déficit comercial podría ser sustituida por una mayor inversión o el gasto del consumo, pero en condiciones actuales ni cubriría esa pérdida.
El TPP, por su parte, no aborda la razón principal del déficit comercial: la manipulación de la moneda por otros países. El aumento de los precios de las exportaciones y la reducción del precio de las importaciones hacen los bienes y servicios nacionales menos competitivos a nivel internacional.
Tras las filtraciones de WikiLeaks, el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, alertó sobre las cuestiones de salud y los riesgos para los consumidores que podrían ir asociados al TPP. “En EE.UU. tuvimos un acuerdo para equilibrar los medicamentos genéricos y los de las grandes farmacéuticas. Queríamos que las grandes farmacéuticas trajeran nuevos medicamentos y que los genéricos mantuvieran el precio bajo. Mientras que nuestros precios de los medicamentos siguen siendo los más altos del mundo, si no hubiera sido por los medicamentos genéricos, habrían subido por las nubes”, asegura.
En Octubre del 2015 el presidente de EE.UU., Barack Obama, elogió al TPP como “el acuerdo comercial más progresista en la historia”, manteniendo en secreto puntos claves alarmantes. Las organizaciones de interés público progresistas que tuvieron acceso al documento del acuerdo del TPP afirman que el texto final, fruto de siete años de negociaciones comerciales secretas entre EE.UU. y otros 11 países de la Cuenca del Pacífico, no solo sigue la mayoría de las características preocupantes de los acuerdos comerciales desde el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sino también abre nuevos caminos dudosos. Para orientarse mejor en este sistema engañoso el portal In These Times ha pedido a los expertos explicar los 7 puntos más alarmantes del tratado, tomando como base a uno de los líderes del acuerdo, EE.UU.
Algunos documentos filtrados sugieren que las grandes industrias y las empresas multinacionales, incluidas las grandes farmacéuticas que operan en América del Norte, América del Sur y Asia, obtendrían amplios poderes para desafiar las regulaciones, acciones y decisiones de los tribunales de gobiernos soberanos ante tribunales organizados bajo el Banco Mundial o las Naciones Unidas. Este sistema se denomina ‘arbitraje de diferencias inversor-Estado’, es decir, que las empresas de capital extranjero se sitúan al mismo nivel que los gobiernos soberanos.Un documento descubierto por WikiLeaks revela que el TPP fue diseñado para favorecer a las grandes corporaciones transnacionales, permitiendo a las mismas demandar a los gobiernos y solicitar millonarias indemnizaciones a cuenta de los contribuyentes. Incluso cuando los gobiernos ganan, bajo las reglas del TPP las multinacionales pueden pedir el pago de los costos de los procesos y honorarios de abogados, que promedian unos 8 millones de dólares por caso.
Lo más notable es que en las cerca de 6.000 páginas de texto del TPP ni siquiera mencionan las palabras “cambio climático”. El acuerdo da un paso atrás respecto a las protecciones ambientales de todos los acuerdos de libre comercio de EE.UU. desde 2007, al no exigir a los países del TPP cumplir con sus obligaciones en un conjunto de tratados ambientales internacionales centrales.
Aún más, las organizaciones ambientalistas como Greenpeace, Amigos de la Tierra, el Consejo de Defensa de Recursos Naturales, entre otras, han denunciado públicamente al TPP, argumentando que permitiría demandar a los gobiernos por tratar de limitar a las industrias que contaminen el aire.
Así, en 2013, la empresa minera estadounidense Lone Pine Resources demandó a la provincia canadiense de Quebec por aprobar la prohibición del ‘fracking’ en la zona, en la que se produjeron graves efectos contaminantes para la salud humana y el medioambiente, algo que, según los representantes de la compañía, le costó al Gobierno más de 250 millones de dólares.
Entre 1997 y 2014, EE.UU. perdió más de 5 millones de empleos en la manufactura. La gran mayoría, según el Instituto de Política Económica, desapareció como resultado del creciente déficit comercial con socios de tratados de libre comercio y la inversión-oferta de EE.UU. Unos 850.000 puestos de trabajo se perdieron en el TLCAN después de que entró en vigor en 1994.
Pero el pronóstico para los empleos que se perderán a causa del TPP es aún peor. ‘The Wall Street Journal’ ha calculado que para el año 2025, el acuerdo aumentaría el déficit comercial de EE.UU. en la fabricación, montaje de automóviles y piezas de automóviles en 55.800 millones de dólares al año. A ese ritmo, basado en la fórmula del Departamento de Comercio, el TPP llevaría a otros 323.000 trabajadores manufactureros estadounidenses al paro. Eso es casi un millón de empleos cada tres años.
Y eso es una estimación conservadora, ya que los negociadores del TPP no incluyeron métodos aplicables para detener los abusos laborales extranjeros, incluidos los salarios miserables y las condiciones de trabajo peligrosas.
El déficit comercial actual, por ejemplo, de EE.UU. ronda los 500.000 millones al año, o un 3% del PIB del país. Estas cifras, por su parte, dependen de la creación de la demanda y el empleo en otros países e implican la pérdida de cerca de 3 millones de empleos en EE.UU. al año. Esto importa enormemente en el contexto de una economía frente a un déficit en la demanda, o “estancamiento secular”. En tiempos normales, la pérdida de demanda al déficit comercial podría ser sustituida por una mayor inversión o el gasto del consumo, pero en condiciones actuales ni cubriría esa pérdida.
El TPP, por su parte, no aborda la razón principal del déficit comercial: la manipulación de la moneda por otros países. El aumento de los precios de las exportaciones y la reducción del precio de las importaciones hacen los bienes y servicios nacionales menos competitivos a nivel internacional.
Tras las filtraciones de WikiLeaks, el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, alertó sobre las cuestiones de salud y los riesgos para los consumidores que podrían ir asociados al TPP. “En EE.UU. tuvimos un acuerdo para equilibrar los medicamentos genéricos y los de las grandes farmacéuticas. Queríamos que las grandes farmacéuticas trajeran nuevos medicamentos y que los genéricos mantuvieran el precio bajo. Mientras que nuestros precios de los medicamentos siguen siendo los más altos del mundo, si no hubiera sido por los medicamentos genéricos, habrían subido por las nubes”, asegura.
El director del Programa de Acceso Global a Medicamentos, Peter Maybarduk, por su parte, ha señalado que, “si el TPP se ratifica, la gente de los países ribereños del Pacífico tendría que vivir de acuerdo con las reglas de este texto que ha sido filtrado”. “Los nuevos derechos de monopolio para las grandes compañías farmacéuticas pueden poner en peligro el acceso a los medicamentos en los países del TPP. El TPP podría costar vidas”, ha advertido. (En la pagina Redcom hemos publicado dos artículos sobre el brutal aumento de los medicamentos).
En lo inmediato, el TPP abriría una avalancha de importaciones de mariscos, lácteos, frutas y verduras a EE.UU. en un momento en que las inspecciones de importación sufren de una falta de financiación grave. EE.UU. actualmente inspecciona solo el 2% de las importaciones de alimentos, y hay pruebas presentadas por el Consumer Reports que demuestran que el 60% de los mariscos (el 91% de los cuales se importa) están contaminados.
El TPP también ofrece a las empresas nuevas maneras de desafiar los procesos de las inspecciones de seguridad de los alimentos. Se crearía un “mecanismo de respuesta rápida” que permitiría a las empresas extranjeras impugnar las decisiones de seguridad alimentaria.
El TPP prohibiría los controles de capital, que permiten a los países bloquear vuelos desestabilizadores de “dinero caliente” de los inversores que esperan sacar provecho momentáneo de oportunidades especulativas y a continuación salir fuera del país, justo antes de que las burbujas que crearon colapsen. El acuerdo también detendría la promulgación de impuestos a las transacciones financieras, un medio de amortiguación de la especulación y un mecanismo necesario para aumentar los ingresos públicos.
Periódico del Bien Común http://www.periodicodelbiencomun.com/ - Publicado en: Ecoportal.net - Imagenes: www.dw.com
En lo inmediato, el TPP abriría una avalancha de importaciones de mariscos, lácteos, frutas y verduras a EE.UU. en un momento en que las inspecciones de importación sufren de una falta de financiación grave. EE.UU. actualmente inspecciona solo el 2% de las importaciones de alimentos, y hay pruebas presentadas por el Consumer Reports que demuestran que el 60% de los mariscos (el 91% de los cuales se importa) están contaminados.
El TPP también ofrece a las empresas nuevas maneras de desafiar los procesos de las inspecciones de seguridad de los alimentos. Se crearía un “mecanismo de respuesta rápida” que permitiría a las empresas extranjeras impugnar las decisiones de seguridad alimentaria.
El TPP prohibiría los controles de capital, que permiten a los países bloquear vuelos desestabilizadores de “dinero caliente” de los inversores que esperan sacar provecho momentáneo de oportunidades especulativas y a continuación salir fuera del país, justo antes de que las burbujas que crearon colapsen. El acuerdo también detendría la promulgación de impuestos a las transacciones financieras, un medio de amortiguación de la especulación y un mecanismo necesario para aumentar los ingresos públicos.
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