‘Food for Profit’: las prácticas del ‘lobby’ cárnico, al descubierto

Este viernes se estrena en la UE un documental que analiza el gigantesco y opaco negocio de la ganadería industrial y sus vínculos con la clase política europea: «Si los mataderos tuvieran muros de cristal, todo el mundo sería vegetariano». La frase, pronunciada por el ex Beatle Paul McCartney, encierra una reflexión sobre nuestra propia hipocresía: a menudo, preferimos cerrar los ojos antes que ver la realidad sobre el origen de lo que consumimos, y más concretamente, sobre lo que decidimos poner en el plato.

Dani Cabezas

Ese mismo impulso de cerrar los ojos es uno de los que surgen de manera instintiva en determinados pasajes de Food for Profit, un documental tan incómodo como necesario que llega este viernes a los cines europeos, y que muestra el absoluto desprecio del lobby cárnico por el bienestar de los animales, la naturaleza y las comunidades. Un filme impactante, que se proyectará también este viernes en el Festival de Cannes y que viene avalado por un éxito de público en Italia, donde ha generado un intenso debate.

«El lobby cárnico muestra un absoluto desprecio por el bienestar de los animales, la naturaleza y las comunidades»
Pero esta no es una película únicamente centrada en las atrocidades que tienen lugar en el interior de las granjas y mataderos. Es, especialmente, una exhaustiva investigación sobre las oscuras prácticas de una industria que extiende sus tentáculos hasta las más altas instancias comunitarias, donde la transparencia brilla por su ausencia y la impunidad se ha convertido en moneda de cambio habitual.
Corrupción legalizada
Durante cinco largos años, la periodista italiana Giulia Innocenzi investigó los vínculos entre el Parlamento Europeo y la industria de la ganadería industrial, financiada con casi 387.000 millones de euros del dinero destinado a la Política Agraria Común (PAC), que se lleva casi el 33% del presupuesto anual de la Unión Europea. Food for Profit, que dirige la propia Innocenzi junto a Pablo D’Ambrosi, destapa la facilidad con la que ciertos europarlamentarios reciben en sus despachos a lobistas de la poderosa industria cárnica. Ante la cámara oculta, llegan incluso a reconocer prácticas irregulares para defender políticas e iniciativas propuestas por los representantes del sector. Un sistema de corrupción legalizada –solo en Bruselas hay más de 25.000 grupos de presión– que revela la amplia brecha democrática entre la ciudadanía y los políticos y los grupos de presión.

Fotograma del documental.

La ‘lobicracia’
La realidad que retrata el documental ya se ha llevado por delante a dos eurodiputados que aparecen en las imágenes. Uno de ellos es la socialista española Clara Aguilera, quien fuera consejera de Agricultura y de Gobernación de la Junta de Andalucía y, hasta hace poco, miembro titular de las comisiones de Agricultura (AGRI) y de Pesca (PECH) de la Eurocámara. Desde allí, supuestamente defendía un sector primario «sostenible» y se declaraba en contra de las macrogranjas. No obstante, en un arrebato de sinceridad, Aguilera dejó clara su postura: «A mí me da igual la felicidad del conejo, del pollo o del gato: yo me los como».
Sus palabras llevaron a la Fundación Franz Weber a exigir al PSOE que la excluyera de las listas, algo que finalmente sucedió el pasado 19 de abril. El otro político salpicado por el escándalo es el exministro italiano Paolo de Castro, también socialista, quien llega a reconocer un intercambio económico como contraprestación por asumir como propias las iniciativas de los lobis cárnico, agrario o pesquero.
«Poder mostrar Food For Profit en plena campaña de elecciones europeas me da esperanzas de que lo que denunciamos llegue a los oídos adecuados y de que el documental contribuya al cambio necesario», declara Giulia Innocenzi. «No podemos seguir destinando miles de millones de euros a la ganadería intensiva sólo porque la industria cárnica y el lobby ganadero campen a sus anchas por los pasillos del poder. Vivimos cada vez más en una lobicracia que amenaza nuestra democracia».
Más allá de las consecuencias políticas, el documental interpela directamente a los consumidores. «Los europeos piensan que la carne y los lácteos que consumen son de alta calidad, que son diferentes de los que se consumen en Estados Unidos o China», reflexiona el director Pablo D’Ambrosi. «En Food For Profit demostramos que en realidad no hay ninguna diferencia; de hecho, el 90% de la carne que se consume en Europa procede de granjas industriales».
Las consecuencias para el medio ambiente representan otro de los pilares sobre los que bascula la película. «El Green Deal es todo menos verde», asegura D’Ambrosi. Y es que, aunque un amplio porcentaje de la población conoce el impacto que genera el consumo de carne, son los ejemplos prácticos los que permiten hacerse una idea de hasta dónde llega. Entre ellos, el documental recoge el de una macrogranja en la Región de Murcia, directamente relacionada con la contaminación del agua del Mar Menor. En concreto, la cantidad de excrementos de cerdos en el agua hace que aumenten los niveles de nitratos. Como consecuencia, millones de peces y crustáceos mueren por falta de oxígeno.
La opacidad de la que hablaba Paul McCartney trasciende lo que sucede tras los muros de los mataderos. Habla, en realidad, de todo lo que rodea a una industria gigantesca, cuyo volumen de negocio no para de crecer. Cada año, 53 mil millones de animales mueren para satisfacer la demanda de carne, lo que se traduce en 2.000 animales por segundo: cerdos, gallinas, pollos, peces, vacas, ovejas, conejos… Una práctica que va más allá del bienestar animal, y que está directamente relacionada con fenómenos como la huella hídrica, la deforestación, la contaminación de los acuíferos o el cambio climático.

Fuente: https://climatica.coop/food-for-profit-documental-ganaderia-politica/

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