¿Puede ser la naturaleza nuestro salvavidas en tiempos de naufragio?
Hace décadas que intuimos cómo reaccionan las plantas en un mundo enriquecido en CO2. Científicos como el catedrático de la universidad de Harvard, Fakhri Bazzaz, ya en los años 70 investigaban las posibles repercusiones. En 1992, se doctoró con una tesis que refutaba el optimismo de los que defendían el llamado «efecto de fertilización del CO2«. Bazzaz no solo advertía de que los posibles beneficios se habían exagerado, sino también de que había razones para poner en duda la idea de que las plantas se pudieran convertir en sumideros de dióxido de carbono. Temía la respuesta de los ecosistemas a un entorno en transformación. Peor aún, le preocupaba que esa atmósfera pudiera «inducir variaciones climáticas capaces de socavar la integridad de los sistemas biológicos de los que depende el Homo sapiens. Lo tenía clarísimo cuando exhortaba a la sociedad a «limitar la tasa de emisiones antropogénicas para conjurar el riesgo asociado a los niveles crecientes de CO2«. Esther Oliver La intelige...