El lobby de Monsanto en Argentina para modificar la ley de semillas a su favor


A la medida de sus intereses
La ley de semillas vigente en Argentina data del año 1973, y fue actualizada adoptando algunos elementos del convenio UPOV 91 (sigla para Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales), a través de un decreto reglamentario en 1991. La UPOV fue fuertemente cuestionada en el Seminario taller “Leyes de semillas: resistiendo al despojo” cuya declaración final expresa que las normas basadas en este sistema “son leyes y reglamentos que legalizan el abuso y el despojo". El seminario fue realizado los días 17 y 18 de octubre en la Granja Escuela Yvapuruvu en Paraguay, por la Alianza Biodiversidad, la Red por una América Latina Libre de Transgénicos y la Campaña Mundial de la Semilla de Vía Campesina.
En Argentina la presión para que la legislación sobre semillas se adapte totalmente al régimen de la UPOV, tiene en la multinacional del agronegocio Monsanto su principal impulsor. Así lo afirmó Carlos Vicente, integrante de la Alianza Biodiversidad y de la organización GRAIN en su presentación acerca de la situación del país en esta temática durante el seminario.
Monsanto se instaló en Argentina en 1996, y no es hasta 2003 cuando empieza a reclamar sus derechos de propiedad intelectual, en un momento en el que se hace pública la venta ilegal de semillas transgénicas a Brasil y Paraguay. Según afirmó Vicente, a Monsanto le convenía que durante todo ese período se vendieran ilegalmente sus semillas transgénicas, lo cual explicaría que no haya reclamado en todos esos años los derechos de propiedad intelectual.
A mediados del 2012, Monsanto anunció nuevas inversiones en el país, entre ellas la construcción de lo que sería la mayor planta de procesamiento de maíz transgénico de América Latina, en el barrio Malvinas Argentinas de la ciudad de Córdoba. La medida fue ampliamente rechazada por distintas organizaciones y movimientos sociales que mantienen desde hace ya un mes un bloqueo al predio donde la empresa preveía construir la planta.
Seguido de esto, la empresa junto al Ministro de Agricultura Norberto Yauhuar anuncia en conferencia de prensa la aprobación de la nueva soja transgénica RR2 “Intacta” y la modificación de la Ley de Semillas, “considerando las inversiones que significaron para Monsanto”, citó Vicente a Yauhuar. A diferencia de su primer transgénico en Argentina (la soja RR), esta vez la transnacional intenta asegurarse poder cobrar las regalías a los productores que adquieran la semilla mediante la firma de contratos al momento de adquirir las semillas.
Desde los movimientos y organizaciones sociales la reacción a esta nueva embestida de Monsanto viene siendo contundente. Además del ya mencionado bloqueo a la planta de procesamiento de maíz genéticamente modificado en Córdoba, varias organizaciones y movimientos lanzaron una campaña de firmas por la no modificación de la ley de semillas, que ya cuenta con la adhesión de unas 700 organizaciones, y más de 9 000 firmas, contó el integrante de GRAIN.
El amplio rechazo que viene generando la posibilidad de modificación de la ley logró que el proyecto no ingresara al Congreso el año pasado. Desde el gobierno se afirmó que esto ocurrirá luego de finalizadas las elecciones legislativas, que se realizarán este domingo 27 de octubre. Por esto, afirma Vicente, la alerta y las movilizaciones tanto de sectores urbanos como campesinos se mantienen firmes ante esta anunciada amenaza.
Imagen: Radio Mundo Real- fugadetinta.cl
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Las semillas que fabricará Monsanto están prohibidas en Europa

Lo que no se dice de la nueva planta de Monsanto en Malvinas Argentinas

Medardo Avila Vazquez

En la planta de maíz transgénico en Malvinas Argentinas, Monsanto va a preparar semillas para aprovisionar los campos argentinos donde se cultiva maíz. Cada bolsa que saldrá de la fábrica, con 80.000 semillas, está destinada a sembrar una hectárea de terreno, alcanzaran para 3,4 millones de hectáreas, el 100% de la superficie cultivada actualmente con maíz.
El proceso de preparación de las semillas de maíz tiene varias etapas; la más importante es la que llaman “curado” del grano, aunque las semillas no están enfermas ni les pasa nada, consiste en impregnar las semillas de agrotóxicos muy persistentes (venenos de moléculas que no se degradan ni modifican) y peligrosos (clase toxicológica II) y luego, pintarlas de colores fluorescentes, a efectos de que nadie accidentalmente las ingiera por error, supuesto en que produciría resultados irremediablemente letales.
Los venenos que utilizan en esta etapa son insecticidas y fungicidas, el principal es clotianidina (Ponchoo fabricado por Bayer en Alemania), el volumen será de 1.750.000 litros /año, de clotianidina serian 875 mil litros.Este es un insecticida que recientemente se prohibió en todos los países miembros de la Unión Europea. Pero además se prohibieron las semillas tratadas con clotianidina y otros agrotóxicos similares. Es decir: en Europa, la semilla que preparará Monsanto en Malvinas no se puede sembrar porque es una grave amenaza para el ambiente. En Argentina, parece que sí se puede.
La clotianidina es un insecticida muy potente, 6750 veces más tóxico que el DDT que es absorbidos por la planta. Si se aplican a la semilla, como lo hace Monsanto, cuando aquella germina y crece la plántula, el veneno asciende por su savia, al florecer se concentra en el polen y néctar de manera que los insectos atraídos por sus flores se envenenarán por contacto.
Las colmenas de abejas en Europa y en todos los países donde se utilizan neonicotinoides (EEUU, Brasil, India, Argentina) han sido diezmadas durante la ultima década por el Síndrome de Despoblamiento de Colmenas, que reduce notablemente la densidad demográfica de las mismas (una colmena sana tiene entre 40 o 50 mil abejas pero hoy es muy difícil encontrar alguna que tenga más de 8 mil individuos en zonas agrícolas).
Los científicos creen que estos insecticidas afectan el cerebro del insecto polinizador y este un puede orientarse en el espacio y regresar a su colmena, panal o nido; intoxicados por estos venenos vuelan sin rumbo y mueren lejos de las mismas. Además de afectar a las abejas, la clotianidina y similares, dañan a todos los insectos silvestres polinizadores: abejas y avispas, moscas de todo tipo, arañuelas, mariposas y coleópteros, produciendo un grave daño al proceso de polinización.
La polinización es fundamental para que las plantas en flor produzcan cualquier tipo de semillas y de frutas. El intercambio de polen entre las flores, tiene el objetivo de la reproducción, es un proceso fundamental para el mantenimiento de la vida sobre la tierra. Los insectos polinizadores, sobretodo los silvestres, fecundan más de 70 % de los cultivos que proporcionan el 90% de los alimentos del mundo. En una sola jornada una abeja puede visitar miles de flores de una misma especie, recogiendo el néctar y el polen y esparciendo interminablemente los gránulos de polen por todas las flores.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la polinización es un “servicio gratuito” que la naturaleza otorga a los agricultores, pero la utilización progresiva y sistemática de agrotóxicos lo está poniendo en grave riesgo. La disminución de la población de polinizadores naturales tiene efectos graves sobre la seguridad alimentaria general poniendo en peligro la base alimenticia de la vida animal (que nos incluye).
La clotianidina, que utiliza Monsanto, contamina suelos y aguas
La empresa Bayer promueve el uso de su producto Poncho, a base de clotianidina, propagandizando que crea un halo de tierra absorbida por el veneno alrededor de la semilla cuando es plantada en la tierra. Como son moléculas muy estables que no se degradan fácilmente en el ambiente, y que persisten entre 2 y 6 años manteniendo su poder tóxico, es preocupante la contaminación de la tierra por estos productos y sus efectos deletéreos sobre la ecología y biodiversidad de los suelos, al dañar insectos y gérmenes fundamentales para la buena fecundidad de la tierra. Monsanto además de contaminar el área de Malvinas Argentinas, contaminara con aproximadamente 800.000 litros de clotianidina los suelos de 3,4 millones de hectáreas, donde persistirá por muchos años. En EEUU detectar estos insecticidas en aguas para consumo humano es muy frecuente por la estabilidad y penetración en la tierra y el agua.
Como si los riesgos ambientales fueran pocos, estudios recientemente publicados por un grupo de investigadores de la UNAM de México, demostraron efectos genotóxicos y citotóxicos muy importantes en células humanas (linfocitos) cultivados con microdosis de Ponchoo (clotianidina comercial). Este descubrimiento inscribe a la clotianidina en la lista de productos que generan las bases biológicas que explican los mecanismos a través de los cuales se generan casos humanos de malformaciones congénitas, abortos espontáneos, cánceres y tumores en personas expuestas a estos agrovenenos.
Dr. Medardo Avila Vazquez, Red de Médicos de Pueblos Fumigados
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Monsanto recibió subsidio estatal para realizar experimentos en Chile

El sitio web InvestChile indica el éxito de un proyecto dirigido por la empresa química Monsanto en la instalación de sus complejos sobre experimentación de semillas transgénicas, fechado en 2009. InvestChile es un programa de la CORFO que llama a la inversión extranjera y proporciona subsidios del Estado a proyectos del exterior.
La descripción del proyecto de Monsanto dice: “Establecer una plataforma tecnológica nueva para desarrollar características de maíz y germoplasma, con el objetivo de superar la sustentabilidad y los desafíos productivos de la agricultura del siglo 21”, creando cargos de 7 altos ejecutivos y 60 empleados.
La ubicación de sus instalaciones experimentales son especificadas como “la Región Metropolitana y las regiones de Arica y Parinacota, O’Higgins y Maule”.
Las locaciones han sido escogidas por ser “áreas donde es posible preparar experimentos bajo condiciones de estrés hídrico que permiten el desarrollo de un maíz resistente a la sequía”. Monsanto explica que “estas locaciones son adecuadas para experimentos regulatorios”.
“El Valle de Azapa, ubicado en Arica, permite el cultivo de cultivos múltiples de maíz en un año”, señala un párrafo bajo el título “¿Por qué Chile?”.
El programa explica que InvestChile apoyó la instalación de este proyecto en el país “a través de subsidios para el entrenamiento profesional del personal contratado y la adquisición de capitales fijos”.
El presidente del panel de Monsanto Chile, Alfredo Villaseca D., afirma que las “condiciones medioambientales, el marco institucional y el apoyo a la inversión de altas tecnologías desde CORFO-InvestChile son las razones por las que Monsanto Chile escogió desarrollar este proyecto, lo cual mejorará nuestro impacto global y agregará valor a nuestra corporación”.
Durante su visita en nuestro país en 2010, la periodista francesa Marie-Monique Robin afirmó que “es importante saber que desde aquí se exportan semillas transgénicas“.
“Me enteré que hay más de 20 mil hectáreas aquí en Chile donde se producen semillas transgénicas que se exportan a los Estados Unidos”, declaró la documentalista.
Explicó además que “los transgénicos son patentados, lo cual significa que, como en Estados Unidos, el agricultor que siembra transgénicos tiene que firmar un contrato”, cuya letra le impide conservar parte de su cosecha para re-sembrarla al año siguiente.
Justamente, el pasado 11 de mayo, con 13 votos a favor, 5 en contra y 6 abstenciones, el Senado de Chile aprobó el Convenio UPOV 91 que impedirá a los campesinos guardar sus semillas y extenderá los derechos y garantías de multinacionales como Monsanto para que vendan semillas transgénicas e híbridas en el país.
Para saber más sobre las irregularidades de Monsanto y los peligros a la salud que los transgénicos representan para nuestro país, no dudes en ver la entrevista a Marie-Monique Robin, realizada por CNN Chile.

Por Prensa Callejera

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