Exposición selectiva

La teoría de la exposición selectiva explica cómo elegimos “consumir” información que concuerda con nuestras creencias u opiniones, lo que facilita la expansión de la posverdad: La teoría de la exposición selectiva proviene de la teoría de la disonancia cognitiva desarrollada por el psicólogo social Leon Festinger en 1957. Según Festinger, los individuos tienen una tendencia innata a buscar la armonía en todas sus actitudes y comportamientos y, por tanto, a intentar evitar la discordia o disonancia. De la aplicación de esta aproximación a la información proporcionada por los medios de comunicación surge la teoría de la exposición selectiva, también llamada búsqueda de información confirmatoria.

Natalia Jiménez Jiménez

Ésta consiste en la tendencia que tienen los individuos a enfocarse en la información que concuerda con sus actitudes, creencias y opiniones, mientras intentan evitar aquella información que las contradice. De esta forma, los individuos tienden a seleccionar y adquirir información sólo de aquellos medios de comunicación, ya sean impresos u online, que son afines a sus ideas. Este comportamiento es clave para que el fenómeno de la posverdad se propague en nuestra sociedad actual, ya que facilita la manipulación de la información apelando a las creencias previas.
Predisposición hacia lo falso
De esta manera, los individuos que sufren de exposición selectiva y, por tanto, seleccionan un tipo determinado de medio de comunicación, están más predispuestos a creer y aceptar como verdadera cualquier información que refuerce sus opiniones.
Algunos estudios que han analizado este fenómeno en España son el de Humanes (2014) o el de Ramírez Dueñas y Vinuesa Tejero (2020). Los resultados de estos trabajos corroboran la existencia de exposición selectiva orientada por las predisposiciones políticas durante los periodos de campaña electoral de los años 2008, 2011, 2015 y 2016. Otro ejemplo de estudio con resultados similares, pero esta vez en EEUU, es el de Guess, Nyhan y Reifler (2018), en el que se analiza la exposición de los ciudadanos estadounidenses a las “fake news” durante la campaña electoral de 2016, que acabaría llevando a la presidencia a Donald Trump.

Diccionario de la Posverdad
El “Diccionario de la Posverdad” es fruto de la colaboración entre El Salto Andalucía y el proyecto de investigación “Posverdad a debate”, adscrito a la Cátedra G.W. Leibniz de la Universidad de Granada.
Fuente: https://www.elsaltodiario.com/diccionario-posverdad/exposicion-selectiva - Imagen de portada: Exposición selectiva JAIME CINCA

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El sutil engaño de las redes

Hemos llegado a la tecnología con un bajo nivel de entendimiento.: Las redes sociales nos tienen deslumbrados. Creemos, en nuestro estrecho margen de familiaridad con el mundo de la comunicación virtual, en una ilusión de influencia hacia un universo del cual desconocemos su magnitud, pero también su profundidad. En ese embobamiento en el cual hemos caído -por el mero hecho de tener un instrumento capaz de conectarnos con el mundo- olvidamos algo tan básico como la importancia de la acción directa y, en ese actuar, la responsabilidad que nos cabe hacia nuestro entorno inmediato.

Por Carolina Vásquez Araya

De ese modo, lo que debería representar una participación activa en el sistema del cual formamos parte, se vuelca hacia un remedo de ejercicio ciudadano en mensajes, comunicados y protestas incorpóreas de monitor a monitor, todo lo cual muere al ritmo de nuevos mensajes, nuevos comunicados y nuevas protestas. En este flujo incesante cabe todo: desde los llamados a una acción que no se produce, hasta la ilusión de haber generado algún tipo de reacción entre quienes nos escuchan a la distancia.
En este transitar desde el sillón frente al ordenador, hemos olvidado lo más importante: y es que esas redes que tanto nos fascinan, no nos pertenecen. Son sistemas manejados desde sitios remotos por seres anónimos, altamente entrenados, divorciados por completo de nuestras ansias y preocupaciones, y muy conscientes de su poder. Esas redes, esos sistemas de alta tecnología que cruzan el mundo virtual están totalmente fuera de nuestro alcance y, por obvias razones, fuera de nuestra capacidad de ejercer sobre ellos ningún tipo de influencia.
Nada puede sustituir el poder de la presencia física de una ciudadanía consciente.
Esto no significa alejarse de este recurso, el cual ha demostrado su enorme utilidad. Sin embargo, sí es importante tener presente que no sustituye, en ningún caso, el ejercicio ciudadano directo; aquel en cuyas acciones descansa todo el engranaje del sistema político y, por ende, nuestras débiles democracias. La presencia ciudadana nunca puede ser solamente virtual; es, no solamente física, sino también imponente, ruidosa y exigente de sus derechos.
La capacidad humana de habituarse a distintos entornos -tal como sucede hoy con la tecnología- tiende a crear ilusiones y a perder de vista la realidad. Es imperativo comprender la urgencia de poner los pies sobre la tierra y luchar por la justicia y los derechos desde la misma plataforma desde donde se violan a diario. Esa es la enseñanza fuerte y vital desde los pueblos que, por su condición de pobreza, no tienen acceso a ese recurso tan sofisticado como discriminatorio.
La dependencia creada por estrategias de mercado agresivas y seductoras desde el mundo de la alta tecnología debe mantenerse bajo control, por su capacidad para alienarnos de nuestra realidad. La presencia en redes sociales, a la cual adjudicamos más importancia de la que corresponde, es una buena forma de comunicación, pero no el recurso mágico para generar cambios estructurales en sistemas políticos que han degenerado en abusos y corrupción. Dejarnos engañar por su dudosa efectividad es una forma de eludir un cúmulo importante de responsabilidades.
La fuerza de una ciudadanía consciente reside en su presencia, en su voz y su capacidad para imponer su autoridad, como se ha demostrado a lo largo de la Historia. Nada puede sustituir el poder de las masas cuando estas asumen la autoridad que les pertenece por derecho.

Blog de la autora: www.carolinavasquezaraya.com - Fuentes: Rebelión
 

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