Una pila, una bolsa de plástico, una lata de cerveza... ¿cuánto tardan en desintegrarse?
A continuación mostramos una serie de datos relacionados con objetos muy comunes y lo que tardan en degradarse.
¿Eres conciente de lo que estás haciendo cuando tiras algo al suelo y lo dejas ahí? Gestos tan desgraciadamente comunes como tirar al suelo un chicle tienen su efecto negativo sobre nuestro planeta. Como dato revelador te voy a poner un ejemplo. Puedes tirar un objeto al suelo y según lo que sea lo podrían seguir viendo sin problemas los nietos de tus tataranietos. Da que pensar, ¿no?
Para que tengan una idea, a continuación mostramos una serie de datos relacionados con objetos muy comunes y lo que tardan en degradarse.
1 año; Empezamos de menos a más. Un año es lo que tarda en degradarse algo tan común y tan finito como el papel, que está compuesto básicamente por celulosa. Esto es lo que le da menos problemas a la naturaleza para integrar sus componentes al suelo. Además, si “hay suerte” y queda tirado sobre tierra y sufre un invierno lluvioso, no tarda en degradarse. Dicho esto, como os podéis imaginar lo adecuado es reciclarlo para evitar la deforestación de los bosques que tanto nos gustan.
5 años; ¿Cuantas veces habremos visto ese gesto de darle una patada al chicle como si fuéramos Messi? El problema es que no somos tan buenos y pocas veces metemos gol, es decir, pocas veces lo metemos en la papelera quedando pegado en el suelo (sino en la suela de algún pobre despistado). Un trozo de chicle masticado durante ese tiempo se convierte en un material duro por la acción del oxígeno. Con el tiempo, empieza a resquebrajarse hasta desaparecer.
10 años; Está muy bien beberse unas latas de cerveza con los amiguetes y echarse unas risas pero cuando acabéis, tirarlas a su correspondiente contenedor. En líneas generales una lata tiene 210 micrones de espesor de acero recubierto de barniz y de estaño y a la intemperie hacen falta mucha lluvia y humedad para que el óxido la cubra totalmente. Si por lo que sea, no os gusta el sabor de la cerveza en lata y lo echáis en un vaso, tampoco os libráis ;). Los vasos desechables de polipropileno contaminan menos que los de poliestireno (material de las cajitas de huevos) pero también tardan en transformarse. El plástico queda reducido a moléculas sintéticas, invisibles pero siempre presentes. Así que ya sabéis, al slogan de bebe con moderación se le debería añadir… y con respeto al medio ambiente.
30 años; Me temo que los que beben kalimotxo tampoco se libran. Los envases tetra-brik están compuestos en un 75% de celulosa, el 20 de polietileno puro de baja densidad y el 5% de aluminio. Lo que tarda más en degradarse es el aluminio. La celulosa, si está al aire libre, desaparece en poco más de 1 año pero el aluminio….
Otros productos que tardan unos 30 años en degradarse son las lacas y espumas así que a todas las que les gusta ir como unas princesitas que sepan que es importante desecharlo en el lugar adecuado y porque no, limitar su uso. El primer problema de estos productos es que al ser un aerosol, salvo especificación contraria, ya es un agente contaminante por sus CFCs (clorofluorocarbonos). Por lo demás, su estructura metálica lo hace resistente a la degradación natural, siendo su primer paso la oxidación.
100 años; Encima de servir como ayuda para el hábito de fumar, resulta que los mecheros son un duro enemigo a la hora de su degradación. Estos monstruitos de acero y plástico se toman su tiempo para convertirse en otra cosa. El acero expuesto al aire libre, solo empieza a dañarse y enmohecerse levemente después de 10 años. El plástico, en ese tiempo, ni siquiera pierde el color. Sus componentes son altamente contaminantes y no se degradan. La mayoría tiene mercurio, pero otros también pueden tener zinc, cromo, arsénico, plomo o cadmio. Pueden empezar a separarse después de 50 años al aire libre pero aún así, se las ingenian para permanecer como agentes nocivos. Qué bonitos ellos…
100 a 1000 años; Las botellas de plástico son unas rebeldes a la hora de transformarse. Al aire libre pierden su tonicidad, se fragmentan y se dispersan. Enterradas, duran más. La mayoría están hechas de tereftalato de polietileno (PET), un material duro de pelar, ya que los microorganismos no tienen mecanismos para atacarlos.
Más de 100 años; Los corchos de plástico están hechos de polipropileno, el mismo material de las pajitas y envases de yogurt. Se puede reciclar más fácil que las botellas de agua mineral (que son de PVC, cloruro de polivinilo) y las que son de PET (tereftalato de polietileno).
150 años; Algo tan cotidiano y tan usado para infinidad de cosas como las bolsas de plástico tardan unos 150 años en degradarse. Estos objetos debido a su escaso espesor, pueden transformarse más rápido que una botella de ese material y puede dar lugar a pensar que se degrada rápido. Las bolsitas, en realidad, están hechas de polietileno de baja densidad. La naturaleza suele entablar una “batalla” dura contra ese elemento y me temo que, por lo general, acaba sacando la bandera blanca.
200 años; Ya no podemos hacer como nuestros predecesores y llevamos zapatillas fashion para evitar posibles accidentes y lucir más guapos y guapas. Estos objetos están compuestos por cuero, tela, goma y en algunos casos espumas sintéticas. Por eso tienen varias etapas de degradación. Lo primero que desaparece son las partes de tela o cuero. Su interior no puede ser degradado, sólo se reduce.
300 años; Esas muñecas que regalamos a los hijos o hijas, sobrinas o sobrinos y demás para sacarles una sonrisa y conseguir un abrazo de ellas, me temo que luego esos objetos de plástico no son tan cariñosos con la naturaleza. Son de los que más tardan en desintegrarse. Los rayos ultravioletas del sol sólo logran dividirlo en moléculas pequeñas. Ese proceso puede durar cientos de años, pero después de una durísima batalla desaparecen de la faz de la Tierra.
500 a 1000 años; Las pilas si no se tratan adecuadamente pueden ser tremendamente contaminantes. Al descomponerse la capa protectora que las recubre, se liberan los metales que contienen, y allí se produce la contaminación. El mercurio es el metal más nocivo. En contacto con agua produce metil-mercurio, compuesto que se concentra en las cadenas alimentarias produciendo graves desórdenes del sistema nervioso en los seres vivos. Según estudios especializados, una micro pila de mercurio, puede llegar a contaminar 600.000 litros de agua, una de zinc-aire 12.000 litros, una de óxido de plata 14.000 litros y una pila común 3.000 litros. Viendo estos datos merece la pena dejar a un lado la vagancia y llevarlas al punto de reciclaje adecuado ¿no?
4000 años; ¿Os imagináis la de generaciones y generaciones que pueden pasar en todo ese tiempo? Pues las botellas de vidrio si no se llevan al sitio adecuado pueden ser testigos de excepción del paso de todo ese tiempo. Son, en cualquiera de sus formatos, objetos muy resistentes. A pesar de que es frágil porque con una simple caída puede quebrarse, para los componentes naturales del suelo es una tarea titánica transformarla. Formada por arena y carbonatos de sodio y de calcio, es reciclable en un 100%.
Como es obvio, no pretendemos que se dejen de usar estas cosas porque sería una utopía, pero si pretendemos concienciar a las personas de que cuando ya no quieran o no puedan hacer uso de esos objetos, que sean responsables y los lleven a los puntos de reciclaje adecuados porque hoy en día existen formas para evitar que la naturaleza sufra más de la cuenta