Bolivia perdió 24.5 millones hectáreas de bosques, en los últimos 11 años
Carlos Pinto, coordinador del proyecto de manejo del fuego de la Fundación Amigos de la Naturaleza, indicó que en los últimos 11 años Bolivia ha perdido 24.5 millones de hectáreas de bosques, debido a los incendios forestales y quemas, lo cual estaría provocando en la presente gestión el aumento de temperaturas y la falta de precipitaciones pluviales.
“Desde el 2001 hasta el año pasado se han quemado como 24.5 millones de hectáreas (…) de esta cifra el 4.6 millones de hectáreas corresponde a incendios forestales y 19.8 millones corresponden al tema de las quemas en los pastizales que se registran en la llanura beniana”, indicó.
Asimismo, señaló que la región más afectada con estas quemas es Santa Cruz donde va perdiendo importante áreas de bosques.
“La mayoría de las quemas hasta el 2011 se registraron en el departamento de Santa Cruz y gran parte en el departamento de Beni, históricamente la ocurrencia de los incendios forestales en el país se concentra casi en un 60% en el departamento de Santa Cruz, un 30% a 40% en el Beni y el saldo se va al norte de La Paz y Pando”, indicó.
Añadió que cada vez, se van registrando estos incendios en bosques de la chiquitania y amazonia, los mismos estarían provocando que sus suelos se degraden afectando a la biodiversidad y a su capacidad forestal en bosques de producción.
Consecuencias
Al destruir los bosques tropicales, se pone en riesgo la calidad de vida, se juega con la estabilidad del clima, se amenaza la existencia de otras especies y se subestima los valiosos servicios que brinda la biodiversidad.
El impacto más inmediato de la deforestación ocurre a nivel local, con la pérdida de servicios ecológicos que nos brindan los bosques lluviosos tropicales y algunos ecosistemas relacionados. Estos tipos de hábitats le brindan a los humanos servicios valiosos, como la prevención de la erosión, control de inundaciones, tratamiento de agua, protección para la pesquería y polinización, que son particularmente importantes para la gente más pobre del mundo, que depende de los recursos naturales para su supervivencia. La pérdida del bosque también disminuye la disponibilidad de recursos renovables, como madera, plantas medicinales, semillas, fruta y otros.
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“Desde el 2001 hasta el año pasado se han quemado como 24.5 millones de hectáreas (…) de esta cifra el 4.6 millones de hectáreas corresponde a incendios forestales y 19.8 millones corresponden al tema de las quemas en los pastizales que se registran en la llanura beniana”, indicó.
Asimismo, señaló que la región más afectada con estas quemas es Santa Cruz donde va perdiendo importante áreas de bosques.
“La mayoría de las quemas hasta el 2011 se registraron en el departamento de Santa Cruz y gran parte en el departamento de Beni, históricamente la ocurrencia de los incendios forestales en el país se concentra casi en un 60% en el departamento de Santa Cruz, un 30% a 40% en el Beni y el saldo se va al norte de La Paz y Pando”, indicó.
Añadió que cada vez, se van registrando estos incendios en bosques de la chiquitania y amazonia, los mismos estarían provocando que sus suelos se degraden afectando a la biodiversidad y a su capacidad forestal en bosques de producción.
Consecuencias
Al destruir los bosques tropicales, se pone en riesgo la calidad de vida, se juega con la estabilidad del clima, se amenaza la existencia de otras especies y se subestima los valiosos servicios que brinda la biodiversidad.
El impacto más inmediato de la deforestación ocurre a nivel local, con la pérdida de servicios ecológicos que nos brindan los bosques lluviosos tropicales y algunos ecosistemas relacionados. Estos tipos de hábitats le brindan a los humanos servicios valiosos, como la prevención de la erosión, control de inundaciones, tratamiento de agua, protección para la pesquería y polinización, que son particularmente importantes para la gente más pobre del mundo, que depende de los recursos naturales para su supervivencia. La pérdida del bosque también disminuye la disponibilidad de recursos renovables, como madera, plantas medicinales, semillas, fruta y otros.