ASBESTO: UN JUICIO EJEMPLAR
Colpevole!
Colpevole! ¡Culpable! Los dos directores de Eternit-Italia acusados de provocar un "desastre sanitario y medioambiental permanente " y de haber violado la seguridad laboral, fueron condenados a 16 años de prisión. La sentencia dictada por el juez de Turín, Giuseppe Casalbore, el lunes 13 de febrero 2012, después de cinco años de sumario y tres años de audiencias, fue aclamada por unos 6.000 demandantes como una primera victoria en este juicio. Por el contrario, ha sido descrita como incomprensible por uno de los abogados de la cuadrilla de juristas y gurús de la comunicación contratada a tiempo completo por el principal acusado, con un presupuesto estimado a 10 millones de euros al año. Este abogado lamentaba en las páginas de la revista Forbes que: "Teniendo en cuenta que en Europa un veredicto de 16 años de prisión es la pena aplicada a los asesinos en masa, no es de extrañar que mi cliente, sin duda, un pionero en la sustitución del amianto se haya quedado atónito".
Stephan Schmidheiny
Recordemos que estos dos criminales, el multimillonario suizo Stephan Schmidheiny, dueño de ETERNIT y sus 72 instalaciones de producción en todo el mundo, y el director de ETERNIT Italia, el barón belga Jean Louis Marie Ghislain de Cartier de Marchienne, ambos juzgados en rebeldía, fueron condenados por haber diezmado varios pueblos italianos, hablando claro, fueron culpados por la muerte de más de tres mil personas.
Recordemos también que, según cifras de la OIT que se incluyen en el folleto ETERNIT le blanchiment de l’amiante sale – Les conséquences tragiques de 100 ans d’amiante –ciment, publicado en mayo de 2006 por el <abbr title=" Comité suisse d’Aide et d’Orientation des Victimes de l’Amiante- "> CAOVA </abbr>," un estimado de 100 000 personas en todo el mundo mueren anualmente como resultado de la exposición al amianto (OIT 2006) . Esto es un tsunami como el de la Navidad de 2004 al año o un World Trade Center de 2001 cada diez días. Independientemente de la cifra, toda persona asesinada por su trabajo es una víctima que sobra. Por otra parte, no se contabilizan los años perdidos de sufrimiento por los pacientes y sus familias. "
Recordemos que ETERNIT (ahora ANOVA), una de las multinacionales familiares más secretas de Suiza y del mundo en manos de cuatro familias cartelizadas, la austriaca Hatschek, la suiza Schmidheiny, la belga Emsens y francesa Cuvelier, con su constelación de marcas NICALIT, URALITA, DURANIT, FRENZELIT, EDILIT, FULGURIT, EVERITE y muchas otras, ha construido un imperio, y amasado fortunas enormes (Stephan Schmidheiny no es pomposamente llamado Bill Gates suizo por la revista Forbes?) sobre la base de un producto, el amianto-cemento, falsamente barato, que no representa avanzada técnica alguna y que a fuerza de marketing doloso ha suplantado materiales perfectamente reciclables, tales como la teja, la pizarra, las láminas de metal corrugado o la madera creando de paso un desastre mundial con millones de víctimas potenciales para muchas décadas.
Recordemos que la multinacional del amianto ha empleado enormes recursos financieros y humanos para influir en el debate médico en primer lugar, las autoridades, la clientela y el público a continuación, y que la palabra cáncer apareció en publicaciones de ETERNIT Suiza a penas en 1977 en la Revue AC destinada a los arquitectos y que se necesitarían otros cuatro años (1981) para ver la primera mención de los riesgos del amianto en una publicación del grupo ETERNIT Suiza para los trabajadores (la hoja interna de la empresa ETERNIT-Echo). Sin embargo, la asbestosis, o calcificación pulmonar, fue identificada como una enfermedad profesional por el Dr. Murray en el Reino Unido, en 1900.
Desde 1906, en Francia, los peligros del amianto para la salud habían sido denunciados entre los responsables industriales por un médico, inspector laboral, en un informe de más de cien páginas con observaciones que se extienden sobre una quincena años (1890-1905), en donde se plantean recomendaciones para filtrar el aire, con dibujos técnicos, que no fueron implementadas hasta muchos años después. Note sur l’hygiène et la sécurité des ouvriers dans les filatures et tissage d’amiante, par M. Auribault, inspecteur départemental du travail à Caen, 1906 (Nota sobre la higiene y la seguridad de los trabajadores en el hilado y el tejido de amianto, por el Sr. Auribault, Inspector Laboral Departamental de Caen, 1906).
En Canadá y Estados Unidos, las compañías de seguros de vida se negaban en 1910 a cubrir a los trabajadores del amianto debido a su alta mortalidad prematura. Los primeros casos de relación asbestosis-cáncer son diagnosticados en el Reino Unido por el Dr. Lynch en 1935. Y, en la patria de Schmidheiny, la <abbr title=" Caisse Nationale d’assurance en cas d’accidents">CAN</abbr> (hoy SUVA) reconoce por primera vez un caso de asbestosis como una enfermedad profesional en 1939.
Esta fuerte condena penal de dos dirigentes de ETERNIT-Italia, una primicia mundial, se aúna al pago de varios millones de euros en reparación a las víctimas partes en el juicio, así como a diversas asociaciones y municipios afectados por las decisiones que tomaron estos capitanes de industria, priorizando con todo lógica capitalista los beneficios y sus fortunas antes que la salud de las personas y del medio ambiente.
Han de pagar:
• 25 millones de euros al municipio de Casale Monferrato, donde se fundó una planta de ETERNIT en 1906
• 20 millones de euros a la región del Piamonte
• 15 millones de euros al INAIL, el equivalente italiano de la SUVA suiza.
• Entre 70.000 y 100.000 euros en ocho asociaciones, incluidos sindicatos y la WWF.
• Entre 30.000 y 35.000 euros, según la lista leída por el presidente del tribunal, a las cerca de 6.000 víctimas del amianto y sus familias
• el barón de Cartier también deberá pagar 4 millones de euros al municipio de Cavagnolo.
Con esta criminalización de las decisiones y acciones de los envenenadores del asbesto, por fin justicia empieza a ser impartida. Esto ya no es sólo compensar a las víctimas que padecen una enfermedad incurable, sino castigar “una delincuencia industrial por negligencia interesada”. Una "negligencia" orquestada, planificada y financiada de forma transnacional desde hace más de un siglo que se ha visto facilitada por varios factores.
En primer lugar, el período asintomático de latencia muy largo de las enfermedades causadas por el amianto. En efecto, transcurren 10, 15, 20 o incluso 40 años entre la exposición a las microfibras de amianto y el momento en que la víctima - trabajadores, familiares o clientes - se enferma cuando ningún signo o mínimos se han manifestado.
A esto hay que añadir que las archimicrofibras de amianto (y en esto ha sido evidenciado que el peligro del amianto blanco, crisotilo, es igual al amianto azul, crocidolita) son totalmente invisibles, inodoras e insípidas. Los microscopios convencionales no las detectan, y debe hacerse uso de microscopios electrónicos – lo cual es muy caro - con el fin de cuantificar los miles de millones de partículas en el aire o en los tejidos, incluyendo los pulmones. Por otra parte, el plazo de prescripción legal (en Suiza, las reclamaciones de indemnización expiran diez años después de la lesión) y las prácticas de la industria que consisten en utilizar una mano de obra bajo contratos lo suficientemente cortos han contribuido a hacer poco visible el desastre del amianto.
En segundo lugar, los gobiernos tienen su parte de responsabilidad. La falta de recursos asignados a la inspección del trabajo y al seguimiento de materiales y técnicas, así como la escasa voluntad política de estos organismos, sin contar el poco caso que los gobiernos hacen de las recomendaciones de sus propias agencias (¿no logró el gobierno conservador canadiense la no inclusión del crisotilo en la lista de productos peligrosos en el marco del Convenio de Rotterdam, contra el dictamen de las autoridades sanitarias canadienses Santé Canada?) autoriza a hablar de complicidad consciente de algunos políticos con los envenenadores, del asbesto y de la industria en general. Además, la opacidad de los organigramas de los grupos empresariales con miras a ocultar quién tiene qué, los montajes jurídicos y financieros, la práctica sistemática de la secrecía de las cifras, de las alianzas, de los retratos de los altos cargos con la intención de diluir o confundir las responsabilidades facilita la inmunidad de los criminales industriales.
Una de las grandes dificultades del fiscal Raffaele Guariniello y su equipo en el juicio de Turín fue establecer en la ley la fuente de las decisiones al más alto nivel del grupo industrial sobre la base de los documentos incluidos en el sumario, lo cual ha requerido leer 220.000 páginas de documentos y hubo que apoyarse en el caso de un trabajador italiano que vino a morir en Turín por causa de un mesotelioma después de trabajar en una fábrica de ETERNIT Suiza, lo cual permitió al equipo de los fiscales de Turín convencer finalmente a las autoridades suizas de la necesidad de una investigación en el territorio helvético sobre la cúpula empresarial.
La condena de los verdaderos ordenantes en el caso del juicio de Turín, una primicia que puede asentar un precedente, es sin lugar a duda una advertencia para todo quién en el mundo siga permitiendo y promoviendo el uso de este material altamente tóxico, al amparo de un uso controlado.
Cuando el fiscal Guariniello comenzó su requisitoria el 4 de julio 2011 lo hizo con estas palabras: "No estamos ante deficiencias ocasionales, pero ante deficiencias estructurales fruto de los arbitrajes de una política empresarial. "La tonalidad estaba dada. A continuación, procedió a desmantelar la génesis y aplicación de la estrategia conocida como del "uso controlado del amianto", diseñada para ocultar los verdaderos efectos del amianto sobre la salud.
Como lo indica Jean-Paul Tessonière, el abogado de las víctimas francesas del amianto que vino a echar una mano a los abogados italianos de la acusación: "Esto no es un desastre local, no se debe a circunstancias inesperadas, sino el resultado de una organización empresarial para obtener ganancias extraordinarias. (...) Turín es un laboratorio que es de esperar sentará las bases para una Corte Penal Internacional sobre los grandes crímenes sociales y medioambientales. 500 000 muertes en Europa, millones de víctimas en todo el mundo: en la historia, no hay desastre industrial comparable."
La voluntad de ocultación del grupo ETERNIT sancionada por la corte de Turín, como la negativa durante décadas en la industria automotriz de equipar a los automóviles con cinturones de seguridad o la denegación de los efectos carcinógenos del tabaco por las grandes tabacaleras, plantea la cuestión de los límites que han de imponerse a la libertad de empresa y del control de los trabajadores sobre el propósito de su producción.
Este gran fiasco de salud pide una intervención real, una influencia real de la sociedad civil en las decisiones y acciones que ponen en riesgo su supervivencia.
Es evidente que el capitalismo es inherentemente depredador y destructivo. Contrarrestar sus prácticas y sus efectos implica la movilización de muchos y la unidad de acción entre las organizaciones sindicales y de ciudadanos. Esto exige el establecimiento de una verdadera democracia, no formal, donde nuestros representantes sean personas en quienes podemos confiar y a quienes podemos retirar nuestra confianza en caso de incumplimiento de manera que el poder que delegamos en nuestros representantes no sea usurpado. Esto requiere el fortalecimiento de las solidaridades y volver a entretejer las que fueron destruidas.
En tercer lugar, la impunidad de la que han disfrutado los criminales de la industria, incluido los del amianto, se explica también por la destrucción de las estructuras de la solidaridad obrera y ciudadana, sobre todo los sindicatos. Esta destrucción ha sido sistemática por los regímenes autoritarios de todos los continentes. Pero también en los países donde la clase obrera obtuvo, tras duras luchas, mayores conquistas, particularmente merced a los sacrificios realizados en el esfuerzo de la clase obrera para garantizar la derrota del fascismo (franquismo, el nazismo, ideología hakko ichiu y otros), es con las desregulaciones y las destrucciones sindicales tras las políticas de Reagan y Thatcher, que vía libre fue dada a los abusos de todas índoles y a las catástrofes sanitarias (vaca loca, aftosa del cordero, etc.).
Aniquilaron a nuestra gente, no aniquilaran a nuestra memoria
La destrucción de los sindicatos militantes y de los activistas, a veces física como lo demuestran los constantes asesinatos de líderes sindicales en Colombia (más de 6.000 en 20 años) o, en el caso que nos ocupa, el siniestro Kremlin como lo llamaban los trabajadores de la planta de ETERNIT en Casale Monferrato, es decir un edificio aislado, donde la dirección enviaba a los activistas sindicales de la CGIL y donde la exposición al amianto era tan fuerte que casi todos los trabajadores que han pasado por el Kremlin murieron antes de los sesenta años, y su sustitución por sindicatos espurios u organizaciones que promueven el "diálogo social", condujo a una fuerte erosión de la conciencia de clase. Sin embargo, como lo notan siempre el personal de las plantas que son cerradas- aun cuando sean rentables - trabajadores y patrones no están en la misma nave. Los trabajadores están siempre a bordo, cuando el barco navega, y cuando se hunde. Pero los patronos están siempre en tierra. Y ver que el buque se hunde no les afecta. El caso de Stephan Schmidheiny, nuevamente, es emblemático. En una carta abierta al magnate suizo fechada 15 de diciembre 2011, Ban Asbestos Francia y la Asociación Henri Pezerat señalan: "Cuando la prohibición del amianto en Europa se hizo inevitable, Usted retiró su dinero de esta muy lucrativa industria ( entre 1984 y 1999, el valor de sus activos se ha duplicado desde 2 hasta 4 mil millones de dólares EE.UU.). Parte de esta riqueza, Usted la ha reinvertido en el sector forestal en América Latina. Según datos suizos, Usted había empezado a comprar terrenos forestales chilenos en 1982 y actualmente posee más de 120 000 hectáreas en el sur de Chile, cerca de Concepción, tierras que los mapuches reivindican propias desde tiempos inmemoriales. Los mapuches le acusan de haber comprado muchas tierras que habían sido expropiados con las prácticas de intimidación, tortura y asesinato usuales durante la dictadura de Pinochet. Ese imperio forestal ya se extiende a 4 países de América Latina (Chile, Brasil, Argentina, Uruguay)."
Las mismas causas producen los mismos efectos - la lógica de la máxima ganancia, motor del capitalismo-, así que después de haber contaminado el planeta con asbesto, ahora con su grupo de producción de mobiliario MASISA, con su nuevo imperio industrial espoliador, Stephan Schmidheiny y sus asociados agotan los acuíferos subterráneos con sus cultivos de árboles exóticos de crecimiento rápido y contaminan América Latina con sus plantaciones fumigadas con pesticidas tóxicos para la reproducción humana y sus maderas tratadas con formaldehído carcinógeno.
Cínicamente y sin reparo, la reportera de FORBES comentando la condena impuesta a Stephan Schmidheiny en Turín, dijo que "con una fortuna de US $ 2,7 mil millones, es poco probable que este hombre de 64 años jamás vea el interior de una celda." Que más da, la cuenta atrás de la impunidad está en marcha. Las batallas que sin duda siempre se pierden son las que no se libran. Cada victoria, por pequeña que sea sube el listón un poco más alto, una barra que nos corresponde mantener en alto colectivamente.
Inmediatamente después del veredicto de Turín, los abogados de la parte civil anunciaron la creación de la asociación INTERFORUM ONG, una unión internacional de abogados con los siguientes fines:
• formalizar la cooperación jurídica entre los abogados internacionales que han defendido a las víctimas en este juicio,
• hacer posible la celebración de otros juicios similares en otros contextos nacionales,
• facilitar el intercambio de datos de los diversos procedimientos.
La asociación tiene como primer presidente el abogado francés Jean-Paul Teissonnière.
Otros frutos del juicio de Turín, un libro y un documental. La suma de información incluida en “Eternit and The Great Asbestos Trial,” una compilación de artículos escritos por David Allen y Laurie Kazan-Allen, está disponible en línea en la siguiente dirección: http://www.WorldAsbestosReport.org . En este libro (en inglés solamente) de poco menos de cien páginas se describe el ascenso y el ocaso de ETERNIT y la lucha en los talleres y los tribunales de los trabajadores y sus familias, no sólo en Italia sino también en Brasil, Suiza, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Francia y Japón.
Incluso en el medio centenar de países (de 192) que han prohibido el amianto (este veneno se sigue utilizando sin ningún tipo de protección en el 70% de los países del mundo) no es fácil de llevar a un juicio penal los criminales industriales. Pocos son los países donde la fiscalía es completamente independiente, como es el caso de Italia.
20.10.2009 : Manifestation de 400 veuves de l’amiante
En Francia, por ejemplo, los fiscales están bajo el Ministerio de Justicia, es decir, los políticos, por tanto del mundo económico de los que ellos dependen. Esto, además de la falta de recursos disponibles a la Justicia para los juicios de este tipo, explica quiza por qué la denuncia contra X presentada en junio de 1996 por la <abbr title="Association nationale des victimes de l'amiante">ANDEVA</abbr >, en París, Clermont-Ferrand y Saint-Nazaire, por "envenenamiento, homicidio y lesiones por imprudencia y abstención delictiva" todavía está bajo sumario dieciséis años más tarde. Enfoca hacia industriales, pero también hacia los servicios de prevención y algunos ministros!
En España, la vía penal ha sido poco utilizada para el procesamiento de homicidios en el trabajo. Según Alex Tisminetzki, el abogado de un centenar de víctimas del amianto catalanes agrupadas en la asociación Col.lectiu Ronda es más ventajoso para los trabajadores recurrir a los tribunales laborales. "Las indemnizaciones son más altas, los jueces son más sensibles y es una jurisdicción gratuita; si se pierde no hay costas", dijo.
En Bélgica, el Senado ha examinado durante el mes de febrero de 2012 una serie de proyectos de ley relativos a la protección de las víctimas del amianto. La Comisión de Asuntos Sociales del Senado escuchó al Director Ejecutivo de la compañía, ETERNIT, Patrick Balemans, y al co-presidente de <abbr title=" l'Association belge des Victimes de l'Amiante">ABEVA</abbr>, Eric Jonckheere, cuya madre, Françoise Jonckheere, murió en 2000 de un cáncer de la pleura debido a la inhalación de amianto. Su esposo, Pedro, trabajador de una fábrica ETERNIT en Kapelle-op-den-Bos, murió en 1986 de asbestosis. Dos de sus cinco hijos, Pierre-Paul y Stephen, murieron de mesotelioma en 2003 y 2009, tenían menos de cincuenta años. Sus otros hijos, entre ellos Eric, ahora saben que sus pulmones están cargados de fibras de amianto y que no hay manera de deshacerse de estas.
Después de rechazar el "dinero por silencio" (42 000 euros a cambio de abandonar el pleito), Françoise Jonckheere pidió a sus hijos continuar la batalla legal. El tribunal de primera instancia de Bruselas condenó en noviembre de 2011, ETERNIT, a compensar a su familia por una suma de 250.000 euros.
En Dinamarca, El Sindicato danés de los trabajadores del cemento en Aalborg, donde se encontraba la planta Dansk ETERNIT, decidió en 1969 establecer una cobertura de seguro de vida colectivo para sus miembros. Esto ayudó a poner de relieve que 75 trabajadores entre 1969 y 1972 se había jubilado prematuramente y que 10 de ellos murieron poco después de dejar de trabajar. En 1973, el sindicato presentó una demanda colectiva de indemnización ante la Caja Professional del Seguro de Vida danesa y, para su mayor asombro, todas las 81 solicitudes fueron aceptadas. Después de un juicio con amplia cobertura en los medios, en donde 36 trabajadores atacaban a Dansk ETERNIT y pedían una compensación económica por enfermedades profesionales relacionadas con el amianto, Dinamarca decretó en 1986 la prohibición de la utilización del amianto, incluido el asbesto-cemento. Se empezó a usar amianto en Dinamarca en 1889 para aislar las tuberías de agua caliente. Dansk ETERNIT en Aalborg fue fundada en diciembre de 1927 por la gran empresa danesa de construcción y de producción de cemento FL Smidth & Co Ltd, que siempre ha mantenido el control total sobre Dansk ETERNIT a pesar de numerosas alteraciones en la composición del accionariado. En 1936, FL Smidth & Co. compró Amiandos Minas, una mina de asbesto en Chipre que suministró a Dinamarca amianto durante unos cincuenta años. La mina de Amiandos adquiridas por el obispado de Limassol, en 1986 fue cerrada definitivamente en 1988. Deja tras ella 220 hectáreas de los montes Troodos destripadas, un desastre medioambiental colosal y numerosas víctimas, ya fallecidas o que morirán prematuramente durante las próximas décadas, tras una asfixia lenta e inexorable.
Amiandos en la sierra de Troodos
En Japón, el primer caso de indemnización de una víctima de un mesotelioma se dio en 1981, y la primera condena obligando a la empresa a indemnizar a trabajadores víctimas de asbestosis fue pronunciada en junio de 1986 en Nagano. Pero transcurrirían otros veinte años, para que a instancias del gobierno las grandes empresas (KUBOTA, TAIHEIYO Cement, NICHIAS, antes Japan Asbest y otras, o sea una veintena en total) anunciaran en la primera semana de julio de 2005 que decenas de sus ex trabajadores habían muerto víctimas del amianto. La emoción abrumadora suscitado por la campaña de prensa de la época, conocido en Japón como "choque de Kubota," ha obligado al gobierno a tomar, finalmente, el escándalo del amianto en serio y aprobar una ley para reparar las consecuencias del amianto el 27 de marzo de 2006. En diciembre de 2007, el número de víctimas registradas de ETERNIT Japón fue de 108, víctimas que la compañía no ha reconocido nunca. La presencia de ETERNIT en Japón se remonta a los años 30. Al tener una gran necesidad de tuberías, la Compañía de Gas de Tokio tomó la decisión de comprar de Italia ETERNIT una licencia para vender tubos de asbesto cemento en Japón. Para ello, se desembolsaron en el pago inicial el equivalente a 5 millones de euros en la actualidad. Esta operación dio lugar a la creación en febrero de 1931 de la Japan Eternit Pipe Company. El pago de saldo (86%) de la concesión le costaría a ETERNIT Japón en torno al 3% de sus beneficios anuales durante varios años.
En Brasil, después de muchos fallecimientos en el anonimato de víctimas del amianto, se creó en Osasco, São Paulo, en 1995, la <abbr title="Associação Brasileira dos Expostos ao Amianto">ABREA</abbr>–, una asociación de víctimas de ETERNIT. La reacción de la empresa fue inmediata. Se organizaron fiestas para sus ex empleados y sus familias con el fin de inducirlos a firmar acuerdos a cambio de una modesta compensación extrajudicial y un seguro de vida gestionado por la propia empresa. En contra parte, los "beneficiarios" se ha comprometían a no intentar ninguna acción contra la compañía. Lo mejor de todo el tinglado es que estos acuerdos preveían que los servicios de salud ofrecidos en concepto de indemnización serían suspendidos si ETERNIT se declarara en quiebra o si Brasil decretaba la prohibición del amianto! De este modo perverso, la empresa tiene las de ganar en todos los frentes: no sólo la compensación monetaria pagada en los años 90 resultó ser de 1000 a menos de 2.000% inferior a lo que los tribunales han concedido en los últimos años, pero las condiciones dictadas por la empresa transformaron los trabajadores y sus familias en prosélitos del amianto, y de paso quiebra la solidaridad entre los trabajadores. ETERNIT ha declarado haber firmado acuerdos extrajudiciales con unos 3000 de sus antiguos empleados. Sin embargo, ABREA junto con las autoridades de Sao Paulo (que han prohibido el uso de amianto en el territorio del Estado) prosiguen con sus esfuerzos para hacer cumplir el principio “quien contamina paga”. Una enmienda constitucional en el primer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, conocido cariñosamente como "Lula", ha cambiado la ley de modo que ahora los casos relacionados con el amianto pertenecen a los tribunales laborales y no a los tribunales civiles. Los procedimientos civiles son desesperadamente lentos en Brasil, sin embargo las víctimas del amianto no pueden esperar, porque la enfermedad no se detiene. El efecto beneficioso del cambio de jurisdicción es patente; la tasa de éxito de los casos sometidos a los tribunales por las víctimas del amianto pasó del 10,8% al 75,6%.
« L’angoisse de la mort est un luxe qui touche beaucoup plus l’oisif que le travailleur asphyxié par sa propre tâche. » Albert Camus
(En recuerdo de los trabajadores del amianto; para no morir más de su trabajo)
(La angustia de la muerte es un lujo que embarga mucho más al ocioso que al trabajador agobiado por su propia tarea. Albert Camus)
Los adelantos enunciados más arriba no deben ser el árbol que oculta el bosque: todavía hay mucho trabajo por delante antes de lograr la prohibición total del amianto en el mundo.
En la India, en una decisión que va a contracorriente del curso de la historia, la Corte Suprema se negó a prohibir el amianto en su sentencia de 21 de enero de 2011. Reconoce claramente los efectos carcinógenos de este producto peligroso, pero ordena al gobierno central establecer un organismo regulador para el uso civil e industrial, respaldando así a los defensores del uso controlado del amianto. India, sin embargo, ha técnicamente prohibido la extracción de amianto, incluido el crisotilo, sobre la base de sus efectos sobre la salud. Está claro que el equilibrio de poder entre la sociedad civil y los poderes del dinero todavía está a favor de estos últimos: la economía sigue teniendo prioridad sobre la vida de las personas.
Emmanuel Henry, profesor en el Institut d'Études Politiques de Estrasburgo e investigador en el Grupo de Sociología Política Europea (GSPE-PRISM) en su libro Amiante : un scandale improbable : Sociologie d'un problème public, Rennes, Presses Universitaires de Rennes, coll. Res Publica, 2007, examina las razones de la invisibilidad social persistente de los riesgos laborales a través del caso emblemático del amianto en Francia. A los ojos de los medios de comunicación y de los políticos, la vida de un trabajador ¿será de menor valía que la de un estudiante parisino (A la Universidad Pierre y Marie Curie, en el barrio Jussieu, París V, cuyo personal denunció la contaminación con amianto en la década de 1970 le tocó esperar el estallido del escándalo del amianto en el período 1995-1996 para que el Ministerio francés de Educación autorizara la removida del amianto, obra que al 31 de diciembre de 2011, todavía no habían finalizado )? La respuesta parece ser afirmativa. A estas alturas, no cabe duda que mientras los estragos del asbesto fueron catalogados como pertenecientes al ámbito del "riesgo laboral", grandes segmentos de las élites políticas y económicas no tenían reparo en convivir con esa mortalidad. En cuanto los riesgos del amianto fueron descritos en términos de salud pública y de problemática medioambiental que amenazaba a toda la población, estallaron los escándalos y la prohibición del amianto apareció en las agendas políticas. Así sucedió en Francia, así sucedió en Japón, por citar dos casos. Por consiguiente, resulta primordial comprender cómo se articulan los procesos de divulgación de los problemas para incrementar la contundencia de las luchas.
Por lo tanto, como lo ha señalado Violaine Roussel, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de París VIII, en su artículo Pourquoi, lorsque "travailler tue", cela ne fait pas scandale (¿Por qué, cuando "el trabajo mata", no es un escándalo): "La capacidad de [una problemática] para convertirse en causa escandalosa está directamente ligada con la posibilidad de apuntar hacia responsables." De lo contrario, es el destino el invocado. Aún así, que una causa se vuelva escándalo no cae por su propio peso. El proceso no depende del grado de horror que suscite el problema, ni siquiera del número de víctimas, pero si de la difusión del tema, de su visibilidad amplia. - Los afectados - pacientes y seres queridos, tienen un interés vital en formar colectivos y asegurarse la contribución de aliados especialistas, tales como en primera instancia los sindicalistas, y a continuación, la de abogados, médicos, ediles con una sensibilidad para esa causa, cajas de seguros, periodistas, y más, que tiene como efecto inducido la comunalización de los agravios, su generalización. Por tanto, es paradójico observar que cuanto más alejado se está del caso concreto, mayores son las oportunidades de cooptar a aliados. Aunque, obviamente, las batallas para la indemnización y la reparación de cada trabajador afectado por el amianto han de llevarse a cabo, esas luchas corren el riesgo de permanecer confinadas al terreno obrero-patronal, donde el equilibrio de poder sigue estando a favor la empresa. El trabajador muy a pesar suyo, de hecho, se ve obligado de ser participe en el problema. A menudo es víctima de una contradicción: víctima de la contaminación, víctima de tener que defender el puesto de trabajo que le contamina. En la búsqueda más amplia posible de aliados, cuando la figura de la "víctima inocente" (el entorno familiar, la comunidad) llega a surgir, aliados inesperados hacen su aparición, permitiendo invertir la relación de fuerzas en favor de los trabajadores , como ocurrió en Casale Monferrato.
http://fr.wikipedia.org/wiki/Amiante # cite_ref-37
http://prisme.u-strasbg.fr/henry.htm.
Así que la lucha continúa, y esta lucha es básicamente una lucha de clases.
"El empresario es el que asume riesgos"
Las empresas se establecen ciertamente con el fin de prosperar. Pero la naturaleza del crecimiento económico capitalista no es ni neutral, ni ético, ni social. Es fundamentalmente antidemocrático. De los tres pilares de la democracia consagrados en la Revolución Francesa en 1789, "Libertad, Igualdad, Fraternidad", el capitalismo retiene sólo el primero. Los valores de la igualdad y la solidaridad son frenos, obstáculos para su desarrollo. La proletarización de los artesanos y de los campesinos llevada a cabo por el capital desembocó en transformar el trabajo humano en una mercancía. Los seres humanos, a la vez que permanecen "libres", fueron convertidos en algo rentable y contable. En metas numéricas. La racionalidad económica del siempre más, del siempre más rentable y de la máxima ganancia, cuyos límites los estragos del asbesto son una trágica ilustración, se ha extendido en los años de neoliberalismo triunfante a prácticamente todas las esferas de la sociedad, eliminando cada vez más instancias de bienes comunes y bienes no mercantes. Así es cómo los pacientes de los hospitales, los administrados de los municipios y hasta los alumnos han sido convertidos en clientes y los directores de escuela, en empresarios. Se entiende, por cierto, que las derechas sean favorables a estas políticas, se entiende mucho menos que la socialdemocracia haya adoptado esas mismas medidas y se decantara a favor del socialismo de mercado, sin reparar en el oxímoron, sin percibir que socialismo y mercado son antagónicos, sin darse cuenta de que la socialdemocracia deja en el acto de ser socialista en cuanto supedita la política a la economía, el dinero a lo humano.
El socialismo, como lo destacó el pensador antifascista no-marxista Karl Polanyi, "es esencialmente la tendencia inherente en una civilización industrial a trascender el mercado autorregulado para subordinarlo conscientemente a una sociedad democrática". Lejos de contrarrestar la tendencia a verlo todo como mercancía, lejos de oponerse a la mercantilización de la sociedad, la democracia social ha sucumbido a la teoría del pragmatismo renunciando por ende a cualquier objetivo utópico de emancipación. Los conceptos de "voto útil", "diálogo social", "trabajo decente", "salario mínimo", por ejemplo, a pesar de sus atractivos, a pesar de su potencialidad en permitir adelantos sociales han de ser constantemente reevaluados, replanteados, con el fin distinguir lo que mejora las condiciones de vida de los explotados de lo que favorece el status quo, el inmovilismo social, porque lo que en definitiva inclinará la balanza del lado de los trabajadores es la transformación profunda de la relaciones de poder en la sociedad para que las necesidades de los más necesitados estén satisfechas y se elimine el sufrimiento de las masas.
Los tecnócratas del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea, para nombrar unas pocas instancias capitalistas tienen fundamentalmente una visión contable de la sociedad. Estos tecnócratas, sus mentores de las transnacionales y los gobiernos que siguen sus dictados, sólo manejan los conceptos de más y menos, ignoran el concepto de saciedad y, de paso, descartan la noción de persona y por ende la de clase social. Sólo importan los resultados financieros el bottom-line. Que los salarios sean de miseria, que amplios sectores vean su acceso a la educación o la salud reducido o vedado, que las necesidades básicas de millones de personas no estén cubiertos es ajeno no les preocupa. El neoliberalismo - último avatar del capitalismo – al haber logrado ignorar a la persona y sus necesidades básicas y al conseguir de facto marginar la política en beneficio de la economía levantó todas las restricciones a la carrera por la expansión sin fin de los mercados, al consumo de productos más pronto que nunca obsoletos, a la política del porcentaje para los accionistas, a la orgía financiera, en un frenesí que ha corrompido profundamente las mentalidades y el tejido social, y que amenaza seriamente la existencia de la biosfera.
Aún cuando un esclavo percibiera su vida como normal, no por ello desaparece la condición de esclavo, ni mucho menos la esclavitud. De igual modo, no es porque la conciencia de clase retrocede o desaparece, que las clases y lucha de clases, dejan de existir. Por más que sociólogos y comunicadores firmen periódicamente el certificado de defunción de la lucha de clases, donde haya explotación - donde algunos dispongan de mecanismos que les permitan enriquecerse a expensas de los demás - hay clases, y en lo particular, una de explotadores y otra, antagonista, de explotados, enfrascadas en una lucha por la supervivencia. Resulta obvio que los dos condenados de Turín pertenecen a la primera, y los trabajadores, sus familias y vecinos, a la segunda. No es necesario ser trabajador par pertenecer a la clase explotada, también se explota a los desempleados, aun cuando nunca hayan logrado conseguir un empleo.
Otro mundo es posible.
Un artesano, en el sector textil por ejemplo, antes de la llamada Revolución Industrial (c. 1800), trabajaba un promedio de 6 horas al día, no cobraba un sueldo, pero percibía un precio fijo determinado por la calidad y la cantidad de tejido producido, y disfrutaba de unos 200 días que podía dedicar a otra cosa que su trabajo textil. Cuando los capitalistas transformaron a los artesanos en proletarios fueron rebajando los salarios hasta salarios de miseria para forzar a los trabajadores a no dejar el trabajo después de alcanzar la cantidad que les bastaba para vivir.
"Los seres humanos primero"
No quiere decir que "todo tiempo pasado fue mejor” , de lo que se trata es otro horizonte que el actual es posible. Es que la reducción del tiempo de trabajo es posible y necesaria. Es que un ingreso garantizado de por vida es posible y necesario. Es que el acceso a la educación y la salud garantizada para todos es posible y necesario. Es que es posible y necesario resolver los conflictos pacíficamente. Es que es posible y necesario asegurar que ningún trabajador pierda la vida debido a su trabajo (¿No fue construida la Torre Eiffel, el proyecto arquitectónico más grande del siglo XIX, n a tiempo y sin que falleciera ningún trabajador?).
Es que es posible y necesario que un trabajador no se deje la salud en el trabajo. Es que la utopía de hoy aquí ya es realidad en otros lugares, y será realidad para todos mañana, no por ser producto ineludible de la historia, sino por el fruto de la acción y las luchas.
Por lo tanto, saludamos a los trabajadores y a la ciudadanía, víctimas de ETERNIT Italia, por su victoria en el juicio de Turín sobre los contaminadores del asbesto, una victoria que es parte del amplio movimiento por la emancipación de los explotados.
Stephan Schmidheiny
Recordemos que estos dos criminales, el multimillonario suizo Stephan Schmidheiny, dueño de ETERNIT y sus 72 instalaciones de producción en todo el mundo, y el director de ETERNIT Italia, el barón belga Jean Louis Marie Ghislain de Cartier de Marchienne, ambos juzgados en rebeldía, fueron condenados por haber diezmado varios pueblos italianos, hablando claro, fueron culpados por la muerte de más de tres mil personas.
Recordemos también que, según cifras de la OIT que se incluyen en el folleto ETERNIT le blanchiment de l’amiante sale – Les conséquences tragiques de 100 ans d’amiante –ciment, publicado en mayo de 2006 por el <abbr title=" Comité suisse d’Aide et d’Orientation des Victimes de l’Amiante- "> CAOVA </abbr>," un estimado de 100 000 personas en todo el mundo mueren anualmente como resultado de la exposición al amianto (OIT 2006) . Esto es un tsunami como el de la Navidad de 2004 al año o un World Trade Center de 2001 cada diez días. Independientemente de la cifra, toda persona asesinada por su trabajo es una víctima que sobra. Por otra parte, no se contabilizan los años perdidos de sufrimiento por los pacientes y sus familias. "
Recordemos que ETERNIT (ahora ANOVA), una de las multinacionales familiares más secretas de Suiza y del mundo en manos de cuatro familias cartelizadas, la austriaca Hatschek, la suiza Schmidheiny, la belga Emsens y francesa Cuvelier, con su constelación de marcas NICALIT, URALITA, DURANIT, FRENZELIT, EDILIT, FULGURIT, EVERITE y muchas otras, ha construido un imperio, y amasado fortunas enormes (Stephan Schmidheiny no es pomposamente llamado Bill Gates suizo por la revista Forbes?) sobre la base de un producto, el amianto-cemento, falsamente barato, que no representa avanzada técnica alguna y que a fuerza de marketing doloso ha suplantado materiales perfectamente reciclables, tales como la teja, la pizarra, las láminas de metal corrugado o la madera creando de paso un desastre mundial con millones de víctimas potenciales para muchas décadas.
Recordemos que la multinacional del amianto ha empleado enormes recursos financieros y humanos para influir en el debate médico en primer lugar, las autoridades, la clientela y el público a continuación, y que la palabra cáncer apareció en publicaciones de ETERNIT Suiza a penas en 1977 en la Revue AC destinada a los arquitectos y que se necesitarían otros cuatro años (1981) para ver la primera mención de los riesgos del amianto en una publicación del grupo ETERNIT Suiza para los trabajadores (la hoja interna de la empresa ETERNIT-Echo). Sin embargo, la asbestosis, o calcificación pulmonar, fue identificada como una enfermedad profesional por el Dr. Murray en el Reino Unido, en 1900.
Desde 1906, en Francia, los peligros del amianto para la salud habían sido denunciados entre los responsables industriales por un médico, inspector laboral, en un informe de más de cien páginas con observaciones que se extienden sobre una quincena años (1890-1905), en donde se plantean recomendaciones para filtrar el aire, con dibujos técnicos, que no fueron implementadas hasta muchos años después. Note sur l’hygiène et la sécurité des ouvriers dans les filatures et tissage d’amiante, par M. Auribault, inspecteur départemental du travail à Caen, 1906 (Nota sobre la higiene y la seguridad de los trabajadores en el hilado y el tejido de amianto, por el Sr. Auribault, Inspector Laboral Departamental de Caen, 1906).
En Canadá y Estados Unidos, las compañías de seguros de vida se negaban en 1910 a cubrir a los trabajadores del amianto debido a su alta mortalidad prematura. Los primeros casos de relación asbestosis-cáncer son diagnosticados en el Reino Unido por el Dr. Lynch en 1935. Y, en la patria de Schmidheiny, la <abbr title=" Caisse Nationale d’assurance en cas d’accidents">CAN</abbr> (hoy SUVA) reconoce por primera vez un caso de asbestosis como una enfermedad profesional en 1939.
Esta fuerte condena penal de dos dirigentes de ETERNIT-Italia, una primicia mundial, se aúna al pago de varios millones de euros en reparación a las víctimas partes en el juicio, así como a diversas asociaciones y municipios afectados por las decisiones que tomaron estos capitanes de industria, priorizando con todo lógica capitalista los beneficios y sus fortunas antes que la salud de las personas y del medio ambiente.
Han de pagar:
• 25 millones de euros al municipio de Casale Monferrato, donde se fundó una planta de ETERNIT en 1906
• 20 millones de euros a la región del Piamonte
• 15 millones de euros al INAIL, el equivalente italiano de la SUVA suiza.
• Entre 70.000 y 100.000 euros en ocho asociaciones, incluidos sindicatos y la WWF.
• Entre 30.000 y 35.000 euros, según la lista leída por el presidente del tribunal, a las cerca de 6.000 víctimas del amianto y sus familias
• el barón de Cartier también deberá pagar 4 millones de euros al municipio de Cavagnolo.
Con esta criminalización de las decisiones y acciones de los envenenadores del asbesto, por fin justicia empieza a ser impartida. Esto ya no es sólo compensar a las víctimas que padecen una enfermedad incurable, sino castigar “una delincuencia industrial por negligencia interesada”. Una "negligencia" orquestada, planificada y financiada de forma transnacional desde hace más de un siglo que se ha visto facilitada por varios factores.
En primer lugar, el período asintomático de latencia muy largo de las enfermedades causadas por el amianto. En efecto, transcurren 10, 15, 20 o incluso 40 años entre la exposición a las microfibras de amianto y el momento en que la víctima - trabajadores, familiares o clientes - se enferma cuando ningún signo o mínimos se han manifestado.
A esto hay que añadir que las archimicrofibras de amianto (y en esto ha sido evidenciado que el peligro del amianto blanco, crisotilo, es igual al amianto azul, crocidolita) son totalmente invisibles, inodoras e insípidas. Los microscopios convencionales no las detectan, y debe hacerse uso de microscopios electrónicos – lo cual es muy caro - con el fin de cuantificar los miles de millones de partículas en el aire o en los tejidos, incluyendo los pulmones. Por otra parte, el plazo de prescripción legal (en Suiza, las reclamaciones de indemnización expiran diez años después de la lesión) y las prácticas de la industria que consisten en utilizar una mano de obra bajo contratos lo suficientemente cortos han contribuido a hacer poco visible el desastre del amianto.
En segundo lugar, los gobiernos tienen su parte de responsabilidad. La falta de recursos asignados a la inspección del trabajo y al seguimiento de materiales y técnicas, así como la escasa voluntad política de estos organismos, sin contar el poco caso que los gobiernos hacen de las recomendaciones de sus propias agencias (¿no logró el gobierno conservador canadiense la no inclusión del crisotilo en la lista de productos peligrosos en el marco del Convenio de Rotterdam, contra el dictamen de las autoridades sanitarias canadienses Santé Canada?) autoriza a hablar de complicidad consciente de algunos políticos con los envenenadores, del asbesto y de la industria en general. Además, la opacidad de los organigramas de los grupos empresariales con miras a ocultar quién tiene qué, los montajes jurídicos y financieros, la práctica sistemática de la secrecía de las cifras, de las alianzas, de los retratos de los altos cargos con la intención de diluir o confundir las responsabilidades facilita la inmunidad de los criminales industriales.
Una de las grandes dificultades del fiscal Raffaele Guariniello y su equipo en el juicio de Turín fue establecer en la ley la fuente de las decisiones al más alto nivel del grupo industrial sobre la base de los documentos incluidos en el sumario, lo cual ha requerido leer 220.000 páginas de documentos y hubo que apoyarse en el caso de un trabajador italiano que vino a morir en Turín por causa de un mesotelioma después de trabajar en una fábrica de ETERNIT Suiza, lo cual permitió al equipo de los fiscales de Turín convencer finalmente a las autoridades suizas de la necesidad de una investigación en el territorio helvético sobre la cúpula empresarial.
La condena de los verdaderos ordenantes en el caso del juicio de Turín, una primicia que puede asentar un precedente, es sin lugar a duda una advertencia para todo quién en el mundo siga permitiendo y promoviendo el uso de este material altamente tóxico, al amparo de un uso controlado.
Cuando el fiscal Guariniello comenzó su requisitoria el 4 de julio 2011 lo hizo con estas palabras: "No estamos ante deficiencias ocasionales, pero ante deficiencias estructurales fruto de los arbitrajes de una política empresarial. "La tonalidad estaba dada. A continuación, procedió a desmantelar la génesis y aplicación de la estrategia conocida como del "uso controlado del amianto", diseñada para ocultar los verdaderos efectos del amianto sobre la salud.
Como lo indica Jean-Paul Tessonière, el abogado de las víctimas francesas del amianto que vino a echar una mano a los abogados italianos de la acusación: "Esto no es un desastre local, no se debe a circunstancias inesperadas, sino el resultado de una organización empresarial para obtener ganancias extraordinarias. (...) Turín es un laboratorio que es de esperar sentará las bases para una Corte Penal Internacional sobre los grandes crímenes sociales y medioambientales. 500 000 muertes en Europa, millones de víctimas en todo el mundo: en la historia, no hay desastre industrial comparable."
La voluntad de ocultación del grupo ETERNIT sancionada por la corte de Turín, como la negativa durante décadas en la industria automotriz de equipar a los automóviles con cinturones de seguridad o la denegación de los efectos carcinógenos del tabaco por las grandes tabacaleras, plantea la cuestión de los límites que han de imponerse a la libertad de empresa y del control de los trabajadores sobre el propósito de su producción.
Este gran fiasco de salud pide una intervención real, una influencia real de la sociedad civil en las decisiones y acciones que ponen en riesgo su supervivencia.
Es evidente que el capitalismo es inherentemente depredador y destructivo. Contrarrestar sus prácticas y sus efectos implica la movilización de muchos y la unidad de acción entre las organizaciones sindicales y de ciudadanos. Esto exige el establecimiento de una verdadera democracia, no formal, donde nuestros representantes sean personas en quienes podemos confiar y a quienes podemos retirar nuestra confianza en caso de incumplimiento de manera que el poder que delegamos en nuestros representantes no sea usurpado. Esto requiere el fortalecimiento de las solidaridades y volver a entretejer las que fueron destruidas.
En tercer lugar, la impunidad de la que han disfrutado los criminales de la industria, incluido los del amianto, se explica también por la destrucción de las estructuras de la solidaridad obrera y ciudadana, sobre todo los sindicatos. Esta destrucción ha sido sistemática por los regímenes autoritarios de todos los continentes. Pero también en los países donde la clase obrera obtuvo, tras duras luchas, mayores conquistas, particularmente merced a los sacrificios realizados en el esfuerzo de la clase obrera para garantizar la derrota del fascismo (franquismo, el nazismo, ideología hakko ichiu y otros), es con las desregulaciones y las destrucciones sindicales tras las políticas de Reagan y Thatcher, que vía libre fue dada a los abusos de todas índoles y a las catástrofes sanitarias (vaca loca, aftosa del cordero, etc.).
Aniquilaron a nuestra gente, no aniquilaran a nuestra memoria
La destrucción de los sindicatos militantes y de los activistas, a veces física como lo demuestran los constantes asesinatos de líderes sindicales en Colombia (más de 6.000 en 20 años) o, en el caso que nos ocupa, el siniestro Kremlin como lo llamaban los trabajadores de la planta de ETERNIT en Casale Monferrato, es decir un edificio aislado, donde la dirección enviaba a los activistas sindicales de la CGIL y donde la exposición al amianto era tan fuerte que casi todos los trabajadores que han pasado por el Kremlin murieron antes de los sesenta años, y su sustitución por sindicatos espurios u organizaciones que promueven el "diálogo social", condujo a una fuerte erosión de la conciencia de clase. Sin embargo, como lo notan siempre el personal de las plantas que son cerradas- aun cuando sean rentables - trabajadores y patrones no están en la misma nave. Los trabajadores están siempre a bordo, cuando el barco navega, y cuando se hunde. Pero los patronos están siempre en tierra. Y ver que el buque se hunde no les afecta. El caso de Stephan Schmidheiny, nuevamente, es emblemático. En una carta abierta al magnate suizo fechada 15 de diciembre 2011, Ban Asbestos Francia y la Asociación Henri Pezerat señalan: "Cuando la prohibición del amianto en Europa se hizo inevitable, Usted retiró su dinero de esta muy lucrativa industria ( entre 1984 y 1999, el valor de sus activos se ha duplicado desde 2 hasta 4 mil millones de dólares EE.UU.). Parte de esta riqueza, Usted la ha reinvertido en el sector forestal en América Latina. Según datos suizos, Usted había empezado a comprar terrenos forestales chilenos en 1982 y actualmente posee más de 120 000 hectáreas en el sur de Chile, cerca de Concepción, tierras que los mapuches reivindican propias desde tiempos inmemoriales. Los mapuches le acusan de haber comprado muchas tierras que habían sido expropiados con las prácticas de intimidación, tortura y asesinato usuales durante la dictadura de Pinochet. Ese imperio forestal ya se extiende a 4 países de América Latina (Chile, Brasil, Argentina, Uruguay)."
Las mismas causas producen los mismos efectos - la lógica de la máxima ganancia, motor del capitalismo-, así que después de haber contaminado el planeta con asbesto, ahora con su grupo de producción de mobiliario MASISA, con su nuevo imperio industrial espoliador, Stephan Schmidheiny y sus asociados agotan los acuíferos subterráneos con sus cultivos de árboles exóticos de crecimiento rápido y contaminan América Latina con sus plantaciones fumigadas con pesticidas tóxicos para la reproducción humana y sus maderas tratadas con formaldehído carcinógeno.
Cínicamente y sin reparo, la reportera de FORBES comentando la condena impuesta a Stephan Schmidheiny en Turín, dijo que "con una fortuna de US $ 2,7 mil millones, es poco probable que este hombre de 64 años jamás vea el interior de una celda." Que más da, la cuenta atrás de la impunidad está en marcha. Las batallas que sin duda siempre se pierden son las que no se libran. Cada victoria, por pequeña que sea sube el listón un poco más alto, una barra que nos corresponde mantener en alto colectivamente.
Inmediatamente después del veredicto de Turín, los abogados de la parte civil anunciaron la creación de la asociación INTERFORUM ONG, una unión internacional de abogados con los siguientes fines:
• formalizar la cooperación jurídica entre los abogados internacionales que han defendido a las víctimas en este juicio,
• hacer posible la celebración de otros juicios similares en otros contextos nacionales,
• facilitar el intercambio de datos de los diversos procedimientos.
La asociación tiene como primer presidente el abogado francés Jean-Paul Teissonnière.
Otros frutos del juicio de Turín, un libro y un documental. La suma de información incluida en “Eternit and The Great Asbestos Trial,” una compilación de artículos escritos por David Allen y Laurie Kazan-Allen, está disponible en línea en la siguiente dirección: http://www.WorldAsbestosReport.org . En este libro (en inglés solamente) de poco menos de cien páginas se describe el ascenso y el ocaso de ETERNIT y la lucha en los talleres y los tribunales de los trabajadores y sus familias, no sólo en Italia sino también en Brasil, Suiza, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Francia y Japón.
Incluso en el medio centenar de países (de 192) que han prohibido el amianto (este veneno se sigue utilizando sin ningún tipo de protección en el 70% de los países del mundo) no es fácil de llevar a un juicio penal los criminales industriales. Pocos son los países donde la fiscalía es completamente independiente, como es el caso de Italia.
20.10.2009 : Manifestation de 400 veuves de l’amiante
En Francia, por ejemplo, los fiscales están bajo el Ministerio de Justicia, es decir, los políticos, por tanto del mundo económico de los que ellos dependen. Esto, además de la falta de recursos disponibles a la Justicia para los juicios de este tipo, explica quiza por qué la denuncia contra X presentada en junio de 1996 por la <abbr title="Association nationale des victimes de l'amiante">ANDEVA</abbr >, en París, Clermont-Ferrand y Saint-Nazaire, por "envenenamiento, homicidio y lesiones por imprudencia y abstención delictiva" todavía está bajo sumario dieciséis años más tarde. Enfoca hacia industriales, pero también hacia los servicios de prevención y algunos ministros!
En España, la vía penal ha sido poco utilizada para el procesamiento de homicidios en el trabajo. Según Alex Tisminetzki, el abogado de un centenar de víctimas del amianto catalanes agrupadas en la asociación Col.lectiu Ronda es más ventajoso para los trabajadores recurrir a los tribunales laborales. "Las indemnizaciones son más altas, los jueces son más sensibles y es una jurisdicción gratuita; si se pierde no hay costas", dijo.
En Bélgica, el Senado ha examinado durante el mes de febrero de 2012 una serie de proyectos de ley relativos a la protección de las víctimas del amianto. La Comisión de Asuntos Sociales del Senado escuchó al Director Ejecutivo de la compañía, ETERNIT, Patrick Balemans, y al co-presidente de <abbr title=" l'Association belge des Victimes de l'Amiante">ABEVA</abbr>, Eric Jonckheere, cuya madre, Françoise Jonckheere, murió en 2000 de un cáncer de la pleura debido a la inhalación de amianto. Su esposo, Pedro, trabajador de una fábrica ETERNIT en Kapelle-op-den-Bos, murió en 1986 de asbestosis. Dos de sus cinco hijos, Pierre-Paul y Stephen, murieron de mesotelioma en 2003 y 2009, tenían menos de cincuenta años. Sus otros hijos, entre ellos Eric, ahora saben que sus pulmones están cargados de fibras de amianto y que no hay manera de deshacerse de estas.
Después de rechazar el "dinero por silencio" (42 000 euros a cambio de abandonar el pleito), Françoise Jonckheere pidió a sus hijos continuar la batalla legal. El tribunal de primera instancia de Bruselas condenó en noviembre de 2011, ETERNIT, a compensar a su familia por una suma de 250.000 euros.
En Dinamarca, El Sindicato danés de los trabajadores del cemento en Aalborg, donde se encontraba la planta Dansk ETERNIT, decidió en 1969 establecer una cobertura de seguro de vida colectivo para sus miembros. Esto ayudó a poner de relieve que 75 trabajadores entre 1969 y 1972 se había jubilado prematuramente y que 10 de ellos murieron poco después de dejar de trabajar. En 1973, el sindicato presentó una demanda colectiva de indemnización ante la Caja Professional del Seguro de Vida danesa y, para su mayor asombro, todas las 81 solicitudes fueron aceptadas. Después de un juicio con amplia cobertura en los medios, en donde 36 trabajadores atacaban a Dansk ETERNIT y pedían una compensación económica por enfermedades profesionales relacionadas con el amianto, Dinamarca decretó en 1986 la prohibición de la utilización del amianto, incluido el asbesto-cemento. Se empezó a usar amianto en Dinamarca en 1889 para aislar las tuberías de agua caliente. Dansk ETERNIT en Aalborg fue fundada en diciembre de 1927 por la gran empresa danesa de construcción y de producción de cemento FL Smidth & Co Ltd, que siempre ha mantenido el control total sobre Dansk ETERNIT a pesar de numerosas alteraciones en la composición del accionariado. En 1936, FL Smidth & Co. compró Amiandos Minas, una mina de asbesto en Chipre que suministró a Dinamarca amianto durante unos cincuenta años. La mina de Amiandos adquiridas por el obispado de Limassol, en 1986 fue cerrada definitivamente en 1988. Deja tras ella 220 hectáreas de los montes Troodos destripadas, un desastre medioambiental colosal y numerosas víctimas, ya fallecidas o que morirán prematuramente durante las próximas décadas, tras una asfixia lenta e inexorable.
Amiandos en la sierra de Troodos
En Japón, el primer caso de indemnización de una víctima de un mesotelioma se dio en 1981, y la primera condena obligando a la empresa a indemnizar a trabajadores víctimas de asbestosis fue pronunciada en junio de 1986 en Nagano. Pero transcurrirían otros veinte años, para que a instancias del gobierno las grandes empresas (KUBOTA, TAIHEIYO Cement, NICHIAS, antes Japan Asbest y otras, o sea una veintena en total) anunciaran en la primera semana de julio de 2005 que decenas de sus ex trabajadores habían muerto víctimas del amianto. La emoción abrumadora suscitado por la campaña de prensa de la época, conocido en Japón como "choque de Kubota," ha obligado al gobierno a tomar, finalmente, el escándalo del amianto en serio y aprobar una ley para reparar las consecuencias del amianto el 27 de marzo de 2006. En diciembre de 2007, el número de víctimas registradas de ETERNIT Japón fue de 108, víctimas que la compañía no ha reconocido nunca. La presencia de ETERNIT en Japón se remonta a los años 30. Al tener una gran necesidad de tuberías, la Compañía de Gas de Tokio tomó la decisión de comprar de Italia ETERNIT una licencia para vender tubos de asbesto cemento en Japón. Para ello, se desembolsaron en el pago inicial el equivalente a 5 millones de euros en la actualidad. Esta operación dio lugar a la creación en febrero de 1931 de la Japan Eternit Pipe Company. El pago de saldo (86%) de la concesión le costaría a ETERNIT Japón en torno al 3% de sus beneficios anuales durante varios años.
En Brasil, después de muchos fallecimientos en el anonimato de víctimas del amianto, se creó en Osasco, São Paulo, en 1995, la <abbr title="Associação Brasileira dos Expostos ao Amianto">ABREA</abbr>–, una asociación de víctimas de ETERNIT. La reacción de la empresa fue inmediata. Se organizaron fiestas para sus ex empleados y sus familias con el fin de inducirlos a firmar acuerdos a cambio de una modesta compensación extrajudicial y un seguro de vida gestionado por la propia empresa. En contra parte, los "beneficiarios" se ha comprometían a no intentar ninguna acción contra la compañía. Lo mejor de todo el tinglado es que estos acuerdos preveían que los servicios de salud ofrecidos en concepto de indemnización serían suspendidos si ETERNIT se declarara en quiebra o si Brasil decretaba la prohibición del amianto! De este modo perverso, la empresa tiene las de ganar en todos los frentes: no sólo la compensación monetaria pagada en los años 90 resultó ser de 1000 a menos de 2.000% inferior a lo que los tribunales han concedido en los últimos años, pero las condiciones dictadas por la empresa transformaron los trabajadores y sus familias en prosélitos del amianto, y de paso quiebra la solidaridad entre los trabajadores. ETERNIT ha declarado haber firmado acuerdos extrajudiciales con unos 3000 de sus antiguos empleados. Sin embargo, ABREA junto con las autoridades de Sao Paulo (que han prohibido el uso de amianto en el territorio del Estado) prosiguen con sus esfuerzos para hacer cumplir el principio “quien contamina paga”. Una enmienda constitucional en el primer mandato del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, conocido cariñosamente como "Lula", ha cambiado la ley de modo que ahora los casos relacionados con el amianto pertenecen a los tribunales laborales y no a los tribunales civiles. Los procedimientos civiles son desesperadamente lentos en Brasil, sin embargo las víctimas del amianto no pueden esperar, porque la enfermedad no se detiene. El efecto beneficioso del cambio de jurisdicción es patente; la tasa de éxito de los casos sometidos a los tribunales por las víctimas del amianto pasó del 10,8% al 75,6%.
« L’angoisse de la mort est un luxe qui touche beaucoup plus l’oisif que le travailleur asphyxié par sa propre tâche. » Albert Camus
(En recuerdo de los trabajadores del amianto; para no morir más de su trabajo)
(La angustia de la muerte es un lujo que embarga mucho más al ocioso que al trabajador agobiado por su propia tarea. Albert Camus)
Los adelantos enunciados más arriba no deben ser el árbol que oculta el bosque: todavía hay mucho trabajo por delante antes de lograr la prohibición total del amianto en el mundo.
En la India, en una decisión que va a contracorriente del curso de la historia, la Corte Suprema se negó a prohibir el amianto en su sentencia de 21 de enero de 2011. Reconoce claramente los efectos carcinógenos de este producto peligroso, pero ordena al gobierno central establecer un organismo regulador para el uso civil e industrial, respaldando así a los defensores del uso controlado del amianto. India, sin embargo, ha técnicamente prohibido la extracción de amianto, incluido el crisotilo, sobre la base de sus efectos sobre la salud. Está claro que el equilibrio de poder entre la sociedad civil y los poderes del dinero todavía está a favor de estos últimos: la economía sigue teniendo prioridad sobre la vida de las personas.
Emmanuel Henry, profesor en el Institut d'Études Politiques de Estrasburgo e investigador en el Grupo de Sociología Política Europea (GSPE-PRISM) en su libro Amiante : un scandale improbable : Sociologie d'un problème public, Rennes, Presses Universitaires de Rennes, coll. Res Publica, 2007, examina las razones de la invisibilidad social persistente de los riesgos laborales a través del caso emblemático del amianto en Francia. A los ojos de los medios de comunicación y de los políticos, la vida de un trabajador ¿será de menor valía que la de un estudiante parisino (A la Universidad Pierre y Marie Curie, en el barrio Jussieu, París V, cuyo personal denunció la contaminación con amianto en la década de 1970 le tocó esperar el estallido del escándalo del amianto en el período 1995-1996 para que el Ministerio francés de Educación autorizara la removida del amianto, obra que al 31 de diciembre de 2011, todavía no habían finalizado )? La respuesta parece ser afirmativa. A estas alturas, no cabe duda que mientras los estragos del asbesto fueron catalogados como pertenecientes al ámbito del "riesgo laboral", grandes segmentos de las élites políticas y económicas no tenían reparo en convivir con esa mortalidad. En cuanto los riesgos del amianto fueron descritos en términos de salud pública y de problemática medioambiental que amenazaba a toda la población, estallaron los escándalos y la prohibición del amianto apareció en las agendas políticas. Así sucedió en Francia, así sucedió en Japón, por citar dos casos. Por consiguiente, resulta primordial comprender cómo se articulan los procesos de divulgación de los problemas para incrementar la contundencia de las luchas.
Por lo tanto, como lo ha señalado Violaine Roussel, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de París VIII, en su artículo Pourquoi, lorsque "travailler tue", cela ne fait pas scandale (¿Por qué, cuando "el trabajo mata", no es un escándalo): "La capacidad de [una problemática] para convertirse en causa escandalosa está directamente ligada con la posibilidad de apuntar hacia responsables." De lo contrario, es el destino el invocado. Aún así, que una causa se vuelva escándalo no cae por su propio peso. El proceso no depende del grado de horror que suscite el problema, ni siquiera del número de víctimas, pero si de la difusión del tema, de su visibilidad amplia. - Los afectados - pacientes y seres queridos, tienen un interés vital en formar colectivos y asegurarse la contribución de aliados especialistas, tales como en primera instancia los sindicalistas, y a continuación, la de abogados, médicos, ediles con una sensibilidad para esa causa, cajas de seguros, periodistas, y más, que tiene como efecto inducido la comunalización de los agravios, su generalización. Por tanto, es paradójico observar que cuanto más alejado se está del caso concreto, mayores son las oportunidades de cooptar a aliados. Aunque, obviamente, las batallas para la indemnización y la reparación de cada trabajador afectado por el amianto han de llevarse a cabo, esas luchas corren el riesgo de permanecer confinadas al terreno obrero-patronal, donde el equilibrio de poder sigue estando a favor la empresa. El trabajador muy a pesar suyo, de hecho, se ve obligado de ser participe en el problema. A menudo es víctima de una contradicción: víctima de la contaminación, víctima de tener que defender el puesto de trabajo que le contamina. En la búsqueda más amplia posible de aliados, cuando la figura de la "víctima inocente" (el entorno familiar, la comunidad) llega a surgir, aliados inesperados hacen su aparición, permitiendo invertir la relación de fuerzas en favor de los trabajadores , como ocurrió en Casale Monferrato.
http://fr.wikipedia.org/wiki/Amiante # cite_ref-37
http://prisme.u-strasbg.fr/henry.htm.
Así que la lucha continúa, y esta lucha es básicamente una lucha de clases.
"El empresario es el que asume riesgos"
Las empresas se establecen ciertamente con el fin de prosperar. Pero la naturaleza del crecimiento económico capitalista no es ni neutral, ni ético, ni social. Es fundamentalmente antidemocrático. De los tres pilares de la democracia consagrados en la Revolución Francesa en 1789, "Libertad, Igualdad, Fraternidad", el capitalismo retiene sólo el primero. Los valores de la igualdad y la solidaridad son frenos, obstáculos para su desarrollo. La proletarización de los artesanos y de los campesinos llevada a cabo por el capital desembocó en transformar el trabajo humano en una mercancía. Los seres humanos, a la vez que permanecen "libres", fueron convertidos en algo rentable y contable. En metas numéricas. La racionalidad económica del siempre más, del siempre más rentable y de la máxima ganancia, cuyos límites los estragos del asbesto son una trágica ilustración, se ha extendido en los años de neoliberalismo triunfante a prácticamente todas las esferas de la sociedad, eliminando cada vez más instancias de bienes comunes y bienes no mercantes. Así es cómo los pacientes de los hospitales, los administrados de los municipios y hasta los alumnos han sido convertidos en clientes y los directores de escuela, en empresarios. Se entiende, por cierto, que las derechas sean favorables a estas políticas, se entiende mucho menos que la socialdemocracia haya adoptado esas mismas medidas y se decantara a favor del socialismo de mercado, sin reparar en el oxímoron, sin percibir que socialismo y mercado son antagónicos, sin darse cuenta de que la socialdemocracia deja en el acto de ser socialista en cuanto supedita la política a la economía, el dinero a lo humano.
El socialismo, como lo destacó el pensador antifascista no-marxista Karl Polanyi, "es esencialmente la tendencia inherente en una civilización industrial a trascender el mercado autorregulado para subordinarlo conscientemente a una sociedad democrática". Lejos de contrarrestar la tendencia a verlo todo como mercancía, lejos de oponerse a la mercantilización de la sociedad, la democracia social ha sucumbido a la teoría del pragmatismo renunciando por ende a cualquier objetivo utópico de emancipación. Los conceptos de "voto útil", "diálogo social", "trabajo decente", "salario mínimo", por ejemplo, a pesar de sus atractivos, a pesar de su potencialidad en permitir adelantos sociales han de ser constantemente reevaluados, replanteados, con el fin distinguir lo que mejora las condiciones de vida de los explotados de lo que favorece el status quo, el inmovilismo social, porque lo que en definitiva inclinará la balanza del lado de los trabajadores es la transformación profunda de la relaciones de poder en la sociedad para que las necesidades de los más necesitados estén satisfechas y se elimine el sufrimiento de las masas.
Los tecnócratas del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de la Unión Europea, para nombrar unas pocas instancias capitalistas tienen fundamentalmente una visión contable de la sociedad. Estos tecnócratas, sus mentores de las transnacionales y los gobiernos que siguen sus dictados, sólo manejan los conceptos de más y menos, ignoran el concepto de saciedad y, de paso, descartan la noción de persona y por ende la de clase social. Sólo importan los resultados financieros el bottom-line. Que los salarios sean de miseria, que amplios sectores vean su acceso a la educación o la salud reducido o vedado, que las necesidades básicas de millones de personas no estén cubiertos es ajeno no les preocupa. El neoliberalismo - último avatar del capitalismo – al haber logrado ignorar a la persona y sus necesidades básicas y al conseguir de facto marginar la política en beneficio de la economía levantó todas las restricciones a la carrera por la expansión sin fin de los mercados, al consumo de productos más pronto que nunca obsoletos, a la política del porcentaje para los accionistas, a la orgía financiera, en un frenesí que ha corrompido profundamente las mentalidades y el tejido social, y que amenaza seriamente la existencia de la biosfera.
Aún cuando un esclavo percibiera su vida como normal, no por ello desaparece la condición de esclavo, ni mucho menos la esclavitud. De igual modo, no es porque la conciencia de clase retrocede o desaparece, que las clases y lucha de clases, dejan de existir. Por más que sociólogos y comunicadores firmen periódicamente el certificado de defunción de la lucha de clases, donde haya explotación - donde algunos dispongan de mecanismos que les permitan enriquecerse a expensas de los demás - hay clases, y en lo particular, una de explotadores y otra, antagonista, de explotados, enfrascadas en una lucha por la supervivencia. Resulta obvio que los dos condenados de Turín pertenecen a la primera, y los trabajadores, sus familias y vecinos, a la segunda. No es necesario ser trabajador par pertenecer a la clase explotada, también se explota a los desempleados, aun cuando nunca hayan logrado conseguir un empleo.
Otro mundo es posible.
Un artesano, en el sector textil por ejemplo, antes de la llamada Revolución Industrial (c. 1800), trabajaba un promedio de 6 horas al día, no cobraba un sueldo, pero percibía un precio fijo determinado por la calidad y la cantidad de tejido producido, y disfrutaba de unos 200 días que podía dedicar a otra cosa que su trabajo textil. Cuando los capitalistas transformaron a los artesanos en proletarios fueron rebajando los salarios hasta salarios de miseria para forzar a los trabajadores a no dejar el trabajo después de alcanzar la cantidad que les bastaba para vivir.
"Los seres humanos primero"
No quiere decir que "todo tiempo pasado fue mejor” , de lo que se trata es otro horizonte que el actual es posible. Es que la reducción del tiempo de trabajo es posible y necesaria. Es que un ingreso garantizado de por vida es posible y necesario. Es que el acceso a la educación y la salud garantizada para todos es posible y necesario. Es que es posible y necesario resolver los conflictos pacíficamente. Es que es posible y necesario asegurar que ningún trabajador pierda la vida debido a su trabajo (¿No fue construida la Torre Eiffel, el proyecto arquitectónico más grande del siglo XIX, n a tiempo y sin que falleciera ningún trabajador?).
Es que es posible y necesario que un trabajador no se deje la salud en el trabajo. Es que la utopía de hoy aquí ya es realidad en otros lugares, y será realidad para todos mañana, no por ser producto ineludible de la historia, sino por el fruto de la acción y las luchas.
Por lo tanto, saludamos a los trabajadores y a la ciudadanía, víctimas de ETERNIT Italia, por su victoria en el juicio de Turín sobre los contaminadores del asbesto, una victoria que es parte del amplio movimiento por la emancipación de los explotados.
Fuente: http://www.uitbb.org/index.php?option=com_content&task=view&id=457&lang=es