Es que no son políticos...


Jaime Richard

Son politicastros. En el lenguaje coloquial empleamos términos despectivos para distinguir a quienes ejercen de mala manera la actividad propia del abogado, del médico o de otro oficio cualquiera, de los que la ejercen concienzudamente.
Pues bien, desde que se inauguró esta farsa democrática, en los gobiernos sucesivos de los dos partidos principales no ha habido otra cosa que politicastros. (Politicastro: "político inhábil, que actúa con fines y medios turbios"). Politicastros, unos porque actúan con fines y medios turbios, e inhábiles los otros porque, además de otras muestras de impericia, lo consienten...
En cuanto a los primeros, es decir, los miembros del partido del gobierno que viene rigiendo por lo menos la mitad de las legislaturas desde la transición y el advenimiento de esta "seudo-democracia", son politicastros en general ricos o bien situados y están ahí para enriquecerse más.
Y aunque la justicia no logre probar dichos "fines y medios turbios", los indicios y pruebas son abrumadores. (El único político honesto que denunció el arranque de alguna causa por corrupción, es seguro que pasa su existencia temiendo por su vida).
Y respecto a los otros, los inhábiles, con casos asimismo turbios, han sido y son conniventes de los otros...
Además como en ambas facciones sus miembros a la hora de votar se deben a la disciplina del partido, ¿qué clase de político es quien carece de libertad o prefiere no pensar ni actuar por su cuenta?
Por lo tanto, esos que pasan por políticos no son más que transmisores y ejecutores de ideas dirigidas a todo menos al bien común y a la protección de minorías significadas con escasos o nulos recursos, que sobreviven por la filantropía o la caridad y sin esperanza de futuro. Y la ideología predominante es suprimir cualquier conato de colectivización y privatizar todo cuanto resulta rentable para unas cuantas familias, para que responda a su principio de que el individuo prima sobre la sociedad y no al revés, Idea perversa ésta que acuñó la Thatcher recientemente fallecida, luego propagada por los hermanos Kaplan y otros ensayistas mediáticos norteamericanos hasta penetrar en Europa y desde ..... A su tenor, todos los politicastros son vectores de esa idea y están al servicio de sí mismos, de su camarilla y de los sectores sociales más robustos que la apoyan.
El principio es claro: el individuo por encima de la colectividad. Pero llevado a la práctica, ese 'individuo" no es el innominado emprendedor honesto, laborioso y creativo de riqueza por méritos propios, no es una abeja cualquiera de la colmena.
Sobre todo en este país, ese individuo son las reinas y los zánganos de la colmena nacional: privilegiados por la historia del poder político, del poder armado, del poder bancario, del poder industrial, del poder religioso; ya suficientemente adinerados que medran no por ser más inteligentes, más audaces o más emprendedores sino porque carecen de escrúpulos, incumplen las leyes administrativas y fiscales y cuentan con el apoyo de sus conmilitones allá donde forman gobierno.
Los casos de personas honestas en la Política, que si de ellas dependiera cambiaría radicalmente el panorama de la justicia distributiva de este país, son excepciones encuadradas en partidos políticos en la práctica irrelevantes; excepciones que, aun sin proponérselo, lamentablemente contribuyen a fabricar la idea de que "esto" es una democracia y que aquí gobierna la voluntad general. Y por mucho empeño que ponen esos esforzados por contribuir al fin trascendente de armonizar el interés de todos los ciudadanos, ellos no cuentan prácticamente para nada. La prueba es que nada de importancia cambia.
Un millón y medio de ciudadanos y ciudadanas llevan cuatro años reclamando medidas para detener los desahucios salvajes de acuerdo con la directiva europea, y los politicastros no sólo no les hacen caso sino que se quejan de que sus hijos son molestados por las movilizaciones sociales pero siguen impávidos ante el sufrimiento de los hijos de los desahuciados.
En .... no hay más que secuaces de un pensamiento entre perverso y pusilánime. Y aprovechando esa situación "ellos" exigen respeto y orden en la calle y en la vida pública... y la gran mayoría de los medios les apoyan... Pero ¿acaso creen los muy necios que tenemos el deber de respetarlos cuando además de ser inhábiles, actúan con medios y fines turbios, sólo atienden a su interés y se dedican exclusivamente a favorecerse a sí mismos y a determinados sectores sociales?
Pues sepan, que lo que sucede -y lo que habrá de suceder- es porque cada día que pasa más les despreciamos, como despreciamos al estafador, al ladrón de lo público o al pusilánime que calla debiendo decir ¡basta!. En suma son politicastros...
¿De que país habla el autor de estos fragmentos de la nota publicada por Argenpress?
(respuesta: España)

Imagen: Rebelion

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