Brasil / BR-319: Una carretera hacia el caos climático en el corazón de la Amazonia

Brasil se está organizando para acoger en 2025 la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP30, y el gobierno intenta enviar al mundo un mensaje sobre su compromiso con la conservación del ambiente y el desarrollo sostenible, con especial énfasis en la protección de la selva amazónica. Pero, a la vez, se está embarcando en un controvertido proyecto que contradice todo este pronunciamiento: la reconstrucción de la carretera BR-319 a través de la Amazonia. La propuesta, que genera un intenso debate en Brasil y en otros países, podría alterar uno de los ecosistemas más importantes de la Tierra.

Mônica Piccinini

La BR-319, de 885 kilómetros, fue inaugurada en 1976 por la dictadura militar brasileña para conectar las ciudades de Manaus, capital del estado de Amazonas, y Porto Velho, capital del estado de Rondônia. La carretera atravesaba una de las zonas mejor conservadas de la selva tropical, pero se deterioró rápidamente y fue abandonada en 1988. En 2015, el gobierno de Dilma Rousseff puso en marcha un programa de mantenimiento para recuperar una parte de la ruta. Desde entonces, varios gobiernos han hecho múltiples intentos de reconstruir los 406 kilómetros restantes, que serpentean a través de la selva.
Hace poco, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se comprometió a iniciar la reconstrucción de ese polémico tramo de la carretera antes de que finalice su mandato en 2026, alegando que es necesario ya que el río Madeira, utilizado para transportar carga entre Manaus y Porto Velho, se está secando.
Durante una visita a Amazonas en septiembre, Lula dijo: “La BR-319 es una necesidad para el estado de Amazonas, es una necesidad para Roraima [otro estado del norte de Brasil] y una necesidad para Brasil”.
Lula y su gobierno pueden promover la BR-319 como esencial para el desarrollo económico regional, pero el proyecto pone en peligro al menos la mitad de la selva tropical que queda en este país y a 69 comunidades, 64 territorios y más de 18.000 indígenas que los habitan.
La promesa del presidente, además, entra en conflicto con su ambición de liderar la agenda climática. Los científicos han advertido que la repavimentación de la carretera podría dar lugar a una reacción en cadena con consecuencias climáticas graves e irreversibles para la Amazonia, Brasil y todo el planeta.
Consecuencias irreversibles
En declaraciones al medio independiente AmazoniaReal el mes pasado, Rodrigo Agostinho, presidente de la agencia brasileña de protección ambiental, Ibama, advirtió que la BR-319 podría convertirse en un “gran frente de deforestación”.
Philip Fearnside, investigador principal del Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia brasileña y uno de los galardonados en 2007 con el Premio Nobel de la Paz, se hizo eco de esta advertencia: “La repavimentación de la carretera BR-319 uniría la Amazonia central, relativamente poco perturbada, con la región de AMACRO [que debe su nombre a los estados de Amazonas, Acre y Rondônia]”, me dijo en una entrevista.
“Aunque la AMACRO se promociona como zona de desarrollo sostenible, se ha convertido en uno de los principales motores de la deforestación de la selva amazónica”, agregó Fearnside.
La autopista podría tener también otras consecuencias irreversibles, como la pérdida de biodiversidad y la degradación del ambiente. La selva podría verse empujada más allá de su capacidad de supervivencia, lo que provocaría que dejara de funcionar como sumidero de carbono y perturbaría su papel como regulador del clima regional y mundial.
El 29 de octubre, las autoridades organizaron una reunión en el Ministerio de Medio Ambiente para escuchar las observaciones y opiniones de los científicos sobre la BR-319. Lucas Ferrante, investigador de la Universidad de São Paulo y de la Universidad Federal de Amazonas, destacó que la repavimentación de la BR-319 afectará los llamados “ríos voladores”, que, según él, desempeñan un “papel crucial en la regulación del clima de Brasil”, lo que provocaría más sequías.
“La humedad del océano Atlántico llega al continente a través de la región norte, por donde ingresa a la Amazonia”, explicó Ferrante. “La evapotranspiración de la selva preservada genera sistemas de alta presión que producen precipitaciones, que luego viajan hacia el sur, suministrando agua a las regiones sudeste, centro-oeste y sur de Brasil.
”Por ejemplo, el 70% de las precipitaciones que abastecen el sistema Cantareira – responsable de suministrar agua a São Paulo, la zona más densamente poblada de América del Sur – se origina en esta región boscosa. Sin embargo, la deforestación a lo largo de la BR-319 supone una grave amenaza para estos ríos caudalosos.
“Nos enfrentaremos a una grave escasez de agua en regiones muy pobladas, lo que provocará la muerte de las poblaciones más vulnerables, trastornos industriales e impactos devastadores en la agricultura, haciendo que estas zonas sean inhabitables. Esencialmente, el colapso de los ríos voladores desencadenará el colapso de los sectores económicos del país, causando potencialmente pérdidas anuales de hasta 500.000 millones de dólares”, advirtió Ferrante.
La repavimentación de la mayor parte de la carretera – y la expansión de la agricultura que habilitará – también agravará los incendios en la región, explicó Ferrante. Y añadió: “Desde 2023, Manaus ha experimentado un aumento en los niveles de humo durante la estación seca, debido principalmente a los incendios forestales que se propagan a lo largo de los tramos recién asfaltados de la BR-319, donde la ganadería se está expandiendo rápidamente. La presencia del asfalto acelera la deforestación, y los incendios se utilizan habitualmente para despejar tierras para pasturas”.

De enero a septiembre de este año ardieron en Brasil 22,38 millones de hectáreas, un 150% más que el año pasado, según un estudio del Monitor de Incendios de Map Biomas, que rastrea las marcas que dejan los incendios mediante imágenes satelitales. Más de la mitad de la superficie quemada se encontraba en la Amazonia.

La carretera BR-319 trazada en color violeta en la Amazonia brasileña. En rojo, las áreas deforestadas | Mapa producido por el investigador Lucas Ferrante con el programa ArcGIS y datos de deforestación del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), 2021

Ferrante se refirió a los incendios en la reunión del 29 de octubre: “Es crucial reconocer que Brasil ha superado sus objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero, y que los niveles más altos proceden de la Amazonia debido a los incendios generalizados en el bioma”.
Los científicos también señalan que la reconstrucción de la BR-319 provocaría mayor movilidad humana y la urbanización de la selva amazónica, considerada uno de los reservorios más grandes del mundo de enfermedades zoonóticas. Según ellos, esto aumentaría el riesgo de contagio zoonótico – cuando las enfermedades infecciosas saltan de una especie animal a los humanos – y podría desencadenar nuevas pandemias.
La deforestación a lo largo de la BR-319 ya ha provocado un aumento del 400% de los casos de malaria en la región. Un artículo publicado en la revista Nature en septiembre informaba que la Amazonia brasileña occidental se enfrenta a su mayor brote confirmado de fiebre de Oropouche, causada por un virus que se transmite a los humanos a través de la picadura de mosquitos infectados.
Entre 2022 y 2024 se registraron unos 6.300 casos de esta enfermedad – cuyos síntomas incluyen náuseas, vómitos y fiebre –, y la mayoría de las infecciones de 2022 y 2023 se produjeron en la región deforestada de la AMACRO. Los investigadores identificaron una nueva variante genética del virus y destacaron los paisajes forestales fragmentados y la pérdida de vegetación causada por la deforestación y la expansión de la agricultura como factores que impulsan su transmisión.
“La deforestación de la selva amazónica y de otras regiones tropicales también puede contribuir al cambio climático, que podría crear condiciones favorables a la aparición de infecciones parasitarias, fúngicas, víricas y bacterianas”, me dijo Fearnside.
Con ánimo de lucro
Agostinho, de la agencia ambiental Ibama, dijo a AmazoniaReal que ni el Ministerio de Transportes ni la empresa constructora que este contrate para reconstruir la carretera serán responsables de gestionar la zona circundante. La cuestión sigue siendo muy controvertida.
El gobierno brasileño ha abogado de forma permanente por un régimen de gobernanza en torno de la BR-319, pero integrantes de la policía federal y del ejército sostienen que no se trata de una propuesta realista. Los organismos de inspección carecen de los recursos necesarios para el control debido a la gran extensión, complejidad y peligrosidad de la región.
Sin gobernanza, quienes financian actividades ilícitas, como la minería ilegal, la tala de árboles, el crimen organizado y la usurpación de tierras indígenas, acabarían siendo los principales beneficiarios de la autopista.
Los acaparadores de tierras ya han construido más de 6.000 kilómetros de caminos ilegales a ambos lados de la BR-319, lo que equivale a más de seis veces la longitud de la propia carretera. Nuevas rutas oficiales propuestas a lo largo de la BR-319, como la AM-366, facilitarían aún más el acceso de los madereros a una vasta zona de selva tropical en la región de Trans-Purus.
Industrias legítimas – como la agroindustria y la ganadería, la producción de biocombustibles a gran escala y el desarrollo de la ‘bioeconomía’ – también se beneficiarían de la carretera. Estos negocios muy rentables están financiados por actores nacionales e internacionales.
La BR-319 también tendrá un papel crucial en facilitar la extracción de petróleo y gas en la región. Esto incluye las operaciones de la petrolera estatal brasileña Petrobras a lo largo de la margen ecuatorial – una amplia franja del Atlántico sobre la costa norte de Brasil cuya explotación cuenta con el pleno respaldo de Lula – y de la empresa petrolera y gasística rusa Rosneft. Esta última posee los derechos de perforación de 14 bloques de petróleo y gas al oeste de la carretera, dentro de la cuenca sedimentaria de Solimões, una zona virgen más grande que el estado de California.
Ferrante explicó cómo la carretera ya facilita la expansión de estas industrias: “La BR-319 está acelerando el crecimiento de la agroindustria en la región, especialmente en las tierras públicas no asignadas ('terras devolutas'). Los cultivadores de soja de Mato Grosso do Sul están emigrando a Rondônia, comprando tierras a los ganaderos que, a su vez, se están trasladando al sur de Amazonas, dentro del corredor de la BR-319”.
“Estas tierras suelen ser ocupadas de forma ilegal, ya sea por acaparamiento, deforestación o desalojo violento de las comunidades tradicionales”, agregó.
Cortina de humo
Quienes defienden la autopista, incluidos políticos y empresarios, argumentan que la actual sequía de la región está complicando cada vez más el transporte por el río Madeira.
El Madeira, un importante afluente del río Amazonas que discurre paralelo a la carretera BR-319, fue durante mucho tiempo la principal vía de transporte de la región y ofrece un medio más seguro, limpio y rentable para el traslado de mercancías.
Pero, tal como señaló Ferrante, el Madeira sigue siendo navegable a pesar de la sequía y, por otra parte, la BR-319 no conecta con ninguno de los municipios afectados por la sequía, que en realidad están situados a lo largo del río Negro.
Para explicar la popularidad local del proyecto, Fearnside dijo: “En Manaus, todos los políticos apoyan la reconstrucción de la carretera BR-319, siempre y cuando el gobierno federal y, por extensión, el 99% de los contribuyentes [brasileños] que viven fuera de Manaus, paguen la cuenta”.
Este “apoyo político unánime al proyecto”, según Fearnside, “ha incitado naturalmente a los empresarios a adoptar la misma postura, dada su dependencia del respaldo político”. Y ello a pesar de que, según una evaluación de impacto ambiental realizada en 2009, los empresarios de la ciudad no consideraban entonces que la BR-319 fuera prioritaria.
Pero, “luego de más de dos décadas de desinformación constante sobre el proyecto, casi toda la población local está ahora a favor, y cuestionar la iniciativa sería un suicidio político para cualquier candidato”, agregó.
“Sin embargo, los estudios académicos que evalúan la viabilidad del proyecto lo consideran económicamente injustificable. En particular, sigue siendo el único gran proyecto de Brasil que carece de un estudio oficial de viabilidad económica (EVTEA), lo que es poco probable que sea una coincidencia”, dijo.
El gobierno está obligado a realizar un EVTEA para todos los grandes proyectos de infraestructura. El plan de la BR-319 también viola la legislación brasileña y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, porque ha omitido consultar a las comunidades indígenas.
Luego de su presentación en el Ministerio de Medio Ambiente, Ferrante pidió que se suspendieran todas las licencias y licitaciones de la BR-319 hasta que se celebren esas consultas con las comunidades afectadas.
Debido al importante daño ambiental que el Departamento Nacional de Transportes e Infraestructuras ya ha causado a ecosistemas, arroyos y comunidades tradicionales, el científico también instó al gobierno a suspender la licencia de mantenimiento de toda la autopista y a eliminar las carreteras ilegales que parten de la BR-319.

*Esta es una versión editada de un artículo publicado originalmente por The Canary. Traducción de Diana Cariboni
Fuente: https://www.opendemocracy.net/es/br-319-carretera-brasil-amazonia-lula-crisis-climática-deforestación-ind%C3%ADgenas-ganaderos-miner%C3%ADa-ilegal/?utm_source=Newsletter%3A%20democraciaAbierta- Imagen de porlada: Una zona deforestada de la Amazonia brasileña en los márgenes de la carretera BR-319 en el municipio de Humaitá, estado de Amazonas, el 15 de septiembre de 2022 | MICHAEL DANTAS/AFP via Getty Images

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