Vergüenza y olvido: Chile se abstiene en votación contra la erradicación del colonialismo en la ONU
Queremos que sepan el Presidente Gabriel Boric, su representante ante la ONU y todos los representantes de Chile en el mundo, que las chilenas y chilenos estamos en contra del colonialismo y el neocolonialismo. No queremos que las decisiones en política internacional se tomen por cuotas políticas, favores o agradecimientos por votos endosados. El recién pasado 4 de diciembre se votó, en sesión plenaria de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la aplicación de la declaración sobre la concesión de la Independencia de los pueblos y países coloniales, publicado como documento A/79/43, con el título “Implementación de la declaración sobre la concesión de la independencia de los pueblos y países coloniales, erradicación del colonialismo en todas sus formas y manifestaciones”.
Por Félix Madariaga Leiva
Finalizada la votación se aprobó el proyecto de resolución en su punto 18 con 113 votos a favor, cero votos en contra y 63 abstenciones, una de ellas la de Chile, lo que nos pareció extraño. ¿Qué razones podría tener nuestro gobierno para abstenerse de apoyar la independencia de pueblos y países aún bajo el colonialismo? Sobre todo, nos confunde que un país, como el nuestro, que fue colonia española por tres siglos no vote a favor de esta moción. Aún más desilusionante, pero no extraño, es que los medios de comunicación no incluyan esta importante información en su agenda.
Nos queda claro que desde hace mucho tiempo la política exterior de Chile es como un barco a la deriva, donde los capitanes de la nave zigzaguean en medio a las aguas de la política internacional, políticos de profesión en roles claves, dejando fuera a funcionarios de carrera con experiencia y conocimiento. Así es la política dirán muchos, conformándose o ignorando las innumerables verguenzas por errores, omisiones o ignorancia; sin embargo, nosotros no nos queremos conformar – no pedimos mucho, más bien lo básico: seriedad, congruencia y consecuencia con el mandato que el pueblo entregó con su voto.
Chile fue y parece seguir siendo un país colonialista (y para no ser juzgado por izquierdozo, utilizo la definición RAE: “el colonialismo es un régimen político y económico en el que un Estado controla y explota un territorio que no le pertenece”), y entonces, Presidente Gabriel Boric por qué no nos explica y transparenta los objetivos de su política exterior, Usted el Presidente que nos habló de libertad, de los derechos del pueblo mapuche y de las minorías, el que se comprometió con la senadora Fabiola Campillai a liberar a los presos políticos del estallido social, por qué no le explica a su pueblo por qué la psicóloga Paula Narváez es la Representante Permanente de Chile ante la Organización de las Naciones Unidas, quien percibió en enero de 2024 una remuneración bruta mensualizada de US$ 20.494, y quizás sea la ocasión de recordar que en Chile el suelo mínimo bruto es de $500.000 pesos desde el 1 de julio de 2024. No sé si reir o llorar.
De hecho, estamos seguros que si hiciéramos una simple encuesta – tipo aprueba o rechaza – preguntando a los hombres y mujeres que habitan este territorio, sin duda votarían en contra del colonialismo en todas sus expresiones y contra los países que aún mantienen colonias en el mundo, pero el Chile – en el que ya no nos reconocemos – se abstendría….
Mucha sangre se derramó en nuestros campos, costas y montañas para que nuevos políticos vuelvan a mancillar nuestra tierra y nos sometan a potencias extrajeras. Queremos que sepa el Presidente Gabriel Boric, su representante ante la ONU y todos los representantes de Chile en el mundo, que las chilenas y chilenos estamos en contra del colonialismo y el neocolonialismo. No queremos que las decisiones en política internacional se tomen por cuotas políticas, favores o agradecimientos por votos endosados. ¿Nos escucharán?
Han pasado más de 200 años desde la liberación de Chile del reinado de Fernando VII y no, no es normal, seguir comportándose como una colonia, absteniéndonos de votar para permitir mantener el control de grandes potencias extranjeras, como Estados Unidos, Francia e Inglaterra, sobre pequeños feudos en el planeta. No es normal, no es ético, no es justo.
Aunque la Carta de las Naciones Unidas estableció que las potencias administradoras deben promover el bienestar de los habitantes de los territorios, y que la ONU debe hacer un seguimiento de los progresos hacia la libre determinación, en diciembre de 2024 aún existen 17 territorios no autónomos, que se encuentran en proceso de descolonización y son: Anguila, Bermudas, Gibraltar, Guam, Islas Caimán, Islas Malvinas (Falkland Islands), Islas Turcas y Caicos, Islas Vírgenes Británicas, Islas Vírgenes de los Estados Unidos, Montserrat, Nueva Caledonia, Pitcairn, Polinesia Francesa, Santa Elena, Sáhara Occidental, Samoa Americana, Tokelau. Las potencias administradoras de estos territorios son Estados Unidos, Francia, Nueva Zelandia y el Reino Unido.
La descolonización fue el primer gran éxito de la ONU desde que se fundó en 1945, y muchos territorios consiguieron la independencia y se incorporaron a la organización. Sin embargo, muchos otros territorios, con características particulares, recursos escasos, o posiciones geopolíticas estratégicas siguen bajo dominio colonial.
Las Islas Vírgenes de Estados Unidos: fueron colonizadas por españoles y daneses. Estados Unidos concretó su compra a fines de la primera Guerra Mundial; en 1921 pagaron 25 millones de dólares por el territorio y los 26.000 africanos que vivían en él. Su economía ha girado en torno al turismo y a una refinería de petróleo de la Amerada Hess Corporation, transnacional estadounidense que emplea a gran parte de sus habitantes.
Islas Vírgenes Británicas: los ingleses las colonizaron definitivamente en 1672. A partir de 1872, pasaron a integrar la Colonia británica de las Islas de Sotavento, administradas bajo un sistema federal que fue disuelto en julio de 1956, aunque siguieron bajo su control hasta 1960, cuando pasaron a depender de un Administrador designado por la corona británica como un territorio independiente. En 1977 se modificó la Constitución para ampliar el autogobierno, pero la responsabilidad en Defensa, seguridad interna y relaciones exteriores siguió en manos británicas.
Estos son sólo dos ejemplos y aunque la existencia de colonias parece algo remoto y añejo, la situación de las Islas Vírgenes Británicas y Norteamericanas es insostenible. En el mundo de las libertades, de internet, de la Inteligencia Artificial, como toda colonia siguen sufriendo de manera continua una vulneración al derecho internacional de la autodeterminación. Un territorio dependiente del control político y administrativo en cuestiones internas y externas que, en la gran mayoría de casos, ven explotados sus recursos económicos, directa o indirectamente, en beneficio de las potencias que los absorben, en este caso Reino Unido y Estados Unidos.
El C-24 tiene una ardua tarea por delante para abolir el colonialismo. Se necesitan políticas nuevas y modernizadoras que den cuenta de que estamos en el siglo XXI. Las potencias dominantes deben abstenerse de toda decisión interesada y particular sobre esta materia o al menos sobre aquellas que incumban a sus territorios dominados. Solo así podremos avanzar hacia un real y democrático derecho de autodeterminación.
Y desde lo local, con la humildad y el dolor de los que todo han perdido, una y otra vez, le pedimos al gobierno de Gabriel Boric replantear su política exterior, no la deje en manos de inexpertos “funcionarios” de la política. Chile merece más, Chile merece ser escuchado y representado. Nuestra historia de lucha nos avala, no fue solo una descolonización hace dos siglos, fueron también 17 años de lucha contra una dictadura brutal y asesina para recuperar nuestra libertad, nuestros derechos y nuestra historia.
Dolor y lágrimas están grabados en nuestra piel. No olvidamos y no perdonamos porque sin justicia y reparación no puede existir el perdón, y nosotros, los humildes, sabemos que mientras existan pueblos sin derecho a la autodeterminación y la libertad, nosotros tampoco seremos libres.
Fuentes: Rebelión