De los peces de tres ojos a Pequeña Lisa: ‘Los Simpson’ y el ecologismo

En el 35 aniversario de la serie de la familia amarilla, repasamos la particular relación de la misma con el ambientalismo, el animalismo y ciertos millonarios que tienden a usar en su propio beneficio la causa de la naturaleza: ¿Recuerdan ese en el que el Señor Burns funda una planta de reciclaje llamada ‘Pequeña Lisa’? Sí, al principio resulta que como todos sus empleados son unos pelotas, el millonario de Springfield no es consciente de que su situación financiera es bastante precaria, y cuando lo comprende, toma decisiones basadas en datos de 1929 y va a la bancarrota. Pierde la central nuclear y tiene que recrear de cero su fortuna, cosa que hace gracias a Lisa, en plena campaña de reciclaje para que los vecinos no tiren al mar aros de plástico, de los de las latas de cerveza.

Jose A Cano

El climax del episodio llega cuando resulta que la planta de reciclaje se basa en una enorme red de pesca de arrastre a base de aros de plástico «reciclado», dado que, y cito, «it suits the sea clean”, pero el doblaje creativo de las primeras temporadas en España nos regaló un castizo «deja el mar como una patena«. Lisa entonces comprende que no hay redención posible para Burns: no solo sigue siendo malo, sino que “cuando se trata de hacer el bien, es todavía más malo”.
¿Les suena la situación? Pues el episodio 21 de la octava temporada de Los Simpson se emitió allá por abril de 1997, el mismo año en que se firmaría el Protocolo de Kioto, y se tituló The Old Man and The Lisa (ahí el literal El viejo y Lisa diluyó un poco en España la referencia literaria a Hemingway y el juego con “el mar”). No es el primero ni el último en el que a la pobre Lisa Simpson le sale el tiro por la culata cuando intenta luchar por un medio ambiente más limpio, ni el que los otros personajes ignoran su activismo o directamente se ríen de él.
Los Simpson cumplió el pasado 17 de diciembre nada menos que 35 años. Ya es, probablemente, más vieja que la mayoría de sus espectadores actuales. Se empieza a acercar a la edad de dejar revisarse la próstata en un momento en el que, con Fox integrada en Disney y la veterana serie encajada en el streaming de Disney+, se duda de la continuidad de sus emisiones en el abierto que la vio nacer. Y, como Mickey Mouse o los superhéroes Marvel con los que ahora comparte dueños, es más valiosa por todo el merchandising asociado a su marca que por las historias en sí.
Eso sí, la serie tenía clarísimo desde el primer día que Montgomery Burns y su codicia sin freno eran peores para el medio natural y la salud de los springfieldianos que todas los Homers del mundo. Entre sus hazañas se cuenta recetar peces de tres ojos como base de la dieta, casi volar el pueblo por dedicarse al fracking en el subsuelo (en un episodio en el que se enrolla con Jane Fonda, más o menos), secuestrar galgos para hacerse un abrigo, montar un pozo petrolífero bajo la escuela pública del pueblo e incluso apagar el sol. Por el episodio Rosebud (aquí sí, traducido con girito como Ciudadano Burns en España y olé) sabemos que sobrevive al apocalipsis como una cabeza en una tinaja encima de un cuerpo robótico, así que sus fechorías alcanzan más allá de llevarse por delante a la vieja tierra.
Los Simpson, de hecho, es casi un manual de malas soluciones a crisis ambientales, combinando el greenwashing de Burns y otros con retardismos, negacionismos y barbaridades varias. Los Simpson: La película (2007) trató de cómo el Gobierno de Estados Unidos, encabezado por Arnold Schwarzenegger, aislaba Springfield con una cúpula de cristal por ser el pueblo más contaminado del país. El episodio 200, Trash of the Titans (Residuos titánicos en España, en América Latina pillaron mejor la referencia y se llamó Basura de Titanes) acaba con el pueblo cambiándose de lugar por la cantidad de basura acumulada en el subsuelo tras la imperial gestión de Homer como comisionado del ramo. Etcétera.
Por cierto que, ya que todo artículo sobre crisis ambiental y climática debe tener su teoría de la conspiración basada un poco en nada, aquí les dejo una de las que rodean a Los Simpson: que John Swartzwelder, el guionista autor de la mayoría de los episodios de corte ambientalista de la primera etapa de la serie entre los 90 y primeros 2000, no existe.
Con 77 créditos en la serie, no firma ningún episodio desde 2003, apenas hay fotos de él (la que pueden ustedes encontrar en internet está sacada de una foto de grupo del equipo de la serie de 1992) y era de los pocos empleados que tenía permiso para escribir desde casa ya en los 90, de manera que muchos trabajadores de Fox nunca lo trataron en persona.
Es el autor del episodio de Burns dejando el mar «como una patena», o de aquel del pez de tres ojos (Two Cars in Every Garage and Three Eyes on Every Fish, emitido en la temporada 2, 1990), además de varios de corte animalista. El rumor de los foros del primer internet es que se trataba de una especie de pseudónimo colectivo que otros autores, como David X. Cohen (el tipo responsable de que Lisa sea vegetariana) usaban en determinadas ocasiones. El mismo Cohen asegura que Swartzwelder existe, que es un tipo poco pesado autoproclamado “antiecologista” y además defensor de las armas y… bueno, se lo pueden imaginar. Pero claro, son escritores de comedia. Puede ser todo broma.
Exista el misterioso escritor ambientalista y alt-right de Los Simpson o no, es un recordatorio tanto de cómo la defensa del medio ambiente formó parte de su ADN desde el primer momento –prueba de lo presente que se encontraba la cuestión el debate público en los EEUU de los 90– como de la manera en que, con los años, la serie ha ido perdiendo picante, hasta acabar desactivada en manos de Disney. Con todo, el episodio de la planta de reciclaje ‘Pequeña Lisa’ seguirá existiendo, para que sepamos de quién nos podemos fiar cuando prometa «dejar el mar como una patena».

Fuente: https://climatica.coop/los-simpsons-y-el-ecologismo-35-aniversario/ - Imagen de portada: Foto: un momento del capítulo ‘El viejo y la Lisa’.

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