Argentina / Centro de Datos para IA: Un sueño de Miles que en Latinoamérica resultó una pesadilla
El presidente Javier Milei los definió como “la base del crecimiento” y aseguró que la Argentina puede ser “la capital mundial del centro de datos“. En su discurso de apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso, el mandatario enumeró los avances de su gestión y, entre ellos, destacó la “posibilidad de convertir a la Argentina en un hub digital” gracias a la “Ley de Centros de Datos” que envió al Parlamento y que cuenta con media sanción de Diputados. La futura norma declara de “interés nacional” la actividad y ofrece una serie de beneficios fiscales para las empresas que instalen sus servidores en el país. Sin embargo, la experiencia de los países de la región que ya han recibido estas inversiones muestra que la instalación de estos grandes predios tecnológicos genera conflictos con las comunidades aledañas, que denuncian consecuencias ambientales y sociales.
Por: Pablo Medina Uribe, Francisca Skoknic, Alberto Pradilla, Laura Scofield, Justin Hendrix, Julia Gavarrete
Los casos de Chile y Uruguay, que Milei puso como ejemplos a seguir, son paradigmáticos.
“Estos proyectos se presentan como iniciativas verdes y sustentables, pero en los territorios generan grandes impactos“, explica a este diario Tamara Artesi, integrante de la organización uruguaya REDES – Amigos de la Tierra. En el país vecino, el gobierno de Luis Lacalle Pou impulsó una ley muy similar a la que propone Milei, y ya hay cuatro centros de datos instalados o en construcción, todos en zonas rurales o semiurbanas.
El más conocido es el de Google en Canelones, a 40 kilómetros de Montevideo. La empresa prometió que sería “el más sustentable de América Latina”, pero los vecinos denuncian que la obra secó los cursos de agua de la zona. “Acá no había problemas de agua, pero desde que empezó la construcción del data center, el agua desapareció. Los arroyos se secaron y las napas bajaron muchísimo“, relata a este diario un vecino de la zona que prefiere mantener su nombre en reserva por temor a represalias.
La razón es simple: estos centros consumen enormes cantidades de agua para refrigerar sus servidores. Según un estudio de la Universidad de California, un centro de datos de tamaño medio puede gastar entre 25 y 30 millones de litros de agua al día, el equivalente al consumo de una ciudad de 100.000 a 150.000 personas.
En Chile, el impacto es energético. El país se convirtió en un hub para centros de datos, con proyectos de Amazon, Google y Microsoft. La zona norte, en el desierto de Atacama, es particularmente atractiva por su clima seco, pero la refrigeración de los servidores requiere tanta electricidad que, según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para 2030 los centros de datos consumirán el 30% de la energía total de Chile.
“Esto genera una presión enorme sobre la matriz energética y, en última instancia, puede significar más emisiones de carbono si la energía no es 100% renovable“, explica Juan Carlos Escamilla, ingeniero especializado en sustentabilidad. Además, la construcción de nuevas líneas de transmisión eléctrica y subestaciones suele generar nuevos conflictos con comunidades, muchas veces indígenas, cuyas tierras son expropiadas o impactadas.
El proyecto de ley argentino, que ya tiene media sanción, otorga a las empresas beneficios como la estabilidad fiscal por 30 años, exenciones en impuestos a la ganancia mínima presunta y a los débitos y créditos bancarios, y la posibilidad de importar bienes de capital e insumos sin pagar aranceles. También las libera de pagar derechos de importación para los equipos tecnológicos.
Los vecinos de las zonas donde se instalan, sin embargo, no reciben compensaciones directas. “La ley no habla de las comunidades. No hay una evaluación de impacto ambiental seria ni consulta a la población. Se prioriza la llegada de la inversión por sobre los derechos de las personas”, critica Artesi.
En Uruguay, la resistencia de los vecinos logró que una empresa, el gigante finlandés Hetzner, desistiera de instalar un centro de datos en la localidad de San Ramón. “Fue una lucha muy intensa. La gente no quiere esto cerca de su casa, y con razón“, afirma la activista.
La experiencia regional muestra una brecha entre el discurso oficial, que presenta a los centros de datos como una panacea de desarrollo sin costos, y la realidad de los territorios, donde se traducen en consumo descomunal de recursos naturales y conflictos sociales. Mientras el Gobierno argentino se prepara para recibir con alfombra roja a las Big Tech, los ejemplos de Chile y Uruguay sirven como advertencia: el sueño digital de Milei puede convertirse en una pesadilla para los vecinos.
El modelo, lejos de ser una abstracción tecnológica, tiene un impacto concreto en la vida de las personas. “Nos venden que es progreso, pero ¿progreso para quién? Para las multinacionales, seguro. Para nosotros, que nos quedamos sin agua y con torres de alta tensión en nuestros campos, no“, resume el vecino uruguayo. La pregunta que queda flotando es si Argentina aprenderá de estas experiencias o repetirá los mismos errores.
Publicación original: El sueño de Milei que es pesadilla: los centros de datos afectan la vida de vecinos en Latinoamérica: https://www.eldiarioar.com/economia/sueno-milei-pesadilla-centros-datos-afectan-vida-vecinos-latinoamerica_1_12596225.html